Scheelita, Sichuan (China)
El primer contacto físico con la Scheelita…, “impresionante”. La conocíamos por fotografías. Sostenerla es diferente, un prodigio de intensidad. Apareció otra pocos días después, nos llamó la atención nada más verla a lo lejos, conexión instantánea. Descubrimos en este segundo ejemplar unas figuras geométricas naturales que identificamos como claves de activación interna. Con el corazón llega la conexión, así adquirimos conciencia de su importancia y sus propiedades.
Al experimentar las energías de la Scheelita y acoplarse a ellas, nos llega la necesidad de experimentar nuestro potencial a la máxima magnitud, entrar en acción sin reservas. Es un cristal apropiado para Chamanes, Sanadores, Terapeutas y todos aquellos seres humanos firmemente comprometidos en un objetivo que nace del corazón. Transmite los medios para lograrlo.
Pertenece a la clase VI: Sulfatos, Cromatos, Molibdatos y Wolframatos. Su fórmula es: CaWO4. De brillo adamantino y gran densidad, superior a 6. Contiene el 19,6% de CaO (oxido de calcio) y el 80,4% de WO3 (Trióxido de Wolframio). Generalmente existe un reemplazamiento de wolframio por molibdeno, en el otro extremo de esta transición se sitúa otro cristal impresionante, la Powellita (CaMoO4), de la misma familia, comparten importantes características, como el Wolframio y el Molibdeno que contienen. El Calcio puede ser substituido por cobre hasta el término Cupro-scheelita. A nivel de trazas contiene talio, estroncio, bario etc. Sus cristales suelen ser bipirámides, a veces tabulares.
Su formación es hidrotermal de alta temperatura, asociado a procesos magmáticos. A medida que Un magma se solidifica se forman los minerales propios de las rocas ígneas (silicatos y óxidos) las fases líquida y gaseosa de la mezcla se enriquecen en agua, disolviendo ciertos elementos como hierro, wolframio, aluminio, fósforo, azufre, plomo, etc. la lista es larga, dependen de la composición del magma. Estas fases son expulsadas, principalmente durante la solidificación, a temperaturas de 400º a 800º centígrados y a considerable presión, reacciona con las rocas próximas, sustituyendo uno o más minerales por el aporte de otros nuevos, produciendo alteración, disolución y precipitación de nuevas sustancias en lugar de las iniciales. El agua expulsada se desplaza, lateral o verticalmente, para llegar aflorar finalmente a la superficie. Desde la profundidad magmática ha bajado notablemente su temperatura y presión, perdiendo en consecuencia la mayor parte de su poder disolvente. Por ello, casi todas las sustancias que contiene disueltas precipitan en el camino, originando concentraciones o depósitos minerales. Son estas las condiciones de formación donde encontramos a este precioso cristal, la Scheelita.
En minerales, como en los seres humanos, si conocemos las circunstancias de su nacimiento e infancia, podremos entenderlos como adultos. La “intensa” Scheelita es un claro ejemplo de ello. Necesitaba germinar en un ambiente sumamente potente, con unos componentes adecuados, que le trasmiten; resistencia e intensidad (Wolframio), y flexibilidad con un importante papel biológico (Calcio). Así puede trasladar estas energías que le definen, consecuencias del crisol de su nacimiento.
Trabaja el cuerpo etérico facultándolo para movilizar una carga energética enorme, que se traduce, por ejemplo, en la creación de nuevos meridianos energéticos. Podríamos decir que ayuda en la trasformación de pequeños, estrechos y sinuosos caminos de tierra en grandes autopistas sin límite de velocidad.
En el segundo ejemplar que conseguimos descubrimos claves geométricas de activación. Son como interruptores de seguridad. En el momento en que estamos preparados para funcionar en un nuevo nivel de intensidad, sin que “se fundan los cables ni salten los fusibles” se produce el salto energético. Así es como se van activando. Cada vez es más grande el cambio que supone cuando uno de ellos se abre.
En el proceso de auto-trasformación, modificamos nuestro entorno, aquello que no funciona en estos nuevos niveles, se va o se transmuta. Sentiremos el impulso de innovar a partir del trabajo interno. La Scheelita es muy poderosa, exige siempre autentica acción. Si deseamos cambios, comencemos por nosotros, el resto vendrá sin esfuerzo como consecuencia lógica. Será difícil pasar desapercibido, la luz siempre resplandece. Seremos un motor de transformación en nuestro ambiente.
Con Amor.
Carlos y Carmen
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