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Cuídemos nuestra salud: Artritis reumatoide
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De: Paqui (Mensaje original) |
Enviado: 29/12/2009 18:40 |
La artritis reumatoide es una enfermedad crónica que afecta aproximadamente al 1 % de la población y es tres veces más frecuente en mujeres que en hombres. Alrededor del 80 % de la población la desarrolla entre los 35 y los 50 años y se ha comprobado que es una enfermedad con gran componente hereditario.
La base moderna para el tratamiento de los pacientes con artritis reumatoide constituye una combinación de tratamiento sintomático y prevención de las deformaciones de las articulaciones. Aliviar los síntomas mejora la calidad de vida del paciente pero es casi tan importante prevenir la destrucción de las articulaciones, que invariablemente lleva a la reducción de la funcionalidad y a la invalidez.
Los ácidos grasos omega-3 son muy útiles en el tratamiento de los síntomas de la artritis reumatoide incipiente. Producen una reducción significativa del dolor e inflamación de las articulaciones, de la rigidez articular matutina y la fatiga con un incremento de la fuerza de agarre. Los omega-3 reducen los síntomas artríticos sin los indeseables efectos secundarios, retardando además la normal progresión invalidante de la artritis reumatoide.
Los omega-3 producen el mismo efecto que la terapéutica convencional, pero con un mecanismo de acción diferente y una potencia algo menor, pero es un tratamiento mucho más natural comparado con otros. Esto explicaría porqué el tratamiento con omega-3 es habitualmente mejor tolerado y sin riesgo de efectos secundarios.
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Los lípidos juegan un importante rol en la biología esquelética y en la salud ósea. Los fosfolípidos facilitan la mineralización del cartílago en la fase de crecimiento y las prostaglandinas median estímulos de fuerzas biomecánicas, y ayudan a regular factores anabólicos, para sostener la formación y absorción ósea. La investigación animal y humana sostiene la hipótesis que lípidos dietarios influencian la formación y la remodelación ósea. Aunque la osteoporosis es una enfermedad frecuente en la mujer menopáusica, la artritis reumatoidea y la osteoartritis afectan a millones de personas en el mundo entero. La pérdida de hueso y cartílago que tiene lugar en estas enfermedades es inducida por eicosanoides, linfoquinas y radicales libres, lo cual modula una respuesta inmunológica, influencia la proliferación celular y estimula la secreción de colagenasa y proteasa. Citoquinas inflamatorias inhiben la proliferación de condrocitos e inducen degeneración del cartílago; exceso de producción de PGE2 está relacionado con la patología articular, conocida por exacerbar la respuesta inflamatoria, con resultado de pérdida neta de proteoglicanos del cartílago articular. La elevada producción de PGE2 ha sido asociada a diversas alteraciones osteolíticas en el humano, incluyendo pérdida ósea asociada a quistes dentales, fracaso de unión de injertos óseos, y ciertas neoplasias. El hecho que los inhibidores selectivos de las COX-2 proporcionen alivio de los síntomas de la artritis y osteoartritis, sugiere que los eicosanoides participan en el proceso inflamatorio de estas enfermedades, convirtiendo la actividad y expresión de esta enzima en un objetivo terapéutico de intervención dietaria para optimizar la formación ósea y controlar la enfermedad óseo-articular. Los ácidos grasos omega-3 actúan como inhibidores competitivos de la biosíntesis de eicosanoides en el tratamiento de la artritis reumatoidea.
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El efecto terapéutico en la artritis reumatoide no se puede alcanzar solo aumentando la ingesta de omega-3, sería necesario tomar un producto de excepcional calidad rico en omega-3 diariamente. La respuesta clínica no se observaría inmediatamente, tardaría un tiempo pero el resultado sería muy beneficioso. Para aquellas personas con dolor transitorio o menor en sus articulaciones, el tratamiento con omega-3 sería de primera elección.
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