La psicoterapia transpersonal reúne los aspectos psicológicos con la espiritualidad trascendiendo los objetivos del ego.

En Occidente, la psicoterapia ha abarcado todo lo relacionado con el comportamiento, la dinámica de la psique y el desarrollo personal; y se ha considerado que la salud mental es la consecuencia de una personalidad bien adaptada sin tener en cuenta cualquier otro aspecto más allá de ella.

El objetivo de muchas formas de psicoterapia se ha centrado durante las últimas décadas, en ayudar a adaptarse a la sociedad y en alcanzar en la vida las metas personales.

La orientación existencialista y humanista le otorga el principal lugar en la psicoterapia a la búsqueda de la identidad personal y al significado de la vida; y Carl Jung dedicó su vida a la psicología analítica profunda.

Recién en la década de los años setenta del siglo XX, los terapeutas occidentales comienzan a interesarse en la incorporación de técnicas orientales a la práctica terapéutica.

El ámbito transpersonal era terreno de los maestros espirituales, sin embargo, cuando los psicólogos trataban con sus pacientes estaba siempre presente el problema de los valores, del significado de la vida y del propósito de la existencia.

La psicoterapia transpersonal intenta promover el crecimiento personal, no solo para fortalecer el yo y la identidad existencial sino también para lograr la realización transpersonal y la trascendencia.

Aunque también trata las aspiraciones básicas del individuo, como la autoestima y el logro de relaciones interpersonales satisfactorias, eso no es todo, porque además considera los motivos, experiencias y potencialidades que puede tener el sujeto que ya ha cumplido de manera satisfactoria su desenvolvimiento práctico en la vida.

Maslow encontró en personas relativamente sanas, lo que él llamó “meta motivos”, como por ejemplo, la tendencia hacia la verdad, la estética, la autorrealización, etc., motivaciones que trascienden las necesidades de supervivencia básicas y que se extienden más allá del ego.

Estas personas buscan en las disciplinas religiosas y espirituales, encontrar lo más elevado dentro de ellas mismas e identificarlos con los valores supremos del mundo que los rodea.

El trabajo de Stanislav Groff sobre terapias con sustancias psicodélicas mostró que las experiencias transpersonales eran significativas y terapéuticas y además estaban al alcance de todos.

Por otro lado, mucha gente, fuera del ámbito terapéutico, tenían experiencias transpersonales, como resultado de la práctica del yoga y de la meditación.

De esta forma se hizo evidente la necesidad de terapeutas que tuvieran conocimiento personal en estos ámbitos y fue así como algunos terapeutas comenzaron a incorporar las técnicas de respiración, meditación, relajación y concentración.

Otros, recomiendaron a sus pacientes la práctica del yoga, además de la terapia, teniendo en cuenta la importancia de tratar a la persona como un todo, o sea, su cuerpo, sus emociones, su mente y su espíritu.

Esta apreciación coincidió con la aparición de la medicina holista que se centra en tratar a la persona entera en lugar de ver sólo sus síntomas.

Por lo tanto, la psicoterapia transpersonal incluye además de la práctica tradicional, técnicas para trabajar con el cuerpo, las emociones, la mente y el espíritu; inspirada en la psicología oriental y en la occidental.

El terapeuta transpersonal utiliza los sueños y las fantasías del consultante, pero también considera la dieta y el ejercicio físico, la práctica de la meditación y de la atención consciente.

El contexto transpersonal está condicionado por los valores, las creencias, las actitudes y la cosmovisión del terapeuta para la práctica de la psicoterapia.

Fuente: “Más allá del Ego”, Abraham Maslow y otros.