Las bebidas alcohólicas fueron parte integrante de ceremoniales culturales y religiosos en las comunidades humanas desde el principio de la historia hasta nuestros días.

Por otra parte, en cada reunión familiar, amistosa o de camaradería, en fiestas y celebraciones de todo tipo, las bebidas alcohólicas son inevitables y el champán es casi una obligación; en cuando a la cerveza y el vino se encuentra en la mayoría de los hogares, aún en los más humildes y gran cantidad de jóvenes no necesitan celebrar nada para tomar varias cervezas todos los días.

Sin embargo, la bebida, más allá del placer que puede proporcionar, puede ser responsable de peleas y discusiones y llevar a las personas a perder el control y cometer delitos graves cuando se abusa de ella.

En Estados Unidos, hace ciento cincuenta años la bebida de alta graduación alcohólica se convirtió en un grave problema para la población. Posteriormente el consumo fue descendiendo, sin embargo, en 1989 la cifra de cerveza per cápita es muy elevada.

El 50% de las bebidas alcohólicas las consume el diez por ciento del total de bebedores habituales y dentro de ese diez por ciento se encuentran los alcohólicos y los dependientes del alcohol.

La dependencia al alcohol se distingue de la adicción al alcohol, en que llega a obstaculizar la vida del sujeto hasta el punto que si tiene que prescindir de él, la persona se pone molesta e incómoda y no puede disfrutar de otras cosas, sin alterarlo físicamente. En cambio el adicto al alcohol, si no bebe puede sufrir un síndrome de abstinencia orgánico.

Se supone que la ingesta de alcohol en la tierra debe de haber comenzado al ver la reacción que producía en los animales la ingesta de frutas fermentadas.

El problema del alcohol no es su uso discrecional sino el abuso, ya que en dosis pequeñas puede tener una acción benéfica reduciendo el riesgo de sufrir un ataque cardiaco y beneficios emocionales en reuniones y celebraciones.

El alcohol es como el fuego, puede ayudar a acercar a las personas pero también puede destruirlas.

El alcohol es una de las drogas más perniciosa porque destruye todos los órganos y es de la que más se abusa en muchos países. Una adicción de mucho tiempo daña el páncreas, el estómago, el intestino delgado y también las facultades mentales.

Ciertas formas de cáncer están asociadas con el consumo abusivo del alcohol, como por ejemplo el cáncer de esófago y el de hígado, que suele ser una complicación frecuente de alteraciones de su estructura y de su funcionamiento.

El abuso de alcohol también produce violencia, accidentes de tránsito, y está asociado a la obesidad y el adicto al alcohol tiene problemas legales, económicos, laborales y serios conflictos familiares

En Estados Unidos, el 85% de los problemas de adicción se deben al alcohol.

Los rasgos característicos de un alcohólico son
1) el alcohol es su prioridad
2) con el tiempo aumenta su tolerancia y necesita beber más cantidad
3) siente ansias desmedidas de beber en cualquier situación
4) tiene un conflicto interno que no puede resolver de otra forma
5) su vida se vuelve desordenada y pierde trabajo, familia y amigos.

Un alcohólico necesita ayuda y la mejor es concurrir a Alcohólicos Anónimos, que son grupos de personas que comparten el mismo problema y que se contienen mutuamente.

El teléfono en Buenos Aires es 4-325-1813

Fuente: “Vencer las adicciones”; Deepak Chopra.



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