¨Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes¨. Mateo 7: 12.
Hallamos en el sagrado libro de Tobías esta sabia frase: ¨No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan¨ (4: 15). ¡Sí todos lleváramos a la práctica este consejo! Sí, a ti no te gustaría que, después de un día fatigoso y agitado no te dejan dormir; pues tampoco tú tengas tu radio a todo volumen, molestando al vecino que necesita, también como ser humano, del silencio. De ninguna manera sería grato que te pintarrajearan tu casa, entonces tampoco tú lo hagas y corrige enérgicamente a tus hijos sí realizan tan detestable acción. Pero Jesús es más exigente con nosotros y nos ordena: ¨Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacedlo también vosotros a ellos¨ (Mateo 7: 12); ahora no sólo se trata de no hacer, sino de hacer:
¿Quieres que te ayuden en tu necesidad? También tú ahora, socorre a los necesitados.
Cuenta una antigua leyenda que había en tiempos muy remotos fuera de las ciudades, un ¨basurero¨ de viejos, allí los hijos depositaban a sus padres cuando habían llegado a la ancianidad. En cierta ocasión un hombre trasladó a ese lugar, cargándolo a la espalda en una colcha, a su padre, lo dejó en aquella soledad y se volvió a su casa. Por el camino puso su atención en el cobertor que llevaba doblado al hombro, en el que había envuelto a su padre, y le remordió la conciencia… desandó lo caminado y, presentándose ante el anciano, le ofreció la colcha: ¨Para que te cubras¨, le dijo. ¨No, gracias, le respondió a su padre; llévatela, la va a necesitar tu hijo cuando venga a tirarte¨.
Marcos 10: 31: ¨Amarás a tu prójimo como a ti mismo¨.