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General: De las Prácticas Necesarias para entrar a la Vida Espiritual
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: ☼TäRA☼  (Mensaje original) Enviado: 31/07/2010 17:38
De las Prácticas Necesarias para entrar a la Vida Espiritual






1.- La práctica que me parece la más sagrada, la más general y necesaria en la vida espiritual es la Práctica de la Presencia de DIOS. Ésta consiste en el entrenamiento del alma para encontrar su alegría en la Divina Companía de Él, sosteniendo con Él a toda hora y a cada momento una humilde y amorosa conversación, sin fijar regla o método establecido, en cada instante de nuestras tribulaciones y tentaciones, en todo momento de aridez de nuestra alma y de falta de confianza en DIOS, sí; e incluso cuando caemos en deslealdad y en actos de pecado.

2.- Debemos aplicarnos incesantemente a esta única finalidad, a gobernar de tal modo nuestras acciones que éstas sean pequenos actos de comunión con DIOS; pero éstos no deben ser premeditados; deben presentarse con naturalidad, desde la pureza y sencillez del corazón.

3.- Debemos hacer todas las cosas con atención y templanza, sin impetuosidad ni precipitación, las cuales denotan una mente no disciplinada. Debemos hacernos cargo de nuestras labores en silencio, calmada y amorosamente, rogando a Él
que haga prósperas las obras de nuestras manos; porque así, conservando nuestra mente y corazón concentrados en DIOS, estropearemos la iniciativa del maligno y azotaremos sus armas contra el suelo.

4.- Cuando estemos ocupados o meditando sobre las cosas espirituales, incluso en nuestros momentos de plena devocion en que nuestra voz eleva una plegaria, debemos interrumpir por un breve momento, tan a menudo como podamos, para adorar a DIOS en la profundidad de nuestro ser, para saborearLe aunmque sea pasajeramente, para tocarLe aunque sea a hurtadillas. Ya que no puedes saber sino que DIOS está contigo en todo cuanto emprendes, que Él esta en la profundidad y en el centro mismos de tu alma, ?porqué no te detienes un instante de cuando en cuando en tus ocupaciones exteriores, e incluso en el acto mismo de orar, para adorarLe en el interior de tu alma, para alabarLe, para pedir su ayuda, para ofrecerLe el servicio de tu corazón y darLe gracias por todas sus amorosas bondades y delicadas misericordias?

?Qué oferta hay más aceptable a DIOS que la de abandonar así, a lo largo del día, las cosas de importancia externa para retirarse a adorarLe en los lugares secretos del alma? Al hacerlo así destruímos además, el amor propio, el cual únicamente puede subsistir entre las cosas de los sentidos, y de las cuales estos momentos de silencioso recogimiento con DIOS nos libran casi inconscientemente.

5.- Estos actos nuestros de adoración deben ser motivados y guiados por la fé. Debemos creer sinceramente que DIOS está , esto es un hecho, en el interior de nuestras almas; y que nosotros debemos adorarLe y amarLe y servirLe en espíritu y en verdad; que Él todo lo ve; y que para Él todos los corazones están abiertos, los nuestros y los de todas Sus criaturas; que Él tiene existencia propia, mientras que está en Él que todas Sus criaturas vivan y se muevan y tengan el ser, que Su Perfección es Infinita y Soberana y exige la completa entrega de nosotros mismos, de nuestras almas y cuerpos. En absoluta justicia, debemos a Él todos nuestros pensamientos, palabras y acciones. Hagámonos cargo de pagar nuestra deuda.


6.- Está sobre nosotros la necesidad de examinarnos a nosotros mismos para averiguar cuáles son las principales virtudes de que carecemos, y cuales son para nosotros las más difíciles de adquirir. Debemos procurar aprender cuáles son los pecados que más facilmente nos atacan, y cuáles los momentos y ocasiones en que caemos con más frecuencia.


En el momento de la lucha debemos recurrir a DIOS con perfecta confianza, permaneciendo firmes en la Presencia de su Divina Majestad. En humilde adoración, debemos decirLe nuestros pesares y nuestras faltas, pidiéndoLe amorosamente el auxilio de Su gracia; y en nuestras debilidades, hallaremos en Él nuestra fortaleza.

La Práctica de la Presencia de Dios
por el Hermano Lorenzo


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