VLa sangre de Jesús
2 parte
Los obreros del Señor, encargados de declarar a otros la remisión de pecados por medio de la sangre de Jesucristo, deben ser diligentes en asegurarse (primero ellos) que sus pecados han sido perdonados. Tienen que tener una honestidad delante de Dios, de que cada obrero se encuentra limpio y consagrado, gracias a la sangre del Cordero inmolado, Jesucristo nuestr Señor.
El clamar por la sangre hace que el Espíritu Santo se manifiesta de una manera poderosa. En la guerra espiritual, y en las sesiones de liberación espiritual, el hecho de nombrar la sangre de Jesucristo, va a tener un efecto tremendo.
Su usamos, la sangre y la Palabra vamos a tener resultados victoriosos. "Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció al mismo libro y a todo el pueblo, diciendo: esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado. Y además de esto, roció con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio. Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión" Hebreos 9:19-22.
Por eso Cristo entró al santuario para que por medio de un único sacrificio y no por muchos sacrificios, obtuviéramos la salvación y la entrada al lugar santísimo, por medio de su sangre. Sin la cruz y la sangre, La Palabra sola no traería salvación. Por eso es que la Palabra va unida a la Sangre. Y el Espíritu Santo, entra en acción con esos pactos, el de la palabra y la sangre.
El clamar la sangre de Jesucristo en una sesión de liberación, generalmente trae resultados inmediatos. En la Biblia no se detalla exactamente la manera que la sangre debe ser usasda para expulsar demonios, los demonios se van en el nombre de Jesús. Y por consiguiente la sangre trae perdón, sanidad y consagración. Así que un demonio que vive sumergido en pecado, en el momento en que Jesús perdona el pecado a esa persona, ya el espíritu inmundo no tiene donde esconderse. Y tiene que salir expulsado. Una cosa es usar el nombre de Cristo como poder y otra aplicar la unción del Espíritu Santo. Ambas son muy efectivas a la hora de ministrar liberación. El poder es el derecho legal que nos dejo Jesús para usar su nombre. la unción es la manifestación misma de Cristo, en una persona que ha renunciado a la carne y vive consagrada al Señor. Usemos la sangre de Cristo, para liberación, para sanidad y para consagración. La sangre del Cordero es poderosa para todos los cristianos.