De memoria
Tienen las ramas esta madrugada el bienvenido aliento de las rosas. Las blancas mariposas de mis manos nadie las ve ¡y cómo te devoran! Donde tú estás, allí, mi amor te llama. Yo quiero que me escuches. Es ahora el tiempo del encuentro. ¿No percibes cómo se buscan, sin saber, las cosas? Amigo, amante, déjame decirte y dime tú también. Llegó la hora. Las lágrimas con luces del rocío, el soplo de cristal, las altas olas nos buscan, llameando, desde ayer. Abren caminos, árboles, auroras. Amado, nuestros besos, tantos besos y un beso yo los supe de memoria. Debajo del rojizo sol de flores te aguardo siempre dentro de mi sombra.
Delfina Acosta
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