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De: Thenard (Mensaje original) |
Enviado: 27/07/2010 21:24 |
El símbolo del Grial ha ocupado un lugar en la imaginación humana desde que comenzó a difundirse por Europa en el medioevo, y continúa ejerciendo una fascinación sobre todos aquellos que entran en su esfera de influencia. Sin embargo, no existe una imagen concreta y definida del Grial, y ni siquiera está probada su existencia; se han pronunciado toda clase de opiniones acerca del origen de los relatos que vienen circulando en forma escrita desde principios del siglo XII, habiéndose discutido acerca de su verdadera forma: una copa, un plato, una piedra o una joya. No obstante, todos se muestran de acuerdo en que se trata de algo profundo y misterioso, algo a cuya búsqueda quizá merezca dedicar la vida entera, aun sabiendo que dicha búsqueda pueda resultar infructuosa.
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Glastonbury. Lugar de la primera iglesia cristiana en Bretaña, dedicada a María
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Esta búsqueda era el elemento dominante en los relatos del Grial; y aun cuando la misma podía adoptar formas muy diversas, el objetivo era siempre semejante: una meta espiritual que representaba la plenitud interior, la unión con lo divino, la autorrealización. Los relatos suelen estar ambientados en algún país lejano y paradisíaco, donde el Grial está custodiado en un templo situado en lo alto de una montaña, rodeado por agua y protegido por obstáculos que sólo los escogidos pueden superar. Su guardián es al mismo tiempo rey y sacerdote, está a la vez vivo y muerto; y el héroe que triunfa en la empresa obtiene como recompensa fortuna, honores y (a veces) la mano de la hija del rey.
Podemos encontrar estos elementos básicos de la historia bajo formas muy diversas, en mitologías de todo el mundo, y no sólo cristianas, pues aunque el Grial quedó fuertemente enraizado en la imaginación occidental como símbolo de la doctrina de Cristo, se puede demostrar que gran parte de la imaginería tiene su origen en culturas orientales. Pero antes de empezar a deshilar la trama del símbolo conviene repasar el relato, tal como nos ha llegado a través de los textos medievales. En ellos está contenido casi todo lo que sabemos del la historia del Grial, y en ellos se ha basado la siguiente reconstrucción de la narración.
La historia comienza con José de Arimatea, rico hebreo que se hizo cargo del cuerpo de Cristo para enterrarlo y que, según se creía, se quedó también en posesión del cáliz utilizado por Jesús en la última Cena. Mientras está lavando el cuerpo, preparándolo para la sepultura, José recoge en el cáliz la sangre que se vierte de las heridas. Tras la desaparición del cuerpo, se acusa a José de haberlo robado y se le encierra en prisión sin alimento alguno. Allí se le aparece Cristo, quien, bañado en una luz resplandeciente, le confía el cáliz, lo instruye en los misterios de la Misa —y, según se dice, en otros secretos— y desaparece. Milagrosamente, José se mantiene con vida gracias a una paloma que penetra en su celda cada día y deposita una ostia en el cáliz. Queda en libertad el año 70 y marcha al exilio junto a un pequeño grupo de seguidores, entre los que figuran su hermana y el marido de esta, Bron. Construyen una mesa, llamada la Primera Mesa del Grial, que representa la mesa de la última Cena y a la que se sientan doce personas; el puesto de Cristo es ocupado por un pez. Un decimotercero asiento, que representa el puesto de Judas, permanece vacío a partir del momento en que un miembro de la orden procurase instalarse en él, habiendo sido devorado por él mismo; posteriormente, a este asiento se lo denominará Sitio Peligroso.
Según algunas versiones, José se embarca hacia Gran Bretaña, donde funda la primera iglesia cristiana en Glastonbury, dedicándosela a la madre del Salvador. El Grial queda en esta iglesia, donde es empleado como cáliz en la misa (en la que participa toda la comunidad) que luego se conocerá como Misa del Grial.
En otra versiones, José no llega más allá del continente europeo, y la custodia del cáliz pasa a Bron, quien acaba siendo conocido como el Rico Pescador (después de haber dado de comer a toda la orden con un solo pez, retirando el milagro de Cristo). El grupo se establece en un lugar llamado Avaron (que podría ser el mismo Avalon, el Más Allá de los celtas, identificado así mismo con Glastonbury), en espera de la llegada del Tercer Custodio del Grial, Alain.
En Muntsalvach, el Monte de la Salvación, construyen un templo para albergar el cáliz y fundan la Orden de Caballeros del Grial, que se reúne alrededor de una Segunda Mesa, donde todos participan en un festín sagrado que surge del Grial; también participan en una especie de misa en la que oficia como sacerdote el Custodio del Grial, al que ahora se le llama Rey. Al poco tiempo, el Custodio recibe una misteriosa herida de lanza —en los muslos o en los genitales, según las versiones—, atribuida a diversas causas: la pérdida de la fe, el amor de una mujer (quebrantando el voto de castidad) o un golpe accidental propinado por un extraño en defensa propia. A partir de entonces al custodio se lo denomina El Rey Herido o Mutilado, y la región que rodea al castillo del Grial queda yerma, conociéndosela a partir de aquí como la Tierra Desolada, en clara relación con la herida sufrida por el Rey. La lanza que le hiriera acaba siendo identificada con la lanza de Longino, el soldado romano que, según la tradición, hirió el costado de Cristo en la cruz. Esta lanza, el Grial, una espada y una fuente o bandeja (que en las versiones más primitivas de la historia contenía una cabeza humana, y en las más tardías se confunde con el propio Grial) son los objetos sagrados que se custodian en el castillo del Grial.
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Ilustración de un manuscrito francés, siglo XIV Galahad y Perceval toman un descanso y comentan su pasión por la búsqueda
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Hemos llegado ya a los tiempos de Arturo, y todo está dispuesto para iniciar la búsqueda. Merlín el mago ha fundado la Mesa Redonda o Tercera Mesa (en la que, sin embargo, falta el Grial), en torno a la cual se reúne una cofradía de caballeros encabezada por Arturo y regida por la reglas de la caballería. El día de Pentecostés se les aparece el Grial, flotando en un rayo de luz y cubierto por un velo, y los caballeros se comprometen a salir en su busca. Aquí comienzan las aventuras de iniciación en las que participan casi todos los caballeros, y en especial Lanzarote, Gawain y Bors, aunque el mayor protagonismo recae en otros dos: Perceval (Percival o Parsifal), apodado el Tonto Perfecto a causa de su inocencia; y Galahad, hijo de Lanzarote, quien se distingue de los demás desde un principio por sentarse en el Sitio Peligroso sin sufrir daño alguno.
De los muchos que parten de la corte de Camelot, sólo unos pocos llegan a vislumbrar el evasivo cáliz. Cada caballero tiene que enfrentarse a una serie de pruebas, explicadas por una serie de ermitaños que siempre aparecen en lo más espeso de los bosques a los que los caballeros suelen ir a parar. Lanzarote está apunto de llegar hasta el vaso sagrado, pero es rechazado y cegado temporalmente a causa de su amor adúltero por la esposa de Arturo. Gawain llega hasta el castillo del Grial, pero fracasa por estar demasiado apegado al mundo y carecer de la sencillez y las cualidades espirituales que se exigen al verdadero buscador.
Sólo tres consiguen encontrar el Grial y participar, en diversas medidas, en sus misterios: Galahad, el caballero virgen e impecable; Perceval, el tonto santo, y Bors, el hombre humilde y corriente, que es el único de los tres que regresa a Camelot con noticias de la búsqueda. Perceval, después de sufrir un primer fracaso y vagar solitario durante cinco años, encuentra de nuevo el camino hacia el castillo del Rey Herido (que en algunas versiones es su tío, además de Rey Pescador y guardián de la ruta a la Tierra Desolada) y consigue curarlo al plantearle una pregunta ritual —por lo general, ¿A quién sirve el Cáliz?—. (La respuesta, que nunca se revela explícitamente, es al Rey mismo, quien permanece vivo más allá de su vida normal, aunque atormentado por la herida.) Una vez curado, se le permite al Rey morir, y la aguas vuelven a fluir por la Tierra Desolada, haciéndola florecer. Galahad, Perceval y Bors continúan su viaje y llegan a Sarras (quizá una corrupción de Muntsalvach), la Ciudad Celestial de Oriente, donde se celebran los misterios del Grial y donde los tres caballeros participan en una misa en la que una vez más el Grial sirve de cáliz. Cristo se manifiesta, primero como celebrante, luego como un niño resplandeciente y, por último, en la Ostia, como un crucificado. A continuación, Galahad muere en olor de santidad y el Grial asciende a los cielos; Perceval vuelve al castillo del rey Pescador para ocupar su puesto, y Bors regresa sólo a Camelot.
Su origen, historia, evolución y desaparición final están descritos con todo detalle, y aunque existen contradicciones en cuanto a la forma del vaso, no las hay en la historia de su permanencia en este mundo. Esto constituye una importante pista de la naturaleza del Grial como símbolo, así como del modo en que lo entendían quienes hablaron de su existencia. No obstante, la Iglesia oficial no hizo jamás referencia alguna a un objeto tan importante y conocido, ni para confirmar, ni para negar su existencia. En una época tan aficionada a la búsqueda de reliquias, esto no deja de resultar sorprendente.
¿Por qué guardaron silencio los padres de la Iglesia? Quizá porque algunos asociaban el Grial con ciertas herejías, e incluso es posible que se dieran intentos de fundar una segunda Iglesia, con el Grial como símbolo central. O quizá reconocieran los elementos tomados de fuentes no cristianas. Por la razón que fuere, mantuvieron silencio. Tal vez esto contribuyera a difundir la idea de un culto secreto al Grial, pero al no denunciarlo evitaron que se convirtiera en motivo de especulaciones. Quizá creyeran que, con la eliminación de la herejía cátara del sur de Francia (que, como veremos, guardaba mucha relación con el Grial), la cuestión se extinguiría por sí sola. No sucedió así, como lo demuestra la continuidad de la tradición. Sin embargo, el origen de esta no resulta claro, y las numerosas interpretaciones del símbolo acentúan la confusión. A principios del siglo XII casi nadie había oído hablar del Grial; a finales del XIII era difícil encontrar a alguien que no lo conociera. No obstante, la literatura acerca del vaso surgió tan repentinamente que resultaba inevitable suponer que se basaba en un conjunto bien definido de mitos orales. Las razones no resultan evidentes hasta que se contempla el símbolo en una perspectiva más amplia, considerando la historia del vaso sagrado como un símbolo, del que el Grial no era si no la última manifestación.
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De: |
Enviado: 14/06/2005 21:43 |
El cáliz interno
La búsqueda del Grial realmente nunca ha terminado. En nuestros días, como en los tiempos en los que se escribieron los romances, sigue constituyendo un símbolo enormemente rico, aunque su significado resulte ahora tan enigmático como entonces, y si bien podemos especular acerca de la autenticidad del misterio, tenemos peor preparación que los hombres y mujeres del medievo. Ellos estaban más próximos, y no sólo en sentido temporal, de las historias y del misterio de las cosas, y a ellas debemos recurrir para cualquier intento de interpretación.
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Ilustración de un manuscrito francés, siglo XII Galahad, Perceval y Bors se reúnen, por última vez en este mundo, ante la mesa del Grial
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Podríamos decir que existen tres categorías de Grial, sin tener en cuenta sus numerosas y diferentes manifestaciones. Estas tres categorías son el Grial del corazón, el Grial de la mente y el Grial del espíritu. El Grial del corazón podemos percibirlo a través de nuestras emociones, captándolo con la parte esencial de nuestro ser, mediante los símbolos de la copa y la lanza. El Grial de la mente se percibe de modo subjetivo, vislumbrando el objeto a través de una extraña penumbra y tratando de interpretarlo. Pero el Grial del espíritu es, y ha sido siempre, una señal luminosa que nos atrae, lo queramos o no, hasta que lo reconocemos o bien hasta sufrir un cambio en nuestra personalidad, como sucede en el ciclo de Arturo.
No obstante, si lo consideramos con seriedad, nos damos cuenta de que el Grial forma parte de nosotros, liberándonos como liberó las aguas retenidas para revitalizar la Tierra Desolada. No en vano al vino de la Eucaristía se lo llama bebida espiritual; en la misa del Grial lo es aún más, pues en la misma se revela por completo el misterio. Los participantes en ella vieron salir del Vaso Sagrado a un hombre desnudo, con las manos, los pies y el cuerpo ensangrentados, que les habló del siguiente modo: "Mis caballeros, mis guerreros, mis hijos leales, vosotros que en esta vida mortal os habéis convertido en criaturas espirituales, me habéis buscado con tanto empeño que ya no puedo ocultarme a vuestros ojos." ( Queste del Saint Graal.)
"Vosotros, que en esta vida mortal os habéis convertido en criaturas espirituales." Sin duda, ésta es la razón de la búsqueda, el deseo de penetrar en el Grial de nuestro propio ser. Si la respuesta se encuentra en algún misterio interior y privado, la razón de la búsqueda tiene que ser la necesidad de identificar el ser interno con el objetivo deseado. Sólo puede acceder al Grial aquel que consigue curar una herida psicoespiritual y revivir el reino desolado del rey del Grial. El vaso es un recipiente de compasión y significa la plenitud. En su primera visita al castillo, Perceval no llega a formular la pregunta necesaria: "¿A quién sirve el Grial?", porque no cree que sea responsabilidad suya. En otras palabras, niega que tenga valor para él, o que le afecte, alejándose de la verdad que tiene ante los ojos para buscar otra que no pueda ver. Su fallo no consiste tanto en omitir la pregunta ritual como en su negativa a preguntar, sencilla y humanamente, "Oh, rey, ¿qué es lo que te duele?" Sólo haciendo tal pregunta puede identificar su deseo de perfección, cruzando la frontera que le separa de su objetivo. En realidad, es él quien sirve al Grial, y el Grial le sirve a él. Él es el Grial. Al no darse cuenta de esto, se produce la separación, y las palabras lapis exulis adquieren un nuevo significado. Nosotros mismos nos expulsamos del Edén. Se trata de un concepto antiquísimo, que refleja la división interior del alma humana. La llaga sólo puede curarse cuando se identifica la herida con el agente causante. Cada buscador debe plantearse de nuevo las preguntas: "¿A quién sirve el Grial?", "¿qué es?", "¿cómo puede ocurrir esto?". James Joyce escribió: "Cualquier objeto, contemplado con intensidad, puede convertirse en una puerta de acceso al eón de los dioses", y resulta fácil darse cuenta de que tal contemplación puede tener dos resultados. El objeto se convierte en vehículo de adoración, como en el caso de la Torá, la Hostia o la Piedra Negra, o bien pierde su identidad individual y se produce una especie de intercambio, como cuando san Pablo decía: "Yo ya no vivo, Cristo vive en mí", o como en la contemplación de la piedra por parte del alquimista, que le hace identificarse con ella. El caballero del Grial debe ver su propio rostro reflejado en la copa y darse cuenta de que en el camino que tiene que recorrer, que puede ser interminable, no existen mediadores: se trata de una experiencia directa de Dios.
Por ello, cuando Galahad se embarca hacia la ciudad de Sarras, llevando consigo el Grial, se pierde de vista para siempre a los ojos humanos. Tal como le sucede al buscador desde que inica su búsqueda, la ciudad de Sarras deja de pertenecer a este mundo desde el momento en que Galahad desembarca en ella. Se trata de un mundo entre dos mundos, y la copa sirve de puente entre ellos. En Sarras el Grial adquire vida.
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Dibujo de L. I. Ringbom, Suecia, 1951 El Onfalo de Jerusalén, un cáliz con una piedra dentro, que representa el centro del mundo cristiano
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El alquimista Arnau de Villanova escribió: "Traza un círculo redondo y tendrás la piedra filosofal". El Grial, ya se manifieste como una piedra, como producto del simbolismo alquímico, como personaje divino o como copa, ya se entienda al recipiente o al contenido, permanece en el centro del círculo; el centro se identifica con la circunferencia, y es allí donde conduce la búsqueda. En sus vagabundeos, los caballeros alcanzan un objetivo que habría resultado inaccesible si se hubieran dirigido directamente al castillo del Grial. Al someterse al azar, consiguen llegar al corazón del misterio, donde al menos algunos de ellos comprenden la verdad: sus aventuras no han hecho más que empezar, pues a partir de allí pueden encontar el camino del más allá.
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Ornamento de imprenta, siglos XV o XVI La rosa en el jardín cerrado, símbolo del objetivo espiritual, representa la búsqueda del Paraíso y constituye el núcleo de las leyendas del Grial. La flor, al igual que el vaso sagrado, era objeto de incesante búsqueda y se mantenía oculta a los ojos de los profanos
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De: |
Enviado: 14/06/2005 21:44 |
La Anunciación
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La Anunciación Pintura de Bartel Bruyn, Alemania, siglo XVI, Rheinisches Landesmuseum, Bonn
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El Grial, que apareció en a literatura europea, en una época en la que proliferaron los textos místicos, representa, como la Anunciación del nacimiento de Cristo, una promesa de nueva vida para la humanidad. María, el perfecto recipiente terrenal, recibe el anuncio de que va a concebir al niño Dios, y ve la cruz como parte de su visión.
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También en los escritos de la semilegendaria alquimista María Profetisa se hablaba del nacimiento de un niño divino, Mercurio, engendrado en el milagroso recipiente hermético. Para conseguir este objetivo, que constituía el propósito primordial de la Magna Obra, era fundamental la reconciliación de los contrarios, que aquí se representa como el flujo de dos recipientes, superior e inferior, conectado por un ramo de rosas de cinco pétalos, símbolos de la Pasión y fuentes de la vida. El Grial, que promete la plenitud espiritual simbolizada por la sangre de Cristo, es consecuencia de dicha pasión y símbolo de la misma.
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María Profetisa En Symbola aureae mensae, de Michael Maierus, Frankfurt, 1617
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Crátera con estrella De Laconia, Grecia, siglo VI aC., Louvre, París
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En la mitología griega la estrella representa a Urano porque cuando este Dios fue castrado, sus gotas de sangre se transformaron en estrellas y se disolvieron en los ríos y los arroyos, con lo que el mundo quedó impregnado del espíritu divino; de manera similar, la sangre del Grial hizo revivir la Tierra Desolada.
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La crátera simbolizaba la matriz divina en la que el creador platónico mezcló los elementos de la creación, convirtiéndola en recipiente de vida. El Grial está repleto de luz espiritual que sólo brilla para aquellos que la buscan. No obstante, como el tesoro oculto al otro lado del arco iris, se encuentra fuera del alcance humano, y quizás en ello consista su poder de fascinación, que afecta a los artistas modernos tanto como afectó a los del medievo.
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El deseado Grabado en cristal de Laurence Whistler, Inglaterra, siglo XX
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De: Thenard |
Enviado: 27/07/2010 21:25 |
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De: Thenard |
Enviado: 27/07/2010 21:25 |
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Enviado: 14/06/2005 21:48 |
El Rey Pescador
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El Rey Pescador, herido en el muslo Ilustración del manuscrito "Le Roman du Saint Graal", Francia, siglo XIV
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El rey Pescador es el Guardián del Grial, y se lo llama así por que el segundo guardián, Bron, alimentó a sus seguidores con un sólo pescado que sacó del Grial, emulando la ocasión en que Cristo alimentó a cinco mil personas con cinco panes dos peces. Habiendo sufrido una herida incurable, el rey se mantiene en estado de vida suspendida, y la tierra que rodea su castillo queda estéril. Tras el personaje del rey herido, se adivina el de Cristo, e incluso se afirma que la herida se infligió con la lanza de Longino, el soldado romano que atravesó el costado de Cristo. El mismo Jesús llamaba a sus apóstoles "pescadores de hombres" (Marcos 1:17) y es costumbre representarlo como pez o bien como pescador.
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Jesús como pescador Papiro copto. Egipto. Staatliche Museum, Berlín
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Orfeo Bakkikos Dibujo de A. Becker, que reproduce un sello de los siglos III o IV. Staatliche Museum, Berlín
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Cruz de piedra albigense Francia, siglo XIII. Museo de Carcasona
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También fueron numerosos los que lo identificaron con Orfeo, cuya música y canciones eran tan deliciosas que los peces saltaban fuera del agua para escucharlas. La figura crucificada, con una aureola de estrellas sobre su cabeza (probablemente la pléyades, también conocidas como la "Lira de Orfeo") es "Orfeo Bakkikos" castigado por despreciar a las mujeres y despedazado por las bacantes, seguidoras de Baco, dios del vino. Baco era también "el dios que renuncia a la vida y renace de nuevo", y se lo consideraba símbolo del amor eterno. La cruz cátara presenta una figura muy similar. Los cátaros creían que este mundo era el verdadero infierno, y que Cristo, al descender a la tierra, se sacrificó sólo para ellos. Guardaban estrecha relación con el Grial y encierta época se creyó que eran sus guardianes. También se ha representado como pescadores a Poseidón, a Hércules y a Hermes, dios de los viajes y guía de las almas en su trayecto al más allá, lo cual demuestra la importancia del pescador, proveedor de alimentos físicos y espirituales.
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Poseidón, Hércules y Hermes pescando Reconstrucción de una escena de un jarrón negro de lekythod
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Renacimiento
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El Caldero de Gundestrup Plata dorada. Dinamarca, siglos II ó I aC. Museo Nacional de Copenhague
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Grial es un recipiente de iniciación y renacimiento, uno de sus predecesores fue el caldero renacentista, que aparece en la mitología celta, y en el que se introduce a los muertos, quienes después salen vivos pero privados del habla, para que no puedan revelar secretos de ultratumba, de manera similar cuando el Grial se manifestó a los caballeros de la Mesa Redonda, éstos quedaron imposibilitados para hablar. El caldero de Gundestrup ilustra el tema del renacimiento, mediante la hilera de guerreros muertos en combate, que aguardan a que el dios Cernunnos les devuelva la vida, introduciéndolos de cabeza en su caldero, esta misma imagen se repite en esta ilustración bíblica, donde se ve a un ángel bautizando un alma, que de este modo renace a una nueva vida espiritual.
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Escena de bautismo Ilustración de un manuscrito catalán, siglo VI. Museo Nacional de París
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Ceres Fresco de Pompeya, Italia, anterior al año 79. Museo Nacional de Nápoles
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Pila bautismal de piedra Inglaterra, siglo XII
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Mercurio en el recipiente hermético Según Johann Conrad Barchusen, Elementa Chemiae, Leiden, 1718
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Ceres, diosa de la fertilidad, lleva una antorcha y un plato que contiene espigas maduras de cereal. Se trata de símbolos de la fecundación de las tinieblas por la luz del sol, la luna y las estrellas. La imagen de la madre tierra como matriz o recipiente de nueva vida, y la de la pila que contiene el agua de la vida, se reúnen en la pila bautismal de Herefordshire. Del agua hermética de la vida nace Mercurio, como culminación de la Magna Obra, después de sus numerosos procesos de transformación.
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Círculos del infinito
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Círculo megalítico de Swinside Cumbria, Inglaterra
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El concepto más elemental de la imaginación humana es el círculo. Aparece en las pinturas rupestres más antiguas, lo encontramos tallado en monolitos que señalaban lugares de culto, que también estaban dispuestos en círculo. En el medievo se creía que el cielo era una cúpula, sobre la cual se movían las constelaciones, dando la vuelta a la tierra e influyendo en el destino de los humanos según su posición en el zodíaco. La imaginería del Grial aparece en un zodíaco tomado de un libro de Lars Ivan Ringbom (Ver siguiente): el castillo del Grial ocupa el centro del mundo, rodeado de agua. La luna está en cáncer, cuya piedra es la esmeralda (Wolfram describió el Grial como una esmeralda). Cáncer es también el signo que sirve de entrada al alma divina en el mundo, tal como el Grial se apareció a los caballeros de Camelot. La luna ocupa también Géminis, signo de los opuestos, pero el sol está en Libra, manteniendo el equilibrio entre los aspectos terrenal y espiritual del ser humano. Los chinos representaban el cielo como un disco con el símbolo pi, al menos desde el siglo VII aC. La tierra, tsung, era un recipiente cuadrado, forma que se atribuía al mundo. La unión del cielo y la tierra, lo masculino y lo femenino, el espíritu y el recipiente, significa la perfección.
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El Templo del Grial en el centro del Zodíaco Dibujo de Lars Ivan Ringbom, Graltempel und Paradies. Estocolmo, 1951
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Pi Jade tallado. China, dinastia Chou, siglo VII aC.
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Llegada de Galahad a la Mesa Redonda Ilustarción del manuscrito Le livre du messire Lancelot du Lac, Francia Siglo XIV, Biblioteca Nacional de París
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Cuando el Grial pasó por el reino de Arturo, tuvieron lugar extraños acontecimientos; en una de sus inesperadas apariciones ante los caballeros de la Mesa Redonda, se anunció la llegada de Galahad, dotado de poderes milagrosos que le permitirían sacar la espada de la piedra y sentarse en el Sitio Peligroso sin que le ocurriera nada. La forma circular de la Mesa Redonda evoca el círculo de los cielos, en cuyo centro se encuentra el Grial. en la forma circular del cráneo están contenidas la conciencia y la fuerza vital, simbolizada también en los genitales (cuando el rey pescador recibe una herida en la ingle, pierde su fuerza vital). La copa tibetana, hecha con un cráneo montado en un pie y dotado de una tapa, se utiliza como objeto ritual y contiene simbólicamente sangre humana u otras sustancias vitales del cuerpo. El objetivo de la meditación es alcanzar el nirvana, renunciando a todo deseo y apego a la vida (simbolizados por el empleo del cráneo), así como la culminación de la búsqueda del Grial es la muerte del cuerpo físico y el renacimiento del espíritu a la vida eterna.
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T´sung de jade China, comienzos de la dinastía Han (206 aC.-220 dC.). Museo de arte de Seattle
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Copa hecha con un cráneo Bronce dorado. China, siglo XVII. Museo Guimet, París
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El templo del Grial
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Bandeja persa de bronce Período sasánida. Staatliche Museum, Berlín
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El Takt-i-taqdis como centro del mundo Mapa de Ringbom en Graltempel und Paradise
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El Takt-i-taqdis Dibujo de lars Ivar Ringbom. Graltempel und Paradise, Estocolmo, 1951
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Durante su permanencia en al tierra, el Grial necesitó alojamiento y, dado su carácter espiritual, el mismo tubo que ser un templo. La historia del templo del Grial resulta bastante complicada, y en ella intervienen numerosas imágenes diferentes, incluyendo la del paraíso terrenal. En la Persia del siglo VII, el rey sasánida Cosroes II construyó un templo digno de alojar la reliquia de la Santa Cruz, que había sido arrebatada a Jerusalén. Aunque ahora se lo llama Takt-i-Suleiman, su nombre original era Tak-i-Taqdis, o Trono de los Arcos (debido a sus veintidós arcos); el grabado de la bandeja de bronce representa, casi con seguridad, una descripción de aquel templo. Hasta mediados del siglo XX no se relacionó el Takt con el templo del Grial, pero entonces Ringbom aventuró su teoría de de que el Takt sirvió de modelo para el templo del Grial que Albrecht describe en Der Jüngere Titurel (ver "El templo de los misterios"). Ringbom realizó un boceto del templo basándose en el diseño de la bandeja, y así mismo trazó un mapa que representaba el Takt como centro del mundo (de acuerdo con el concepto del templo del Grial como equivalente del Paraíso), construido en una colina rodeada de agua y oculta entre montañas.
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El templo del Grial Pintura al óleo de Max Brückner, basada en los decorados de Parsifal de Wagner, siglo XIX
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La reconstrucción del templo del Grial diseñada para Pasifal (ver también) presenta una notable similitud con el Takt-i-taqdis, con sus numerosos arcos y el altar en el centro. El arquitecto Sulpice Boisserée reflejó el espíritu del siglo XVIII en su intento de diseñar el edificio perfecto, aunque el tema elegido no correspondía a la época (sus contemporáneos apenas conocían la leyenda del Grial, y no les interesaba), lo cual demuestra que el Grial no había caído en el olvido, ni siquiera en la era de las luces.
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La cúpula del Grial (Alzado) Sulpice Boisserée, Francia, siglo XVIII
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La cúpula del Grial (Plano) Sulpice Boisserée, Francia, siglo XVIII
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La Mesa Redonda
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La Última Cena Ilustración del manuscrito francés Codex Purpureus Rossanensis, del siglo VI. Este se haya depositado en la catedral de Rossano
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La Mesa del Grial Ilustración del manuscrito Messire Lancelot du Lac, de Gaultier Moap, Francia, siglo XV. Biblioteca Nacional de París
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Galahad sentado en el Sitio Peligroso Ilustración del manuscrito Li Roumans du bon chevalier Tristan. Francia, siglo XV. Biblioteca Nacional de París
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Son tres las mesas relacionadas con el Grial: la de la Última Cena, la mesa a la que se sentaban los primeros guardianes del Cáliz, y la Mesa Redonda del rey Arturo y sus caballeros. Según la tradición las tres eran redondas, y quienes se sentaban a ellas eran los dedicados a la búsqueda de la plenitud espiritual. El Grial se apareció a los caballeros de la Mesa Redonda 450 años después de la pasión de Cristo, en la fiesta de Pentecostés, el día en que se había anunciado la llegada de Galahad. Al entrar este último, en presencia del Grial, todos los caballeros quedan sin habla. El día de Pentecostés los apóstoles "empezaron a hablar en otras lenguas, con palabras que el Espíritu Santo puso en sus bocas"; también ellos quedaron iluminados, del mismo modo que los caballeros a la llegada de Galahad (al comprender que se aproximaba la llegada de la curación del Rey pescador y la Tierra Desolada). En la mesa de Pentecostés, los apóstoles vieron lenguas de fuego y, de manera similar, el Grial despedía rayos de luz en su aparición ante los caballeros de la Mesa Redonda. La mesa de Belenos estaba destinada a las ofrendas dedicadas a dicho dios celta, que murió y resucitó, provocando la muerte y renacimiento de la tierra, del mismo modo que que la herida y curación del Rey Pescador repercutieron en su país.
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La mesa de Pentecostés Ilustración del manuscrito Codex Latinus, siglo XII, Staatsbibliothek de Munich
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Mesa para las ofrendas a Belenos Museo Borély, Marsella
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De: Thenard |
Enviado: 27/07/2010 21:26 |
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Enviado: 14/06/2005 21:53 |
Viaje
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La hermana de Perceval Ilustración del manuscrito Codex Pal. 566, siglo XV. Biblioteca Nacional de Florencia
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La búsqueda del grial es un viaje hacia la iluminación y la vida eterna. En los relatos abundan las embarcaciones misteriosas, que se mueven sin obedecer a los vientos ni a las mareas, llegando de repente y zarpando al instante para llevar a los caballeros y a sus acompañantes a tierras desconocidas donde les esperan nuevas aventuras. Ya cerca del final de su búsqueda, Galahad, Perceval y Bors se embarcan también en una nave mágica que perteneció a Salomón y que ahora transporta la lanza ensangrentada del Grial y el cadáver de la hermana de Perceval (que dio su sangre y su vida para salvar a una dama moribunda). Su cuerpo incorrupto acompaña a los caballeros en su viaje hacia Sarras, la ciudad del Grial. El barco de los necios es una parodia del viaje hacia la iluminación; navega interminablemente, a capricho del viento, mientras que los caballeros del Grial son guiados por el poder de la copa sagrada (ver también). A María, el recipiente vivo, se la representa a menudo transportando al Niño Jesús en un barco
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El barco de los Necios De una edición de The Shyppe of Fooles, París, 1500
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La Madre de Dios como barco Miniatura de un salterio de orígen deconocido, que se conserva en la Biblioteca Nacional de Belgrado
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Hércules Vasija ática de estilo dórico. Siglo V a.C. Museo Etrusco gregoriano. Vaticano
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El viaje del héroe solar a través del mar es tema habitual en la mitología mundial. Uno de los héroes más famosos fue Hércules. Quien para llegar a la isla de Eritrea y robar el ganado de Gerión, tomó prestada la gran copa de oro en la que Helio, dios del sol, atravesaba los mares cada noche para regresar a Oriente. Para muchos, el destino del viaje espiritual era el Paraíso, el reino del Preste Juan y del Grial. El jardín del Edén, escenario de la caída del hombre, se representaba a veces como un barco que navega entre el cielo —el ángel en el castillo— y las fauces hambrientas del infierno.
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El Paraíso como barco Tomado de Adamus colluctancium aquilarum, de Wynandus de Stega, siglo XV, Biblioteca Vaticana
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La búsqueda del Grial
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El Ciervo Divino Ilustración del manuscrito Estoire du Saint Graal, siglo XV. Biblioteca Real de Bruselas
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El altar del Grial Ilustración de Edward Burne-Jones para la portada de The High History of the Holy Graal
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El comienzo y el final de la búsqueda son momentos específicos. Entre estos dos puntos se extiende un mundo de extrañas aventuras, maravillas y misterios. Para llegar al templo del Grial los caballeros que partieron de Camelot deben superar múltiples temas y sufrir terribles penalidades. Pero normalmente, cuando creen haber perdido definitivamente el camino, aparece un enigmático ciervo blanco, o un misterioso ermitaño, que les guía a través de los laberintos de los bosques y colinas. En la iconografía medieval, el ciervo era símbolo de Cristo y del anhelo del alma por reunirse con Dios, lo cual explica su aparición en éste contexto (aquí se le ve acompañado por varios leones, símbolos de la resurrección de Cristo). El Grial en su Templo, bajo un palio que se puede interpretar como signo de poder soberano, el de la sangre de Cristo que desciende del cielo (la cúpula) hasta el Grial (el cáliz de la misa) colocado sobre el altar. Este hecho constituye el objetivo de la búsqueda.
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Lanzarote en Corbenic Siglo XV. Biblioteca Nacional de Florencia
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Perceval, Galahad y Bors llegan hasta el Grial Ilustración de Messire Lancelot du Lac, de Gaultier Moap. Francia, siglo XV, Biblioteca Nacional de París
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Al acercarse al castillo del Grial, Lanzarote ve en una visión a los ángeles transportando un ciervo blanco; éste lleva al Niño Jesús entre los cuernos, lo cual indica que aquél se acerca al reino espiritual. Cuando los tres caballeros llegan al castillo del Grial, participan en una misa en la que, por primera vez, ven el cáliz sin velos que lo cubran.
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De: |
Enviado: 14/06/2005 21:56 |
El cáliz y la piedra
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Corpus Christi Ilustración de Meinrad Craighead. Inglaterra, 1980
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Lulay luley, lulay luley El Halcón se llevó a mi compañero.
Lo hizo subir, lo hizo bajar Lo llevó a al arboleda seca
En aquella arboleda había una cama Con colgaduras doradas y rojas
Y en aquella cama yacía un caballero Cuyas heridas sangraban día y noche.
Junto a la cama se arrodillaba una doncella Que sollozaba noche y día.
Y junto a la cama había una piedra Con la inscripción "Corpus Christi"
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En esta misteriosa canción medieval, The Corpus Christi Carol, abunda los elementos de la leyenda del Grial: El lecho donde yace el caballero herido (el Rey Pescador), la doncella que llora (María), la arboleda seca (la Tierra Desolada) y la identificación de la figura herida con Jesucristo, como indica la inscripción de la piedra. Wolfram describía el Grial como una piedra: una esmeralda de la corona de Lucifer que cayó a la tierra y en la que posteriormente se talló la copa. También la piedra negra de la Meca constituía, según Mahoma, el medio de comunicación con Dios. Mahoma bendijo la piedra antes de trasladarla a la Kaaba, donde permanece instalada. Para los musulmanes, la Kaaba constituye el centro del mundo, como lo era el Grial para los caballeros que iban en su busca (ver El Templo del Grial).
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La Piedra Negra Ilustración de un manuscrito del siglo XIV. Biblioteca de la universidad de Edimburgo
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La Meca como centro del mundo Ilustración de un manuscrito del siglo XVI. Biblioteca Nacional de París
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El Castillo de la Joya Ilustración del manuscrito Speculum Humanae Salvationis, siglo XIV. Biblioteca Nacional de París
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El santuario de la piedra Tomado de De Groene Leeuw, de Goosen van Vreeswick. Amsterdam, 1674
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Para los alquimistas, la creación de la piedra filosofal representaba un paso fundamental para la Magna Obra. La piedra se representaba a veces como una esmeralda escondida en un castillo, o en el centro de un laberinto cuya llave sólo poseían los iniciados. Aquí vemos a la muerte revelando la piedra solar o piedra de luz, oculta bajo la montaña, exactamente como aparece el Grial en el moderno icono de José de Arimatea (ver también)
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La muerte revelando la piedra solar Del libro Besondere versuche vom mineral geist de P. M. von Repurs. Leipzig, 1772
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Enviado: 14/06/2005 21:57 |
Alquimia
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Guerra en los cielos De Les Prophécies de Merlin, París, 1498
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La base de la magna obra alquímica era la conciliación de los contrarios, la conciliación de la armonía dividida entre el cielo y la tierra, la realización práctica y simbólica del aforismo "lo de arriba es como lo de abajo", escrito en la tablilla de esmeralda de Hermes Trismegisto, el legendario fundador de la alquimia. Tal vez debido a que también el Grial se describió en ocasiones como una esmeralda, se estableció una relación entre las leyendas del vaso místico y el proceso alquímico, aquí vemos a Alchymia, sosteniendo el recipiente hermético, en cuyo interior tiene lugar la obra y que, como el Grial, se creía que contenía la clave de todos los misterios.
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Alchymia De Quinta Essentia, de L. Thurneisser zum Thurm. Münster, 1570
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Concepción del Unicornio Grabado de Ernst Fuchs, Austria, 1951. Museo de Arte e Historia de Friburgo
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El enlace místico entre el sol y la luna es un proceso esencial de la alquimia y aparece en la Concepción del Unicornio de Fuchs, alegoría de la Inmaculada Concepción (el unicornio representaba el principio femenino, el recipiente, relacionado con la luna como el león con el sol; también representaba el bien perfecto). La unión alquímica del sol y la luna coincide con el nacimiento del fénix, que triunfa sobre el tiempo. En el Parzival, el más alquímico de los textos del grial, se dice expresamente que el poder del Grial permite al fénix vivir de nuevo; los alquimistas creían que la lapis philosophorum podía, como el Grial, curar todas las enfermedades y proporcionar vida y juventud eternas a quien los poseyera. En esta imagen de contenido secreto del Recipiente Hermético, aparece una vez más el pescador, repetido en los sucesivos círculos de la búsqueda de la verdad, y dirigiéndose siempre hacia el centro, punto donde el misterio del Grial o de la piedra eleva al hombre, permitiéndole unirse con la divinidad.
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El Contenido secreto de la Obra Del Mutus Liber, atribuido a Tolle de la Rochelle, 1677
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La Piedra Filosofal De Les Douze Clefs de la Philosophie, de Basilius Valentinus, París, 1659
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Enviado: 14/06/2005 21:58 |
La culminación
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La revelación final del Grial representa la ascensión a un plano superior de existencia, objetivo básico de todos los místicos. La diosa Kuan Yin se eleva desde el centro del loto, la flor que simboliza la unión en la perfección, con su recipiente de "dulce rocío", bebida mágica de los que han alcanzado la culminación de su empresa: Galahad llega al fin al templo del grial, centro vital de la búsqueda de Dios en el infinito. Al llegar es éste punto, el misterio del recipiente sólo puede expresarse en términos semiabstractos, como por ejemplo la "sílaba-semilla" tibetana, que representa el siddha o "forma perfecta" del Buda Vairocana, y donde el símbolo ocupa la imágenreal; del mismo modo, el Grial, sobre el que desciende la paloma celestial, es como un mandala que representa a Cristo, la luz prometida, el puente entre los planos inferior y superior, la tierra y el cielo, el hombre y Dios, lo temporal y lo infinito
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La diosa Kuan Yin surgiendo del centro del loto Estatua de bronce dorado de la dinastía Liao. China, siglo XII. Museo Británico, Londres
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Sílaba-semilla que representaba a Vairocana Pergamino pintado. Japón, siglo XV. Museo de BellasArtes, Bostón
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La paloma celestial desciende sobre el Grial Talla de la Tumba del arzobispo Teodoro, Italia, siglo VI, San Apolinar de Classe, Rávena
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