¿Qué fuimos tú y yo sino dos almas errantes
que buscando su camino se encontraron?
¿Qué fuimos tú y yo sino dos soñadores,
que quisieron unir sus anhelantes corazones?
¿Y acaso el amor no es sentirse, soñarse?
¿No llaman acaso al amor esa locura?
Si fuimos dos locos inventando una ilusión,
si fuimos espejismo, utopía o quimera, que se yo
tú quizá preferiste nombrarlo sueño real,
yo, quise llamarlo amor y nada más que amor.
Porque fuiste todo eso y todavía más,
todo aquello que vivimos y ya está muerto.
Que cuánto te anhelé ni tú ni nadie sabe,
cuando llegaste a mí era demasiado tarde
para ser realidad, para unirnos un día
tú no eras libre... solo entre nosotros viviría...
la frontera infranqueable de un sueño imposible;
y así nacimos y morimos en un solo instante.
Extendiendo nuestras manos sin poder tocarnos,
besándonos sin poderse nunca juntar nuestros labios,
amantes sin poder abrazar nuestros cuerpos,
pero qué importa lo que no hayamos sido,
si al fin nos dijimos todo eso en una mirada,
las palabras sobraban, pero quedó la promesa
que una eternidad no podría jamás separarnos.
Y el tiempo te volvió a dejar donde pertenecías
jurándome que siempre, siempre me querrías,
yo también te recordé ¡tantas que no las conté!
matando y reviviendo aquello que no fuimos,
dos almas errantes en sus dehesas de sueños
que aún buscan un camino para reencontrarse.
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