Parte 15
La Honra y la Gloria y la Alabanza de todo lo aquí escrito le pertenece a Dios en su Santísima Trinidad, ya que por su Gracia y por su Amor, es que se hace esta invitación para interesarnos en encontrar la forma correcta de llegar al camino de la felicidad que perdura y que el hombre con mente abierta busca en forma constante, es decir, una búsqueda con orden y con el propósito para conocer el porqué fuimos creados como seres trinitos semejantes a Dios.
Para que nuestro enfoque y dirección de esa búsqueda sea en la forma adecuada, deberemos tratar de integrar las partes que conforman nuestro ser humano, cuerpo, alma y espíritu en la posición correcta, y para que así sea, tenemos que saber y reconocer, que al ser formados por Dios a su imagen y semejanza, fue porque él así lo decidió para que en su momento, según su plan en su orden y propósito, el hombre busque, encuentre y permanezca en su verdadera identidad, en él.
Al identificarnos plenamente con Dios a través de estas consideraciones, estaremos en la mejor posición para querer integrar correctamente nuestro ser humano, es decir, unir y fundir, propiamente dicho, nuestro cuerpo con nuestra alma, unir y fundir nuestra alma con nuestro espíritu, y unir y fundir nuestro espíritu con el Espíritu del Hijo Único de Dios, Jesús, quién se encuentra unido desde siempre y para siempre, con el Espíritu Santo de Dios, de tal manera, que logremos, que a través del discernimiento espiritual de la Palabra, puedan vibrar todos ellos en forma armoniosa y rítmica y así se convierta nuestro ser en afluente de la fuente original de vida verdadera, esa fuente de la que brota incontenible el Amor, la Tranquilidad, la Prosperidad y la Salud que todo ser humano desea, esa maravillosa fuente en la que encontraremos todas las respuestas a todas nuestras preguntas, todas las soluciones a todos nuestros problemas, toda la provisión a todas nuestras necesidades; Todo quiere decir, Todo, completo, no hay medias tintas, ya que la invitación que aquí se hace, no es de ninguna manera para buscar nuestro origen, la razón de nuestra existencia, o a dónde nos dirigimos con conocimientos tradicionales de humana sabiduría con los que hemos dejado que se manipule nuestra mente, dicho esto, sin el afán de molestar a nadie, por lo que, si nos dejamos conducir por todo lo anterior, lejos de acercarnos al camino de la verdad a la que queremos llegar, nos irá llevando por senderos más largos para llegar a él, ya que sin lugar a dudas seremos ubicados nuevamente en el lugar en el que actualmente nos encontramos, es decir, en el plano material en el que vivimos, y al cual, por tradición, le damos la más grande importancia en nuestro desarrollo, y esto nos distrae enormemente de querer conocer acerca del plano espiritual en el que, por origen, deberíamos desenvolvernos. Nos distrae, porque toda la información que recibimos en nuestra mente proviene de ese plano tradicional y materialista en el que el conocimiento espiritual ha sido manipulado de muchas maneras para seducir al hombre, y así, al recibir en nuestro cerebro toda esa información ya procesada en la mente, es enviada a nuestro cuerpo para tratar de cambiar esas situaciones negativas en el trabajo, en la familia, en la sociedad, en fin, en todos esos círculos en los que nos desenvolvemos y en los que de alguna manera no encajamos como quisiéramos.
Esto se da por el simple hecho de que desconocemos profundamente lo referente a nuestra disposición mental en el alma, lo que nos trae como consecuencia, que muchas veces ese desconocimiento nos lleve a pretender imponer a nuestros semejantes la autoridad espiritual o religiosa que creemos tener basados en nuestros "profundos conocimientos, nuestros irrefutables razonamientos y nuestros conceptos e ideas avanzadas," y al ver que lo único que logramos con nuestra actitud de suficiencia es provocar el rechazo, el desprecio, o la indiferencia de los demás, nos sentimos tal vez defraudados por todos ellos por esa terrible ignorancia que nos demuestran y que nos hace pensar en muchas ocasiones, que no merecen que nos molestemos en abrirles los ojos con nuestros avanzados conocimientos, ya que su necedad compite en gran medida con la nuestra, aunque algo, o alguien en nuestro interior, nos dice que tal vez nosotros somos los que de alguna manera no estamos tan bien como creemos estar, y cuando surgen estas consideraciones, es cuando empezamos a sentirnos defraudados con nosotros mismos, sentimiento muchas veces hace que nos sumerjamos en la desesperanza y en la confusión de pensamientos, que más que nada, nos alertan para que analicemos, que tal vez no todo lo que pensamos o decimos está tan bien como creemos; más sin embargo, al reflexionar en lo anterior, volvemos a involucrarnos en esas formas, métodos y sistemas tradicionales, porque nos hacen sentir o imaginar que podremos ser mejores casi como por arte de magia.