El aire que nos queda
Sobre las salas y ventanas
sombreadas de abandono. Sobre la huida de la primavera,
ayer mismo ahogada en un vaso de agua. Sobre la viejísima melancolía (tejida y destejida largamente) hija de las grandes traiciones hechas a
nuestros padres y abuelos: estamos solos.
Sobre las sensaciones de vacío bajo los pies. Sobre los pasadizos inclinados
que el miedo y la duda edifican. Sobre la tierra de nadie de la Historia: estamos solos sin mundo,
desnudo al rojo vivo el barro que nos cubre, estrecho en sus dos lados el aire que nos queda todavía.
Roberto Sosa
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