No podremos cambiar nada hasta que no cambiemos nuestra percepción de nosotros mismos. Cuando veamos un problema, debemos verlo como un desafío que superaremos. Nuestra percepción de cómo manejar los desafíos de la vida hace la diferencia.
Permítete ser el mejor ser humano que puedas. Permítete ser el mejor ser espiritual que puedas. Date permiso para cambiar, crecer y descubrir. Dale al mundo permiso para hacer lo mismo.
Perdona aquello que te enfada o por lo que estás insatisfecho, no dejes que se convierta en un lastre. Elige ayudarte en tu camino de iluminación y amor hacia todas las cosas. Adquiere poder diariamente a través de tus decretos y mantras; libera tus juicios sobre ti mismo y sobre los demás. Intenta comprender porqué tú y los demás sois como sois sin condenarlo. Date cuenta de que el todo es una continua fuente de luz y de amor que nunca juzga, sólo ama y apoya.
Apóyate a ti mismo y a los demás en los cambios que sean necesarios, deja de regañar. Lo correcto o incorrecto sólo existen en las mentes de los hombres; son instrumentos con los que medimos nuestros éxitos y nuestros fracasos. Cuando comprendas que, en realidad, nunca puedes equivocarte, que siempre estás aprendiendo y avanzando a través de los cambios de la vida, tu percepción del polo positivo de la vida será la que sostenga y guíe tu vida perfectamente. Recuerda que, al principio, fuiste espíritu, luego alma y después humano. La esencia del espíritu se encuentra contenida en el interior del amor incondicional que tienes por ti mismo. El humano debe aprender a ser el niño del dios interior. Ríndete a esta verdad y hazla tu realidad. Entonces, todo estará bien y en orden.
Autor : Carlos Garcìa |