EL «CURL» PELVIANO
Estos ejercicios se basan en los descubrimientos de Wilhem Reich y sus
sucesores sobre la terapia bioenergética, según los cuales la
liberación de energía orgásmica a través de todo el cuerpo va
íntimamente relacionada con los movimientos oscilatorios de la zona
pelviana, resaltados con determinadas pautas de respiración. Los
siguientes ejercicios nos enseñan a estimular el reflejo orgásmico y a
aliviar las tensiones musculares que impiden la liberación orgásmica. Es
probable que durante estos ejercicios se experimente el orgasmo
genital.
Objetivos y ventajas
Aumenta la flexibilidad pelviana y nos introduce en el ritmo del empuje
hacia delante y la atracción hacia el interior, fundamentales para hacer
el amor con intensidad.
La pelvis constituye nuestra fuerza, el lugar donde generamos,
almacenamos y distribuimos la energía sexual. A1 ejercitar la pelvis,
podemos llegar a un punto en que necesitemos liberar las emociones
relacionadas con nuestra educación e historial sexual. Esta descarga nos
aliviará de temores y tensiones la zona pelviana y acentuará la
sensibilidad erótica.
La mayor parte del tiempo sólo notaremos determinados puntos de la zona
pelviana, como las articulaciones de las caderas o los huesos sobre los
que nos sentamos, y, en cambio, la base pelviana -las nalgas, el ano y
el perineo- permanecerán relativamente insensibles. Esta insensibilidad
es más cultural que natural. Por ejemplo, en el aprendizaje de control
de la evacuación, a menudo se enseña a la gente a tensar la musculatura
de la zona pelviana como forma de controlar los intestinos.
El objetivo del «curl» pelviano es la apertura gradual de la pelvis
utilizando el movimiento oscilatorio, los sonidos expresivos y la
respiración pata intensificar la carga de energía en esta zona. El
efecto de impulso sobre los músculos pelvianos aumenta la circulación de
la sangre y acentúa por ello las sensaciones sexuales en los genitales.
Este aumento de energía contribuye a experimentar el orgasmo al hacer
el amor.
Preliminares
Nos centraremos ahora en movilizar esta energía en la pelvis. Notaremos
que esto sucede porque experimentaremos una sensación cálida, de
hormigueo, en toda la zona pelviana y los genitales, así como una
transpiración, lubricación y ligeras vibraciones, como reflejos, que
nos prepararán para la actividad sexual.
En cuanto haya surgido esta sensación, deberemos conectarla a la
respiración rápida y expresiva, para extender la excitación sexual por
todo el cuerpo. No existe una forma de proceder establecida, por cuanto
el «curl» pelviano no es un ejercicio de aeróbic artificial sino una
forma de sintonizar con las pautas, naturales e incorporadas al cuerpo,
de carga y descarga - energía erótica.
La experiencia me ha demostrado que existe una conexión de energía entre
la pelvis, la garganta y los ojos. Para conseguir la máxima movilidad
en la pelvis en este ejercicio, es importante mantener el contacto
visual, mover el cuello, abrir la garganta y emitir sonidos en forma de
suspiros y gritos. Cuando se ha abierto la pelvis y se ha llenado de
energía, suelen aflorar a la superficie las emociones reprimidas durante
tiempo. Pueden venir ganas de llorar o de gritar con rabia. Permitamos
la expresión de estas emociones al ir avanzando; no deben frenarnos ni
preocuparnos: al soltarlas nos sentiremos revitalizados y liberados.
Durante el ejercicio realizaremos dos tipos de «curl» pelvianos:
primero hacia abajo y después hacia arriba. El «curl» pelviano
descendente es una forma suave y femenina de abordar la carga energética
de la pelvis. «curl» pelviano ascendente es más dinámico y corresponde a
lo que ésta hace automáticamente durante el reflejo orgásmico, de forma
que puede parecer algo rutinario. Es importante experimentar estas
formas diferentes de balanceo pelviano. Comprobaremos cuál de ellos nos
compensa más. Mantendremos el contacto visual con el otro todo el rato.
Si realizas el ejercicio en solitario, nos situaremos frente a un
espejo para mirara los ojos y mantenernos concentrados.
Este ejercicio durará unos 30 minutos y hay que procurar no
interrumpirlo. Si paramos bruscamente podríamos acentuar las
contracciones musculares y respiratorias que intentamos subsanar.
Podemos poner música dinámica
Ejercicio
Como precalentamiento, podemos pasearnos con nuestra pareja alrededor la
habitación, gritando «¡Ja!» varias veces a pleno pulmón, pisando
fuerte, dando saltos al ritmo de una música de tambor durante cinco o
diez minutos. Seguidamente nos situaremos frente al otro, a unos cinco
centímetros de distancia. Nos colocaremos en la postura básica y nos
miraremos a los ojos. Si realizamos el ejercicio en solitario nos
situaremos frente a un espejo de cuerpo entero.
Los brazos deben colgar sueltos. Nos concentraremos en la forma en que
el cuello conecta con toda la columna vertebral para que las
sensaciones y el movimiento de éstas asciendan de forma ondulante hacia
el cuello y la cabeza.
Cerraremos los ojos y nos concentraremos en lo que vivimos
interiormente. Hay que estar alerta a la sensación de equilibrio firme.
Respiraremos profundamente a través de la nariz, hacia el interior del
vientre, manteniendo a éste relajado. Relajaremos también los músculos
genitales y anales. Al hacerlo, nos imaginaremos que enviamos el
aliento, a través del estómago, hacia el centro sexual.
Al cabo de unos minutos, abriremos los ojos y nos miraremos. Uno de los
puntos clave del sexo sublime es contener la excitación mientras se está
en contacto con el otro.
Comenzaremos con el «curl» pelviano descendente.
EL «CURL» PELVIANO DESCENDENTE. Empezaremos con un movimiento de
balanceo hacia delante y hacia atrás con la pelvis. Mantendremos el
pecho y la columna vertebral relajados aunque rectos, de modo que el
movimiento oscilatorio se realice únicamente con la pelvis. Al inspirar,
empujaremos hacia delante sin poner en tensión los músculos pelvianos.
Procuraremos que la contracción de los músculos de las nalgas sea suave y
ligera. Para los impulsos hacia delante recreemos la sensación de
«lanzarse», llevarlo a cabo, la dimensión dinámica de la experiencia
sexual.
Al espirar, dejaremos descender ligeramente la pelvis relajando la parte
interna de los muslos, las nalgas y los músculos pelvianos. No es tanto
una cuestión de realizar un movimiento como de que descienda la pelvis
hacia su posición natural. En este movimiento hacia atrás recrearemos la
sensación de soltarse.
Mantendremos el torso inmóvil y relajado, el movimiento hacia delante y
hacia atrás lo llevará a cabo la pelvis. Puede ayudarnos el imaginar
que la pelvis se balancea hacia atrás y hacia delante sobre la base
horizonte tal de las caderas. Mantendremos, asimismo, las rodillas
ligeramente flexionadas e inmóviles.
Ejecutaremos el movimiento oscilatorio hacia atrás y hacia delante con
gestos enérgicos, estirando y relajando vigorosamente estos fuertes
músculos, como mínimo durante cinco minutos. Seguiremos el movimiento
con la voz, gritando «¡Ja!» en tono suave y sensual cada vez que
desciende la pelvis.
Al cabo de un rato notaremos la excitación, sobre todo al coordinar el
empuje de la pelvis hacia delante, al inspirar, y la relajación de ésta,
al espirar.
Poco a poco aceleraremos el ritmo, iremos más deprisa y subiremos el
tono de voz, con movimientos cada vez más enérgicos, con sonidos cada
vez más mayores, a medida que nos acercamos al orgasmo. La respiración
en irá convirtiendo en jadeo, los gritos, más agudos, partiendo del
estómago hacia el pecho.
Mantendremos este ritmo acelerado unos tres minutos. Seguidamente
aminoraremos el ritmo, bajando la voz para que el «Ja!» llegue al centro
sexual al espirar, como si lo articuláramos a través de los genitales.
La respiración pasará al vientre. Continuaremos inspirando a medida que
la pelvis ejecuta el «curl» hacia delante y espirando cuando desciende
hacia atrás. Debemos notar la resonancia del «Ja» en el interior del
vientre. Este período de calma puede durar unos tres minutos.
Iniciaremos un nuevo ciclo, creando gradualmente un buen ritmo y un
clímax de excitación, para aminorarlo después aunque sin interrumpirlo.
En el proceso el cuerpo debe descansar en pleno movimiento de balanceo.
La cadencia de la pelvis será como una ola que recorrerá el torso, el
cuello y la cabeza. Continuaremos con el «¡Ja!», la respiración
abdominal y el contacto visual durante tres-cinco minutos.
Proseguiremos con el ciclo de carga y descarga durante unos 15 minutos,
y después aminoraremos el ritmo y nos detendremos. Cerraremos los ojos y
nos concentraremos en el interior de la pelvis y los genitales,
manteniendo las rodillas flexionadas y la pelvis relajada. Estaremos
alerta a las sensaciones de hormigueo, calidez, vitalidad y a las
pulsaciones que experimentamos. Si se han producido, ya estamos en el
camino de la flexibilidad pelviana y de la energía necesaria para el
sexo sublime.
EL «CURL» PELVIANO ASCENDENTE. Procederemos ahora a realizar el mismo
ejercicio invirtiendo el movimiento, de modo que la pelvis se arquee
ligeramente hacia arriba y hacia atrás al inspirar y descienda hacia
delante la espirar.
Nos colocaremos en la postura básica con los músculos de la zona
pelviana relajados y los brazos sueltos a ambos lados del cuerpo.
Iniciaremos el balanceo pelviano. Realizaremos un «curl» hacia atrás al
inspirar y dejaremos que descienda hacia delante al espirar, relajando
todos los músculos pelvianos, genitales y de las nalgas.
Arquearemos ligeramente la espalda al inspirar y giraremos la pelvis
hacia atrás. A1 espirar nos liberaremos con «¡Ja!» para aliviar las
tensiones y abrir la zona. De nuevo, la pelvis oscilará hacia atrás y
hacia delante manteniéndose horizontal, sin movimientos ascendentes y
descendentes. Nos imaginaremos que es una gran pelota que gira sobre sí
misma.
En cuanto hayamos captado el movimiento, intensificaremos las
oscilaciones acompañándolas con los «Ja!». A1 espirar, nos imaginaremos
que llevamos energía a los genitales y a la pelvis, como si la
extrajéramos de la energía amorosa del amante.
Notaremos la diferencia entre este movimiento y el anterior. Muchas
personas consideran que este movimiento es más masculino. Parece que
existe una tendencia natural a empujar hacia delante en la espiración y
determinadas personas disfrutan con la sensación de poder de este
movimiento.
Puede acentuarse esta experiencia «macho» contrayendo el ano y las
nalgas al empujar la pelvis hacia delante y espirar. Las mujeres pueden
imaginarse que tienen un pene en erección entre las piernas y que
penetran al amante que tienen enfrente. De esta forma, se puede
representar hasta el final la sexualidad agresiva como un juego de
descarga frenética. Notaremos el ritmo en doble dirección de captar
energía al inspirar y de expulsarla al espirar. Volvemos a acelerar el
movimiento hasta un punto álgido para recuperar después el aliento. El
cuerpo entero debe moverse con el ritmo.
Seguiremos el ejercicio durante cinco minutos; después reduciremos el
ritmo y nos detendremos. Cerraremos los ojos y de nuevo tomaremos
conciencia de todas las sensaciones que se producen en la pelvis.
Consejos
Practicaremos el «curl» pelviano descendente y el «curl» pelviano
ascendente con dinamismo y el tiempo suficiente para crear energía en el
cuerpo. Notaremos que ello se ha producido cuando notemos el sudor, el
calor corporal, el ardor, la aceleración de la respiración y el
hormigueo en los genitales.
A1 comienzo resultará muy difícil concentrarse en el ejercicio y seguir
mirando al otro. Si es así, mantendremos los ojos cerrados hasta que
veamos que dominamos el ejercicio y disfrutamos de él. Luego abriremos
los ojos. Podemos también abrir los ojos en momentos determinados y
cerrarlos en otros, fijándonos en las diferentes sensaciones que ello
nos produce. Deberemos practicar durante unas cuantas sesiones regulares
si queremos conseguir experimentar la sensibilidad y flexibilidad
pelvianas.
Si no sentimos nada durante el ejercicio, es probable que estemos
conteniendo tensiones en la garganta, la boca o la nuca. Intentaremos
abrir y relajar estas áreas chupándonos el pulgar o haciendo sonidos y
movimientos de succión con la boca. Con ello descargaremos la energía de
la garganta que tiene como efecto la relajación de la pelvis.
Notaremos que se incrementa la sensibilidad pelviana durante el
ejercicio colocando suavemente una mano sobre el pubis, abarcando los
geniales y el área pelviana suavemente con la palma de la mano, y la
otra al final de la columna vertebral. Nos imaginaremos que aguantamos
la pelvis como si fuera una taza. Notaremos que esta postura nos ofrece
la sensación de sentirnos sostenidos, envueltos y sujetos.
Si consideramos que los ejercicios de «curl» pelviano constituyen
prácticamente un reto en esta etapa, nos preparemos comenzando con el
impulso pelviano, un ejercicio muy práctico en sí mismo. Para el impulso
pelviano seguiremos las instrucciones básicas de las dos versiones del
«curl» pelviano, aunque lo realizaremos tendidos. Se realiza alzando la
pelvis del suelo y haciéndola rebotar. Procederemos enérgicamente con
este impulso hacia arriba/hacia abajo, alzando la pelvis al inspirar y
dejándola caer al espirar mientras emitimos un «¡Ja!» explosivo.
Procuraremos superar la seriedad de las instrucciones siguientes con la
excitación lúdica de simular un orgasmo.
EL LOTO QUE SE ABRE
Después de difundir la energía de forma activa y dinámica con el «curl»
pelviano, resultará beneficioso recuperar la energía para conseguir la
calma y la quietud a través del ejercicio que denominamos el loto que se
abre. Tal como hemos apuntado en el capítulo anterior, cuando pasamos
de un ejercicio cargado de energía a la inmovilidad conseguimos unos
momentos vitales de paz y reflexión.
Objetivos y ventajas
La postura del loto que se abre se utiliza en tantra, yoga, zen y otras
muchas tradiciones espirituales. Fomenta la autocontemplación, la paz y
la tranquilidad a la vez que nos permite penetrar en el interior de
nuestro cuerpo con más facilidad, haciéndonos conscientes de las
sensaciones más sutiles.
Más adelante, utilizaremos la postura del loto que se abre en estadios
superiores del sexo sublime, en que mantenemos el cuerpo vertical. Al
hacer el amor en posición horizontal, la energía se acumula de forma
natural en la pelvis, sin embargo en la posición vertical puede
conseguirse fácilmente una conexión entre la pelvis y la cabeza, lo
cual permite transformar la energía sexual en sensaciones más
delicadas, que nos acercan más al éxtasis.
Al introducir esta postura hemos tenido en cuenta la importancia de
familiarizarnos con ella. Si bien el loto que se abre no exige
movimiento, requiere la misma práctica que el «curl» pelviano. Cuanto
más flexibles y cómodos nos sintamos en el loto que se abre, más
facilidad tendremos para experimentar el sexo sublime.
Preliminares
Puede ejercitarse esta postura en solitario o acompañado. Nos sentaremos
sobre un cojín estable y cómodo. Probablemente el más indicado sea el
que tiene forma redonda y se usa en el zen, llamado zafu. Podemos
encontrarlo en tiendas japonesas especializadas en meditación.
Prepararemos el entorno sagrado.
Intentaremos evitar distracciones y ruidos externos. Podemos poner
música tranquila, relajante.
Dedicaremos 20 minutos al ejercicio.
Ejercicio
Nos sentamos sobre el cojín a fin de relajar el vientre, para que las
rodillas toquen el suelo. Cruzamos las piernas, al estilo indio, con los
talones dirigidos hacia las ingles.
El vientre debe permanecer libre. Denominamos «vientre de Buda» a esta
postura. No hay que comprimir la cintura con ningún tipo de cinturón.
No arquear la espalda, mantenerla firme aunque relajada. Mantener el
cuello recto al igual que la columna vertebral, la barbilla ligeramente
inclinada hacia el pecho, los hombros relajados.
Colocaremos las manos sobre las rodillas. Las palmas pueden girarse
hacia arriba, en espíritu receptivo, o hacia abajo para reforzar la
potencia y la sabiduría. Para conseguir un nivel de meditación,
juntaremos las manos, las palmas hacia arriba, la palma derecha apoyada
sobre la izquierda y los pulgares juntos. Experimentaremos cada una de
las posiciones de las manos y constataremos hasta qué punto nos cambia
el estado de ánimo.
Respiraremos lentamente, acompasadamente, por la nariz, conscientes del
aire que entra y sale por los orificios nasales. Notaremos cómo entra
el aire fresco y como sale el templado. Relajaremos las mandíbulas.
Permaneceremos así durante 20 minutos, observando la respiración. No hay
que dirigir la mente ni manipular los pensamientos: simplemente
observar qué va pasando a través de ellos. Disfrutemos de la actitud
relajada, contemplativa del estado de observación.
Finalizaremos con una salutación sincera dirigida a nosotros mismos o a
nuestra pareja.
Consejos
En esta postura, las rodillas deben tocar el suelo; con ello relajaremos
el vientre y abriremos la parte frontal del cuerpo. Para que las
rodillas bajen más, utilizaremos un cojín más alto que nos levante la
pelvis.
Resultará difícil mantener la postura del loto que se abre si los
músculos de los muslos y caderas están tensos. Para relajarlos,
practicaremos el estiramiento en forma de cuadrado y el ejercicio en
cuclillas, juntos. Es esencial familiarizarse gradualmente con esta
postura hasta sentirse cómodo en ella ya que nos preparará para los
ejercicios superiores del capítulo 12. Practicaremos esta postura cada
día durante un mínimo de diez minutos.
En este capítulo hemos aprendido a concentrarnos y a mantenernos firmes
en la postura básica, a rendir homenaje a nuestro cuerpo como vehículo
del espíritu a través del ritual de la purificación y de la ceremonia de
reconocimiento del cuerpo, y a explorar una progresión de sensaciones
sensuales por medio del arte del tacto erótico. Hemos aprendido,
asimismo, a aflojar y relajar el cuerpo por medio del estiramiento en
forma de cuadrado y el ejercicio en cuclillas juntos, a abrir y relajar
la pelvis, creando una potente carga de energía por medio del «curl»
pelviano, y a vivir la paz interior y desarrollar la autoobservación con
el loto que se abre.
No olvidemos repetir estos ejercicios con regularidad, diaria o
semanalmente, para disfrutar a fondo de ellos y sacar partido de este
alto nivel práctico, en el cual cada ejercicio desempeña un papel
esencial.
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