Esta frase pone a los padres de un adolescente en una situación que ellos no vivieron siendo jóvenes ya que en su época era algo inconcebible.
Sin embargo, a pesar de todo, esta nueva realidad, como todo, tiene ventajas y desventajas, en este caso tanto para los padres como para los hijos.
Ante todo los padres tienen que aclararles a sus hijos que la casa es de ellos que será su decisión permitir o no que traigan a dormir a su pareja.
Lo ideal es que la decisión sea consensuada y los hijos tendrán que comprender lo que decidan sus padres, porque antes era una situación impensada y aún hoy en día no todos los padres la aceptan.
Es una cuestión que no es fácil resolver, ahora que la práctica de la sexualidad comienza a una edad más temprana.
Si bien es cierto que las relaciones sexuales en la casa paterna tienen la ventaja de que los padres aún tienen el control, el problema se agudiza si los hijos llevan a todas sus ocasionales parejas con el mismo propósito, convirtiendo el hogar en un hotel alojamiento y haciendo que los padres favorezcan involuntariamente la vida promiscua de sus hijos.
Si los padres les niegas su hospitalidad, los jóvenes tienen que buscar soluciones alternativas afuera, que si bien podrían resultar riesgosas para él, a los padres los puede hacer sentir más cómodos.
Pero si aceptan que su hijo duerma en su habitación con su novia, también están aceptando su madurez emocional y sexual, haciendo que el paso de la adolescencia a la juventud sea más fluido y sano.
Por otro lado, las relaciones sexuales perderían el lado pecaminoso que las generaciones anteriores les inculcaron a sus hijos y podría comenzar a hablarse con más libertad de ellas sin los habituales reparos.
Es cierto que los padres pueden sentirse incómodos sabiendo que su hijo está durmiendo con su novia en su habitación, pero también es cierto que sus hijos se sentirían del mismo modo si fuera evidente para él en algún momento que sus padres están haciendo el amor en su dormitorio.
El varón que pide permiso a sus padres para que se quede a dormir su novia, de algún modo se siente protegido en su propia casa para enfrentar una experiencia que podría ser la primera y que le permite en ese ámbito familiar sentirse apoyado por el consentimiento de sus padres y más tranquilo entre sus cosas.
También hay jóvenes que no hacen ninguna pregunta y sólo les informan a sus padres que su novia se quedará a dormir.
Esta actitud puede sorprender a los padres y depende de la personalidad del hijo y de la relación que tenga con ellos; pero si se muestra muy decidido y la pareja es estable lo mejor será acceder y entender que ya no es más un niño.
Este es un tema con el cual no se puede generalizar, porque también es entendible que alguno de los dos progenitores reaccione frente a la exigencia de su hijo o hija en forma desfavorable y se niegue rotundamente a acceder a la petición.
En el caso de una hija mujer, la casa paterna es el mejor lugar para su iniciación sexual y puede representar para su pareja un mayor compromiso.
Lo mejor siempre es estar dispuesto al diálogo y tener la oportunidad de decir cada uno lo suyo, pues ambas posturas son atendibles, considerando que la sexualidad es algo natural y que existe, aunque tratemos de ignorarla.
Los padres recuerdan sus propias experiencias en su época en que acostarse con los novios era poco menos que un delito para algunas familias.
Es importante aprovechar esta oportunidad para hablar con los hijos y hacerles ver la diferencia entre una relación estable con alguien confiable y otra ocasional con una persona que apenas conocen; los riesgos a los que se exponen y la importancia emocional que tiene una relación sexual.
Una decisión compartida y sincera es la solución ideal para esta todavía difícil situación que suele ser inevitable en esta etapa del desarrollo de los hijos.
Fuente: “Psychologies”, No.67, “¿Puede quedarse a dormir?”, Coks Feenstra, Psicóloga.