Parte 11
Condiciones en las que el ser humano se puede encontrar en este mundo.
Condición tradicional.
En este caso, su libre albedrío lo coloca en su voluntad humana condicionada por sus conocimientos, sentimientos y emociones, para acomodar la Mente Positiva de Dios, y la Mente negativa de Satanás, en la conciencia del bien que se debería hacer y del mal que se debería evitar, conciencia normalmente aplicada según convenga a sus muy particulares intereses.
Condición espiritual positiva.
En este caso, el libre albedrío del hombre en su condición espiritual, permite que su voluntad abra la puerta de la Mente de Dios y se rinda a su voluntad aceptando a Jesucristo como su único Señor y Salvador Personal, para reconocer, a través de su espíritu, su imagen y semejanza en Dios cultivando la semilla de la fe sembrada en el jardín del alma para producir el Fruto del Espíritu que le hará disfrutar del Reino de Dios en abundancia en este mundo y estando atento para no quitarle la honra, la gloria y alabanza a Dios en su santísima Trinidad.
Condición espiritual negativa.
En este caso, su libre albedrío permite a su voluntad humana abrir la puerta del Tentador para someterse a su voluntad negativa y recibir un sin fin de tentaciones que serán sembradas en su jardín del alma para ser aplicadas en este mundo tradicional y materialista, dejando un pequeño visor en la puerta de la Mente de Dios, para pensar o sentir, que si él lo permite, también lo aprueba.
Cuando empezamos a notar que algo no está funcionando bien en nuestra vida en el aspecto material, físico, sentimental o emocional de acuerdo a las expectativas que nos forjamos en nuestra familia, en el trabajo o profesión, en lo social, o en nuestra fe en función de nuestros logros materiales, es cuando comenzamos a cuestionarnos: ¿con qué propósito hemos puesto nuestro mejor empeño en el afán de conseguir con esfuerzo, trabajo, sacrificio, o con otros medios, todo lo que necesitamos para satisfacer las necesidades en nuestra vida personal y familiar, y de ser posible, obtener aún mayores logros para no tener preocupaciones de ninguna especie.?
¿Con qué propósito?, si cuando miramos con cuidado nos damos cuenta de que todo ese afán nuestro por tener cada vez mayores logros materiales, alcanzados o no, lo que hemos conseguido no es ni remotamente lo que habíamos esperado de ese esfuerzo, y si queremos empezar a reflexionar como creyentes en Jesús sobre lo que ha pasado con y en nuestra vida, empecemos por ubicarnos dentro de cualquier condición anterior, y si nos encontramos en la primera o tercera condición, esforcémonos en buscar al Yo-Soy, al Yo verdadero que realmente habita en nosotros, para que reconozcamos, que todo lo que necesitamos para vivir plácidamente en este mundo material en el que coexistimos todos con todo lo creado, en el cristiano, depende única y exclusivamente de la alimentación que reciba nuestro espíritu de acuerdo a las enseñanzas que Jesús nos regala a través del estudio y la meditación y la reflexión en su Palabra.