Las mujeres son realmente poderosas, poseen dones únicos. Es por eso que han sido consideradas una amenaza por tantas culturas modernas dominadas por los hombres y la jerarquía religiosa. Las mujeres están especialmente sintonizadas para caminar, tanto en el mundo espiritual como en el mundo material. Son grandes promotoras y creadoras de energía y el cambio. Su gran capacidad de integración las ha hecho especialmente empáticas y dotadas para ver y comprender el pasado. En última instancia, sus roles como cuidadoras y alimentadoras han abierto sus corazones y la conciencia en muchos niveles del universo. Sus dones espirituales pueden ser profundos.
Por desgracia, las mujeres han comenzado a perder esa comprensión de sus dones, ya que han luchado por sobrevivir en las sociedades insensibles de hoy. Muchas viven como víctimas de la violencia, víctimas de delitos contra el honor. Con demasiada frecuencia, sus corazones se sienten dolidos, inundados de miedo. Se han olvidado de quiénes son. Se han olvidado de sus instrucciones originales como seres humanos y como mujeres.
Sin embargo, la mayoría de las culturas indígenas reconocen las cualidades únicas y poderosas de la mujer. En muchas culturas fueron veneradas y respetadas. En algunos casos, toda la estructura de la sociedad era matriarcal. En otros, los dones espirituales especiales de las mujeres fueron reconocidos y considerados imprescindibles para conectar con la Divinidad. En todo el mundo indígena, las mujeres a menudo cumplen roles como dirigentes, asesoras o guardianas de sabiduría. Muchas veces, ellas son curanderas de la comunidad y videntes, aunque eso, en algunas culturas, se reserva para las mujeres en edad post-menopáusica.
También se reconoce que la mujer en su luna, su período de menstruación, es más poderosa, aunque se considera un momento en el que ella está perdiendo literalmente su sangre por la humanidad, purgando y purificándose a sí misma para hacer espacio para las energías creadoras y la vida por llegar.
Debido al carácter sagrado de esto, algunas culturas indígenas sacan a sus mujeres fuera de la aldea durante su tiempo de luna. Esto no es una prohibición o discriminación, como se supone popularmente hoy. Es un período de protección y descanso de las duras tareas de sus vidas, unos días de descanso al mes. Es un tiempo en que se reúne con otras mujeres y le sirven comida que no tiene ella que cocinar. Es también un tiempo para la reflexión o el intercambio y la vinculación con otras mujeres. En resumen, un momento de respeto, honor y descanso.
Durante este tiempo, también no participan ni se acercan a cualquier ceremonia que se realiza. Hay una buena razón para ello. La razón principal, muy lógica, es que nunca es una buena idea iniciar una ceremonia mientras que otra está en proceso, y ese período suyo es considerado una ceremonia
Copyright©2015_Maggie_All rights reserved
|