LA ESCALINATA DE LA VIDA
Hace mucho tiempo, el Señor dijo: “¿qué
salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?” y estas
palabras recibió:” Más, ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más
que profeta.”
LAS ESCITURAS Y EL MAESTRO VIVIENTE
Todos encarnamos hace menos de cien años, menos de cincuenta
años, menos de veinticinco años, y algunos hasta menos de quince años. Aun así,
aunque dotados de libre albedrío y una pizarra limpia sobre la cual escribir un
nuevo y más noble capítulo en nuestro libro de la vida, hemos sido casi
forzados a aceptar lo que los pastores nos han dicho: que la Biblia, que es la
palabra de Dios, no ha sido alterada, pero que todo lo demás en existencia sí
lo ha sido.
El adoctrinamiento de la gente por el clero ha tenido
implicaciones de largo alcance. Y como todos somos afectados por esto, debemos
decir unas cuantas palabras acerca de las tradiciones de las religiones que han
llegado a nosotros como herencia.
Porque si la Biblia es la palabra de Dios completa y
sin alteración, escrita por él y no por simples mortales, entonces deberíamos creer
cada palabra literalmente interpretada para nosotros por estos
bienintencionados pastores, quienes desean salvar nuestras almas, sin embargo,
en la Biblia misma están escritas estas palabras: LA LETRA MATA, MAS EL
ESPÍRITU VIVIFICA.
Ahora bien, si lo leemos correctamente, esto significa
que no deberíamos estar atados a una interpretación literal, o atados por ella,
sino liberados por la transliteración de las escrituras del Espíritu Santo y a
través de ellas moviéndose de la condenación de la justicia de Dios con nosotros.
De tanto en tanto hemos preguntado a pastores modernos
lo siguiente:
Si sólo los textos de la Biblia pueden salvarnos,
entonces, ¿por qué Jesús creyó necesario prometernos el alumbramiento del
Espíritu Santo, quien vendría a nosotros como el Confortador, Amigo y Maestro, para recordarnos todas esas
cosas que Cristo ha estado enseñando a nuestras almas desde el principio?
Si Jesús no encomendó nuestras almas solamente a la
palabra escrita, entonces, ¿por qué deberíamos hacerlo nosotros?
Tampoco pudieron los hermanos responder adecuadamente
a nuestras preguntas acerca de la relación integral entre Pablo y Jesús.
Si los Evangelios fueran la palabra final y los
escritores y apóstoles del Evangelio hubieran tenido un entendimiento perfecto,
entonces, ¿qué caso tenía la conversión de Saulo de Tarso?
Claramente, tenía que haber un propósito especial para
que el Maestro Jesús personalmente enseñara a Pablo, cuyas experiencias y escrituras
Crísticas dominan el Nuevo Testamento.
En verdad, su misión fue construir la Iglesia de
Cristo sobre la Roca de su encuentro personal con el Señor: convertir a los
GENTILES, sus líderes, y los hijos de la Luz, y para elucidar la Persona y
Presencia de Cristo como el Salvador viviente en sermones y cartas distribuidas
or todo Asia Menos y países del Mediterráneo, en un período de 30 años.
Pero Pablo tenía aun otra misión, una misión que se
puede deducir de su ejemplo y el del Cristo resucitado trabajando con él por
toda su vida como el siervo pastoral del Señor. Es su relación integral lo que
nos da un entendimiento del lazo entre el Maestro Ascendido y el discípulo no
ascendido y a través de este, la fusión del Cielo y la Tierra; como cuando una
nova aparece en el firmamento para llamarnos a un nivel más alto por medio del
YO SOY EL QUE SOY.
Y así, ofrecemos algunas respuestas que no son
nuestras, sino que fueron dadas a nosotros desde el corazón de nuestro hermano Jesús,
nuestra Madre María y el Apóstol Pablo mismo, comunicadas a nosotros a través
del Espíritu Santo.
La misión de Pablo, perseguidor de cristianos que
consintió que apedrearan desalmadamente a San Esteban, fue confirmada a través
de un tal Ananías, ante quien el Señor apareció diciéndole: “Ve, porque
instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los
gentiles y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo les mostraré cuánto
les es necesario padecer por mi nombre.”
Y así, Saulo, quien había caído en tierra y había
perdido la vista al encontrarse con el Maestro en camino a Damasco cuando aún
estaba “respirando amenazas y muerte contra los discípulos del Señor”, estaba
ahora devotamente esperando instrucciones en la casa de Judas, y esperando a
aquel que le restauraría la vista.
Ananías, siguiendo las instrucciones del Señor de ir a
la calle llamada Derecha, entró en la casa: “ y poniendo
sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús que se te apareció en
el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas
lleno del Espíritu Santo”-
Por el acto de este mensajero, Pablo tuvo la prueba
inmediata de que la voz que había escuchado en medio de la luz cegadora fue la
de Jesús mismo:
“Saulo, Saulo,
¿por qué me persigues?”
Así, está escrito que a través del instrumento del
Señor, Ananías, “al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al
instante la vista; y levantándose, fue bautizado”. Y los discípulos le dieron
de comer y recobró fuerzas y se quedó con ellos por algunos días.
Pero la mejor prueba de la vos del Maestro que aún
hacía eco en las cámaras de su corazón _ “YO SOY Jesús, a quien tú persigues;
dura cosa te es dar coces contra el aguijón… Levántate y entra en la ciudad, y
se te dirá lo que debes hacer”_ es que inmediatamente después de su conversión
y bautismo por el Espíritu Santo “predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo
que éste era el Hijo de Dios”.
Después de muchos días de hacer esto, confundiendo a
los judíos en Damasco, probándoles que este Maestro Jesús es “el Cristo”, los
judíos resolvieron matarle: “Pero sus asechanzas llegaron a conocimiento de
Saulo. Y ellos guardaban las puertas del día y de noche para matarle. Entonces los
discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro, descolgándole en una
canasta.”.
Como siempre, la presencia del Espíritu Santo, con el
poder de la conversión unido a las persecuciones, es la mejor prueba de nuestra
unión con Cristo: “El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han
perseguido, también a vosotros os perseguirán.”.
La relación directa y conmovedora de Pablo con su
Señor demuestra la amistad que se debe tener con Jesús, y el sendero iniciático
que él quiere para cada uno de nosotros, una vez que permitamos ser convertidos
(la palabra significa “voltearse, transformarse en una nueva criatura en Cristo”)
y que nos sujetemos al Cristo Universal en vida y muerte y por toda la
eternidad.
Libro 3: Las enseñanzas perdidas de Jesús, Elizabeth
Clare Prophet