Una leyenda Vedica nos habla de una historia donde los dioses y los demonios cooperaron juntos para batir el océano, con la esperanza de conseguir tesoros y riqueza.
Mientras estaban batiendo el océano, en primer lugar, un veneno muy mortífero salió de él. Lord Shiva bebió el veneno y después, muchas otras cosas que salieron del mar como
Lakshmi (diosa de la prosperidad y la belleza), diosa del vino, la Luna,
Rambha la ninfa, El caballo blanco, Kaustubha una joya,
Parijata el árbol celestial,
Surabhi la vaca de la Abundancia,
Airavata el elefante blanco,
Dhanus un arco poderoso,
Sankha una concha vino.
Pero aun despues de salir todo aquello, siguieron batiendo el océano y en al final el néctar divino salió y según la leyenda, aquel que bebe este néctar será inmortal.
Aunque esta historia parece un mito, esta es la historia de cada meditador. Cuando empezamos la meditación, el contenido de la mente inconsciente empieza a salir a la superficie y tenemos que presenciar muchos deseos de este tipo que fueron enterrados profundamente en nuestra mente inconsciente. Estos deseos podrían ser de la fama, sexo, poder, dinero, materiales o la inmortalidad. Todo ello sale y tenemos que seguir asistiendo a ello, como los dioses y los demonios de esta historia que no dejaba de batir el océano, hasta que el néctar divino salió.
Si persistimos en nuestra meditación, al final el néctar divino llega, lo que significa que nuestro ser real trasciende en la realización de nuestra verdadera naturaleza. La esencia de la historia, es que tenemos que meternos de lleno en nuestra mente y ser un observador pasivo de aquello que llegue de ella. No tenemos que caer en esos deseos que fluyen de ella, para poder llegar a ser un observador pasivo de estos deseos y transformarlos en la forma más elevada de la energía, por ejemplo, sexo en el amor, el odio en compasión, etc