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Sisifo de Sagitario Vs Dhoko de Libra
Inicia: Dhoko
Lugar: Mundo de los Sueños
Hora: no Aplica
Trama: Sisifo es encerrado en el mundo de los sueños, y para poder rescatarlo Sasha envia al santo de la libra, sin embargo encerrado en su propia depresion la armadura dorada se vuelve tan oscura como una espectral, y entendiendo que tiene que luchar por el bando de hades, presenta batalla al noble dohko.
Juez: Kareck
.: Roll on :.
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*Pasado el impacto, los cúmulos dorados empiezan a asentarse al igual que las partículas de polvo. Todo el lugar se ve trastocado en sus cimientos, mientras que el corazón del oriental se sume en franca tristeza, pues sus ojos y su espíritu mismo captan la distancia que ahora parece irreconciliable con aquél que fuera uno de los estandartes entre los Guerreros de Atenea. "Sísifo... Finalmente tu alma ha decidido alejarse..." La expresión de éste venido de China, no puede reflejar mayor tristeza a medida que se yergue casi a la misma altura de los ojos del rubio. - Nunca creí que algo así pudiera suceder y es posible que si no logro sacarte de esta pesadilla vivas aquí para siempre, y tu cuerpo allá en el Santuario permanezca mudo y vacío, causando gran tristeza a nuestra señorita Atenea... Compañero, lo lamento, pero si tu corazón ha decidido cerrar sus puertas, entonces yo seré quien lo abra de nuevo!! - Con tales palabras los puños se cierran con tal fuerza e ímpetu que en ese sólo movimiento se desarrollan ligeras ondas de viento y de presión, removiendo los trozos caídos de rocas y el polvo que se ha asentado. Los ojos marrones se llena de cierta energía, que refleja la determinación y la fuerza de su ánimo, así como la seguridad de su juicio. "Atenea y los demás nos esperan, y la misión es muy clara, volver contigo... No entiendo qué ha pasado contigo, pero acaso ese Sapuri refleje tu alma o tu espíritu... Pero si cualquiera de nosotros pierde la fe en nuestras actividades o en Atenea, entonces el enemigo habrá encontrado una fisura por la cual puede desbaratar la esperanza misma... No dejaré que tus ojos sigan oscuros y vacíos... Será la luz del Dragón y de Atenea la que te hagan volver" La resolución ahora toma un nuevo curso, en tanto que todo su cuerpo se observa estático, sin embargo su espíritu de lucha se revuelve, y con un presto movimiento sujeta l Lanza Dorada, para dejarla en su puesto habitual y luego cobrando postura de combate, observa directamente a la efigie representante del Ángel de Oro.*
Dohko de Libra - Santo Dorado de Atenea |
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**El semblante del ángel, ahora vestido de negro, lentamente se eleva hasta quedar justo frente al dragón de Rozan. Las lágrimas de sangre que aun resbalan por sus suaves mejillas dan un aspecto tenebroso a aquel guerrero gentil, y su mirar está vacío; como si aquel guerrero fuese solamente un cascarón vacío, un recuerdo de lo que alguna vez fue. De súbito, una energía oscura comienza a emanar del cuerpo de aquel hombre, con una fuerza similar a la de un santo de oro, sin embargo este poder no refleja la justicia que debería, y se encuentra teñido de soledad, desesperación y vergüenza. -Dohko…- susurra a pesar de que sus ojos azules se esconden tras sus cabellos castaños -¡Aléjate de mí!- exclama mientras su energía se vuelve violenta, y se materializa como una esfera de luz purpurea frente a él de un considerable tamaño. Con una velocidad que roca a la de la luz, aquel ken sale disparado, zigzagueando en el aire, en busca del plexo del hombre de oriente. Sísifo rechaza todo lo que tiene que ver con la orden de los caballeros, y a Athena misma. Su culpa lo ciega, y ahora el arquero no distingue entre amigos y enemigos.**#d0b02e
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*Los cabellos marrones se revuelven con fiereza azotados por las ondas crecientes y ascendentes que surgen vívidas y con gran luz desde la figura del Guerrero de la Balanza. Los ojos demuestran cierta reacción, cual si fuese una chispa de alegría, de esa esperanza que es su causa en sí misma. - Acaso... - Con tal duda en su semblante, el joven venido de Oriente, fija sus piernas con presteza en el sustrato onírico y de inmediato realiza un par de pasos precisos, casi como si correspondieran a una danza y de inmediato todo su cuerpo así como aquella energía esmeralda se revuelve ágil y coordinada de forma que un giro perfecto se desarrolla tomando como centro la silueta del Oriental, en tanto que unos corpúsculos dorados acompañan todo este movimiento, desatando nuevas olas de viento que se alzan y dirigen sin aparente orden. "Si aún logras recordar mi nombre, entonces aún hay esperanza... Amigo!!" Diciendo eso para su propio corazón, la fuerza de sus brazos y su tórax se manifiestan en una gran espiral de energía esmeralda. - Aghhhh!! - y cual si fuese el eje de rotura del tal alborada, el Escudo de Libra, aquel que reside en la izquierda del Ateniense, avanza con gran estrépito, demostrando así que es dicho instrumento el que desprende la luz dorada, y en conjunto con el movimiento circular y la energía desprendida, la potencia de tal defensa es imparable, y con tal determinación el Escudo de Libra se dirige inequívoco hacia el ken del que ahora viste un Sapuri, y es la fuerza acumulada y desplegada a tal nivel, que busca no sólo detener, sino devolver en la misma dirección la esfera de energía, más los iris marrones no abandonan en ningún instante el curso de los hechos, demostrando no sólo el ímpetu de su mandato, sino también aquella energía propia de su edad y animosidad.*
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**El ken de luz oscura es devuelto hacía Sísifo por el legendario escudo dorado de Libra, y es el ángel quién ahora debe salir de la trayectoria de su ataque. Con la velocidad de un relámpago, las alas negras de la sombra de Sagitario se extienden como las de un halcón a punto de emprender el vuelo, y con un gentil flexionar y estirar de sus rodillas acompañado por el batir de las extremidades de su sapuri, Sísifo se eleva en los aires como un ave, dejando que aquel rebote pase justo bajo sus suelas, impactándose contra el edificio a sus espaldas, pulverizándolo en un instante. No dejando que ni un parpadeo pase, el arquero negro vuela con tremenda velocidad en dirección del dragón, convirtiéndose a los ojos de un mortal en nada más que un destello de luz purpurea que viaja en línea recta. Sin decir una palabra, y aún con la mirada bajo su flequillo castaño, el guardián de Quirón aparece a un costado de Dohko con su diestro puño cerrado y lanzándolo en contra del rostro del oriental a una velocidad tremenda. Por si esto fuera poco, y para acorralar aún más a su rival, Sísifo eleva su pierna diestra y lanza un fuerte rodillazo en busca del abdomen enemigo. El estilo de combate del noveno guardián de oro parece distinto, como si ahora su única preocupación fuera herir al caballero de Libra, aunque este fuera su amigo. **
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*La explosión y el ruido son tremendas en cuanto la esfera de energía choca contra una construcción, sin embargo nada de esto parece generar mayores efectos sobre ese mundo paralelo, como si una vez cruzado el portal, nada más en el exterior es objeto de importancia al interior de dicho sitio, pero es por fuera y muy lejos donde la mente y el corazón del Librano apuntan, allá en el mítico Santuario de Atenea, sobre el cual su propio espíritu parece conectarse. "Es posible, que mientras estemos aquí, no puedas sentir el amor de Atenea, Sísifo, este mundo no puede convertirse en nuestro cementerio." Pensando de tal forma, observa seguidamente el despliegue físico de su oponente y algo en su comportamiento le hace dudar sobre la cordura natural de su amigo. - En verdad estás perdiendo tu instinto Sísifo, pero aún no todo está perdido, ese sapuri no es relevante, aún late el corazón de un guerrero bajo ese manto oscuro!! - Con tales palabras la tensón muscular aumenta fuertemente, a la par que aquella energía esmeralda se eleva un tanto, mientras se bate con fuerza y sacude tanto los vientos, como los cabellos del Dorado. Sin mediar tiempo, la zurda vuelve a ponerse en movimiento, girando sobre su eje, a la par que la diestra extiende sus dedos y los abre, ofreciendo la palma abierta. "Acabas de ver la fuerza del Escudo de Libra, y sin embargo te decides a atacarme con tu puño sin mayor protección, lo mínimo es que pierdas la mano por el impacto..." Y respondiendo a dicho pensamiento, la zurda se tensa ofreciendo el mítico Escudo de Libra, que parece brillar en tanto espera el choque y de igual forma la diestra se tensa adelantándose al punto exacto de golpe de la rodilla de su amigo. Y no pasa más de un segundo cuando un nuevo ruido se eleva y es arrojado con estrépito la figura del oriental, hasta caer con cierta dificultad a algunos metros, demostrando así que el choque fue efectivo.*
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**Cuando el primer golpe del ángel de oro impacta contra el escudo de Libra, el guantelete negro del sapuri, tan resistente como una armadura dorada, se hace añicos al instante hasta la mitad del antebrazo, dejando que los pequeños trozos de armadura caigan sobre el suelo enseguida. La fuerza del choque es tal que, a pesar de estar protegido por un sapuri que iguala a las armaduras de oro en términos de protección, logró herir la mano de Sísifo pues esta resulta gravemente herida y ahora se cubre de tibia sangre que resbala hasta la punta de sus dedos y gotea sobre las empedradas calles; sin embargo, aquel santo vestido de negro no emite ni una sola queja. El impacto de su rodilla, sin embargo, no pasa a mayores pues es nulificado por la defensa de Rozan. La mirada de Sísifo, oculta tras sus flecos castaños y aun derramando aquellas dolorosas lágrimas de sangre, contempla nuevamente al dragón como un recuerdo vago de lo que fue. Sin emitir palabra o sonido alguno, el caballero pintado de vergüenza comienza a emitir una vez más aquella luz oscura, tan ardiente como una hoguera, y su poder retumba por todo el reino de los sueños. La sedosa cabellera del noveno campeón baila al compás de la energía que emana, la cual gana con cada segundo fuerza. La tristeza alimenta su cosmos, y con cada latido de su herido corazón, Sísifo se prepara de una vez por todas para dejarse caer en las sombras y el dolor.**
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*El brazo diestro parece entumecido, a medida que recupera su postura erguida. Cada músculo de su diestra parece un tanto afectado, como si el esfuerzo de defensa con la palma abierta haya sido elevado, sin embargo la expresión del librano es la unión de esa fraternidad por su amigo y esa lealtad ante la misión encargada. "Aún no logro entender qué ha pasado Sísifo... Sin embargo puedo ver que tu corazón sangra por dentro, acaso el color oscuro de tu surplice refleje en realidad el abatimiento de tu alma... Tal vez..." Y en éste momento su mirada se fija en cada detalle del lugar, como si lo observara con nuevo interés, y razonando en torno de ese lugar que ha sido convocado por la desesperación de su amigo. "Acaso tu pena tiene que ver con la época en que Atenea fue niña?" Analizando estos aspectos, el corazón del oriental da un ligero salto en tanto reconoce la fuerza de su viejo aliado. - Sísifo... Es posible que intente todo cuanto pueda y que aún así tu corazón no quiera desprenderse de ésta gran pena. Pero debes saber que no sólo yo, sino los demás caballeros, incluso el Patriarca y la misma Atenea te necesitan y te esperan en el Santuario, y no harían eso si ellos tuvieran rencor hacia ti. Es tiempo de que despiertes amigo... - Y con estas palabras, toda esa fuerza energética que se había acumulado en su cuerpo, parece revolucionar, aumentando notablemente la fuerza e intensidad de su brillo, así como el volumen del mismo. Durante un instante, la mirada se esconde bajo los párpados mientras que su testa se inclina un poco, actitud reservada que no es más que un pequeño saludo al espíritu de su amigo. De inmediato y con premura inigualable, el Dorado abandona su posición, zigzagueando por el terreno hasta ubicarse a la derecha de su amigo, y con gran presión se abalanza en un impulso definitivo y poderoso, levantando grandes olas de viento, polvo y pedruzcos, en tanto que un Dragón se eleva por delante del joven, abriendo sus fauces. - ROZAN - El brazo diestro, aún afectado se cierra con toda la determinación de su energía, en tanto que el Dragón que se ha visualizado se hace más nítido y parece ocultar la figura de quien lo ha convocado. - RYU HI SHOO!! - Con gran estrépito el Dragón de energía cruza casi en un instante el espacio, sacudiendo su enorme cuerpo que sigue emergiendo desde el puño del oriental, avanzando entre torbellinos de aire y de brillo, desatando con gran furia luz verdosa, a la par que las garras y colmillos se aprestan a caer sobre su objetivo, desgarrando el aire con su rugido cargado de poder. Y de tal forma el Dragón de Rozán lejos de su lugar de origen se eleva portentoso por sobre el lozado de un sueño, enroscándose, para luego desatar con toda su fuerza, sobre la humanidad de quien ahora viste un manto oscuro.*
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**Las palabras del santo de Libra logran alcanzar, por un instante, el corazón de Sísifo cuando menciona a sus compañeros de armas, al Gran Patriarca y, especialmente a la Diosa que ha jurado proteger. Su mirar, antes escondido tras un antifaz de sombra, se eleva dejando ver por un instante los ojos azules, tan azules como el mar en calma, del arquero de oro; y el cosmos cargando de pena que aún arde alrededor de su humanidad revela, por solo un instante, un guiño de la paz que su corazón alguna vez albergó. A pesar de aquel caballero de oro está entrenado para pelear a la velocidad de la luz, cuando su mirar contempla el opulento dragón su cuerpo parece no responderle, como si fuese su deseo el ser arrollado por la furia de Rozan. El resplandor esmeralda se refleja en sus ojos por un instante antes de ser golpeado por lagarto de oriente con toda su fuerza, lanzando su cuerpo con violencia en contra de un edificio cercano. La fuerza de la técnica de Dohko es tal que el cuerpo de Sísifo penetra por un costado del edificio y sale por el contrario, atravesándolo por completo la construcción que ahora se desploma sobre sus cimientos; mientras el vuelo del santo de negra armadura es detenido por un segunda pared de ladrillos blancos sobra la cual queda la silueta del ángel de oro marcada. Sísifo cae sobre las empedradas calles, con una rodilla al suelo y las consecuencias de la técnica son evidentes: Sobre el peto del sapuri puede notarse un amplio hundimiento de cuyo epicentro salen profundas resquebrajaduras que recorren toda la pieza central de su armadura incluso en el faldón, su hombrera izquierda ha desaparecido casi por completo igual que su yelmo. Varias fracturas más, aunque de menor importancia, pueden verse por toda su armadura: Botas, guantes e incluso sobre sus negras alas. Su cuerpo reciente el golpe y permanece inmóvil con la rodilla al piso, solamente para elevar su vista lentamente y mirar con sus ojos directo al santo de Libra. -Dohko…- alcanza a murmurar, como sí por primera vez en el combate Sísifo dejara ver su verdadero ser.** #d0b02e
Nota: Una disculpa por los inconvenientes y te agradezco por tu tolerancia. Continuemos, espero, sin más contratiempos.
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*El estruendo generado reverbera por todo el lugar, más el impacto mismo en la forma de aquél Dragón se va difuminando entre haces esmeraldas, mismo que cual revoloteo giran algunas veces y luego caen gráciles entre la penumbra hasta desaparecer, dejando un ambiente cargado de polvo en donde aún resuenan los ecos tanto del ataque como de su efecto sobre el Arquero de Oro. "Sísifo... Acaso... Vi en tu mirada un atisbo del viejo guerrero de Atenea." Y un latido con más calor que otrora cursa por el pecho agitado del oriental, en tanto que sobre su faz sendas gotas de sudor descienden evidenciando el esfuerzo en el desgaste anterior. Con calma y tras algunas inspiraciones, el Santo de Libra recupera su posición erguida, observando atento y cuasi conmovido la reacción en su compañero de armas. - Es tiempo Santo de Sagitario!! El Santuario de Atenea te espera... Tu jaula ha sido fracturada, es momento de que abras tus alas y eleves el vuelo!! - La voz se pronuncia con fuerza, con un ánimo que hasta ahora no ha sido empleado a la vez que el puño izquierdo se cierra en señal de júbilo, sensación que también se transmite en el rostro trigueño y juvenil del Librano. Y todas éstas emociones y sensaciones se refuerzan al escuchar su nombre de boca de su amigo. - Conocí éste sitio y acaso sea otro designio de los Dioses al encontrar aquí al Santo de Pegaso... No puedes culparte de nada viejo amigo... Éste lugar no es más que el amor de nuestra Diosa reflejado en su ávatar humano... Ella así lo ha decidido, y ni siquiera Ella se ha opuesto, sabemos que es como debe ser, pero tal vez ésta decisión no sea causa de sufrimiento, sino de esperanza... Levántate Sísifo!! Que las huestes de Hades requieren ser castigadas bajo tu flecha!! - Brillan los ojos y tiembla el suelo ante lo dicho, mientras que por primera vez el inocente corazón del oriental se permite latir con esperanza y regocijo.*
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**Con torpeza y lentitud, el arquero oscuro se pone de pie quedando justo frente a su compañero de oro y regresando a su estado inmóvil y tenso de anterioridad. Nuevamente el cabello castaño de aquel triste santo cubre su mirar, y su purpureo cosmos cargado de pena se agita con violencia a su alrededor, como si de una llama negra se tratase. A pesar de que su cuerpo se encuentra notablemente herido, y en condiciones poco favorables para enfrentar a un caballero de oro, Sísifo hace arder su cosmos con una fuerza impresionante, cómo nunca antes en el combate ¿Es que acaso las palabras de Dohko no han surtido efecto y Sísifo sigue sumido en su propia miseria? De súbito, aquella herida figura extiende su brazo derecho con la mano abierta y la palma mirando al suelo, y una luz oscura comienza a revolotear entre sus dedos. Segundos después, aquella energía se materializa en forma de un arco finamente grabado y tan negro como el ébano que ahora reposa en su diestra mano. Al instante, en su hombrera derecha, la legendaria flecha de Sagitario aparece y Sísifo la toma con cierta calma entre sus dedos ensangrentados y heridos por el golpe contra el escudo de Libra hasta tensarla en la cuerda del arma en sus manos y apuntarla directamente en contra de Dohko. Sin embargo, aquella saeta que ahora apunta su filo en contra del dragón muestra una peculiaridad intrigante, pues a pesar de que la armadura e incluso el arco de Sísifo se han bañado en el color de la noche, la flecha sigue brillando con los tonos de oro característicos de los 12 campeones de Athena. -Desde tiempos inmemoriales es bien sabido que la flecha de Sagitario tiene la capacidad de concentrar y retener el cosmos de los santos que unan su energía en ella…- comenta con una suave voz aquel ángel caído, mientras su negro y vasto cosmos comienza a arremolinarse en la flecha y a fundirse con ella. Lentamente, la flecha de oro comienza a teñirse de negro pero, a la par, la armadura de Sagitario comienza a mostrar su verdadero color en los bordes y, con lentitud, avanzando hacia el centro devolviendo su áurico color. ¿Cuál será el plan de Sísifo?** #d
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*Cual si hubiese lugar para la brisa, los cabellos marrones del oriental se mueven con gracilidad, como si el curso mismo de la Guerra no estuviera en juego; el vaivén continúa un tanto, sin embargo aumenta el ritmo, así como se aprecia el hecho de que algunos mechones se eleven de la testa, en un hecho contra natura. El cuerpo se ve algo más laxo, de forma que ese ímpetu parece perderse en esos escasos segundos. Y es que la reacción en su compañero lo hacen dudar un tanto, pues cuando se asomaba el verdadero Arquero de Oro, ese aire rancio, que denuncia en algo la falta de esperanza, se difundiera por el lugar, avanzando casi hasta el espíritu del Ateniense. "Sísifo, he venido por ti, esa es mi misión y es posible que aún no sea suficiente para que tu propia sangre caliente tu Armadura y puedas levantarte en vuelo..." Y con ojos con gran resolución, más cierta pesadumbre se fija en los cambios de coloración de la flecha y del manto de Sagitario. - Que así sea! y que no sólo lleve nuestros espíritus sino el de Atenea!! - Diciendo ésto, por un brevísimo segundo, la mirada se esconde tras los flecos que ahora se bañan de un tibio esmeralda, y entonces con movimientos prestos y ágiles, se despiden en todas direcciones corpúsculos de un tono vivo y fantástico de dorado, los cuáles iluminan por un momento la faz del Oriental. Dos de esas armas cuyo uso ha sido designado sólo para el Santo de la Balanza ahora se posan con estirpe en las manos. Los dedos se cierran y parecen reconocer con añoranza la textura de los mangos de las Espadas de Libra. El brillo dorado se conjuga ahora con esa fluidez calma y perfecta del aura verdosa, sin exabruptos, alimentándose una de la otra, elevándose una con la otra. Los latidos pasan mientras que el cuerpo se ve estático, y de repente, como si un latido en particular fuera el punto de partida, el Ateniense se desata en pocos, pero veloces pasos que lo acercan a velocidad inimaginable hacia su compañero, y apoyando su pie derecho, realiza dos mandobles precisos y veloces, primero la mano diestra y luego la siniestra. Los corpúsculos vuelan y parecen captar el centro de la escena, pero acto seguido cual si fuese la ofrenda desde vieja data, rojiza sangre surge desde las muñecas del Librano, gotas que se dirigen hacia la flecha y arco. - Ahí no sólo están nuestros camaradas! sino también la misma Atenea! - *
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**La cálida sangre de Libra baña el arco de ébano y la flecha de oro, fundiendo su fiero cosmo esmeralda no solo en el arma de Sagitario que aún apunta a Dohko, sino en el mismo corazón de Sísifo que, por un instante, siente el abrazo de sus compañeros y de la misma Athena con su dulce sonrisa. El arquero de Athena de pronto suelta un alarido de entre dientes, y su cosmos arde como una gigantesca pira de fuego negro a su alrededor, haciendo temblar incluso la tierra de los sueños; y precisamente esta exorbitante cantidad de energía teñida de pena y desdicha es nuevamente unida a la flecha ya más negra que aúrica. Con el cosmos de Athen y de Dohko ahora tocando su alma, Sísifo por fin abre los ojos y distingue que su tormento se encuentra vago de fundamentos pues, y que su deber como caballero fue proteger a Athena al llevarla al santuario pues, de lo contrario, habría sido presa fácil para los dioses gemelos que ya trazaban sus planes a pesar de que el alma de su señor no había despertado aún. Con todos estos pensamientos en su cabeza, resulta evidente el plan de Sísifo: Exorcizar su cosmos de culpa a través de la flecha de Sagitario, purgando su cosmos oscuro y dejando que la verdadera luz de Sagitario salga a flote. Cuando por fin todo el poder oscuro está concentrando en la flecha, ahora tan oscura como la noche y brillando con ese fulgor negro característico, y el cuerpo de Sísifo esta nuevamente protegido por la armadura dorada de Sagitario; Sísifo cambia la dirección de su mira y ahora apunta el filo de su saeta hacia el cielo. Con el cuerpo herido y cansado, Sísifo deja ir aquella flecha que ahora avanza con una impresionante velocidad hacia el cielo mientras recuerda la promesa que, hace muchos años, le hizo al joven Pegaso. -Ella enfrentará muchas dificultades durante su vida… Sin embargo, puedo prometerte esto: Yo estaré siempre a su lado para protegerla.- Esas fueron las palabras que prometió, y jamás faltará a su juramento. Cansado, y desprovisto ya de su cosmos oscuro, el caballero de Sagitario pone una rodilla en el piso, como si Athena estuviese frente a él. Ahora sabe su deber y es tiempo de regresar a casa.**
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*Y de repente una transformación sucede en el rostro del Librano al momento que esas ondas de energía pura y matiz esmeralda avanzan en todas partes. El ánimo crece evidentemente a la par que una sonrisa se fija su semblante. Irguiéndose el Dorado observa con detalle cada cambio que sucede en su compañero, especialmente los cambios en cuanto a la pureza del manto de Sagitario. Atento observa el cambio en la dirección de la flecha de oro. Su corazón se alegra a la par que toda su apariencia parece rejuvenecer y cobrar de nuevo ese cariz juvenil. Un brillo cegador y un gran estruendo se escuchan en cuanto impacta la flecha y de esa manera el cuerpo del Guerrero Oriental se baña en esa energía, ocultando por un momento sus ojos tras la sombra de sus cabellos. La agitación se ha detenido y con ambas manos procura cubrir las heridas en sus muñecas. - Así siempre será amigo, las guerras causan demasiada muerte y destrucción, sin embargo Sasha es la reencarnación de la Diosa de la Sabiduria y la Guerra Justa, por ello la confrontación es inminente y con ella, podemos seguir aún esperanzados... - Ligero y satisfecho, sigue presionando sus heridas las cuales poco a poco se van cerrando y la sangre empieza a coagular deteniendo el sangrado. "Me alegro que hayas regresado Sísifo... Atenea sufre siempre cada vez que pierde a uno de sus Santos y debes ser tu, quien dirija las fuerzas contra Hades." Y con ésto en mente, cierra los ojos dejando que la brisa de ese sueño ahora laxo, le bañe el rostro, mientras que centra su pensamiento en el Patriarca y Atenea con el objetivo de enviar la buena nueva y con ello, crear el lazo necesario para salir de ese lugar.*
Dohko de Libra - Santo Dorado de Atenea |
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Se comunica que la pelea se cierra mañana
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¡Saludos!
Nuevamente nos vemos la cara los tres en este torneo y en las mismas condiciones. (?)
Primeramente quiero felicitarlos por el gran despliegue rolístico, mismo que sin ninguna duda demuestra el compromiso que tienen para este juego, así como por la comunidad.
En el combate pude notar la comodidad que tienen con los personajes, sobretodo en el caso de Dohko que mostró mayor desenvolvimiento en los diálogos como con las acciones. Aunque debo hacer un comentario que considero importante, pues me parece que utilizas con demasiada faclidad las armas de Libra, las cuales solo deben emplearse en casos "especiales" y contra un compañero de armas, que sin bien está dominado por su oscuridad, es algo excesivo. En cuanto a lo demás lo haz hecho bien, considero que este es de los roleos en los que más haz transmitido emociones a través de las líneas.
Sísifo ha mantenido su calidad narrativa, haciendo que sus turnos sean entendibles y en los primeros las emociones que experimentó el personaje fueron bien transmitidas; Sin embargo, en los turnos posteriores la calidad interpretativa fue decayendo, mostrando a un personaje cada vez más plano, que de vez en cuando recuperaba algo de personalidad. En realidad ha habido una diferencia entre el Hasgard que me tocó leer al Sísifo que presentaste en esta ronda, pues en el combate anterior en ningún momento perdiste la fuerza y personalidad del personaje, quizá se deba al planteamiento del combate.
La fuerza inicial se fue diluyendo con el paso de los turnos, pues el final demerita un poco al inicio que ambos demostraron en este combate, lleno de personificación y profundizando en los pensamientos como sensaciones de los personajes, considero que quien menos perdió el ritmo fue Dohko, por lo que lo doy como ganador en esta ocasión, aunque con la recomendación que trate de no usar con tanta facilidad las armas que le fueron encomendadas.
Sin mar que agregar, me despido.
Kareck
P.D. Cualquier duda, sugerencia o reclamo, favor de acudir con Kyo =P |
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