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Por Didier Graffet |
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Historia Regum Britanniae |
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La torre de Vortigern, con sus dos dragones. |
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El traslado de Stonehenge. |
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El nacimiento de Arturo |
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Merlín en el bosque. POr Gustav Doré. |
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Morgana fue obra de G. de Monmouth, aunque con una visión benéfica. Por Anna Marie Ferguson. |
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Este artículo forma parte de una serie de artículos sobre Merlín. Ha sido elaborado por Iolair Faol. Si teneis alguna duda, o quereis poneros en contacto con él, su email: iluscan@yahoo.es
El diácono galés y luego obispo, del siglo XII, a la par que escritor, juntó todos los elementos descritos en las leyendas celtas y los introdujo en el mundo artúrico que comenzó a crear. Ciertamente para componer su universo artúrico tomó de otros autores y fuentes diversas, muchos elementos y nociones. Pero como sea, que nos estamos centrando en la figura merlinesca, nos ocuparemos solamente de Merlín.
En sus tres obras conocidas “ Historia Regum Britanniae”, “ Prophetiae Merlini” y “Vita Merlini” va construyendo la personalidad del personaje que llamaría, para afianzarlo definitivamente, Merlín (Merlinus), cuyo apelativo emanaría de la latinización de su homólogo con el nombre galés de Myrddin o de alguna de sus variantes como Merdhyn que en ese idioma parece pronunciarse “Merzlin”. Pero al parecer aún dudaba del nombre a aplicar y seguramente por influencias de la obra de su compatriota Nennius, “Historia Brittonum”, Geoffrey en pasajes de su obra “Historia Regum Britanniae” escribe:
...... entonces dijo Merlín: que también era llamado Ambrosio
....... Se acercó por segunda vez Ambrosio Merlín a los magos y dijo............
....... el rey ordenó explicar a Ambrosio Merlín.............
Pero aún y con esto la presencia de Merlín, es escasa, y reducida a incidentes concretos:
-El suceso de la torre de Vortigern, que Geooffrey tomó de la obra de Nennius
-El traslado de las piedras de Stonehenge
-La concepción de Arturo.
Geoffrey amplía el personaje que relató Nennius, modificando a la vez ciertas partes y factores. De esta manera modifica los dos gusanos (vermes) que Nennius situaba bajo la torre de Vortigern, convirtiéndolos en dos dragones, más acorde con la tradición celta donde éstos son guardianes de tesoros, representando las fuerzas telúricas. Aunque Monmouth le dio el simbolismo representativo de sajones y bretones.
Traslada el lugar del origen de Merlín a CaerMarthen, en Gales, exacto en esta cuestión al Myrddin galés. Introduce el asunto del íncubo, inexistente hasta entonces, que fecunda a la madre de Merlín. Omite la cesión de Vortigern a Ambrosius-Merlín de las tierras occidentales de Bretaña, pero a cambio lo convierte en nieto del rey de Demecia (Gales del sur). El rey Vortigern se convierte en la pluma de Geoffrey en usurpador del reino, su fuente de inspiración, Nennius, sin embargo, nada menciona al respecto. Vortigern es derrotado y un nuevo rey Aurelio Ambrosio accede al trono. Merlín, entonces se convierte en su consejero hasta la entrada en Tintagel donde la labor de éste queda concluida.
Geoffrey no describe fisonómicamente a su personaje, ni siquiera aún lo dota de un intenso conocimiento y experiencia en las artes arcanas y ocultas. No nos comenta su edad, pero observamos que cuando vaticina por vez primera a Vortigern, es un niño y, sin embargo, sobrevive a tres soberanos Aurelio Ambrosio, Uther Pendragon y Arturo.
En éste, su capital libro, el diácono galés inserta otra de sus obras, las “Prophetiae Merlini”, aunque en sus orígenes fuera un trabajo independiente, donde aprovecha las profecías merlinescas para avivar las ilusiones celtas con la arribada de nuevos tiempos de florecimiento para los bretones.En su tercera obra “Vita Merlini”, el escritor comienza a mostrar la otra cara de su personaje, más en analogía con las crónicas galesas sobre Myrddin, pero también con otros elementos de naturaleza diversa. No obstante la obra, tuvo poca resonancia y escaso éxito.
En sus páginas se nos ofrece un Merlín rey de Demecia, que es adivino y está loco. Posee una obcecación fanática e irreprimible por las frondosidades de los bosques, en los que se refugia del mundo y de su corte en los últimos años de su vida, ya habiendo recuperado la cordura. Sus predicciones son enigmáticas y van acompañadas de una risa misteriosa, lo que se ha denominado la “risa merlinesca”. Esta demencia desemboca en una aversión hacia su propia existencia pasada, rechazando cualquier poder terreno o efímera fama mundana, para refugiarse en los bosques, teniendo en unos primeros momentos la única amistad de un lobo y como recursos, los propios que otorga la Naturaleza. Cuando recupera la razón gracias a las aguas de una fuente milagrosa pierde el poder de la adivinación pero permanece en él, la sabiduría acumulada. Sin embargo, no vuelve a su anterior vida de gloria, fama y reinado, pues la transmutación que se ha obrado en él, es plenamente espiritual, teniendo como don más estimado su libre albedrío y libertad, hastiado de las perfidias, intrigas y enredos de la corte real.
Este es un Merlín, combinación de druida y ermitaño cristiano y con esta última connotación se nos presenta cuando repudia a su propia esposa Güendolena y se abstiene en su retiro de toda actividad sexual, al mejor estilo monacal cristiano. Por el contrario, se exalta el amor fraterno con su hermana Ganieda, la cual cuando enviuda acude al bosque junto a su hermano Merlín. Una vez recobrado su buen juicio, Merlín comienza a inclinarse por la compañía humana y a tal efecto provoca la llegada paulatina de varios personajes sabios a su refugio boscoso. Construye un observatorio astronómico al que acuden 70 escribas, además de su propia hermana, como se ha señalado, y de un tal Telgesino, un personaje cristiano versado y con variados estudios. Esta especie de congregación de anacoretas forma un refugio espiritual, que rechaza toda riqueza, gloria o fama y otros intereses mundanos, siendo una alternativa a la corte del reino de Merlín, en Demecia. En realidad el autor intenta reflejar unas motivaciones evangélicas que en los siglos XI y XII buscaban algunos cristianos, como renovación religiosa, disconformes con la corrupción del modelo de vida monacal.
El escritor galés convirtió a unos legendarios, difusos y míticos personajes de las variadas tierras donde se dieron las leyendas celtas paganas, en un solo protagonista que aglutinaba en sí rasgos paganos y cristianos. Un hombre amigo de los bosques, loco y cuerdo, virtuoso y druida, adivino y sabio que llamaría la atención lo suficiente para que escritores posteriores siguieran transformando al personaje y ampliando sus vicisitudes.
Por último especificar que G. Monmouth en su obra “Vita Merlini” nos habló por vez primera de otro personaje que cobraría sustancial relevancia en posteriores obras del ciclo artúrico, se trata de Morgana. Ésta reside con 8 hermanas, siendo ella la mayor en edad y conocimientos. Aunque en esta obra su personalidad es claramente benéfica, muy distante aún del personaje malvado en el que devino, sin además, ningún parentesco con el rey Arturo. Geoffrey denomina a Morgana “nympha”, descendiente del hada de las sagas celtas “Muirgen”, sanadora como ella en las leyendas irlandesas, que conecta con una de las diosas de mayor relevancia del panteón como es: La Morrigan.
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