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BEATOS MÁRTIRES DE PARÍS ( 1792). En 1926, Pío XI beatificó a 191 mártires de la Revolución Francesa, víctimas en París de las masacres de los días 2 y 3 de septiembre de 1792, por no jurar laConstitución civil del clero que ellos consideraban contraria a la fe y había sido condenada por el Papa. Tres de esos mártires son de la familia franciscana.Juan Francisco Burté nació en Rambervillers (Lorena, Francia) en 1740; a los 16 años entró en los Franciscanos Conventuales de Nancy. Ordenado sacerdote, se dedicó al ministerio, fue nombrado profesor de teología y guardián del convento de Nancy. El año 1778 lo enviaron a París como representante de su Provincia; por su piedad, saber y elocuencia fue nombrado predicador real; además, lo nombraron bibliotecario del «Gran Convento» de París, del que fue elegido guardián en junio de 1792. Y aquel mismo año, el 12 de agosto fue encerrado en el convento de los Carmelitas, y el 2 de septiembre asesinado.Apolinar Morel de Posat nació en 1739 cerca de Friburgo de Suiza. A los 23 años entró en los Capuchinos. Ordenado sacerdote, ejerció el apostolado popular en su tierra, y lo nombraron maestro y profesor de sus estudiantes de teología. Tuvo que sufrir injustas acusaciones de herejía e inmoralidad. Destinado a Siria como misionero, fue a París en 1788 para prepararse. Allí ejerció, además, el apostolado entre los alemanes. Encerrado en el convento de los Carmelitas el 14 de agosto de 1792, fue asesinado el 2 de septiembre del mismo año. Severino (Jorge) Girault nació en Ruán (Normandía, Francia) el año 1728. Tomó el hábito de la Tercera Orden Regular de San Francisco en el convento de su ciudad. Ordenado sacerdote en París el año 1754, ejerció varios cargos de su Orden en Normandía. A partir de 1773 residió en París desempeñando diversos oficios dentro y fuera del convento: secretario general, bibliotecario, asistente del Vicario general, confesor de las Hermanas Franciscanas de Santa Isabel, etc. No sabemos dónde lo apresaron, pero el 2 de septiembre de 1792 estaba en el convento de los Carmelitas, y al parecer fue el primero que recibió allí la palma del martirio.
PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
De la Carta a los Efesios: «A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo... Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelistas, a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al Hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud» (Ef 4,7.11-13).
Orar con la Iglesia:
Presentemos a Dios nuestras súplicas en el nombre de Jesús, que intercede siempre en nuestro favor.
-Por la Iglesia, en la diversidad de comunidades e instituciones, para que manifieste a los ojos del mundo las riquezas del misterio de Cristo.
-Por las religiosas de vida contemplativa, para que, con su oración constante en la austeridad y el silencio, fecunden la actividad de la Iglesia.
-Por los religiosos y religiosas consagrados a los diversos ministerios eclesiales, para que sean testigos de la belleza y fecundidad del Evangelio.
-Por cuantos entregan su vida y sus bienes al servicio de los más necesitados, para que no desfallezcan y hagan patente la bondad del Padre.
-Por cuantos quieren seguir la llamada de Cristo, para que el Espíritu Santo los ilumine e impulse con la diversidad de sus dones.
Oración: Señor, Padre santo, concédenos desprendernos de cuanto nos impida seguir a tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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