En estos días que hay tanta gente pidiendo "chance", pidiendo 'otra oportunidad' para corregir sus pasados entuertos, viene como anillo al dedo la siguiente instrucción que nos ofrece el AMADO MORYA, por lo práctica que resulta para todos aquellos que han decidido asumir su Sendero de Responsabilidad individual [tomada de "Diario de El Puente a la Libertad-EL MORYA", en proceso de traducción]:
LA GRACIA DE DIOS
(Febrero de 1955)
"Salvo que un hombre esté en estado de gracia, no podrá recibir las Bendiciones de Dios". Tal es la sopeteada afirmación de la ortodoxia. Sin embargo, dentro de dicha frase está contenida una verdad poderosa. Cada acción vibratoria se conecta y ata con una rata de vibración similar, y las dos se hacen una. El hombre puede (y debe) gobernar la acción vibratoria de sus pensamientos y sentimientos, así como también la de sus memorias etéricas y la de su cuerpo físico.
En tanto que no tenga el control maestro de las vibraciones de sus propios vehículos, será víctima de la intromisión de toda índole de vibraciones imperfectas que se abalanzan como imanes a adherirse a la actividad vibratoria establecida mediante la volición (consciente o inconsciente) de la persona. La invocación de la gracia espiritual al interior del alma establece una acción vibratoria que es receptiva a las Corrientes Divinas que fluyen a través de la atmósfera de la Tierra, pero que son demasiado sutiles para ser registradas en la conciencia externa –a menos que el magneto de la gracia las atraiga para alimentar el alma.