Alguna vez creí
Alguna vez creí hablar contigo, Neruda, allá en tu tierra; tú decías que la primera música en Parral fue el soplo virtuoso de la espiga, y aquel silbido patriarcal del viento llevando sobre el lomo su familia de cartas sin destino, de hojarasca, de lágrimas y páginas escritas. Contabas que te hiciste compañero del sol que madrugaba con la brisa. Sobre la miel y el pasto quebradizo tendiste la frazada de tu vida. También contabas que al amor cantando del hielo liberaste a la poesía. Jamás te perdonaron los poetas que honraban las estatuas de caliza, la musa muerta, la ya fría lágrima que le quitó el pañuelo a la mejilla. Jamás te perdonaron los poetas Tu nombre fue quemado en una pipa. Volviste, tan alegre, de la hoguera. Naciste, nuevamente, en tu ceniza. Una pleamar de estrellas en el norte levanta cada noche tu poesía.
Delfina Acosta
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