Científicos españoles establecen una relación entre la orientación de estas construcciones egipcias y la situación de los astros
LA LAGUNA.– Científicos españoles sostienen que pirámides y otros edificios religiosos del antiguo Egipto se construían con orientaciones al Sol y a estrellas como Sirio, la más brillante del cielo, y templos como Karnak o Abu Simbel se alineaban con el solsticio de invierno y con momentos claves del calendario asociado a las crecidas del Nilo. El astrónomo del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) Juan Antonio Belmonte Avilés explica en una entrevista a Efe que esta investigación la desarrolla un equipo hispano-egipcio de arqueoastronomía integrado, además, por parte egipcia, por los profesores Mosalam Shaltout y Magdi Fakry, con el apoyo de Zahi Hawass, director del Consejo Superior de Antigüedades.
El equipo acaba de realizar su cuarta misión en el país, en donde se han estudiado unos 250 templos. La última campaña se ha efectuado en restos arqueológicos del Delta del Nilo y en el oasis de Siwa, en donde perviven ruinas de al menos diez templos, incluido el del oráculo de Amón, cuya fama se convirtió en referente en el Mediterráneo y que llegó a ser consultado por Alejandro Magno. Los investigadores han estudiado la orientación astronómica de templos perfectamente conservados, como el de Horus en Edfu, otros que fueron arrasados, como los de Akhenatón en Tell el Amarna, y otros en los que sólo quedan muros y hay que adivinar en qué dirección estaban alineados.
Belmonte señala que además se analizan los datos de la medición de más de veinte templos asociados a pirámides, entre ellas las de Guiza, Saqqara, Meidum, Dashur y Abusir, y que podrían aportar “sorpresas y optimizar” trabajos anteriores realizados en este ámbito. Según un primer estudio efectuado por el investigador del IAC, los campos de pirámides “están francamente bien orientados” hacia los puntos cardinales, lo que sugiere implicaciones astronómicas, aunque todavía no está claro si la orientación dominante es estelar y hacia el norte o hacia la salida del Sol en fechas cercanas a los equinoccios.
Asimismo, se ha demostrado estadísticamente la orientación de los templos con relación al Nilo, pues su emplazamiento es la mayoría de las veces perpendicular o paralelo al río, aunque su alineamiento también respondería a fines astronómicos en reiteradas ocasiones. Según Belmonte, Ramsés II podría haber erigido el gran templo de Abu Simbel con un objetivo meramente astronómico, además del culto al faraón e infundir respeto al sometido pueblo nubio.
Belmonte prevé, además, publicar en otoño, en colaboración con el egiptólogo José Lull, un artículo en el que explica la correspondencia de las constelaciones del antiguo Egipto con las estrellas del firmamento, en un estudio realizado tras el análisis del techo astronómico representado en la tumba de Senenmut, arquitecto y valido de la reina Hatshepsut. Los científicos proyectan para futuras campañas, en función de la accesibilidad y la disponibilidad de fondos, proseguir las investigaciones en el norte de Sudán, donde se conservan los restos de unos 30 templos y decenas de pirámides de la época faraónica. El objetivo final es contribuir al estudio de la astronomía en el Egipto antiguo desde la perspectiva de la arqueoastronomía, una visión casi inexistente hasta hace pocos años. Esta disciplina ha provocado “una relectura” de interpretaciones, como la que propugnaba el uso de tres calendarios simultáneos, uno civil y dos lunares, pues se ha podido constatar que sólo se aplicaba uno, en el que se insertaban de forma adecuada las fiestas lunares, constaba de 365 días y su inicio, según las estaciones, variaba con el tiempo.
Fuente: El Mundo, La Gaceta de Canarias, 10 de julio de 2006
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