PRIMEROS AUXILIOS, SEGUNDA PARTE
La técnica consiste en:
- Colocarse de rodillas a un lado del enfermo, a la altura de sus hombros.
- Con los dedos índice y corazón localice la parte inferior de las costillas en su unión con el esternón.
- A continuación de estos dos dedos se coloca el talón de la otra mano en el tercio inferior del esternón.
- Se coloca el talón de la otra mano encima, entrelazando los dedos para evitar que estos toquen el tórax.
- Mantenga los codos siempre rectos y apoye el peso de su cuerpo sobre las manos para que sea más fácil apretar por ayuda de la gravedad.
- Apriete con fuerza y rapidez el esternón para conseguir un desplazamiento vertical de unos 3.5 a 5 cm. A continuación, relaje la presión y repita otra vez.
- Se debe conseguir un ritmo de 60 a 80 compresiones por minuto en los adultos. Es tan importante comprimir para que el corazón se vacíe, como descomprimir para que se pueda volver a llenar de sangre.
- En caso de paro cardiorrespiratorio, es decir, aquella situación en la que la respiración y la circulación espontáneas no existan (la persona no responde, no respira y no tiene pulso), se deben iniciar las maniobras de soporte vital básico en las que se combinan las técnicas de reanimación respiratoria y el masaje cardiaco externo hasta que llegue la asistencia o se produzca la recuperación del enfermo.
¿Qué hacer si un bebé (0 a 1 año) está inconsciente, no respira y no tiene pulso?
La actuación ante una parada cardiorrespiratoria de un lactante no difiere mucho de la actuación que se debe realizar en un adulto.
Para la apertura de las vías aéreas, a menudo, es suficiente hacer una pequeña extensión del cuello. Es importante una buena limpieza de la boca. Para insuflar aire al bebé utilizaremos la técnica boca a boca-nariz colocando la boca del socorrista de manera que abarque completamente la boca y la nariz del niño.
Si no encontramos el pulso, iniciaremos el masaje cardiaco: localizaremos el punto de compresión en medio del esternón, justo dos dedos por debajo de la línea que une los pezones. La compresión la haremos con los dedos índice y corazón hundiendo el esternón de 1,5 a 3 cm y procurando establecer un ritmo de unas 120 compresiones por minuto.
La relación de la reanimación será con ciclos de una insuflación de aire cada cinco masajes cardiacos.
¿Qué hacer si alguien está sangrando?
El objetivo fundamental de la persona que presta los primeros auxilios es detener la pérdida de sangre del accidentado lo más rápidamente posible.
La gravedad de las hemorragias está en estrecha relación con el volumen de sangre perdida por los vasos sanguíneo; a mayor volumen de sangre perdido, mayor riesgo para el mantenimiento de la vida. De esta forma, las hemorragias pueden ser desde leves hasta muy graves.
Según el tipo de vaso lesionado, las hemorragias son arteriales, venosas o capilares; y según el lugar a donde va la sangre que se pierde, las hemorragias son externas, internas o exteriorizadas, es decir, se producen en el interior del organismo pero fluyen al exterior a través de un orificio natural del cuerpo como los oídos, la nariz, la boca, el ano o los genitales.
Ante toda hemorragia debería:
- Controlar los signos vitales.
- Controlar y detener la hemorragia utilizando:
- La compresión directa con la mano o un dedo sobre el foco sangrante.
- La compresión de la arteria que da sangre a la herida sangrante.
Las hemorragias o sangrados por heridas pequeñas suelen detenerse en breves minutos al efectuar una presión sobre el punto sangrante con un trapo o un pañuelo, que debe estar lo más limpio posible.
Las heridas o cortes más profundos que afectan a las venas producen una sangre oscura que rezuma lenta y constantemente. La hemorragia puede detenerse habitualmente presionando con suavidad sobre la herida con un trapo o pañuelo limpios y aplicando después una venda limpia. Con frecuencia será necesario coser o suturar estas heridas por lo que será preciso consultar con un médico tras los primeros auxilios.
La hemorragia de una arteria puede ser un problema grave e incluso producir la muerte en unos minutos si no se controla el sangrado, por lo que unos primeros auxilios de urgencia adecuados resultan esenciales. Este tipo de hemorragia hace palpitar y chorrear la sangre cada vez que late el pulso. La sangre suele ser de color rojo brillante y sale a borbotones intermitentes.
Para detener la hemorragia de una arteria, hay que ejercer una presión enérgica sobre el punto sangrante y mantenerla hasta que el enfermo reciba un tratamiento médico apropiado. Presione con un trapo limpio o utilice la mano si no hay ninguna otra cosa disponible. Ponga una venda en la herida si es posible. Si la sangre empapa las vendas presione más fuerte hasta que se detenga la hemorragia. No retire las vendas empapadas porque arrastrará el coágulo en formación, pero si es necesario coloque otra encima.
Si con la compresión directa sobre la herida no se consigue detener la hemorragia, se puede intentar comprimir la arteria que lleva la sangre hasta la herida, especialmente en las hemorragias de las extremidades.
Únicamente en casos muy especiales (cuando otros métodos no sean eficaces, la hemorragia continúe y pueda significar la pérdida de vida) se puede aplicar la técnica del torniquete. Si se toma la decisión de poner un torniquete es recomendable aflojarlo cada pocos minutos y se debe apuntar en donde se pueda, incluso con la propia sangre, la hora a la que fue puesto.
Se debe tumbar a la persona, preferiblemente con la cabeza más abajo que el cuerpo. Esto asegurará que llegue suficiente oxígeno al cerebro. Si es posible, coloque la zona de la herida más alta que el resto del cuerpo de forma que la presión, y por tanto la hemorragia se reduzcan.
No intente limpiar la herida. Una hemorragia arterial siempre debe ser tratada por un médico.