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De: JoKeR-MaN (Mensaje original) |
Enviado: 08/10/2014 02:34 |
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*Luego de haber atravesado sin inconveniente alguno el lado posterior de la montaña, lo que ahora se muestra ante él es básicamente un conjunto de ruinas. Los detalles de la sagrada escama que lo protege comienzan a hacerse cada vez más notorios gracias a la poca presencia de la briza nevada, lo que permite entonces apreciar con nitidez, ajustada perfectamente a su figura, la forma de una de las míticas sirenas aladas, que según cuenta la leyenda habitaban en la Isla que lleva el mismo nombre de este general marino, Sorrento… Quien sin más contemplaciones ubica su mirada, serena y analítica, hacia el camino que pareciera ser el que conlleva hacia su punto de llegada fijado: El Palacio Valhala... Asì pues, haciendo caso omiso a la escondida presencia de quien custodia el paso por este lugar, reanuda su magistral avance *
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** Pocos segundos después de que la primera escama pasara sobre aquel lugar, hace su presencia otro guerrero de piel morena, y de cabellera blanca, su escale se advierte mas al quedar cubierta por el color blanco de la nieve mientras piensa con tranquilidad "" Siren, siempre tratando de ser el primero, pero deberías de ser mas cauto, ese efecto hará que mueras prematuramente "" piensa aquel guerrero de aristas oscuras, su cuerpo se mueve cauteloso, observa con total atención las ruinas que sobresalen de aquellas llanuras, camina despacio entre ellas, la lanza se encuentra a su espalda, por lo que sus manos van desnudas, los ojos observan con cautela cada paso que da, y su alrededor, la nieve ha dejado de caer con fuerza, mas el frio sigue incesante en aquel lugar, poco a poco se adentra mas, su cuerpo se encuentra listo para cualquier reacción, sus chacras se encuentran alineados con su ser, de tal manera que su avance parece una hermosa inducción de si mismo en la naturaleza gélida de aquel lugar, -- Vaya quietud -- indica de forma tranquila, esperando la aparición del guerrero guardián, en su caso, la sorpresa de encontrarlo avasallante **
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* El silencio predomina por completo en la escena que se torna completamente tensa, pues los enemigos han logrado avanzar por las tierras de Asgard con cierta facilidad, aunque eso no demuestra un verdadero indicio de ventaja aun cuando aparentemente se muestra lo contrario. - Hay prisa en su misión, pero eso solo resultará en una muerte pronta. - Dice una voz metálica y serena, misma que no demuestra ninguna emoción que pueda identificar la personalidad de un ser que aún no se muestra ante el moreno, pues solamente deja escapar el efímero sonido de unas cuerdas que son rozadas levemente. - Pues más adelante se encuentran más Guerreros de Asgard. - Adjunta mientras comienza a tocar una armonioza melodía que transmite un sin de emociones a diferencia del ejecutor, que aparace delante del enemigo, justo sobre una roca en la que permanece sentado mientras llena con la belleza de su melodía el panorama que lo rodea y complementa a la perfección...*
Miime de Benetnasch Eta »»
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** La respuesta parece sorprenderle un poco, pues es justo lo que el estaba pensando, sin inmutarse por la presencia de aquel guerrero de Asgard, el moreno se coloca justo enfrente de donde se encuentra aquel, mientras escucha la melodía que poco a poco se confunde con el murmullo de la naturaleza, su cuerpo sigue coordinado mental, espiritual, físicamente con lo que le rodea, generando así un todo con los chacras del universo a través de su cuerpo, adiciona entonces a la respuesta -- En efecto asi es, la desesperacion generalmente lleva al apocalipsis de la vida -- le indica con la misma quietud en su rostro que el lugareño, luego entonces se presenta hasta con cierta cordialidad -- Mi nombre es Krishna de la escama de Krysaor, General marino e hijo directo de Poseidon -- narra con tranquilidad pero sin la altivez que mereciera quizás el príncipe de los mares, sus labios morenos pronuncian las palabras con atona voz, y sigue observando mientras sus sentidos se hacen uno con el lugar **
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* Las palabras no generan la más mínima reacción en un hombre que luce ausente, completamente indiferente a la situación mientras se pierde entre las notas que crean una bella música, que pareciera relajar una culpa interna que ni bien sabe que tiene, pero que existe en alguna parte de su mente. - Es una idea dramática la que expones, la muerte y el caos no debe ser algo tan complejo. - Menciona en el instante en que detiene el ritmo, dejando que la melodia se pierda en la inmensidad del terreno conforme se pone de píe y perfila en dirección al enemigo en turno, dejando que el arpa, instrumento que maneja con maestría repose entre los brazos y el pecho. - Pero responderé a tu cortesía, mi nombre es Miime de Benetnasch de la estrella de Eta. - Se presenta con esa voz metálica y seca, misma que es complementada por una mirada vacía y sin ningún rastro de emoción, como si su mera existencia fuera simplemente superficial...*
Miime de Benetnasch Eta »»
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** Dos personalidades completamente diferentes, pero superficialmente tan parecidas, pues la ausencia de emociones emanadas de ambos contendientes se vislumbra en el lugar, el moreno, se mantiene erguido sin vislumbrar emoción alguna, sus labios se mueven entonces con soltura y vocación -- Bien Mime de Eta, entonces creo que es el momento de acabar con la cortesía presente, ambos sabemos a que estamos destinados, y creo que tu sabes a que he venido, -- indica sin emoción alguna en la voz, para después susurrar para si mismo una cabala -- Kundalini -- misma que resulta en una pequeña energía que comienza a fluctuar desde su espalda y cubre entonces todo su cuerpo, para ponerse en una conexión mas fuerte con su entorno, disponiendo una opción de batalla mas adelante, poco después de aquella pequeña acción, el guerrero sonríe y observa a su oponente, verificando el objeto que porta en entre sus brazos, y recordando a la marina de sirena, "sera que este guerrero tiene como efecto los mismos poderes letales que aquel marino?, entonces debo de andarme con completo cuidado" piensa para si aquel guerrero hijo de dioses y monstruos, preparándose para aquella contienda, para finalmente susurrar -- Cuando quieras --**
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