Mis otros gatos en el Cielo: FELIPITA - EL MARAVILLOSO MUNDO DE LOS GATOS

Era Mayo de 1974. Dos meses después de la muerte de Pelusín... Un día, al salir de casa, mi mamá y yo oímos unos maulliditos desesperados. Provenían de un auto estacionado en nuestra calle. Llamamos a mi papá, a ver si él podía sacar al pobre gatito. Como no pudo, avisamos al conserje de la urbanización; el buen hombre se echó al suelo, y tras varios intentos sacó una bolita de pelo blanco y gris... o más bien negro y gris, por la grasa del coche.

Eras tú. Tan chiquitina, y tan asustadita. Tendrías como 2 meses. Preguntamos a los vecinos, y nadie había echado en falta un gatito; seguramente viniste dentro del motor desde otra parte...

No te podíamos dejar en la calle. En la urbanización trabajaba de noche, como vigilante, un mal hombre, un pervertido, que había adiestrado a dos grandes perros vagabundos expresamente para cazar gatos... Era un enfermo mental; ni siquiera se ocupaba de cuidar a sus perros, estaban todos sucios y llenos de costras... Sólo los tenía para "divertirse" de ese modo...

¿Qué podíamos hacer?. Mi mamá aún no estaba preparada para adoptar otro gato; tenía el alma aún destrozada por la muerte de Pelusín...

. Así que hablamos con mis tías, que vivían en el centro de Alicante (nosotros vivíamos en las afueras)... y ellas aceptaron al "gatito"

Te llevamos al veterinario, el cual nos dijo estabas bien de salud, aunque muy asustada... y que eras una niña. Te llamamos FELIPITA, en recuerdo de "Felipe", un callejero muy simpático al que mi papá, que tenía un bar, alimentaba todas las noches con las sobras del día.

Mis tías te tomaron cariño enseguida, sobre todo mi tía Carmen -a la que tú elegiste como "mamá"

; a los demás... no nos dejabas mucho que te tocáramos.

Cuando empezaste con el celo, te llevamos al veterinario. En aquellos años, no se solía castrar a las gatas; era una operación costosa y difícil. Ni se conocían tanto como ahora los efectos secundarios de los anticonceptivos...

Y así viviste 5 años... Eras muy querida, pero no parecías excesivamente feliz... No eras excesivamente juguetona, ni tampoco muy simpática; sólo querías a "Mamá Carmen".

Mi tía nos llamó un día, diciendo que estabas muy triste, y que además manchabas cuando te sentabas. Te llevamos enseguida al veterinario. El diagnóstico fué claro: Metritis .

No respondiste a la medicación, así que el Dr. nos dijo que la única solución era operarte, quitarte los ovarios y el útero. Era lo único.

La operación salió bien; Don Carlos nos dijo que te había limpiado toda la infección, pero lo más preocupante era tu estado, tu debilidad...

Unas horas después, ya en casa de mis tías, te fuiste al Cielo, con la cabecita apoyada en mis manos... Era el 29 de Agosto de 1979.

Felipita... estoy convencida de que ahora estás en el Cielo con tu Mamita Carmen, que se fué allí en 1994 .




   - Mari Jose.