¿Agradar a los Hombres o a Dios?
"no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar
a los hombres, sino como siervos de Cristo, de
corazón haciendo la voluntad de Dios"
Efésios 6:6
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Michael Costa estaba entrenando la orquesta en conjunto con
un gran coral. Cuando ya habían alcanzado la mitad del
tiempo previsto, con las trompetas sonando a todo volumen,
la batería retumbando, y violines cantando su rica melodía,
el tocador de flautín murmurava consigo mismo: " ¿De qué
adelanta tocar el mejor posible? Yo hasta podría no
tocar nada, ¡porque nadie va a oírme mismo!" Pensando de
esta manera, colocó su instrumento junto a los labios pero
no hizo ningún sonido. En pocos momentos el maestro gritó:
"¡Paren! ¡Paren! ¿Dónde está el flautín?" Puede ser que
mucha gente no haya percibido la falta del flautín, pero la
persona más importante en el ensayo notó. Así acontece en la
vida cristiana. Dios sabe cuando nosotros no tocamos la
parte que él determinó a nosotros, aun cuando otros no
perciban.
Ha sido ése el pensamiento de la gran mayoría de las
personas. Hacer algo de bueno con el propósito de ser
notado. Queremos ser valorados y recibir la distinción que
juzgamos merecer. Esa actitud no es de todo malo, porque el
empeño en la concretración de nuestros propósitos nos motiva
a sobrepasar barreras, pero al mismo tiempo nos puede llevar
al chasco y frustración cuando nuestra victoria no
producen el resultado esperado.
Cuando la realización de nuestros sueños tienen el objetivo
de traer satisfacción a nosotros mismos, sin la
preocupación de ser distinguidos por otras personas, el
regocijo que la victoria ofrece valdrá mucho más que un
simple aplauso de algunos minutos.
Esa verdad es aún más significativa cuando se refiere a la
vida cristiana. Mejor de lo que ser vistos por los hombres
es ser observados por Dios. Las honras humanas son
pasajeras, mientras las del Señor son eternas.
Cuando demostramos amor a las personas que nos cercan,
cuando extendemos la mano a alguien que esté necesitando de
auxilio, Cuando colaboramos para el bienestar de personas
que, muchas veces, ni se quedan sabiendo de nuestro ademán,
una cosa es cierta: Dios ve todas las cosas y nuestro
testimonio glorifica su nombre.
¿Lo que es más importante para usted, el honor de los
hombres o lo de Dios?
Paulo Barbosa
Un ciego en el Internet