No es críticamente cierta la cronología ni la historia de este gran Santo que ha llegado hasta nosotros con los piropos de "Arpa del Espíritu Santo, Cantor de la Virgen Inmaculada, Profeta de los sirios, Maestro del Orbe..."
Poco sabemos de su niñez. Algunos historiadores creen que sus padres eran cristianos por la sencilla razón de que los nombres bíblicos solamente solían ponerlos a sus hijos los cristianos.
Nació en Nísibe de Mesopotamia, la actual Irak por el 306.
Parece ser que Efrén se puso al servicio del Obispo de Nísibe, que era el santo varón Jacobo y éste le ordenó de diácono y le encomendó que abriera una Escuela en la que se enseñase, sobre todo, la Sagrada Escritura. Allí Efrén dio comienzo a escribir sus famosos Carmina Nisebina.
Cuando Nísibe pasó a depender de la autoridad de los persas, en 363, Efrén se expatrió junto con la escuela a Edesa. Allí moriría en el año 373.
Su encuentro con San Basilio, cuyo nombre llenaba toda la cristiandad, fue emocionante como el mismo San Efrén nos lo cuenta. Era por el 370. Después de las respectivas presentaciones, le dijo San Efrén: "¡Oh Padre mío, guárdame de mi debilidad y de mis negligencias; dirígeme por el camino recto, el Dios de las inteligencias me ha traído hasta ti para que seas mi médico. Detén mi navío en la onda del reposo!".
La caridad ardía en sus entrañas. Dio cuanto tenía para los pobres. Ya anciano se puso a edificar un hospital para sus conciudadanos de Edesa. Ellos llorarán su muerte como la del padre más amado. A pesar de ser simplemente Diácono hará el oficio de sacerdote, de obispo y de papa, ya que su influjo en la Iglesia de su tiempo no fue superado por nadie.
San Efrén es a la vez un místico - cuya contemplación procede de una ascesis rigurosa -, un doctor igualmente centrado en la alta doctrina como en la catequesis del pueblo, y un poeta a quien las Iglesias de lengua siria han apellidado «el arpa del Espíritu Santo». La producción de Efrén es considerable, pero puesta por entero al servicio de la catequesis.
Bajo la forma de himnos y homilías rimadas, el diácono de Nísibe y de Edesa sigue enseñando al pueblo, de acuerdo con un método que se presta en gran manera a la memorización.
Tiene preciosos comentarios a las Sagradas Escrituras. Encantadores sus "Himnos fúnebres". Compuso muchos himnos y comentarios preciosos sobre la Virgen María, especialmente sobre la Inmaculada. Bien ha merecido el título de "Cantor de la Virgen Inmaculada".
La poética de Efrén, de inspiración semítica, se aparta un poco de la occidental, por sus metáforas e hipérboles, pero su obra está transida de una finísima inspiración de amor a Cristo y a la Virgen Madre de Dios.
Es difícil imaginar un oficio litúrgico sin canto. Desde las catedrales a las capillas, la música es parte integral de la celebración. Más aún, los himnos infunden enseñanza religiosa en nuestro mismo ser. Cojamos un himno tan popular como el «Amazing Grace» (Gracia asombrosa). Pocas historias de conversión han sido contadas de manera tan sucinta, o duradera, como las palabras del en un tiempo esclavista y capitán de navío John Newton.
El uso de los himnos como medio para educar e instruir no empezó en tiempos de Newton.
San Efrén cogía los cantos de los grupos disidentes y heréticos y rescribía sus letras para reflejar una doctrina exacta. Por añadidura, fue uno de los primeros en componer cantos para la adoración oficial de la Iglesia.
A lo largo de los siglos se han compuesto muchas gloriosas piezas musicales para honrar y glorificar a Dios. Aunque puedan disfrutarse meramente por su deleite estético, pueden también utilizarse como un medio de fomentar nuestra vida de oración. Si tienes una composición favorita (quizá El Mesías de Haendel o el Réquiem de Mozart) basada en un tema religioso, ¿por qué no dejarla llenar los lugares vacíos de tu alma? Como Thomas Campion dijera una vez: «El cielo es música.»
Santamente volaba al cielo el 373 ordenando que no se le hicieran honras fúnebres aunque en esto sus hijos espirituales no le hicieron caso.
En 1920 se le reconoció como doctor de la Iglesia por su combate contra las herejías y su inspirada exaltación de las verdades de la fe, sobre todo de la Presencia real de Cristo en la Eucaristía y de la pureza de la Virgen (uno de sus títulos es el de «cantor de la Inmaculada».)
Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo
“Les aseguro que no quedarán ni una coma de la ley, sin cumplirse”
Mt 5, 17-19
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.NO PIENSEN QUE VINE PARA ABOLIR LA LEY O LOS PROFETAS
Jesús dijo a sus discípulos: No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: Yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Jesús hace una declaración de mucha importancia para todo el cristianismo, en la que fija su actitud doctrinal frente al judaísmo. Por otra parte, no parecen encontrar armonía con otras actitudes de Jesús, aunque acaso se refieran a casos concretos y no a esta actitud doctrinal, que era lógico que tomarse, desde el punto de vista del reino, ante el fariseísmo y la Ley.
Jesús no vino a abolir la Ley y los Profetas, las dos secciones principales de la Biblia. La Ley era la primera. Se la consideraba en la época neotestamentaria como revelación divina, eterna, irrevocable. Los demás libros, incluso los Profetas, que son explicadores de la Ley, no tienen tal carácter; se los dieron a Israel a causa de sus pecados, y cuando llegasen los días mesiánicos, aquéllos no tendrían razón de ser.
2.CRISTO VINO A LLENAR A CUMPLIR Y PERFECCIONAR
Jesucristo proclama que no vino a abolir ni la Ley ni los Profetas. El sentido del verbo usado es claro: destruir, desatar, abrogar. Por el contrario, Cristo vino a llenar a cumplir y perfeccionar; cumplir la Ley con las obras, y llevar lo imperfecto a lo perfecto, Jesucristo no viene a destruir la ley, pero tampoco viene a consagrarla como algo que no se puede tocar, al contrario viene a darle con su enseñanza y su actitud, una nueva forma, más definitiva, en la cual ahora se realiza en plenitud aquello hacia donde la ley conducía.
¿En qué sentido perfecciona Jesucristo la Ley antigua? Aunque aquí sólo se trata de cuestiones morales, el término Ley y Profetas es algo técnico por todo el Antiguo Testamento. Por tanto, la afirmación de Cristo abarca a todo el Antiguo Testamento. Por eso hay aquí dos cuestiones a precisar, considerando el amor en el que se resumía la ley antigua, que pasará a ser un mandamiento nuevo de Jesús, (Juan 13; 34), y cumple toda la ley.
3.JESÚS NO VINO A ANULAR LOS VALORES NORMATIVOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Jesús no vino a anular los valores normativos del Antiguo Testamento, sino que hacer posible su total efectividad y realización en la novedad del Evangelio. ¿Entonces, qué sentido conviene aquí al verbo Cumplir o perfeccionar El sentido que aquí le corresponde es el de “perfeccionar”? El sentido que aquí le corresponde es el de perfeccionar. Se ve esto porque Jesús cumple con su práctica muchas cosas del Antiguo Testamento, pero perfecciona ésta con su doctrina al interpretar el sentido recto de muchas cosas del Antiguo Testamento deformadas por el leguleyismo farisaico y añade otras muchas como la nueva revelación, lo mismo que por el espíritu evangélico que ha de informarla.
Jesús perfecciona la Ley del Antiguo Testamento, al interpretar el verdadero sentido de prescripciones deformadas del Antiguo Testamento y al añadir nuevas enseñanzas, revelaciones, prescripciones, La Ley de Moisés y la evangélica no son opuestas, son una sola, es la Ley de Dios a los hombres, eso si, en dos etapas, entonces la segunda es complemento y perfeccionamiento de la primera.
4.LES ASEGURO QUE NO QUEDARÁN NI UNA COMA DE LA LEY, SIN CUMPLIRSE
Jesús dice: Les aseguro que no quedarán ni una coma de la Ley sin cumplirse, antes que desaparezcan el cielo y la tierra.
Jesús introduce la fórmula con un amén. El significado judío de esta palabra y su finalidad era unirse, mediante ella, con deseo de aprobación a lo dicho por otros, pero en boca de Jesucristo cobra un sentido única, desconocido aún por los rabinos, y con el que garantiza enfáticamente la verdad de lo que dice.
Los elementos expresivos de esta afirmación son los siguientes: antes que desaparezcan el cielo y la tierra, término con que se expresa el fin de los tiempos y, por tanto, se expresa también con ello la duración de una cosa o la firmeza de la misma.
5.SERÁ CONSIDERADO EL MENOR EN EL REINO DE LOS CIELOS.
Dice Jesús; El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos.
Este perfecto cumplimiento de la Ley es doble, ya que es el cumplimiento material de todo lo en ella prescrito y lo que hay de valor permanente, que en ella existe como en germen y cuya permanencia es definitiva en la nueva Ley.
Cabe destacar que Jesús dice El que no cumpla el más pequeño, no habla explícitamente de preceptos mayores, es algo lógico, porque cuando dice; Les aseguro que no quedarán ni una y ni una coma de la Ley sin cumplirse, ha de cumplirse.
El que no cumpla, o el que quebrantase o, por el contexto, mejor, descuidase cumplir uno de estos preceptos pequeños o mínimos y además enseñase así a los hombres, será el menor en el reino de los cielos, es decir no esta excluido de él. Y la contraposición se hace con los preceptos grandes y su premio correspondiente. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
Precisamente grande y pequeño son los términos usados frecuentemente para significar la diversa suerte de las personas en el futuro reino mesiánico, en otras palabras es como usar los términos de preceptos graves y leves. Jesús se refiera a que esto se le aplicará a todos por igual, sin embargo, la frase el que enseñe a los otros a hacer lo mismo parecía dirigirse a apóstoles y discípulos. Jesús dijo a sus discípulos
6.LA LEY LA DEBEREMOS CUMPLIR EN TODOS SUS ASPECTOS
Así es, como Jesús nos afirmo que la Ley la deberemos cumplir en todos sus aspectos, hasta en los mas insignificantes preceptos, haciendo estos llegaremos hacer grande en el Reino de los Cielos. Entonces, la perfección evangélica, consistirá en la observancia de los Evangelios, un modo de hacerlo, es cumplir hasta en sus más pequeñísimos detalles, con gran cuidado, con un gran espíritu de amor, con aceptación y entrega a la voluntad del Padre.
Ahora, nos hacemos una pregunta, ¿somos fieles en el cumplimiento de los que el Evangelio se nos propone cumplir? o bien, ¿cumplimos todo lo que Jesucristo nos ha enseñado como norma de vida?. También es bueno preguntarse, ¿sino cumplimos, aparte de no cumplir, estamos enseñando o incentivando a otros a no cumplir?
7.SER INCONDICIONAL A EL
Ser cristiano, tener fe en Cristo, se resume en ser incondicional a El, es decir, esforzarte para ser como El nos ha enseñado, y trabajar por implementar el Reino de Dios en todo lugar, y ese Reino, es la justicia, la paz, el amor por implementar el Reino de Dios en todo lugar, y ese Reino, es la justicia, la paz, el amor por los hombres, el ser solidario y la inclinación natural por hacer el bien.
El chipriota, a quien conocemos con el nombre de Bernabé, se llamaba José. Parece que se hizo cristiano poco después de Pentecostés. En cualquier caso, tomó en seguida en serio el Evangelio, vendió el campo que poseía y entregó su importe a los Apóstoles (Hech 4, 36). Estos le llamaron Bernabé, es decir «el que sabe consolar y exhortar».
El nombre describe al hombre, al cual se le ve surgir siempre que hay que apaciguar un conflicto o conciliar puntos de vista encontrados. Si acertaba en esto, no era tanto porque poseyera un temperamento afable, sino porque en verdad era un «hombre lleno de Espíritu Santo y de fe». Bernabé no dudó nunca en patrocinar los primeros pasos de Pablo en una comunidad que mantenía sus reservas respecto a aquél convertido, cuya hostilidad anterior no olvidaba. Fue Bernabé quien acudió a buscar a Pablo a Tarso y le condujo a Antioquía. Ambos parten juntos a la primera misión de evangelización de las costas meridionales del Asia Menor. Después del concilio de Jerusalén, el año 49, sobrevendrá un desacuerdo entre los dos Apóstoles en relación con Marcos, y en lo sucesivo seguirá cada uno su propio camino.
Bernabé retornará a Chipre (Hch 15, 39), donde, según la tradición, sufrió el martirio cerca de Salamina. Aunque no fuera uno de los doce apóstoles originales, a San Bernabé se le llama a menudo apóstol por su estrecha asociación con los dirigentes de la Iglesia primitiva.
Qué nombre tan maravilloso: «el que sabe consolar y exhortar» y animar. La palabra animar significa dar esperanza, y qué podría ser más maravilloso que traer esperanza a un mundo carente de ella.
El mensaje del evangelio cristiano es esencialmente el de la esperanza. Pese a lo desapacibles que parezcan las cosas ahora mismo, por mucho dolor y pena que estemos soportando. San Pablo nos recuerda: «... la tribulación produce la paciencia; la paciencia, una virtud probada, y la virtud probada, la esperanza. Y la esperanza no quedará confundida, pues el amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones ... » (Romanos, 5:3-5).
De las tres virtudes principales (fe, esperanza y amor), la esperanza es, la más estrechamente relacionada con esta vida. La esencia de la esperanza es la confianza en las cosas invisibles y en el amor de un Dios invisible. Una vez que dejemos este mundo, lo que está oculto nos será revelado y, por tanto, ya no tendremos necesidad de esperanza. Pero hasta que llegue ese día, la esperanza nos permite decir, como Robert Browning: «La alondra está en el alero; / El caracol en el espino: / Dios está en el cielo... / Todo está bien en el mundo.»
Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo
“Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.”
Mt. 10, 7-13
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.POR EL CAMINO, PROCLAMEN QUE EL REINO DE LOS CIELOS ESTÁ CERCA.
Jesús envió a sus apóstoles. Los apóstoles, somos todos los miembros de la Iglesia, obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos, aunque lo hagamos en distintos frentes y de diferentes maneras, todos estamos encargados por Jesús a proclamar su Reino, apostolado es toda actividad efectuada por los cristianos que tiende a propagar el Reino de Cristo en el mundo y Jesús es la fuente y el origen del apostolado de la Iglesia, y la eficacia y la fecundidad de nuestra tarea depende fundamentalmente de nuestra unión con Cristo.
Jesús le pide a sus apóstoles, “Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca”. El tema de la predicación que han de llevar a esas gentes es que se acerca el reino de los cielos. Es la misma frase temática con la que el Bautista preparaba la venida del Mesías (3:2), y la que se pone en boca del mismo Jesús (Mateo 4:17).
Dice Jesús: Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Es decir, les da el poder de expulsar a los espíritus impuros y de sanar cualquier enfermedad o dolencia. Ello habla de la grandeza de Cristo y de la llegada del Reino (san Mateo 12:28).
Por otra parte, el poder sobre los demonios, enemigos del reino de Dios y el poder sobre toda enfermedad, acusa un mismo poder de origen y finalidad. Puesto que también las enfermedades son una consecuencia del pecado y del reinado de Satán, como san Mateo mismo enseña al ver en la obra de Jesús de expulsar demonios y curar enfermedades. Al dotar Jesús así a los apóstoles de este poder en su misión, predicando la llegada del reino, le entregaba credenciales infalibles de lo que enseñaban, al ver que en ellos estaba la mano de Dios, y que, si Dios no estuviese con ellos, no podían realizarlo. Pero también, al ver el cumplimiento específico de tales milagros, que se recordase el vaticinio profetice sobre los días mesiánicos, en diversos pasajes alusivos, y con ello, que los recibiesen como embajadores del Mesías.
3.USTEDES HAN RECIBIDO GRATUITAMENTE, DEN TAMBIÉN GRATUITAMENTE
Dice el Señor: Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente, en efecto hemos recibido gratuitamente, de gracia, la salvación del Señor, ¿y que meritos hemos hecho de nuestra parte? ¿Qué estamos haciendo o qué nos proponemos hacer para anunciar a los demás el mensaje de amor que hemos recibido?
Hemos sido elegidos por Cristo, quien nos llamo a la fe, nos dio su mensaje evangélico, somos depositarios de el, y somos apóstoles con la misión de transmitirlo al mundo.
Y no lo hemos recibido para guardarlo para nosotros, es para compartirlo con todos los demás, porque todos estamos llamados a la salvación. Es así, hemos sido destinados a difundir el Reino de los Cielos, esa es nuestra misión, somos misioneros porque la misión es la forma concreta de manifestarle a Dios nuestro reconocimiento por haber sido llamados a ser en el mundo testigos de su amor.
Pero no basta dar gratuitamente lo que hemos recibido de igual forma, debemos darlo con cariño, con generosidad, con entrega total, a manos llenas, sin regateos, con todo el corazón, esta claro, con las cosas de Dios no podemos ser mezquinos.
4.NO LLEVEN ENCIMA ORO NI PLATA, NI MONEDAS, NI PROVISIONES PARA EL CAMINO
Jesús les recomienda después la pobreza. El espíritu de pobreza con que se deben conducir. No lleven encima oro ni plata, ni monedas, No deben, pues, llevar monedas de ningún tipo. En aquellos tiempos, se guardaba usualmente el dinero en los pliegues de su cinto o en un pequeño bolsillo anejo al mismo. Y hasta lo hacían en un pequeño escondrijo de su túnica o de su turbante.
Jesús le dice además que no deben llevar un saco de viaje para su camino, por eso les dice: ni provisiones para el camino, Tampoco debían llevar duplicidad de vestidos: ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón. De los escritos rabínicos se desprende que los judíos tenían la costumbre de vestir dos túnicas (Lc 3:11), y de las mujeres se cita que usaban tres, cinco y hasta siete. No deben llevar calzado (san Mateo), sandalias (san Marcos). Esto acentúa la nota de austeridad. Ni bastón, que era un vulgar palo cogido para apoyarse o defenderse.
5.Y HAN DE IR ASÍ, PORQUE EL QUE TRABAJA MERECE SU SUSTENTO
El pensamiento de Jesús no es que se prescinda de todo esto que se enumera, sino que con ello se acusa el espíritu que ha de informar a los misioneros. No deben tener apego a lo que no sea necesario. El mismo les dice en otra ocasión: Cuando los envié sin bolsa, sin alforjas, sin calzado, ¿les faltó alguna cosa? Nada, dijeron ellos. Y les añadió: Pues ahora el que tenga bolsa, tómela, e igualmente la alforja, y el que no la tenga, venda su manto y compre una espada (Lc 22:35-36). Es, pues, el espíritu de pobreza lo que arriba se recomienda a los apóstoles y no precisamente la materialidad de su ejercicio, lo que normalmente sería estar, por temeridad, al margen mismo de la providencia de Dios.
Y han de ir así, porque el que trabaja merece su sustento. A su trabajo le es justo un salario conveniente en justicia, dirá Lucas (1 Tim 5:17ss; 1 Cor 9:7-14). Así se pueden entregar de lleno al apostolado. Es la recomendación que Jesús mismo hace a los setenta y dos discípulos en su misión Palestina. Después de haber buscado alojamiento digno, les dice: Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Es decir, permanezcan en esa casa y coman y beban los que les sirvan, porque el obrero es digno de su salario (Lc 10:7). Dios sabe proveer por los medios de su Providencia, incluidos los recursos humanos.
6.AL ENTRAR EN LA CASA, SALÚDENLA INVOCANDO LA PAZ SOBRE ELLA
Dice el Señor: Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. El apóstol que no trae la paz, no puede ser considerado como apóstol de Cristo, así es, el que no predica la paz, el que no construye la paz, el que no ofrece la paz, no puede presentarse como apóstol, en efecto no basta desear la paz, es preciso procurarla, poniendo todo lo que sea necesario de nuestra parte.
Jesús en la Ultima Cena les dijo a los apóstoles: La paz les dejo, mi paz les doy. Y luego: Les he dicho esto para que tengan paz en mí. Cuando se aparece a los discípulos después de la Resurrección les dice: La paz sea con Ustedes, porque la paz es uno de los dones más profundos que nos regalo Jesús.
Pero para poder transmitir la paz, es necesario tenerla en nuestro corazón. Y para ello es necesario estar cerca de Dios, porque la paz es un Don del Espíritu Santo.
7.SI ESA CASA LO MERECE, QUE LA PAZ DESCIENDA SOBRE ELLA
El Señor, nos solicita que avivemos en nuestro corazón grandes deseos y motivaciones de paz, especialmente hoy en este mundo que se aleja de la paz, el lugar preferido para Dios es el corazón de los hombres, la paz hará que los hombres no le impida habitar en el, es así como motivemos esta paz por todo lugar donde vayamos.
Dice el Señor: Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes. Si la casa fuese digna de esta paz, o como dice Lucas, si hubiese allí algún hijo de la paz, venga sobre ella vuestra paz; si no lo fuese, vuestra paz vuelva a vosotros. Es interesante destacar la concepción tan popular de una paz que, emanada de Dios, no puede quedar sin efecto; por lo que necesariamente debe reposar sobre alguno. Si ella no descansa sobre la casa hospitalaria, vuelve a los misioneros, que son los que se benefician de ella.
“José, llamado por los apóstoles Bernabé (que significa: “ hijo de la exhortación”), levita y originario de Chipre, 37 tenía un campo; lo vendió, trajo el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles.” (Hechos 4,36)
¿Qué me enseñará la vida de San Bernabé? ¿A compartir mis bienes con los pobres? ¿A tratar de descubrir las aptitudes que otros tienen para el apostolado y a ayudarles a emplearlas bien? ¿A dedicar mi vida a propagar nuestra santa religión? El Espíritu Santo me ilumine.
La historia de San Bernabé está escrita en el libro de Los Hechos de los apóstoles, en la S. Biblia.
Antes se llamaba José, pero los apóstoles le cambiaron su nombre por el de Bernabé, que significa "el esforzado", "el que anima y entusiasma".
Era judío, de la tribu de Leví, pero nació en la isla de Chipre. Se hizo muy popular en la primitiva Iglesia porque vendió las fincas que tenía y luego llevó el dinero que obtuvo y se lo dio a los apóstoles para que lo repartieran a los pobres.
Un mérito formidable de San Bernabé es el haber descubierto el gran valor que había en aquel recién convertido que se llamaba Saulo y que más tarde se llamaría San Pablo. Cuando después de su conversión Saulo llegó a Jerusalén, los cristianos sospechaban de él y se le alejaban, pero entonces Bernabé lo tomó de la mano y lo presentó a los apóstoles y se los recomendó. Y el será el que lo encaminará después a emprender sus primeras grandes labores apostólicas.
La S. Biblia, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, hace de Bernabé unos elogios que es difícil encontrarlos respecto de otros personajes. Dice así: "Bernabé era un hombre bueno, lleno de fe y de Espíritu Santo" (Hechos 11, 24).
Cuando Saulo o San Pablo tuvo que salir huyendo de Jerusalén porque los judíos trataban de asesinarlo, se fue a su ciudad de Tarso, y allá se quedó un tiempo. Mientras tanto en la ciudad de Antioquía había sucedido algo muy especial. Al principio los discípulos de Jesús solamente predicaban el Evangelio a los israelitas, pero de pronto algunos empezaron a enseñar las doctrinas cristianas a los paganos en Antioquía, y resultó que aquellas gentes respondieron de una manera admirable y se convirtieron por centenares. Al saber esta noticia, los apóstoles lo enviaron desde Jerusalén a que se informara de lo que allí estaba sucediendo y les llevara noticias. Bernabé se quedó encantado del fervor de aquellos paganos convertidos y estuvo con ellos por un buen tiempo animándolos y acabando de instruirlos. En aquella ciudad fue donde por primera vez se llamó "cristianos" a los seguidores de Cristo.
Entonces se le ocurrió a Bernabé la feliz idea de dirigirse a Tarso a invitar a Saulo a que se le uniera en el apostolado en Antioquía y éste aceptó con gusto.
Desde entonces Bernabé y Saulo trabajaban asociados ayudándose en todo el uno al otro, y obteniendo resonantes triunfos. Por todo un año predicaron en Antioquía, cuidad que se convirtió en el gran centro de evangelización, del cual fueron saliendo misioneros a evangelizar a diversos lugares.
Por aquel tiempo hubo una gran hambre en Jerusalén y sus alrededores y los cristianos de Antioquía hicieron una colecta y la enviaron a los apóstoles por medio de Bernabé y Saulo. Ellos al volver a Jerusalén se trajeron a Marcos (el futuro San Marcos evangelista) que era familiar de Bernabé. Venía a ayudarles en la evangelización.
Un día mientras los cristianos de Antioquía estaban en oración, el Espíritu Santo habló por medio de algunos de ellos que eran profetas y dijo: "Separen a Bernabé y Saulo, que los tengo destinados a una misión especial". Los cristianos rezaron por ellos, les impusieron las manos, y los dos, acompañados de Marcos, después de orar y ayunar, partieron para su primer viaje misionero.
En Chipre, la isla donde había nacido San Bernabé, encontraron muy buena aceptación a su predicación, y lograron convertir al cristianismo nada menos que al mismo gobernador, que se llamaba Sergio Pablo. En honor a esta notable conversión, Saulo se cambió su nombre por el de Pablo. Y Bernabé tuvo la gran alegría de que su tierra natal aceptara la religión de Jesucristo.
Luego emprendieron su primer viaje misionero por las ciudades y naciones del Asia Menor. En la otra ciudad de Antioquía (de Pisidia) al ver que los judíos no querían atender su predicación, Bernabé y Pablo declararon que de ahora en adelante les predicarían a los paganos, a los no israelitas, con lo cual los paganos sintieron una inmensa alegría al saber que la nueva religión no los despreciaba a ellos sino que más bien los prefería. Allí en Iconio estuvieron a punto de ser apedreados por una revolución tramada por los judíos y tuvieron que salir huyendo. Pero dejaron una buena cantidad de convertidos y confirmaron sus enseñanzas con formidables señales y prodigios que Dios obraba por medio de estos dos santos apóstoles.
En la ciudad de Listra, al llegar curaron milagrosamente a un paralítico y entonces la gente creyó que ellos eran dos dioses. A Bernabé por ser alto y majestuoso le decían que era el dios Zeus y a Pablo por la facilidad con la que hablaba lo llamaban el dios Mercurio. Y ya les iban a ofrecer un toro en sacrificio, cuando ellos les declararon que no eran tales dioses, sino unos simples mortales. Luego llegaron unos judíos de Iconio y promovieron un tumulto y apedrearon a Pablo y cuando lo creyeron muerto se fueron, pero él se levantó luego y curado instantáneamente entró otra vez en la ciudad.
Después de todo esto Bernabé y Pablo se devolvieron ciudad por ciudad donde habían estado evangelizando y se dedicaron a animar a los nuevos cristianos y les recordaban que "es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios" (Hechos 14, 22).
Al llegar a Antioquía se encontraron con que los cristianos estaban divididos en dos partidos: unos (dirigidos por los antiguos judíos) decían que para salvarse había que circuncidarse y cumplir todos los detalles de las leyes de Moisés. Otros decían que no, que basta cumplir las leyes principales. Bernabé y Pablo se pusieron del lado de los que decían que no había que circuncidarse, y como la discusión se ponía acalorada, los de Antioquía enviaron a Jerusalén una embajada para que consultara con los apóstoles. La embajada estaba presidida por Bernabé y Pablo. Los apóstoles reunieron un concilio y le dieron la razón a Bernabé y Pablo y luego pasaron horas muy emocionantes oyéndoles contar las formidables aventuras de sus viajes misioneros.
Volvieron a Antioquía y dispusieron organizar un segundo viaje misionero. Pero Bernabé quería llevar como ayudante a su primo Marcos, y Pablo se oponía, porque Marcos les había abandonado en la mitad del viaje anterior (por miedo a tantas dificultades). Y así fue que se separaron y Bernabé se fue a acabar de evangelizar en su isla de Chipre y San Pablo se fue a su segundo viaje. Más tarde se encontraron otra vez como amigos misionando en Corinto (1 Cor. 9,6).
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. La ley judía condenaba en el Decálogo (Diez Mandamientos) (Ex 20:14) el adulterio. Pero explícitamente no se legislaba sobre la simple fornicación, entonces la interpretación de la prohibición del adulterio en el Decálogo era usualmente entendida del acto externo. El mismo Decálogo daba, aparentemente, pie a ello, pues lo valoraba solamente desde el punto de vista de la justicia. También se condenaban otros pecados externos como el de lujuria y seducción, esto se lee en varios fragmentos del Antiguo Testamento, donde se hace ver el peligro del pecado interno (Job 31:1; Eclo 9:5). El décimo mandamiento del Decálogo, se prohíbe el deseo de la mujer ajena sólo por ser propiedad del marido (Ex 20:17; Dt 5:21).
Pero ante esta legislación interpretada restrictivamente, Jesús da su interpretación auténtica: en este precepto está incluido todo mal deseo de adulterio. El corazón es el verdadero responsable ante la moral.
2.EL QUE MIRA A UNA MUJER DESEÁNDOLA YA COMETIÓ ADULTERIO
Dice Jesús: Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola ya cometió adulterio con ella en su corazón. Es verdad que en la literatura rabínica se encuentran textos de todas las épocas expresando un sentimiento constante que condena la impureza que se comete con los ojos o el pensamiento. Rabí Simeón dice: No cometerás adulterio, ni tampoco con los ojos ni con el corazón. Pero la práctica debía de ser muy distinta, cuando Jesús tiene que tomar esta actitud ante la interpretación del Decálogo.
Declarado el sentido del sexto mandamiento, surge su cumplimiento, haciendo ver la necesidad de evitar la ocasión del pecado, este se hace con un grafismo hiperbólico, aumentado y paradójico.
3.SI TU OJO DERECHO ES PARA TI UNA OCASIÓN DE PECADO, ARRÁNCALO Y ARRÓJALO
Dice Jesús: Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Si el ojo derecho, por especialmente estimado (1 Sam 11:2), lo mismo que si la mano derecha escandalizan, vale más sacárselo o cortarla que ir con ambos al infierno.
Naturalmente, esto no se dice en el sentido de una realización material, porque el que se saque una persona el ojo derecho, no le impide que siga pecando con mismo izquierdo, por eso es el sentido etimológico de que es tropiezo u ocasión de pecado. Lo que Jesús destaca es la necesidad de la precaución, de la vigilancia y el heroísmo, para superar todo escándalo temporal, a fin de no ir por él al infierno.
4.EL QUE SE DIVORCIA DE SU MUJER DEBE DARLE UNA DECLARACIÓN DE DIVORCIO
Luego Jesús agrega: También se dijo: El que se divorcia de su mujer debe darle una declaración de divorcio. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido comete adulterio.
En este fragmento, se encuentra una dificultad ya clásica. Parecería que el divorcio fuese lícito en el caso de fornicación, aquí se trata especialmente del repudio, pero esto, se aclara mejor cuando leemos a san Mateo 19, 3-9, que se refiere a la indisolubilidad, sucede cuando los fariseos preguntan a Jesús; ¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?. Pero Jesús afirma categóricamente sobre lo indisoluble del vínculo matrimonial, revalidando la dignidad del matrimonio, rechazando la teoría del repudio, y restaura el derecho en su sentido original, sin dejar de recordar que Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón, pero al principio no era así.
5.LA UNIDAD Y LA INDISOLUBILIDAD DEL MATRIMONIO
El amor que nos prometemos al casarnos, es un amor para siempre, de lo contrario no estaríamos siendo honestos y sinceros, por tanto el amor tampoco seria verdadero. Como humanos, por lo general somos inconstantes, y tenemos facilidad para el cambio, en especial con el carácter de persona, y esta forma de ser voluble, es una amenaza para la permanencia del amor. Entonces la intervención de Dios en nuestra unión como esposos, es garantía de indisolubilidad de este sacramento. Esta es una obra de la creación, es obra de Dios, en la que los hombres no podemos intervenir.
Sin embargo, muchas veces concientes que la unidad y la indisolubilidad del matrimonio son dos cualidades establecidas por Dios, se le exige intervención a la Iglesia e incluso se le hace ver que es demasiado terca, firme, perseverante o excesivamente tenaz en este propósito, pero con lo que nos dice Jesús, significa que ni la misma Iglesia puede intervenir, por tanto, lo que debemos comprender que lo que esta haciendo es ser fiel a lo mandado por Dios.
6.SI ÉSTA ES LA SITUACIÓN DEL HOMBRE CON RESPECTO A SU MUJER, NO CONVIENE CASARSE.
Jesús quiere devolver a la ley divina, su primitivo vigor, y dice: Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio. Sus discípulos le dijeron como respuesta: Si ésta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse.
Es cierto que muchas veces el matrimonio no es algo fácil, en otras palabras tiene su cruz y en ocasiones muy pesada, más aún si se mira como algo del cuerpo y de sus instintos, o relacionado con ellos, esto es carnal, pero si al contrario, si lo miramos con algo más de espíritu, y tomamos conciencia de que es un gran sacramento, descubriremos la riqueza del matrimonio.
7.EL QUE PUEDA ENTENDER, QUE ENTIENDA!, DICE EL SEÑOR.
Y así Jesús no aprobó la conclusión de no conviene casarse, y alaba la castidad consagrada, entonces responde: No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido. En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!, dice el Señor.
Esta es una invitación a la continencia perpetua a los que quieran consagrase exclusivamente al Reino de Dios, pero este ideal no es válido para todos, sino para aquellos a los Dios llama a tal estado y que tienen una firme voluntad de guardarla. Entonces nosotros tenemos que saber cual es el estado de vida que Dios nos ha señalado en el puesto que hemos de servir, sea este el camino del matrimonio cristianos, o la soltería o la virginidad consagrada.
El día 24 de junio de 1430, fiesta de San Juan Bautista, en Sahagún, en un pueblecillo de León, de los cristianos padres Juan González del Castillo y Sancha Martínez venía al mundo este niño que haría famosa a su villa natal más que ninguno de sus predecesores.
Al igual que su Santo, será un verdadero predecesor de los designios de Dios y celoso predicador de la Palabra divina.
Sus padres le educaron con la seriedad de castellanos bien formados en la fe de Jesucristo. Su padre hubiera querido que fueran las armas el futuro de su hijo, conseguido milagrosamente después de muchos años, pero otros era los designios de la Divina Providencia.
Le atraía más la Iglesia que el cuartel y la oración que la espada. Su padre, buen cristiano, no se opuso cuando su hijo le manifestó sus deseos de ser sacerdote, pensó: "También puede medrar en esta carrera y el nombre de nuestra familia puede subir de prestigio si el pequeño llega a ser algo grande entre el clero". Y a fe que llegó. No con prebendas humanas o de dignidades eclesiásticas sino con virtud y observancia en la vida que abrazaría.
Estudió en su mismo pueblo con los Padres Benedictinos.
Abrazó la vida sacerdotal y el arzobispo de Burgos D. Alonso de Cartagena, lo nombró su paje y después canónigo y capellán. Tenía solamente veinte años.
Renunció a todo y marchó a Salamanca donde pensaba pasar desapercibido de todos y poderse entregar al estudio, la oración y la caridad.
Salamanca iba a ser su segunda patria y donde echaría hondas raíces y haría gran bien a todos. Entró en el Colegio de San Bartolomé que haría famoso por sus prodigios.
Una vez concluidos los estudios, se entregó de lleno a la predicación. Era, podemos afirmar, el predicador oficial de Salamanca.
Sin saberse explicar la causa, le sobrevino una rara enfermedad de la que curó de modo semimilagroso.
Esta fue la gracia definitiva. Lo cuenta él mismo: "Lo que pasó aquella noche entre Dios y mi alma El solo lo sabe; y luego, a la mañana, fuime a San Agustín, alumbrado por el Espíritu Santo y recibí este hábito". Era el 18 de junio de 1463. Empezó el noviciado a los treinta y tres años, desde ahora se llamará Fray Juan de Sahagún, agustino.
Salamanca entonces estaba sumida en odios y rencores. Las riñas y muertes violentas estaban a la orden del día. Fray Juan estaba siempre dispuesto para acudir a pacificar los enconos. Bien pudo ganarse el apelativo con que era conocido: "El pacificador". Su vida está llena de sabrosas anécdotas.
William Congreve escribió: «El cielo no tiene pasión como el del amor tornado en odio, / Ni el infierno furia como el de una mujer desdeñada.»
San Juan de Sahagún tal vez perdiera su vida por la furia de una mujer desdeñada.
San Juan de Sahagún era tan carente de temor en su oposición al pecado y el mal, que el duque de Alba envió una vez a dos hombres para que lo asesinaran, pero los bandidos fueron incapaces de llevar a cabo su cometido.
Lo que pudo haber hecho San Juan, sin embargo, es convencer a un hombre prominente para que abandonara a su querida. Su querida se puso tan furiosa, que se cree que envenenó a Juan, moría el 11 de junio de 1479, llorado por toda Salamanca.
Todos experimentamos la emoción de la ira. Es sólo una emoción y, como cualquier otra emoción, no es en sí misma ni mala ni buena. Es lo que hacemos con nuestra ira lo que la vuelve dañina. Cuando usamos la ira como un arma o una justificación para un comportamiento dañino, deja entonces de ser una emoción y se convierte en una fuerza para el mal.
La furia, sin embargo, es algo más que la mera ira. La furia es un huracán en el corazón. Sin apenas consideración por cualquiera o cualquier cosa que encuentre en su camino, la furia acomete por igual al culpable y al inocente. Cuando su energía se agota, su único legado es la destrucción. Aunque no podamos controlar el sentimiento de la ira, siempre podemos intentar controlar la intensidad fría y calculadora de la furia.
Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo
“No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor”
Mt 5, 33-37
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.NO JURARÁS FALSAMENTE, Y CUMPLIRÁS LOS JURAMENTOS HECHOS AL SEÑOR.
El mal produce el los hombres palabras de desconfianzas, mentiras y falsedades, se habla con hipocresía y lo peor, es el abuso de la palabra en juramento con falsas promesas. Jesús nos encamina y nos orienta a ser hombres sencillos y fieles en todo y con todos, con una conducta sincera, franca en el trato con los demás.
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor. El uso de los juramentos había venido a ser un abuso en Israel, no precisamente por el perjurio (Ex 20:7; Dt 5:11; Núm 30:3), sino por deducir por una casuística inverosímil (Núm 30:3) que todo lo que se hiciese bajo voto era mejor que no hacerlo sin él, pues era un acto religioso. Se juraba por Dios, por el cielo, por el Todopoderoso, por el templo, por esta morada, sinónimo del mismo; por el altar, por la Alianza, por la Thorah (la ley), por la Consolación de Israel (Mesías). A veces la fórmula empleada era negativa, y se decía yo (juro) no querer ver la Consolación de Israel si….hago o sucede tal cosa; o en forma positiva: Yo juro que quiero ver muertos a mis hijos si…..sucede tal cosa. Se juraba que comería o que no comería, que comió o que había comido, que daría o no tal cosa a otro, que se entregaría al sueño o no, etc.
2.PERO YO LES DIGO QUE NO JUREN DE NINGÚN MODO
Después de haber establecido y metido la vida en un aprieto, invalidaban, mediante una casuística reglamentada, el cumplimiento de multitud de ellos. Concretamente, declaraban inválidos aquellos en los que no estuviese expreso el nombre de Dios, aunque eran hechos a Dios. Y ante este desbordamiento de irreverencia y el relajamiento en lo moral, Jesús sale por el honor de su Padre.
Entonces le dice Jesús; Pero yo les digo que no juren de ningún modo. No es que lo excluya en absoluto, pues El mismo responderá ante la conjuración que por Dios le hace Caifás, sino que es la forma rotunda de expresión contra la moral relajada.
También dice Jesús; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; destacando algunos juramentos, como modelo y más frecuentes, que se hacían por las criaturas, para hacer ver que en ellos está Dios y que por eso se utilizaban, y dice ni por el cielo, pues es la morada de Dios; allí está el trono de Dios (Is 66:1); ni por la tierra, pues también en ella está Dios.
3.LA CIUDAD SANTA
Se lee en el Talmud: Si alguno dice, en un juicio, Yo os conjuro, o yo os obligo ,por juramento, son culpables, si no cumplen el testimonio a que se les obliga. Pero si dicen solamente: Por el cielo y por la tierra, quedan libres, de la obligación de responder al testimonio que se les pide. Si se los conjura por el Nombre divino, o por los atributos divinos, son culpables si no responden a la conjuración que se les hace. Jesús censura aquí un juramento que era especialmente valorado por los rabinos.
También dice Jesús; Ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey, que es Dios, en la que puso su nombre. Por eso es la Ciudad Santa.
Jesús dice: No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos. Ni por tu cabeza jures tampoco, pues aun en este juramento se incluía a Dios. Se lo incluía al usar la palabra técnica jurar, y porque ella es la representación del hombre, que está bajo el dominio de Dios. Por eso no puede cambiar por un acto de su determinación el color de sus cabellos.
4.CUANDO USTEDES DIGAN SÍ, QUE SEA SÍ, Y CUANDO DIGAN NO
Ante esta frivolidad religiosa, Jesús propone Cuando ustedes digan sí, que sea sí, y cuando digan no, que sea no. pues, además de salvar el honor de Dios, se trata de revalorizar la dignidad y lealtad del hombre.
Añadiéndose todo lo que pasa de esto, de decir sí o no, procede del mal, Todo lo que se dice de más, viene del Maligno, en su obra de mal contra el Reino. Además, que el Maligno al introducir la mentira y el mal en el mundo (Jn 8:44), hizo necesaria, a veces, la garantía del juramento.
5.EL QUE SABE EXPRESARSE, EL QUE SABE HABLAR DE VERDAD
De esta forma de expresarse san Mateo no se sigue que se niegue la legalidad del juramento en ocasiones. La fórmula rotunda de prohibición no es más que el exceso de un estilo oratorio y oriental. A lo que era un abuso total se le opone en este estilo una prohibición total. Pero como contraprueba de su permisión está que Jesús responde a la conjuración que le hace Caifás, lo mismo que la práctica de San Pablo y el ángel del Apocalipsis, que jura por el que vive por los siglos (Ap 10:6).
El que sabe expresarse, el que sabe hablar de verdad, no es el que utiliza bellos términos para impresionar, si el corazón no es sincero, las palabras no se oirán como verdad, sin embargo, el que habla con el corazón sabe hablar bien y con sencillez, sus palabras muestran sinceridad y convicción. Al hablar con nuestros hermanos, hagámoslo con lealtad, sin fingimiento, sin hablar de frente algo y de espalda otra cosa.
Bien podía el Papa Pío XII, en 1946, al declararle Doctor de la Iglesia, felicitar a Portugal por haber regalado al mundo esta magnífica flor y a Padua por haberlo recibido en su tierra donde realizó toda clase de prodigios.
Pero ¿por qué es famoso San Antonio? El mismo Pío XII lo declaraba al afirmar que esta fama le venía, "por la santidad de su vida, por la insigne fama de sus milagros y por el esplendor de su doctrina... Por todo ello iluminó y sigue ahora iluminando a todo el universo...".
"El Santo de todo el mundo" le llamó el Papa León XIII. Y no exageraba, ya que San Antonio es sin duda alguna, el Santo más popular de la Iglesia. Pero, sobre todo, es venerado por la gente humilde que sabe descubrir en él la ayuda y el ejemplo en las cosas ordinarias y sencillas. Nació en Lisboa y le fue impuesto el nombre de Hernando o Fernando con el que se le conocerá hasta los veintiocho años cuando ingresó en la Orden Seráfica que cambiará por el de Antonio.
Sus padres se llamaron Martín Bullones y Teresa Tavera. Dieron una sencilla y cristiana educación a su hijo. A los 15 años se entregó a una vida de fervor religioso y estudio concienzudo.
Los Canónigos Regulares de San Agustín forjaron aquella inteligencia y modelaron aquel corazón que tanto supo amar a Dios y a las criaturas. Estudió primero en Lisboa y después en Coimbra.
Mientras estaba en esta ciudad presenció la llegada de los cuerpos de los cinco primeros mártires franciscanos muertos por su fe en Jesucristo, en Marruecos. Fernando recibió como un aldabonazo muy fuerte en su corazón y como una llamada a ser Mártir como aquellos valientes religiosos. Ni corto ni perezoso corre a la portería de los Frailes Menores, al convento de San Antonio de los Olivares, y le dice al P. Guardián a quemarropa: "Padre, si me prometéis enviarme a tierra de moros, os ruego que me deis vuestro hábito".
Es el verano de 1220. Antonio tiene 25 años. Su noviciado fue breve pero bien aprovechado. Asimila las virtudes y la Regla del Padre San Francisco. El P. Guardián sabe que debe cumplir la promesa hecha a Antonio de enviarlo en cuanto haya ocasión a tierra a moros, y, así lo hace en la primavera del 1221. Llegando ya a Marruecos una enfermedad le hace volver hacia España, pero una tormenta arrastra la embarcación hasta Sicilia y allí desembarcan.
En el mismo año le encontramos al lado de San Francisco en el Capítulo general de Asís.
Su encuentro con San Francisco fue digno de quedar grabado para siempre en la historia franciscana. El Serafín de Asís le llamaba cariñosamente "mi obispo" y le ordena que reciba el sacerdocio.
Poco después de esto fue cuando dio muestras de unas excepcionales dotes de predicador. Sus superiores le enviaron entonces a las regiones de la Italia septentrional y de Francia, por las que se difundían las doctrinas cátaras. Desde el convento que fundó en Brive-la-Gaillarde, irradió su influjo Antonio sobre todo el Lemosín, en donde suscitó un amplio movimiento de conversiones.
No llegó a Padua hasta 1230. Al año siguiente, tras haber predicado una cuaresma que conmovió profundamente a la ciudad, moría a los treinta y seis años. Iba a dar comienzo la obra póstuma de Antonio.
El 13 de junio de 1231, con las palabras "Ya veo a Dios", volaba a la eternidad. Antes de un año de su muerte, era canonizado (30 de mayo de 1232) y ya empezaban a multiplicarse los milagros debidos a su intercesión.
Cuando muchos católicos pierden algo, lo primero que hacen es orar a San Antonio. A todo lo largo del mundo la gente implora su intercesión para encontrar de todo, desde las llaves perdidas hasta las almas perdidas.
No sabemos con seguridad cómo un sacerdote franciscano pudo convertirse en una oficina celestial de objetos perdidos. Una leyenda dice que cuando un fraile robó un libro, Antonio oró para que fuera devuelto. El fraile de dedos pegajosos fue poseído de remordimientos y volvió a traer el libro.
Independientemente de cómo San Antonio llegara a asociarse con la recuperación de los objetos perdidos, es uno de los santos favoritos en todo el mundo.
Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo
“Tomen, esto es mi Cuerpo”. Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella. Y les dijo: “Ésta es mi Sangre”
Mc 14, 12-16. 22-26
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.“PRIMER DÍA DE LOS ÁCIMOS,”
Los tres Evangelios sinópticos sitúan la preparación de la última cena “en el primer día de los Ácimos” . Primitivamente, solamente se comía el pan ácimo la semana pascual, que comenzaba el 15 de Nisán a la puesta del sol (Ex 12:15, etc.). Posteriormente, los rabinos, para asegurar mejor el cumplimiento de este precepto de la Ley, extendieron la obligación de comer el pan ácimo desde el mediodía del 14. De ahí el que, en el uso vulgar, la fiesta de los Ácimos viniese a tener el valor de ocho días. Vocabulario que es el que reflejan los evangelios.
Nisán es el séptimo mes del año según el cómputo de los meses desde la creación del mundo (a partir del mes de Tishrei), y el primer mes según el cómputo desde el Éxodo de Egipto (a partir del mes de Nisán).
El origen del nombre Nisán, al igual que los nombres de los demás meses del calendario hebreo, es babilonio, y fue posteriormente adoptado por los judíos que retornaron del exilio en Babilonia.
2.“SALDRÁ AL ENCUENTRO UN HOMBRE CON UN CÁNTARO DE AGUA.”
Cristo los envió a Jerusalén, y que al llegar les “saldrá al encuentro un hombre con un cántaro de agua.” Les manda seguirle, y, donde entre, que le digan al dueño que él desea celebrar en su casa la Pascua con sus discípulos, que son los apóstoles.
Jesús les anuncia la respuesta: les mostrará una “gran sala” en la parte alta de la casa, a la que ordinariamente se subía por una escalera exterior, independiente de comunicación con el resto del edificio; esta sala estará “alfombrada,” o cubierta de esteras, y preparada con todo el ajuar necesario para recibir allí huéspedes de Pascua. Sólo faltaban los manjares rituales, que Jesús les manda “preparar.”
Era proverbial que jamás ningún forastero había dejado de encontrar hospitalidad, un aposento entre los jerosolimitanos (de Jerusalén), para celebrar la Pascua; hospitalidad que era gratuita. Pero la costumbre había establecido que les dejasen como compensación la piel del cordero pascual inmolado. Esta persona en cuya casa se va a celebrar la Pascua debía de ser algún discípulo o simpatizante de Jesús, y que ya le hubiese ofrecido su casa para esto en otra ocasión.
3.MIENTRAS COMÍAN” TIENE LUGAR LA INSTITUCIÓN EUCARÍSTICA.
La narración de la institución eucarística de Marcos forma un grupo muy marcado con Mateo, diferenciándose accidentalmente, aunque manifiestamente, del grupo Lucas y San Pablo.
“Mientras comían” tiene lugar la institución eucarística. Para Lucas, “después de haber comido.” La razón es que Lucas precisa el momento; fue después de haber terminado la cena estricta, comiéndose el cordero pascual, pero continuándose con los ritos de la cena. Marcos-Mateo sólo dicen que se celebró durante ella, sin más precisiones.
En cambio, al relatar la consagración del cáliz, Marcos tiene una redacción distinta. Según él, Cristo tomó el cáliz, dio gracias, se lo dio, y bebieron todos de él. Y después de esto consagra su sangre. Marcos seguramente lo relata así por lograr una “eliminación” del tema en orden a una mayor claridad. Desea hacer ver que todos bebieron de aquel único cáliz consagrado. Para sus lectores no podía haber la menor confusión, ya que conocían y vivían el rito histórico preciso en la “fractio pañis.”
4.LES ASEGURO QUE NO BEBERÉ MÁS DEL FRUTO DE LA VID HASTA EL DÍA EN QUE BEBA EL VINO NUEVO EN EL REINO DE DIOS.
Otro punto de interés, es que en el Evangelios según san Marcos, como en Mateo, se omite la instrucción de repetir la celebración eucarística, que aparece en Lucas y Pablo. Marcos no recogió este elemento, o lo omitió por innecesario, ya que estaba incluido en el hecho de la celebración. Pues una “rúbrica (un signo) no se la recita, se la ejecuta.” Siendo la “nueva Alianza” había, como la otra, de repetirse, “conmemorarse” (Ex 12:14; Dt 16:3; Ex 13:3.9). Sin embargo, igualmente se define que con esas palabras Cristo ordenó a los apóstoles y preceptuó el sacrificio eucarístico.
Luego Jesús, pone a continuación la frase “escatológica” de reunirse con ellos en la etapa celeste del reino: “Les aseguro que no beberé más del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios”. Esta frase esta representada, en el medio ambiente, bajo el símbolo de un banquete. La conciencia de Cristo es clara en toda esta tragedia.
5.TOMEN, ESTO ES MI CUERPO
Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen, esto es mi Cuerpo”. Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella. Y les dijo: “Ésta es mi Sangre”. Jesús ofrece a los discípulos su cuerpo y su sangre.
Esta es una frase que requiere una profunda meditación, debemos estar claro si estamos convencidos de la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. La presencia de Cristo en la Eucaristía es muy activa.
El hecho que Jesús ofrezca su cuerpo y su sangre debe siempre hacernos conmemorar el don de su vida, su muerte en cruz. En la cruz él ha derramado su sangre; con su muerte ha fundado una nueva alianza, la comunión definitiva de Dios con los hombres. Jesús permanecerá para siempre con ellos y será “el crucificado”, que ha donado su vida por ellos”
6.SANGRE DE LA ALIANZA, QUE SE DERRAMA POR MUCHOS
El provecho de esta sangre es por “muchos.” Es semitismo por “todos,” como se ve en diversos contextos neotestamentarios y en la literatura rabínica. Hay además una alusión literaria al “Siervo de Yahvé,” que sufre por “muchos”multitudes (Is 53:12).
“Que se entrega por vosotros”. “Por vosotros y por todos los hombres”, esto es por nosotros y por cada uno de todos los hombres, por los que fueron, son y serán.
Cristo vive apasionadamente en la Eucaristía su amor infinito por nosotros, su entrega sin límites por cada uno. El amor manifestado en la cruz perdura eternamente; no ha disminuido en nada, por el contrario, es ahora más intenso. Y se hace especialmente presente y eficaz en cada celebración de la Eucaristía.
7.JESÚS EN LA EUCARISTÍA ANHELA BORRAR NUESTRO PECADO
Y todo esto lo ha hecho Cristo “para perdón de los pecados”. En efecto, Cristo sabe muy bien por quién y a quién se entrega, por gente como nosotros, por hombres que somos pecadores. Porque para esto él ha venido precisamente, para quitar el pecado del mundo. Cristo en la Eucaristía anhela borrar nuestro pecado y hacernos santos. Para eso se ha entregado. Y para eso se queda en la eucaristía, para ser alimento de pecadores.
Y nosotros necesitamos acudir con ansia y comer su cuerpo y beber nuestra redención. Pero cuando decimos “el Cuerpo”, debemos meditar que nos referimos a una persona total, no una sólo a una parte. Es así, como Cristo está presente con su cuerpo glorioso, con su alma humana, con su personalidad divina.
Y habrá que preguntarse: ¿En verdad estamos conscientes de que en cada sagrario hay un hombre viviente, infinitamente más real que todos nosotros? ¿Qué me es más real, la presencia de las demás personas humanas o la presencia de Cristo en la Eucaristía? ¿Soy consciente de tener en el Sagrario a Dios con nosotros, a mi disposición, esperándome eternamente?
8.JESÚS, QUIERE CELEBRAR CADA DÍA LA PASCUA CON NOSOTROS
El eje del relato está en las palabras de Jesús sobre el pan y el vino. Reflejan, junto con los relatos de san Mateo y san Marcos, y también de san Pablo, cómo se celebraba la eucaristía en las primeras comunidades cristianas.
Hoy se hace presente en el mundo a través de los discípulos que siguen al Maestro y celebran comiendo juntos la cena pascual y entregándose al servicio los unos de los otros, para que el mundo crea. Es así, como en nuestras comunidades eucarísticas continuamos el memorial de Jesús, celebramos la nueva alianza y encendemos nuestros corazones con el fuego de su ardiente caridad.
Jesús, quiere celebrar cada día la pascua con nosotros y se nos hace presente en la celebración eucarística, El quiere estar con nosotros, y le pedimos al mismo tiempo que se quede con nosotros. La eucaristía, nos fortalece, no anima, nos entrega paz en nuestro corazón, acudimos a ella llenos de esperanza y la convertimos en nuestra principal celebración.
Eliseo - "Dios es mi salvación" - es una figura dominante en el siglo IX antes de Cristo. Por la Biblia sabemos que su padre se llamaba Sabat, que era originario de Abel Meholah, al sur de Bet-Shan, y que su familia era una familia bien acomodada (1 Re 19, 16-19).
Dios lo elige directa y especialmente para que vaya en seguimiento de Elías (1 Re, 19, 19 ss) al cual sucederá después de la misteriosa desaparición de éste, heredando su espíritu en la media establecida por la Ley para los primogénitos.
Las Sagradas Escrituras le dan el apelativo de "hombre de Dios" y esta afirmación se revela principalmente por los prodigios que obra a lo largo de toda su vida. Su vida es más llamativa que la de Elías por los prodigios que obra pero su influjo fue menor, tan solamente una vez se le nombra en el Nuevo Testamento (Lc 4, 27) mientras a Elías 30 veces.
Su vida, a veces calcada en la de Elías, la recogen los dos Libros de los Reyes. Gozó de gran estimación entre los Reyes Josafat (2 Re 3, 12) y Joas (2 Re, 13, 14-19).
Aparece en la Biblia cuando sigue a Elías y él recibe el doble espíritu (2 Re, 1) y termina con el milagro que tuvo lugar con el cadáver del Profeta ya enterrado (2 Re, 13, 21)
Tremenda figura del Antiguo Testamento, un labrador del que se nos diceque estaba arando con doce yuntas cuando pasó junto a él el profeta Elías y le echó su manto por encima, transmitiéndole así sus poderes sobrenaturales.
Después de despedirse de los suyos, Eliseo ofrece un par de bueyes en sacrificio y sigue al maestro, a quien, antes de ver cómo era arrebatado al cielo en un carro de fuego, pide la confirmación de su espíritu de profecía.
El segundo libro de los Reyes dedica diversos capítulos a este hombre fuerte y singular que lucha enérgicamente contra la idolatría y va sembrando su camino de portentosos signos del poder de Dios: multiplica panes y también el aceite de unas tinajas, sana a un monarca leproso, incluso resucita a un niño.
Escenas que parecen borradores un poco toscos, como bárbaros, de otros bien conocidos de los Evangelios; impresionantes y con el sello de la intervención divina, pero sin el toque inconfundible de delicada humanidad, de Dios hecho carne y sentimiento, que tienen los milagros de Jesús.
Eliseo es como una vaga prehistoria anunciadora de Cristo, anuncia lo sublime desde un mundo todavía lleno de hosquedad e imperfección. En su rudeza quizá lo que mejor recordamos es el inesperado gesto de Elías recubriéndole con su manto, haciéndole suyo y ocultándole a los hombres para meterle en un ámbito sobrenatural que el labrador acepta dócilmente, atendiendo la llamada brusca y definitiva de Dios por la que lo deja todo.
Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo
1.“¿QUIÉN DICE LA GENTE QUE ES EL HIJO DEL HOMBRE?”
Al llegar a la región de Cesárea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: ¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?
Es en este lugar de Cesárea de Filipo, es el momento cuando Jesús, dirigiéndose a los discípulos, les hace abiertamente esta pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo? Jesús no lo ignoraba por su conocimiento sobrenatural, pero también lo que pensaba la gente de El lo sabía, como los apóstoles, por el rumor popular. ¿Por qué les pregunta primeramente a ellos lo que piensan de El las gentes?
2.JESÚS, PARA UNOS, ERA JUAN BAUTISTA,
El contacto de los apóstoles con las muchedumbres a causa de la predicación y milagros de Jesús les había hecho recibir toda clase de impresiones en torno a esto. Las que recogieron eran éstas: Jesús, para unos, era Juan Bautista, sin duda resucitado, como sostenía el mismo Antipas. Pues esta opinión había cobrado cuerpo entre el pueblo, ya que Lc mismo dice que Antipas estaba preocupado con la presencia de Jesús, puesto que algunos decían que era Juan, que había resucitado de entre los muertos (Lc 9:7).
3.OTROS, QUE ELÍAS; OTROS, QUE JEREMÍAS
Para otros, Jesús era Elías. Lc recoge en otro lugar esta creencia popular. Jesús era, para diversos grupos, Elías, que había aparecido (Lc 9:8). Según la estimación popular, Elías no había muerto, y debía venir para manifestar y ungir al Mesías 12.
Otros piensan que fuese Jeremías (Mt). El profeta Jeremías era considerado como uno de los grandes protectores del pueblo judío, sobre todo por influjo del libro II de los Macabeos (2:1-12). Pero no pasaba por un precursor del Mesías. Mateo ya hizo referencia a él (2:17). Acaso se lo cita por el simple prestigio que tenía en el judaísmo, y del que se podrían esperar cosas extraordinarias.
Por último, sin saber a ciencia cierta quién sea, para muchos era algún profeta de los antiguos, que ha resucitado (Lc). Era el poder milagroso de Jesús el que los hacía creer en la resurrección de un muerto (Mt 14:2; Mc 6:14).
4.¿QUIÉN DICEN QUE SOY?
No deja de extrañar el que los apóstoles no citen, tomado de la opinión de las gentes, el que El fuese o pudiese ser el Mesías.
Así fue como ellos le respondieron: Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas. Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?
Por eso, después de oír lo que las gentes pensaban de El, se dirige a los apóstoles para preguntarles abiertamente qué es lo que, a estas alturas de su vida y de su contacto de dos años con El, han captado a través de su doctrina, de su conducta, de sus milagros. Era un momento sumamente trascendental. Si no fuera que Jesús tenía un conocimiento de todo por su ciencia sobrenatural, se diría que esperaba impaciente la respuesta de sus apóstoles.
5.TÚ ERES EL MESÍAS, EL HIJO DE DIOS VIVO
Los tres sinópticos no dicen la respuesta que hayan podido tener éstos. Sólo recogen la respuesta que le dirigió Pedro. Todos los detalles se acumulan en la narración de Mateo para indicar no sólo la precisión que interesa destacar, sino con ella acusar la solemnidad del momento y la trascendencia del acto.
Mientras Mc-Lc presentan sin más a Pedro, Mateo lo precisa ya de antemano como Simón Pedro. En efecto, Pedro tenía por nombre Simón (Mateo 4:18 y par.). En Juan se lee que Jesús, al ver por vez primera a Simón, le anunció que será llamado Pedro (Jn 1:42). Ya desde un principio, Jesús puso en Simón la elección para Pedro, para ser piedra El conservar aquí los dos nombres es sumamente oportuno.
La confesión de Simón Pedro es expresada así: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Aquí se confiesa por Pedro la mesianidad y la divinidad de Jesús. Al decir que es el Mesías, indica su relación supereminente de autoridad con Dios — el Padre — que lo envía.
6.FELIZ DE TI, SIMÓN, HIJO DE JUAN
Pedro, desde su primer encuentro con Jesús, deja al descubierto, por una parte, la amistad no disimulada del Maestro, y por otra, la entrega sin reservas a su servicio o compañía, es así como Pedro sabe quien es Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios.
Y Jesús le dijo: Feliz de ti, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.
La respuesta de Jesús tiene dos partes bien marcadas: la primera es una felicitación a Pedro por la revelación tenida. La felicitación de Jesús a Simón es porque esta confesión no se la reveló ni la carne ni la sangre, con la que se expresa el ser humano. Tal era la grandeza de este misterio, que su revelación se la hizo su Padre celestial. Se trata, pues, de un misterio desconocido a Pedro, y un misterio que no podía, sin revelación, ser alcanzado por la carne y sangre — el hombre — Entonces, este conocimiento no es por su capacidad humana, es un don de Dios. En efecto, Pedro alcanzó este conocimiento por la fe.
7.TÚ ERES PEDRO, Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ MI IGLESIA
Jesús, volviéndose a Simón, le dice: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Y Jesús lo eligió como la roca para construir sobre ella su Iglesia y le confirió los poderes para llevar a la salvación a todos los hombres. Pedro es la roca, en el sentido de que la fe y los creyentes no pueden tener otra fe que la de los apóstoles y profetas, que son los que enseñan esa verdad, que está construida sobre la piedra angular de Jesús, y así es, como luego dice; y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Es decir, no podrá vencer a la Iglesia, pues ésta está firme y estable, porque está construida sobre la roca firme, que es Jesús.
8.YO TE DARÉ LAS LLAVES DEL REINO DE LOS CIELOS
Dice Jesús: Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo. La promesa es que ese atar y desatar sobre la tierra tendrá su automática ratificación en el cielo. Todo lo relacionado con esta misión — cuanto permita o prohíba en el reino, todo eso será también ratificado en el cielo. Y eso garantizado por Jesús.
Así, Pedro como Mayordomo de la Casa de Dios, ha recibido el poder para admitir o excluir, según el Evangelio y de administrar la comunidad, en Pedro recaerán las responsabilidades de la doctrina y de la moral, el podrá decidir lo que es bueno y licito para su Iglesia y sus miembros, sentencia que será ratificada Por Dios en lo alto de los cielos.
Así, como Pedro en épocas de la Iglesia naciente, hoy el Papa, su sucesor, es el encargado de animar la fe en nuestra comunidad creyente, el es en nombre de Jesucristo Pastor y guía de la Iglesia.
9.ACOGER AL SUCESOR DE PEDRO
Como Pedro en los orígenes y ahora le ha correspondido a Benedicto XVI, hasta hace poco a Juan Pablo II, fundamento visible de la unidad y de la caridad de la Iglesia.
A través del Evangelio, podemos comprender como Jesucristo, nos invita a acoger al sucesor de Pedro, y a mirarlo con los ojos de la fe.
Este es un día especial, para rezar por el Papa y es una buena ocasión para apoyar su inmensa obra a favor de la comunidad cristiana y de toda la humanidad. Dios le Bendiga
Celebramos hoy la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo. Simón, hijo de Juan, pescador del lago de Galilea, elegido por Cristo el primero entre los Doce para ser servidor de todos y confirmar en la fe a sus hermanos; apellidado por Cristo «Pedro» para ser la piedra visible, fundamento de la unidad de la Iglesia; designado por Cristo pastor para apacentar todo el rebaño de Dios.
"Llévame a él". En estas palabras del fogoso Pedro a su hermano Andrés que le habla del Maestro, está sintetizada toda su vida. Pedro no hace como Natanael que duda si de Nazaret puede salir cosa buena, sino que desde el primer momento creyó en Jesús, se fió de él y le amó con toda su alma.
No sabemos cuándo nació Pedro, pero sí sabemos que era de Betsaida, una aldea campesina y marinera al lado del Lago de Genesareth. Allí vivía compartiendo su trabajo con su padre y hermano Andrés. Estaba casado y el Señor, cuando ya forme parte de sus más íntimos, curará a su suegra de una enfermedad.
Quizá heredó de su padre Jonás la rudeza de su carácter y la prontitud de su genio. Lo cierto es que Pedro, como nos lo presenta el Nuevo Testamento, era vehemente y francote, un tanto presumidillo y un poco infantil en sus reacciones.
En el primer encuentro de Pedro con Jesús ya queda al descubierto por una parte la amistad no disimulada del Maestro, y por otra la entrega sin reservas de Pedro a su servicio o compañía. Desde ahora "será pescador de hombres". Pero el momento cumbre de Pedro nos lo recuerda San Mateo en el capítulo 16 cuando dialoga el Maestro con los Apóstoles: ¿"Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre"?... "Pues unos..." "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?". Entonces Pedro tomando la palabra, en nombre de todos sus compañeros, dice: "Tú eres el Hijo de Dios vivo". Y viene la paga de Jesús a aquella bien acertada y valiente definición: "Y yo te digo, tú eres Cefas, Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del Infierno no podrán prevalecer contra ella". Desde este momento Pedro ya ocupa el primer lugar entre los compañeros. En las listas que traen los evangelistas, lo traen el primero, hasta a veces, lo especifican diciendo, "Pedro, el primero".
Pedro, de ahora en adelante, recibirá muestras de especial cariño de parte del Maestro. Esta promesa de Jesucristo de nombrarle "piedra" o 'fundamento' de la iglesia, se cristalizará después de la Resurrección de Jesús junto al lago de Genesareth., según nos recoge San Juan en el capítulo 21 de su evangelio. La escena no puede ser más hermosa. Tres veces le ha negado en su Pasión. Ha sido cobarde. Ahora el Señor, antes de hacerle entrega del tesoro más bello que nos deja, el Sacramento de salvación que es la Iglesia, quiere estar seguro del arrepentimiento y amor de su Vicario y por tres veces le examina en el amor hacia él. "Pedro ¿me amas?... ¿"Me amas más que estos"? La afirmación es categórica y firme: "Sí, Señor, tú sabes que te amo..."
Aunque le haya negado en la noche más triste de toda la historia, después llorará su pecado y dirá la tradición que hasta se formaron unas cavidades en sus mejillas de tanta lágrima. Correrá en compañía de Juan al sepulcro a ver al Maestro... Y Jesús se le aparecerá y dirá a los demás que den el mensaje a Pedro... Le mandará que camine sobre las aguas del lago...
Desarrolló su actividad apostólica en Jerusalén, en Antioquía de Siria y definitivamente en Roma, como primer obispo de aquella comunidad Incipiente. En Roma fue crucificado el año sesenta y siete, durante la persecución del emperador Nerón. Dio así testimonio de Jesucristo con su palabra y con su sangre. Fue sepultado en la colina Vaticana.
Y Pablo, de Tarso, celoso observante de la ley mosaica, perseguidor de la Iglesia de Dios, convertido a Cristo en el camino de Damasco, ¡el Apóstol de todas las gentes!
San Pablo es un hombre nuevo después de la caída en el camino de Damasco. Y como todos los convertidos, el fuego le quema las entrañas, y se siente forzado a comunicarlo a todo el mundo. "Cuando aquel que me llamó por su gracia, quiso revelar en mí a su Hijo para que lo evangelizase a los gentiles, sin consultar a la sangre ni a la carne", en seguida se puso en movimiento. Nadie podrá pararle. Es un volcán en ebullición permanente.
"Anda, dice el Señor a Ananías, que éste es instrumento escogido por mí para llevar mi nombre a los gentiles". Y Pablo se lanza, lleno de divinas impaciencias, por todos los caminos del imperio. Emprende cuatro viajes apostólicos, arriesgados, difíciles. Recorre ciudades, funda cristiandades, les deja discípulos al frente, les escribe cartas, promete llegar hasta España... Afronta peligros "en tierra, en mar, entre los falsos hermanos".
Pero no importan los peligros para el alma enamorada. "Todo lo soporto por los elegidos. La caridad de Cristo nos interpela. Muy a gusto me gastaré. Hijos míos, otra vez me causáis dolores de parto, hasta formar a Cristo en vosotros. ¿Quién enferma sin que yo enferme?".
San Juan Crisóstomo se lamentaba que muchos no conocían las cartas de San Pablo. Al escuchar su lectura, afirmaba él, "salto de gozo al oír ese maravilloso clarín celestial, y me inflamo en deseos, reconociendo una voz muy amiga para mí, y me parece verle presente ante mis ojos".
En sus diversos pasajes vemos el anhelo incoercible que siente de predicar el Evangelio, de hacerse todo para todos, de preocuparse por todas las Iglesias, de sufrirlo todo, hasta ser anatema por sus hermanos.
"Cuando quiero saber las últimas novedades, leo a San Pablo", dice León Bloy, a propósito de la variedad del mensaje paulino. Pero si quisiéramos destacar lo más peculiar, el eje y punto clave en que se apoya la nueva exigencia de Pablo, sería por encima de todo, su anhelo por Cristo, su obsesión por Cristo, hasta el punto de que pide varias veces a sus discípulos que le imiten a él, sin más, pues sabe que así imitarán a Cristo.
Se podría seleccionar una especie de Código o Decálogo sobre el cristocentrismo de Pablo: 1) Su vida es Cristo. 2) Todo lo centra en el amor de Cristo. 3) Sólo quiere conocer a Cristo. 4) Desea gloriarse en la cruz de Cristo. 5) Su debilidad encuentra la fuerza en la gracia de Cristo. 6) Colabora con la gracia de Cristo. 7) Desea únicamente apoyarse en Cristo. 8) Su afán es estar con Cristo. 9) Se goza en haber sido atrapado por Cristo. 10) Está seguro que nada le separará del amor de Cristo.
El último viaje de Pablo fue el viaje a Roma para ser juzgado. Allí sufrió martirio, junto con Pedro, las dos columnas de la Iglesia, hacia el año 67. Agotado por fin, había rendido viaje el discípulo fiel. Fue sepultado en el lugar llamado Tre Fontane, por las tres fuentes que habrían brotado en el momento del martirio. Sobre aquel lugar se levantaría más tarde la basílica espléndida que lleva todavía su nombre.
Nuestra comunidad de fe y esperanza se funda en el mensaje de Pedro y Pablo, testigos del Señor de la gloria. ¿Alguna vez te precipitas envalentonado? ¿Te descubres a menudo pegando patadas con la lengua? ¿Haces afirmaciones duras que posteriormente lamentas? ¿Eres impetuoso, exuberante y lleno del gozo de vivir? Si es así, te hallas relacionado espiritualmente con San Pedro.
Pedro fue un hombre que nunca creyó en hacer las cosas a medias. Estaba dispuesto a saltar de las barcas, caminar sobre el agua y declarar su amor sin fin por su Señor. También negó a Cristo tres veces, perdió su confianza y casi se ahogó. Todo lo que hizo, fue con todo su corazón y toda su alma. Cometió errores, pero se levantó, se secó y siguió su marcha. Pedro estaba lleno de pasión; pasión por Cristo, pasión por el evangelio, pasión por la vida.
A menudo sorbemos la vida como si fuera una taza tibia de té débil. San Pedro nos dice que en vez de tomar pequeños sorbitos, necesitamos atrapar la vida con ambas manos y engullirla como un vaso helado de agua de manantial en el día más caluroso del verano.
Hay una máxima que resume la filosofía de San Pedro: la vida no es un ensayo general. No podemos aguardar hasta cuando creemos que empieza la noche, para decidir saltar al escenario. Si así lo hacemos, descubriremos que el espectáculo casi ha acabado el telón está presto para caer.
SANTORAL PREPARADO POR LA PARROQUIA DE LA SAGRADA GAMILIA DE VIGO
En aquel tiempo, Jesús subió a una barca junto con sus discípulos. San Mateo es preciso, es decir, en la barca solo va Jesús con sus discípulos, talvez para que fueran testigos del milagro que habría de suceder, pero además previniendo una demostración de poca fe, Jesús considero era prudente que otros no se enteraran, entonces viaja solo con ellos. Cuando leemos a san Marcos, dice que también habían otras barcas alrededor. Jesús, Maestro de excelencia, para que no se enorgullecieran sus discípulos porque los llevaba solo a ellos, permitió el peligro en que se vieron, con objeto, pues, de que los impresionase más el milagro que iba a obrar. Pero Él estaba dormido. Como dándole tiempo al temor entregándose al sueño.
2.NO PENSARON EN SU PODER ANTE UN ESPECTÁCULO TAN IMPONENTE
Aunque los apóstoles ya habían presenciado algunos milagros de Jesús, no pensaron en su poder ante un espectáculo tan imponente, esto les produce una fuerte admiración de preguntarse quién será el que tiene tantos poderes, así es como ellos dicen; ¿Quién es éste, a quien hasta los vientos y el mar obedecen?. Ya se había pensado que El fuese el Mesías y ahora, Jesús les va preparando gradualmente el proceso de su revelación divina.
Si Jesús hubiese estado despierto, no habrían temido ni rogado por la tempestad que se levantó, pero también pudo haber sucedido, que no hubiesen creído que pudiera hacer tal milagro.
3.TODAVÍA NO CONOCÍAN SU GLORIA LOS DISCÍPULOS QUE ESTABAN CON EL
Según el evangelio, parece que Jesús los dejó caer en el peligro de la prueba, para que experimentasen en sí mismos su virtud, cuyos beneficios habían visto en los otros, así es como dormía, pues como dice en san Marcos, sobre la popa de la barca reclinada la cabeza en una tabla. Todavía no conocían su gloria los discípulos que estaban con El, y aunque creían que despierto podía mandar a los vientos, no creían pudiera hacerlo estando dormido o descansando.
4.SEÑOR, ¡SÁLVANOS, QUE PERECEMOS!
Muy asustados, los discípulos despertaron a Jesús diciéndole: Señor, ¡sálvanos, que perecemos!. Despertándose Jesús, primero le increpa a ellos, ¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?, Lo que Jesús hace es reprender a sus discípulos por su falta de fe. Si hubieran tenido fe, hubiesen creído que aun durmiendo podía conservarlos sanos y salvos. Jesús se mostró a ellos como Dios, y como hombre, por cuanto se rindió al sueño.
Jesús luego le increpa al viento y al mar, y les da una orden terminante y sobrevino una gran calma.
Del movimiento del mar se levantan ciertos sonidos o ruidos que parecen ser como un anuncio de los peligros que amenazan. Las palabras de Jesús, sosiegan las turbulencias y calman los corazones agitados. A la sola voz del Señor, el efecto vino de inmediato, el viento se aplacó y sobrevino una gran calma.
5.LOS TEMORES NOS INVADEN EL ALMA Y NOS HACEN PERDER EL TRATO ÍNTIMO CON DIOS
Dice el evangelio: De pronto se levantó en el mar una tempestad tan fuerte, que las olas cubrían la barca. Así nos sucede algunas veces a nosotros, se nos desata un vendaval de problemas en nuestra vida y la turbación entra en nosotros con amenaza de hundirnos, olas que ahogan nuestro ánimo y nuestro deseo de superarnos. Los temores nos invaden el alma y nos hacen perder el trato íntimo con Dios. Muchas veces son cosas simples de resolver, pero nos imposibilitan a entregarnos con tranquilidad a la oración. En otras ocasiones, recibimos alguna noticia poco agradable y perdemos la calma. Entonces vemos que en el fondo de nuestro corazón, pareciera que esta dormido Jesús, y le preguntamos con desesperación, Señor sálvanos.
6.JESÚS, NO DUERME NI NOS ABANDONA
El Señor nunca nos deja, pero nosotros preocupados de las cosas temporales y solo de valor material, nos atrevemos a dejarlo a El, entonces, El permite una tempestad en nosotros y vivimos momentos de contradicción, temor, la angustia nos zozobra y nuestro corazón naufraga en las dificultades. Es así, como para superar todo momento difícil, no dejemos de acudir a El, aunque pareciera que no nos esta oyendo, si lo esta. Porque Jesús, no duerme ni nos abandona, pero si prueba nuestra fe, nuestra constancia y fidelidad.
En cierta oportunidad, Santa Catalina de Siena, se quejo que de que el Señor la había abandonado en la hora de una prueba y el Señor le respondió, “Nunca estuve mas cerca de ti que en ese momento”
SANTOS PROTOMÁRTIRES DE LA SANTA IGLESIA ROMANA S. I
Al día siguiente de la solemnidad de los Apóstoles Pedro y Pablo, recordamos a los cristianos de Roma a quienes el emperador Nerón hizo conducir a 12 muerte en los jardines del Vaticano, luego de haberles hecho responsables del incendio que había asolado la Ciudad en julio del año 64. El historiador Tácito (120) da cuenta en sus Anales de la muerte de «esas gentes a las que el vulgo denominaba cristianos, por el nombre de un tal Cristo que había sufrido el suplicio bajo Tiberio por parte del procurador Poncio Pilato». Eran, según dice el mismo, «una inmensa multitud». Su muerte «fue organizada como una diversión. Unos, cubiertos con pieles de fieras, fueron desgarrados por perros; otros fueron izados a cruces en las que, al caer el día, se convirtieron en antorchas Y¡ vas, a fin de iluminar la noche. Nerón había ofrecido sus jardines para semejante espectáculo. Facilitaba juegos en el circo, mezclándose entre la multitud, vestido de conductor de carrozas o bien tronando sobre su vehículo. Por eso, aun cuando estas gentes fueran unos culpables dignos de los últimos suplicios, uno se sentía lleno de compasión al ver cómo eran inmolados no para el bien público, sino por crueldad de uno solo». Todo hace suponer que el apóstol San Pedro fue uno de los crucificados en esta noche atroz, puesto que su cuerpo se hallaba depositado en la ladera de la colina vaticana.
SANTORAL PREPARADO POR LA PARROQUIA DE LA SAGRADA GAMILIA DE VIGO