TLAZOLTEOTL Y CHALCHIHUITLICUE
Diosas Madre
Cuando hablamos de Diosa Madre, nos ubicamos en un concepto especial que mueve información en el ser interno, refiriéndonos a un Ser Divino Femenino, que engendra vida, que nutre, que protege, que ama.
Tlazolteotl y Chalchihuitlicue son representadas pariendo, dando a luz, incluso tlazolteotl porta en su mano el cordón umbilical, o aparece con la Cuerda o Mecatl, símbolo sumamente importante en el pensamiento Precuahutemico. Por otro lado Chalchihuitlicue, la Señora de las aguas vivas, símbolo generador de vida, sangre de la tierra, memoria de los códigos de luz de la vida.
La enseñanza superior en el universo Azteca se llevaba a cabo en el Calmecatl, la Casa del Mecate, la cuerda, el cordón, poniendo esto de manifiesto la importancia del simbolismo de la hierba trenzada, que da como consecuencia la formación de un mecate o cuerda.
Concretamente el símbolo llamado cordón de malinalli, formado por ocho círculos o almendras entrelazadas, tiene un gran parecido a las cadenas del ADN, además de que si multiplicamos 8 x 8 nos da como resultado 64, el número asociado con el código genético humano, sumado a estos aspectos la gran similitud que hay entre el Nahui Ollin, en forma de X y la forma de X de los cromosomas femeninos.
Del llamado cordón umbilical, la ciencia actual nos dice que esta formado por Células Madre, capaces de regenerar un órgano y devolver la salud. Tlazolteol, Diosa Madre, porta en sus manos dicho cordón, nada es ocioso en las representaciones que nos legaron los sabios del Anahuac, cada día iremos encontrado revelaciones asombrosas.
El modelo del cual obtuvieron la base de su información, los Sabios de esta tierra del Anahuac, fue el ser humano, su lenguaje es pleno de simbolismo, tiene sentido, una razón de ser. En el hoy y el ahora, me parece verdaderamente importante la concordancia de información que se deriva de Tlazolteotl y Chalchihuitlicue, con los descubrimientos que la ciencia actual pone en evidencia.
Por lo que hasta he expresado, comprenderán el porque me parece sumamente oportuno ubicar aspectos asociados con la vida, desde la perspectiva de las Raíces Ancestrales, ubicados en las Diosas Madre Tlazolteotl y Chalchihuitlicue, desde los Vientos del Universo Femenino de la Tierra y el Agua, desde la clave Nagual del ser humano, que puede dar información a su ser Tonal.
Iniciamos con la Diosa Madre Tlazolteotl:
Tlazolteotl es una manifestación de la Madre Tierra, en cuya concepción hay una serie de historias y mitos, que nos conectan con un origen tan antiguo que se pierde en la noche de los tiempos.
¿Qué nos dice su nombre? :
El nombre de Tlazolteotl nos indica: Tla = cosa, Zolli: viejo, sucio, basura, Teotl = diosa.
Los antiguos sabios del Anahuac, encontraron la forma perfecta de transmitir información y que esta perdurara a través de los tiempos, en las imágenes de códices y esculturas, abordaron todo un universo de conceptos y de conexiones, las cuales le hablan a nuestro ser, de una manera profunda y directa.
Es así que en Tlazolteotl encontramos a la Madre Tierra en su cualidad de dar a luz, es la madre de todo cuanto existe, incluidos los mismos dioses, en su desdoblamiento como Teteoinna. Ella es la sanadora holistica por excelencia en todos los reinos, tienen la capacidad de comer la inmundicia, el excremento, la basura y reciclarla convertida en algo útil, transformar el desecho en abono, devolviendo nueva vida.
En cuanto a los seres humanos se refiere, ella es patrona de la Medicina, del embarazo y el parto, de la magia y la adivinación, y de un elemento sumamente sanador: el temazcal.
Tlazolteotl esta vinculada íntimamente con la Luna, con el Tonalpohualli, lo que la convierte en la tejedora del destino individual y colectivo, así como patrona de todas aquellas que se dedican a hilar y tejer.
La asociación de tejido y cosmos es muy importante, recordemos que una de las primeras labores de la humanidad fue precisamente el tejer, el elaborar telas en un telar.
Para observar y comprender fenómenos astronómicos, los ancestros tramaron el cielo de manera similar a una urdimbre para tejer, estableciendo matrices matemáticas y geométricos perfectas, las cuales dieron origen al calendario. Dichas matrices aun las podemos observar plasmadas en los atuendos de nuestros hermanos de diversas regiones de México.
Este aspecto del tejido, del Mecatl, de las cuerdas, en realidad ha sido y es verdaderamente trascendente, recordemos nuevamente el Calmecatl, la casa del mecate, ahí el aprendizaje de la astronomía era precisamente utilizando, cuerdas mecates e hilos.
Por otro lado la ciencia actual nos dice que vivimos en universo de energía, en donde todo es movimiento y vibración, dicho universo esta constituido por infinidad de finísimas cuerdas o hilos, parecidas a la urdimbre de las tejedoras de telas. Cada una de esas cuerdas produce un tono y la combinación de ellas una melodía, la llamada música de las esferas.
Atributos de Tlazolteotl son el algodón y la escoba, con el algodón se teje, más también la fibra con la cual esta hecha la escoba es de Malinalli, de hierba, de esparto, con Malinalli la hierba torcida también se hace el mecate, ubicándonos nuevamente en la conexión con las cuerdas.
En su iconografía Tlazolteotl aparece con el símbolo de Malinalli en el vientre. Se desprende de ello que uno de los nombres del segundo cuecueyo o chacra es precisamente Malinalli.
Malinalli se corresponde con el cuerpo emocional del ser humano, más recordemos que el segundo y el sexto cuecueyo son complementarios, por ende Tezcatlipoca ubica en su iconografía el signo Malinalli en el entrecejo, asociado con la Visión Psíquica, con el llamado “tercer ojo” por otras culturas.
Coligando estos aspectos, nos encontramos con una maravillosa posibilidad para conectarnos con la energía de los orígenes, eliminar polución y evolucionar.
Uno de los grandes recursos para conectarnos con el tejido cósmico es la música. Al escucharla, al sentirla, entre otras cosas, tenemos una respuesta emocional, su armonía induce a la mente a viajar por un universo semejante, nos permite deslizarnos por el Mecatl cósmico de una forma sencilla y maravillosa.
Conciencia, energía, emoción van aparejados, hay un intento constante de creación en ello, que nos induce a la conexión con los orígenes. Los mensajeros de lo Divino, nos indican que más allá de cualquier cosa, la clave fundamental de la evolución es vibrar en Amor, el cual todo lo activa y lo sana. El amor es la sublime manifestación de la creación, de la totalidad.
Tlazolteotl detenta un concepto de liberación, ante ella se realizaba la confesión publica o privada, el arte de enderezar los corazones, llamado Neyomelahualiztli. Indudablemente que la confesión tiene un sentido catártico de descarga, lo cual sana el cuerpo y el alma, permitiendo un renacimiento, con el intento definido de nuevos propósitos.
Tlazolteotl transformada en la Abuela Toci, nos ofrece un camino perfecto para encontrar la salud integral: el temazcal, bajo la custodia de Temazcaltoci.
El cuerpo de Tonantzin Tlalli esta representado en el Temazcal. Es la madre, la mujer, lo femenino, el centro genésico del mundo, la cueva primigenia que ha reunido la fuerza de los cuatro elementos para dar a luz a todo cuanto existe, la esencia de la vida interconectada con el universo en perfecto equilibrio, eso y más es el ritual-terapia de temazcal.
Los ancestros amerindios definían metafóricamente al Temazcal como la “Casa Florida del Señor del Cerca y del Junto”, “La flor en donde esta, en donde cura y ayuda, la abuela, la diosa del Temazcalli que se llama Yoalticitl”. Yoalticitl es uno de los desdoblamientos de Tlazolteotl.
El símbolo de la Flor esta haciendo alusión a los más excelso, ya que el gran triunfo del ser humano, es lograr que su ser florezca, que su corazón se transforme en una flor. Esto significa la Transmutación Suprema, la alquimia de convertirse en Luz.
La clave del origen es la Luz y la vía adecuada para acceder a ello es el agua, a las que más me gusta llamar: LA AGUA.
La Diosa Chalchihuitlicue, La Señora de las Aguas Vivas, Señora de la Falda de Jade, Acuecuéyotl “falda de ondas de agua”, Apozonálotl “espuma de agua”, es considerada una Diosa Madre de los mantenimientos, es una de las manifestaciones de Ipalnemohuani, a la que el ser humano debe específicamente su supervivencia, la satisfacción de sus necesidades básicas.
A Chalchihuitlicue le corresponde el numeral ocho Malinalli, ocho hierba. El numero ocho Chicuyei o Chicueyi, esta compuesto del 5 y del 3, los cinco dedos de una mano, más tres dedos de la otra.
Macuilli el cinco es la movilidad que lleva a la evolución, base del pensamiento de Quetzalcoatl. El tres Yei o Eyi se asocia a Chalchihuatl, al Agua Preciosa de la Vida, la Sangre del planeta, la Sangre del cuerpo.
El numero ocho esta constituido geométricamente por un cuadrado y una cruz, símbolos de la materia y el espíritu, las formas piramidales vistas en un plano ubican de manera perfecta este concepto.
El ocho representado por un octágono, simboliza la figura intermedia entre el cuadrado manifestación del orden terrestre y el circulo manifestación del orden celeste, por lo tanto es símbolo de regeneración, de balance y alianza entre lo celeste y lo terrestre, conteniendo en su centro el equilibrio perfecto.
El simbolismo de la Diosa Chalchihuitlicue nos ubica nuevamente en los misterios de la sangre, de las claves espiralinas del ADN. Precisamente en el movimiento del agua encontramos siempre una espiral, forma espiralina del Chalchihuatl, del agua preciosa de la vida, de la esencia humana.
La forma espiralina nos remite de nuevo a la hierba torcida, al Mecatl, con el cual medimos y trazamos figuras geométricas. El agua en su estado intacto posee una estructura cristalina, es decir posee formas geométricas que son sinónimas de información y memoria.
Las formas geométricas de los cristales, son la manifestación de energía transformada en materia y en una molécula de agua encontramos que se forma un tetraedro y al unir cuatro tetraedros se forma una pirámide con un ángulo de inclinación de 52 grados.
El signo de Atl – Agua, en el universo Náhuatl, es representado como agua en movimiento y surgiendo de una vasija vista de perfil. También aparece en él, la triple voluta que simboliza la Piedra y la Sangre que brota del corazón. Es evidente la asociación de agua-sangre-piedra, la piedra floreciente en el lugar en donde se unen el azul y el rojo, el agua quemada, el atlachinolli.
La vida se origino en el mar, y el agua de mar contiene sal, el cual es un ingrediente básico para la vida. La ciencia nos dice que la sangre posee una solución salina idéntica al agua marina, al igual que el liquido amniótico del vientre materno. Así también el ADN, la molécula base de todos los organismos conocidos, requiere para su metabolismo y reproducción, estar en contacto con una solución acuosa.
En el ser humano el agua es necesaria para disolver los minerales esenciales y el oxigeno, el agua limpia el cuerpo de desechos, al igual que transporta los nutrientes a los diferentes órganos, el agua es el elemento diseñado para generar VIDA. Agua y Sangre: Todo el cosmos es una cruz viviente.
En reciente información científica presentada con respecto a la sangre, se muestra un holograma de ella, el cual proyecta una luminosa cruz. Me pareció de lo más interesante, ya que la Cruz es el símbolo de la madre tierra y nosotros sus hijos, portamos en nuestro ser el símbolo de nuestra identidad y origen. Estamos en un ciclo en el que es vital ir quitando la paja del trigo e ir encontrado los elementos que forman los factores de la identidad común de la humanidad y hermanarnos. La ciencia actual nos dice que el agua de mar es Luz de sol liquida, portadora de los biofotones más puros, ya que en los cristales cúbicos de la sal, se ha capturado la energía luz de los orígenes.
La presencia de la sal en el organismo es importantísima, permite la conductividad eléctrica, otorga el llamado balance electrolítico, el cual permite que seamos capaces de pensar, de establecer un balance hormonal y tener potencia sexual. La presencia del agua y la sal en el organismo es lo que nos mantiene vivos.
Cabe hacer hincapié a una cualidad realmente trascendente: la Memoria del Agua. Ella responde a la actitud emocional, al pensamiento y a la palabra de quienes nos relacionamos con ella, manifestando las formas geométricas asociadas con este pensar, hablar o sentir.
Es realmente elocuente tomar en cuenta que al Viento Tlahuiztlampa, el rumbo del poniente, la casa de las mujeres guerreras, el lugar en donde se origina el cambio en los seres humanos, le corresponde el elemento Agua.
Las dos energías femeninas del Norte y del Poniente, Tierra y Agua, en este caso representadas por Tlazolteotl y Chalchihuitlicue, vinculadas con la naturaleza emocional del ser humano, con el hemisferio cerebral derecho, con la naturaleza nagual que nos conecta con lo abstracto, con la matriz de los orígenes, nos impulsan a dar forma a nuestro universo tonal, a ser arquitectos de la obra que se manifiesta en nuestro ser y a nuestro alrededor.
Las Señoras de la Transmutación suprema, en el lenguaje de los símbolos, nos indican que la transformación y el cambio son siempre posibles, que la materia prima de la Gran Obra reside en nosotros mismos, que en la naturaleza femenina de las cosas, manifiesta en todo ser humano, ligada en especial a su capacidad de AMAR, reside la vía que lleva al Florecimiento, a la conversión en luz de nuestra materia, lo que marca el camino del Real Retorno a los Orígenes.
Honrando a la Madre Tierra y a la Madre Agua, con infinito amor, en un aniversario más de los ciclos de la vida. Xihuitl Macuilli Técpatl, Tleoteco, Chicuyei Malinalli, Ce Coatl.
Con amor infinito: Lolita Vargas Malinalticitl |