Prevención de la retinopatía diabética
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La afectación de la retina de los ojos en los pacientes con diabetes mellitus (retinopatía diabética) es la causa más frecuente de nuevos casos de ceguera entre adultos de 20 a 75 años de edad. Durante los primeros veinte años de la enfermedad, casi todos los pacientes diabéticos de tipo 1 y más del 60% de los pacientes diabéticos de tipo 2 desarrollan esta grave complicación. En el grupo de diabéticos en que la enfermedad aparece más precozmente (diabetes tipo 1), el 85% de los casos de ceguera ha sido atribuido a la retinopatía diabética. En los diabéticos tipo 2 (en los que la diabetes aparece más tarde, a partir de los 40 años), un tercio de los casos de ceguera legal (aun con cierto nivel de visión, alguien incapacitado para el trabajo) ha sido atribuido a la retinopatía diabétic
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¿Qué es la retinopatía diabética?
La retinopatía diabética es una complicación grave de la diabetes mellitus, caracterizada por la aparición de pequeñas dilataciones microscópicas en los diminutos vasos sanguíneos que irrigan la retina o membrana más interna del ojo, hemorragias, exudados, alteración de las venas y crecimiento de nuevos vasos sanguíneos en dicha membrana y en la superficie posterior del humor vítreo que rellena al ojo.
La pérdida de visión que se produce en esta complicación es el resultado de varios mecanismos de acción.
Factores de riesgo
Los principales factores de riesgo incluyen la edad, la duración de la diabetes mellitus y su grado de control, la hipertensión arterial y el exceso de colesterol en la sangre.
La duración de la diabetes es probablemente el factor predictor más potente para el desarrollo y la progresión de la retinopatía. El grado de control del azúcar en la sangre ha sido implicado en numerosos estudios científicos como uno de los principales factores; determinados estudios en los que se empleó un tratamiento intensivo de la diabetes con insulina mostraron una reducción muy importante del riesgo de retinopatía.
El efecto protector del buen control del azúcar también se ha confirmado en pacientes con diabetes de tipo 2. Un importante estudio llevado a cabo en el Reino Unido hace ahora 6 años demostró que una mejoría en el control del azúcar sanguíneo reducía el riesgo de desarrollo de retinopatía y de nefropatía (afectación del riñón), y posiblemente la neuropatía (afectación de los nervios). La tasa global de complicaciones de los pequeños vasos sanguíneos se redujo el 25% en pacientes que recibieron tratamiento intensivo frente a los que recibieron tratamiento convencional.
Dicho importante estudio también demostró que un control estrecho de la presión arterial de este tipo de pacientes diabéticos redujo la progresión de la retinopatía y el riesgo de deterioro de la agudeza visual, además de reducir las muertes relacionadas con la diabetes y los accidentes vasculares cerebrales.
Medidas para prevenir la retinopatía diabética
Las intervenciones que han mostrado beneficio en la prevención de la retinopatía diabética son las siguientes:
- buen control de la diabetes
- control exhaustivo de la hipertensión arterial
- dejar de fumar
- fotocoagulación con láser en pacientes con lesiones en estadios precoces.
La fotocoagulación con láser ha demostrado su eficacia para reducir significativamente la pérdida grave de la vista y retrasar la progresión de la retinopatía. Es una técnica que consiste en la destrucción de los nuevos vasos sanguíneos formados en la retina o las hemorragias del humor vítreo mediante la administración de múltiples disparos de un rayo de láser. Desgraciadamente y a pesar de su eficacia, esta técnica no devuelve la vista perdida.
Es muy importante considerar que la retinopatía diabética se manifiesta con escasos o nulos síntomas visuales u oftálmicos hasta que aparece la pérdida de visión. Dado que este tratamiento tiene como objetivo prevenir dicha pérdida y la retinopatía puede ser asintomática, es fundamental identificar y tratar a estos pacientes precozmente, al principio de la enfermedad. Para alcanzar este objetivo, los pacientes diabéticos deberían ser evaluados rutinariamente para detectar la enfermedad en un estadio que se pueda tratar.
En este sentido, es interesante seguir las siguientes recomendaciones:
- Los pacientes con diabetes de tipo 1 deberían ser examinados por un oftalmólogo entre 3 y 5 años después de ser diagnosticado de su enfermedad.
- Los pacientes con diabetes de tipo 2 deberían ser evaluados por un oftalmólogo tan pronto como sea posible tras ser diagnosticados.
- Todos los pacientes diabéticos deberían ser examinados anualmente por un oftalmólogo con conocimientos y experiencia en el diagnóstico de retinopatía diabética. Si se detectan casos de retinopatía progresiva, los controles deben hacerse con mayor frecuencia.
- Dado que el embarazo es un factor que puede acelerar la progresión de la retinopatía diabética, las mujeres diabéticas que queden embarazadas deberían ser examinadas por un oftalmólogo en el primer trimestre de su gestación y periódicamente durante el mismo.
- Se debería iniciar un tratamiento con fotocoagulación con láser en aquellos pacientes diabéticos de tipo 2 que presentan lesiones de retinopatía diabética en estadios iníciales, para prevenir la progresión de la complicación y la ceguera.