Somos producto de nuestra educación, de las circunstancias que vivimos, de las experiencias que nos tocó pasar, de las relaciones interpersonales y de la cultura, etc. Hasta que decidimos ser producto de nosotros mismos, liberándonos de creencias, roles y miedos, que corresponden al pasado.
Desde nuestra infancia todo lo que vivimos y lo que nos dijeron nos quedó grabado. Sin embargo, podemos modificarlo, si así lo deseamos ya que nuestra vida nos pertenece. Nadie puede seguir esperando de nosotros más que nosotros mismos. Desde que somos adultos, decidimos cómo queremos vivir y probablemente no coincidirá con lo que otros esperan de nosotros.
La Programación Mental
Desde el momento del nacimiento, recibimos una educación, una cultura y estamos abiertos a un tipo de relaciones interpersonales. Esto sin ninguna duda nos va marcando, de alguna forma nos vamos programando en función de lo que recibimos y determinando como vamos a desempeñar los diferentes roles en los distintos apartados de nuestra vida.
Los estereotipos y prejuicios influyen en nuestros roles
Sin ninguna duda, recibimos desde la infancia una imagen de nosotros mismos y del mundo, que más tarde como adultos, nos servirá para relacionarnos de una determinada manera. Los estereotipos y prejuicios, son ideas acerca de personas o grupos de personas, de unas determinadas características, y esto lo aprendemos, a través de lo que hemos recibido y vivido de los adultos que nos rodeaban.
Necesidad de agradar. Baja Autoestima
En muchos casos, nos han enseñado muy claramente lo que los demás y el mundo esperaban de nosotros, sin embargo, no tenemos claro quiénes somos realmente. Esto es así, porque no hemos descubierto nuestras capacidades y nuestras debilidades más profundas, y por ello, podríamos decir que crecemos con una baja autoestima, ya que sabemos a la perfección quienes debemos de ser, pero no quienes somos o quienes queremos ser.
Debido a que en muchos casos, no nos conocemos, optamos de forma subconsciente por ser quienes esperan que seamos, y para ello, empleamos muchos esfuerzos en agradar a los demás, es decir, en cumplir con el rol que nos enseñaron desde que nacimos.
La reprogramación mental
Sin embargo, es posible salir del rol que nos transmitieron y descubrir quienes somos realmente, proyectándonos en quienes queremos ser. Para ello, podemos trabajar en la reprogramación mental, es decir, en desechar de nuestro interior lo que “debemos ser”, y sustituirlo por “lo que queremos ser”.
Sin duda, es un trabajo consciente y subconsciente, que consiste en profundizar en nosotros hasta descubrir la programación que hemos recibiendo desde pequeños, pero que ahora decidimos que no nos hace felices.
“Tu mayor competidor es lo que quieres llegar a ser”Compartir
Tengo derecho a ser yo mismo
Ser consciente, descubrir y modificar los roles que nos transmitieron, así como las creencias sobre las relaciones y el mundo que nos enseñaron, significa permitirnos ser nosotros mismos. La libertad es la capacidad de decidir por nosotros mismos, sin sentirnos obligados por lo que nos enseñaron, es decir, deshaciéndonos de lo que “debemos”, y sustituyéndolo por lo que “queremos”.
“Eres muy poderoso, siempre y cuando sepas lo poderoso que eres.”Compartir
Todos tenemos derecho a ser nosotros mismos y permitírnoslo significa ser felices, ya que el único camino para ser feliz es despojarnos de lo que otros quisieron de nosotros, y construir nuestra vida solo en función de lo que queremos que sea.
Nadie puede negarnos el derecho a ser nosotros mismos, salvo nosotros mismos. Nadie decide cómo desempeñar nuestros roles desde que somos adultos, nadie debería dictar cómo tenemos que ser, salvo nosotros mismos. Nadie nos puede imponer, ya que somos libres de decidir hacia donde dirigimos nuestra vida.
“Recuerda siempre que no solo tienes el derecho de ser un individuo, tienes la obligación de ser uno”