Subindo en la Bandeja

"Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; No hay
para mí bien fuera de ti"

 (Salmos 16:2).

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Beatriz conmemoraba un año más  de vida,
 y su esposo, junto
con los hijos, organizaron una fiesta en su homenaje. Había
mucha alegría entre ellos y, en determinado momento,
pidieron que quedase sentada en su silla favorita en la
sala. El esposo y los dos hijos más viejos se retiraron y,
regresando de la cocina, uno a uno fue entrando, trayendo una
bandeja con su regalo, y, solemnemente, ofertándole como a
una reina. La niña menor, aún muy nueva para tener una
participación en aquella programación especial, fue omitida
de la ceremonia. Habiendo asistido con mucha atención todo
el proceso, ella se levantó y se alejó. Cuando todos
pensaban que la fiesta estaba acabada, ella surgió, veniendo
de la cocina, trayendo en las manos una bandeja que
casi no podía aguantar. Aproximándose a la madre, colocó la
bandeja en el suelo, subió encima y, con una dulzura
infantil, le dijo: "Mamá, yo me doy a usted."

Cuando tenemos una experiencia con Cristo, y abrimos el
corazón para que Él sea nuestro Señor, nuestra vida se
transforma en una fiesta que nunca se acaba. aun cuando
enfrentemos días conturbados y nos veamos envueltos en
situaciones difíciles de contornar, la alegría de la
presencia del Señor nos motiva a encarar cada dificultad con
la sonrisa característica de los que saben que el Señor
siempre nos ayudará.

¿Y lo qué hemos ofertado a Él como prueba de nuestra
gratitud? ¿De que manera le decimos que reconocemos lo
cuanto nos hace bien su presencia? ¿Cual ha sido nuestro
presente sobre la bandeja?

Muchas cosas podremos ofrecer en la bandeja para el Señor y
ciertamente Él se alegrará con todas ellas. El amor a
nuestro próximo y un trabajo determinado para llevar la
palabra de salvación. Una alabanza santa y verdadera, por
las grandes maravillas que ha operado en nuestras vidas y en
la vida de aquéllos que se colocan en Su altar. Momentos de
oración y glorificación a Su nombre por las respuestas
positivas y negativas, que demuestran lo cuando nos ama y
quiere dar el mejor para nosotros. Y, principalmente,
nuestra vida, por entero, sobre la bandeja, como prueba del
que queremos ser completamente de él, nuestro Señor, nuestro
Rey.

¿tiene usted subido en la bandeja?

Paulo Barbosa