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SALUD Y ENFERMEDAD: RELACIONES SOCIALES Y MAYORES---
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De: amigable pero  (Mensaje original) Enviado: 08/04/2010 20:45

Relaciones sociales y mayores

 

 

En la sociedad actual cada vez hay más personas mayores y son cada vez más longevas. Las razones son diversas, pero sobre todo destacan la baja natalidad y el incremento de la esperanza de vida, como consecuencia de los avances en el campo de la medicina y de la salud pública.

Pero el alargamiento de la vida muchas veces no va acompañado de una calidad de vida al menos aceptable. En la actualidad, la calidad de vida en la vejez es un aspecto que interesa y preocupa a la sociedad en general.

Aquí entra de lleno el entorno social en el que viven los mayores: cómo son sus relaciones sociales con los familiares, con los vecinos, con los amigos. Qué problemas se presentan y si viven en soledad son puntos destacados para ser tratados.

Las relaciones sociales de los mayores: la soledad y el sentimiento de soledad

Cada vez son más frecuentes las noticias en los medios de comunicación sobre mayores que viven solos y que sufren accidentes domésticos, como caídas, sin que nadie se dé cuenta hasta pasados unos días.

Esto no significa que los mayores no puedan vivir solos, pero hay que subrayar que las personas de este colectivo con problemas de soledad son cada vez más numerosas y muchas de ellas necesitan algún tipo de ayuda para mantener una mínima calidad de vida.

Según los datos obtenidos en la “encuesta de soledad” presentada por el IMSERSO en 1998, los mayores viven en general con su pareja, manteniendo relaciones diarias con familiares, vecinos y amigos. Además, aproximadamente un 10% del total de mayores vive con sus hijos u otros familiares, y un 15% viven solos. La mayoría de los mayores que viven solos son mujeres y sus hijos viven cerca de su casa, manteniendo con ellos contactos frecuentes, tanto en persona como telefónicos, además de disfrutar de visitas de nietos y otros familiares. A estas visitas se suman las relaciones diarias con amigos, con vecinos y con otros mayores pertenecientes a alguna asociación. De todas formas y aun considerando que vivir solo es una opción personal, también se trata en muchos casos de una obligación derivada de las circunstancias personales y familiares.

Por el contrario el sentimiento de soledad es algo distinto. Datos de la encuesta mencionada indican que hasta un 12% de los mayores dicen sentirse muy solos, en su mayoría mujeres. En las personas que viven solas el porcentaje aumenta hasta el 40%. Los mayores asocian la soledad a la edad, a un sentimiento de vacío y tristeza, a la pérdida de seres queridos, a no tener familiares, a que estos vivan lejos y a no sentirse útiles. Además, con la edad el sentimiento de soledad se manifiesta durante todo el día, lo que equivale a decir que se sienten solos siempre.

Para evitar este sentimiento de soledad los mayores recurren sobre todo a la radio y la televisión, salen a pasear y a comprar, e incluso acuden a alguna asociación, realizan actividades culturales o practican deporte. Por el contrario, otros se resignan o rezan. Con el paso de los años los paseos disminuyen, seguramente por el estado de salud, y aumenta la atención prestada a los medios de comunicación.

El entorno social de los mayores y el mantenimiento de la calidad de vida

Si volvemos a centrarnos en la calidad de vida, es frecuente que para mantener un nivel aceptable sea necesario la colaboración de familiares y otras personas.

Los cambios que se están produciendo en la estructura familiar tradicional por la disminución del número de miembros y por la incorporación de la mujer a la vida laboral, abandonando el papel que hasta entonces desarrollaba en la sociedad, hacen necesaria una mayor protección para prevenir la soledad y la vulnerabilidad de los mayores.

Por lo tanto, junto a los familiares que aún son el principal
apoyo de los mayores, un ambiente social positivo que contemple la ayuda de amigos, compañeros, vecinos e incluso el voluntariado es fundamental para la consecución de un envejecimiento activo y saludable.

El ambiente familiar es el medio ideal para proteger a los mayores, pero esta situación no es la norma. Además de la asistencia que proporcionan los familiares a los mayores dependientes, existen
otras opciones de ayuda provenientes tanto de entidades públicas como privadas:

  • Asistencia domiciliaria: prestada por cuidadores profesionales tanto para la atención personal como para los cuidados del hogar.
  • Teleasistencia: funciona en España desde finales de los años 80, y se presta a través de un sistema de alarma que conecta con una centralita que funciona las 24 horas y que se ha visto ampliada en los últimos tiempos con la telemedicina, por la que se puede controlar a un mayor convaleciente en su domicilio, sin necesidad de que realice desplazamientos frecuentes.
  • Centros de día: lugares a los que se puede acudir durante el día, regresando al domicilio para dormir
  • Vivienda compartida: puede ser entre varios mayores o por ejemplo, entre un mayor que vive solo y un estudiante universitario. Esta experiencia funciona en varias ciudades y con ella los mayores y los estudiantes se hacen compañía mutuamente y comparten los gastos.
  • Residencias: para mayores asistidos o válidos.

¿Qué problemas se presentan para el mantenimiento de las relaciones sociales de los mayores?

Tener 65 años o más no supone automáticamente que la situación económica sea mala, pero los mayores, especialmente los de más edad y las mujeres, son muy vulnerables en este aspecto. Además, existen problemas de vivienda, problemas físicos y mentales o problemas familiares que inciden en las relaciones sociales de los mayores.

A pesar de que las encuestas realizadas sobre el tema indican que los mayores se muestran muy satisfechos con su vida afectiva, probablemente los mayores son poco exigentes con sus relaciones sociales o incluso puede ser que hayan asumido las transformaciones familiares de los últimos años, que han redundado en unas relaciones más espontáneas, libres de las convenciones sociales, más o menos rígidas, que vivieron en su juventud.

En general, los contactos entre los más mayores en general se ven afectados por la disminución de la movilidad, que puede impedirles salir a la calle. Las relaciones entre mujeres se van reduciendo, quizá porque están más centradas en las relaciones familiares. Los hombres se relacionan más con amigos que las mujeres. Los contactos por teléfono suponen un complemento para las relaciones cara a cara, sobre todo con amigos. En todos los casos la frecuencia de contactos disminuye con la edad, seguramente como consecuencia del meno número de relaciones, así como por las dificultades de movilidad que los mayores experimentan con los años, incluso para utilizar el teléfono.

Conclusiones

Aunque la satisfacción que expresan los mayores por sus relaciones sociales es elevada, es importante que entre los mayores prestemos una atención especial a las mujeres y los mayores más añosos para evitar que pierdan su vida social.

Respecto a las mujeres, se debe fomentar las relaciones principalmente fuera del área familiar, para evitar situaciones de estrés familiar. Esto se produce con frecuencia en nuestra sociedad, en unos casos porque la mujer tiene a la vez un papel de cuidadora informal de otro mayor, y en otros, porque los hijos dejan a los nietos bajo el cuidado de los mayores con frecuencia, realidad esta que muchas veces es inapropiada para la edad y el estado físico y mental de la mujer.

En cuanto a los mayores de más edad, sobre todo se debe evitar el deterioro de su calidad de vida, independientemente de su salud física y mental, a través de organizaciones de cuidadores profesionales, inscribiéndose a sistemas de telemedicina y, si fuera necesario, ingresando en una residencia.

Conocer cuál es la situación real de los mayores en cuanto a sus relaciones sociales y familiares, y la valoración de sus actividades, sus hábitos y su salud, es deseable para cualquier sociedad.

Se puede trabajar con los mayores en programas de envejecimiento activo, desde los que se les puede proporcionar oportunidades de educación continua, incluyendo el aprendizaje sobre las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, como
Internet, además de protegerlos frente al abuso físico, psicológico y económico.

Estos son aspectos fundamentales para la mejora de la salud y el mantenimiento de la independencia y la productividad de los mayores, evitando de esta forma la soledad y el aislamiento social.



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