¡Queréis conocer el secreto de la muerte!
Mas, ¿Cómo conocerlo a menos que lo busquéis en el corazón de la vida?
El búho, de ojos sitiados por la noche que son ciegos por el día, no puede quitar el velo al misterio de la luz.
Si en verdad queréis contemplar el espíritu de la muerte, abrid de par en par vuestro corazón al cuerpo de la vida. Porque la vida y la muerte son una, lo mismo que son uno el río y el mar.
En lo más hondo de vuestras esperanzas y deseos descansa vuestro silente conocimiento del más allá. Y como semillas que sueñan bajo la nieve, así vuestro corazón sueña con la primavera.
Confiad en los sueños, porque en ellos se esconde el camino a la eternidad.
Vuestro miedo a la muerte no es más que el temblor del pastor de pie ante el rey, cuya mano va a posarse sobre él para honrarlo.
Bajo su miedo, ¿no está jubiloso el pastor sabiendo que podrá ostentar el sello del rey?
¿No le hace eso más consciente de su temblor?
Porque, ¿qué es el morir, sino entregarse desnudo al viento y fundirse con el sol?
¿Y qué es dejar de respirar, sino liberar la respiración de sus inquietos vaivenes para que pueda alzarse y expandirse y buscar sin trabas a Dios?
En verdad, sólo cantaréis realmente cuando bebáis del río del silencio.
Y sólo cuando hayáis alcanzado la cima de la montaña empezaréis a escalar.
Y sólo cuando la tierra reclame vuestros miembros, bailaréis en verdad.
Jalil Gibran.