¿Tú quieres verdaderamente que hablemos de lógica?
Venga pues vamos a ello… hablemos de lógica. Imagina querido
Armando que tú eres un hombre muy sabio y quieres rescatar a tres de tus hijos
perdidos hace años. Se han marchado de tu lado, has envejecido y solamente
quedan a tu lado los tres mayores.
Estos tres mayores han sido siempre muy honestos y no tienes
ninguna queja de ellos.
Pero lo cierto es que el añorar a los tres pequeños que se
han ido, no sientes ninguna alegría que celebrar.
Un día piensas en cómo poder hacer para saber de ellos y
encuentras un modo; enviar a los tres mayores en su busca. Quieres lograr que
al menos te recuerden y puedan también recordar sus raíces; pero quieres que
todo transcurra sin obligarles a nada; así que trazas un verdadero plan. En ese
plan es muy importante que intervengan tus hijos mayores, pero antes de nada
deseas hacerles saber que hay algunas reglas que han de cumplir, porque repito,
no quieres obligarles a los pequeños a nada...
Y les dices a los tres mayores: “es mi deseo que algún día
sientan la necesidad vuestros pequeños hermanos de regresar y de saber cuál es
su linaje y a dónde pertenecen y eso solo podrán verlo si les servís de
ejemplo. Servirles de ejemplo es enseñarles a hacer las cosas como se hacen aquí.
Servirles de ejemplo es ayudarles a sentir y a respetar todo como se siente y
se respeta aquí. Se les puede y se les debe guiar, pero siempre respetando sus
tiempos. A una oruga que quiere llegar a ser una mariposa, no se le debe ayudar
a lograr ser fuerte tirando tú del capullo del que quiere desprenderse, porque
si le haces tú su trabajo, nunca sería fuerte al no practicar y no podría
afrontar la dureza de la vida que le espera. Por tanto queridos hijos mayores,
podéis ayudar, pero nunca podéis poneros en su lugar de ninguna de las maneras.
Esa regla tenéis que respetarla porque es el único modo de que lleguen por sí
mismos y sean dignos de ser quienes son. ¿Queda claro?”
Estos hermanos mayores (y nunca mejor dicho), se ponen en
camino y tras muchas vicisitudes, logran contactar con uno de los pequeños. En
un principio, para que no se sienta agobiado, no le revelan quiénes son; así
que se hacen pasar por viajeros normales y durante un tiempo están ahí
observando y nada más.
Este muchacho comienza a sentir curiosidad por estos seres y
comienza a hacerles preguntas como de dónde vienen, cómo se vive en ese lugar y
qué es lo que les ha traído hasta donde él se encuentra.
Uno de los tres hermanos mayores, el que más experiencia
tiene, le responde: “¡vaya! Veo que sientes mucha curiosidad por todo lo que te
rodea incluidos los recién llegados, sean de donde sean ¿eh?”
Y el muchacho responde que le gusta mucho saber de todo. Y
que la mejor forma de saber de todo es preguntando a forasteros que viajan y
que conocen lugares, porque ellos son como libros abiertos que le traen cosas
que desconoce.
“Eso está bien querido amigo – les responde el hermano mayor
– pero en realidad no somos más que tú, ni somos distintos. Tenemos más
experiencia eso sí, pero no es algo que tú no puedas adquirir por ti mismo”…
“¿Por mí mismo? Jajaja yo no puedo ni dar un paso lejos de
aquí. Aquí tengo todo lo que me interesa y no se me ha perdido nada más allá. Además,
si me lo contáis vosotros todo, ¿para qué necesito yo viajar por ahí?”
Y el hermano mayor, con mucha clama y ternura le respondió:
“Nosotros no podemos contarte todo porque muchas de esas
cosas que hemos vivido sólo pueden llegar a saberse cuando se experimentan por
uno mismo. Yo podría tratar de hacerte saber cómo me siento cuando me baño en
la aguas de un lago que existe en nuestro lugar de origen; pero mis otros dos
hermanos no tienen porqué sentir igual que yo. Cierto es que se han bañado en
el mismo lago, pero las sensaciones y las necesidades no fueron las mismas.
Hay cosas que han de vivirse por cada cual, se pueden compartir
los relatos, pero no se aprende si te lo cuenta otro, porque te puede relatar
algo que no se correspondería a lo mismo que sentirías tú. Además, tampoco
puedo saber si tú te hubieras enfrentado a las cosas que yo viví, con la
entereza que lo hice yo. Podría ser que no hubieras vivido ni la mitad porque
te hubiera faltado valor, temple, o cualquier otra habilidad que aún quizás no
hayas desarrollado. Creo que no estás preparado ni siquiera para entender de qué
estoy hablando y lo creo humildemente y espero no causarte ninguna molestia por
sincerarme contigo”.
Entonces este muchacho entra en cólera y le pide que se
vayan. “Si no vais a compartirme nada, entonces será mejor que os alejéis de
mi, porque no me gusta la gente que no tiene nada que ofrecerme”.
Los otros dos hermanos mayores tratan de hacerle entrar en
razón y este joven muchacho les pregunta si ellos piensan como el primero, a lo
que le responden que en coherencia, sí que lo piensan y así se pronuncian.
Bueno, no quiero hacer este relato muy largo (aunque a mi me
gusta contar cuentecillos jajajaja), porque no quiero cansarte querido Armando,
pero quiero referirte que con el segundo hermano pequeño cuando lo encuentran
les ocurre lo mismo o parecido. Aunque este les ofrece dinero por lo que saben
y así podría escribir un libro y hacerse famoso. Les chantajea incluso para que
accedan si es que quieren vivir tranquilos en esa zona.
Así que por tanto los tres hermanos mayores no ven posible ningún
acercamiento.
Y bueno, después de un tiempo de estar por allí, cuando ya
pensaban abandonar porque no tenían noticias del tercer pequeño que faltaba por
encontrar, se disponen a preparar viaje de regreso a su lugar de origen. Y
ocurre que necesitan comprar algunas cosas como provisiones, ropa y enseres;
por tanto se van una zona que les han indicado donde existen almacenes bien
pertrechados.
Cuando están allí mirando los artículos, les atiende un
jovencito avispado que hace las tareas de dependiente. ¿Eres tú el dependiente
amigo? – preguntan.
“Sí, bueno, soy el dependiente, soy el de los recados, soy
el que trae el botijo del agua. Y a veces soy también el encargado de la limpieza,
pero cobro como si fuera el esclavo de un amo poco dadivoso jajajajaja… ah y
encima estoy contento de tener trabajo, aunque no llegue a fin de mes jajajaja…
¿en qué les puedo servir señores?”
Los tres hermanos mayores se miraron como pudiendo reconocer
esa energía tan dicharachera en ese pequeño y asintieron con la cabeza, se habían
percatado de que ese muchacho merecía la pena que se concentraran en él. Y uno
de ellos les preguntó lo siguiente:
“Oye pequeño joven, ¿a parte de ser todo eso que has dicho
que haces en la tienda, sabes por un casual de dónde procedes? ¿Sabes algo más
de ti que tenga que ver con tus orígenes?”
“No sé nada de mi, solo lo que ustedes ven”. Dijo el
muchacho agachando la cabeza como con cierto rubor que delataba humildad al
mismo tiempo.
“¿Y tú que harías por poder descubrir quien eres y las demás
cosas que puedes hacer? ¿Querrías ser enseñado a descubrirlas?”
El muchacho solo acertó a abrir los ojos como platos y a balbucear
algo así como…
“Bueno, yo no sé si no les haré perder el tiempo, soy
bastante torpe y lo único que sé hacer son las cosas de aquí y porque me han
obligado, sino ni eso…”
En fin, le dijeron que podrían ser sus guías y maestros para
enseñarle todo aquello que necesitara saber para ir tomando experiencia, pero que
tendría que trabajar mucho, poner interés en querer aprender y sobre todo
aceptar ser enseñado respetando los tiempos. Y le explicaron que respetar los tiempos
significa vivir lo que le corresponde en el tiempo que vive y no asomarse a lo
que tiene que vivir más adelante, porque ni le corresponde, ni sabe si se
merece llegar a ello y si realmente habrá llegado por sus propios méritos
logrados por con esfuerzo.
El muchacho no lo entendía bien del todo, pero dijo que sí,
que él trabajaría para merecerse las cosas y que lo haría cada día poco a poco.
Y que no trataría de saber nada de lo que llegara del futuro porque entendía
que eso del futuro le correspondería crearlo a él en su presente.
Ahora yo te digo Armando, ¿honestamente te has planteado
alguna vez lo que ocurre cuando a un humano le entregan una tecnología del
futuro? ¿Te has dado cuenta de que convierte eso en poder y luego arrasa a sus
hermanos con ello? ¿Necesitas que te ponga ejemplos de eso? ¿Has oído hablar de
Nicola Tesla? ¿Tú sabes que murió ninguneado y en la más absoluta miseria?
¿Qué crees que ocurriría si le proporcionaras a un simio una
pistola láser?
Y ya que querías lógica, hablemos de coherencia, te pongo por
ejemplo al Vaticano; es la poseedora de los mayores secretos del mundo, con una
biblioteca que hasta los viajeros del cosmos acuden a consultar. ¿Dónde está la
coherencia del manejo de toda esa información? ¿En qué la han empleado? ¿Si
estuviera en tu mano se la habrías proporcionado tú? ¿Y dime, un presidente de
gobierno que cuando llega al poder, se da cuenta de que es poseedor de toda
información sobre sus ciudadanos y que tiene poder para usarla como quiera,
crees que será sabio y humilde y la usará para aprender las necesidades que
tienen y subsanarlas?
¿Tu le entregarías “información” a alguien que no está
preparado para usarla?
¿Tú le adelantarías cosas del futuro a un planeta que no
sabe cómo aprender de su pasado, ni cómo resolver sus conflictos del presente a
no ser por medio de la violencia, la falta de libertad, las guerras y el odio?
Y claro, tú dirás, “bueno yo me refería a que se lo dijeran
a gente que vibre bien y sea afín a ellos, por supuesto”…
Y yo te respondo, ¿sabes cuántos se han corrompido o
distorsionado por la información que les ha ido llegando y que no han sabido
digerir?
No te haces ni idea querido Armando. Yo mismo tengo “alumnos”
o compañeros del camino que o bien han quedado rezagados porque esa información
de si mismos les ha agrandado el ego, o bien han empleado las habilidades que
han adquirido para hacer dinero fácil con ello. Y no voy a señalar a ninguno,
pero muchos de los chicos de aquí saben muy bien de quiénes hablo…
No amigo no, no solamente no quiero que me digan, si no que
yo no pregunto. Y ¡ojo!, te lo está diciendo alguien que ha tenido muchos
conflictos con su canal por querer saber más cosas de las que me correspondían.
De hecho mi Maestro me rescató de eso al pedirle yo ayuda llorando como un niño
perdido y asustado.
Quería saber tanto que no me di cuenta de dónde me metía. ¿Y
sabes qué?
Veintidós años después de haberme rescatado, cuando ya todo
parecía controlado, le volví a dar la espalda “escuchando” a “otros maestros”
que me traían cosas nuevas y a cual de ellas más aduladora sobre mí.
Algunas cosas no puedo contarte porque pertenecen a mi
vivencia personal, otras porque me dan vergüenza y las otras porque no las
entenderías…
Pero quiero que sepas algo, la única LÓGICA que he conocido
durante los últimos veinticinco años de mi vida, no estaba en mí, ni estaba en
quienes me rodean, ni en los libros, ni en las leyes humanas.
En el único lugar que encontré esa LÓGICA que reclamas ha
sido en mi Maestro.
O lo que es lo mismo, en la forma que ha tenido de enseñarme
poco a poco respetando los tiempos. En el cuidado que ha tenido de darme “el
alimento” con suavidad y sin empacharme. En la paciencia que ha empleado en
hacer que los pasos los diera yo aunque protestara y le echara cosas en cara. ¿Y
tú crees que yo hubiera echado a perder todo lo que he logrado en mí, solamente
por saber del futuro? Jajajajajaja… ¿Crees que he perdido la cordura?
¿Pero no te das cuenta de que mi futuro es ÉL?
Te dejo un abrazo muy grande Armando