* "Que niño tan malo, hará que me presente antes de tiempo" Pensamiento que antecede a un hecho sin precedentes, pues en el interior del Santuario se haya una presencia ajena y maligna, observando y analizando los hilos que mueven la guerra santa. "Pero es necesario, aunque ella aún no está lista... Déjame mandarle tus saludos" Continúa conjeturando conforme la atención se presenta sobre un pilar, en donde, sin ningún tipo de preocupación reposa la delgada y desalineada figura de un hombre que de la espalda desprende un par de enormes alas negras, mismas que le dan la apariencia de un demonio, una que se complementa por una resplandeciente mirada carmesí que espera el momento para encontrarse directamente con el caballero de Pegaso, aquel que en cualquier instante puede aparecer delante de Youma...*

 

 

* - ¡Oh! Pero que sorpresa. - Exclama con un tono juguetón mientras ríe de forma amable, mostrando una faceta en la que practicamente luce inofensivo aun cuando es un intruso en el Santuario. - Realmente has crecido, eres fuerte y sano, ¡No esperaba menos de tí! - Adjunta mientras extiende el brazo derecho al frente, como intentando alcanzar con la mano el corazón del joven pegaso, pero en cambio solo logra incrementar la tensión en la escena. - Aunque esa no debería ser la reacción de un hijo al ver a su padre, creí que habría abrazos y lágrimas, después de todo no nos hemos visto en mucho tiempo, pequeño Tenma. - Dice con un tono irónico mientras la sonrisa se pronuncia mucho más, mostrando una dentadura puntiaguda que simula la de un demonio, uno que mantiene los ojos fijos en la imagen del caballero de Pegaso, aquel que posee un parecido con el extraño Youma que sin más ha decido mostrarse en plena guerra santa...*