Tu alma es aire, liviandad, diáfano cuarzo, luz matinal. Con júbilo, gozosa, te recibo, eres viento del sur licuando mis hielos, renovando mi energía y mi universo.
La impredecible fortuna te ha traído a mi vera, y arrobada por el acendrado carácter de tu corazón acrisolado, germina en mis labios - otrora eriales baldíos -, la dulce simiente de la alegría.
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