“cumplan todo lo que
ellos les digan, pero no se guíen por sus obras”
Mt 23, 1-12
Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant
Jesús dijo a la
multitud y a sus discípulos: “Los escribas y fariseos ocupan la
cátedra de
Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no
se guíen
por sus obras, porque no hacen lo que dicen”.
Jesús nunca
estuvo al lado de la hipocresía, y siempre nos advirtió contra la
soberbia, y
esas palabra de “no se guíen por sus obras”, las hace para ponernos
alerta.
Seguramente este Evangelio produce incomodidad a todos aquellos que
utilizan
la jerarquía o que se asumen como superiores frente a sus hermanos,
como los
que “les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los
primeros
asientos”. Nuestro Señor Jesús, es absolutamente claro, consecuente y
coherente en todo, es así, como nos pide que seamos iguales y si
predicamos
algo practiquemos lo mismo, si hacemos lo contrario, le estamos
haciendo un
daño enorme a los que depositan su fe en nuestro Evangelio y las
instituciones que decimos representar.
Sepamos aceptar
este “tirón de orejas”, este consejo que no da Jesús, lo hace porque
lo
considera beneficioso, y si pecamos de soberbio, abramos nuestro
corazón a
las palabras del Señor y no hagamos oídos sordos, no busquemos
justificaciones, seamos coherente entre nuestra forma de pensar y
nuestros
actos para que no se dude de nuestra honradez y no busquemos
justificación el
la incoherencia de nuestros hermanos, no actuemos miserablemente,
juzgando a
nuestro prójimo, haciéndole críticas, si luego no queremos ser
juzgados de la
misma manera.
Dice Jesús: “En
cuanto a ustedes, no se hagan llamar "maestro", porque no tienen
más que un Maestro y todos ustedes son hermanos”, esta es la
afirmación que
debemos tener siempre presente, solo El es nuestro Maestro, de El
debemos
aprender, a El le debemos obligación por sobre cualquier, a El debemos
acudir, El es nuestra fuente, El es nuestro principio, no tenemos
porque
seguir otras reglas, El nos dejo el Evangelio, allí esta nuestra norma
de
vida. Tengamos esto muy presente, porque no faltará alguno que quiera
exponerte ciertos principios adornados de moralidad y falsa prudencia
en
nombre de la fraternidad y la buena convivencia a fin de seducirte con
actitudes que no son otra cosa que “cantos de sirenas”, tengamos
cuidado, y
apretemos fuertemente a nuestro corazón al Evangelio y a todos su
principios,
de esa forma estaremos siempre al lado de la verdad, pero atentos, el
Evangelio no se interpreta al gusto de cada uno ni se acomoda, se
interpreta
como Jesús lo enseñó, El es el Maestro.
“Todos ustedes
son hermanos”, nos dice Jesús, y si todos somos hermanos, entonces
somos
iguales, nos une una misma caridad, que es el Amor de Dios, no une una
misma
fe, entonces nuestro trato debe ser hermanables, es digno de respeto
la
nacionalidad de cada unos y el origen, así estamos organizados en la
sociedad, pero no olvidemos la realidad de que todos somos hijos de
Dios, por
eso todos somos hermanos.
Claridad
absoluta en este concepto, el que busca ser servido, desvirtúa las
enseñanzas
y los ejemplos del Maestro, servir es nuestro gran propósito como
cristianos,
ese es nuestro lema, ese debe ser el actuar del que esta
jerárquicamente más
arriba, es el ejemplo que se debemos seguir si se nos ha encomendado
un cargo
superior, así los dice el Señor Jesús “El mayor entre ustedes será el
que los
sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será
elevado”, El Señor fue el ejemplo; “Ustedes me llaman Maestro y Señor,
y
tienen razón porque lo soy. Si yo el Señor y Maestro, le he lavado los
pies,
ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado este
ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes”
(Jn13,13,-15)
No busquemos
ser ensalzado ante los hombres, dejemos que sea Dios el que nos
apruebe.
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Santoral 2 de
Marzo
BEATO ENRIQUE SUSO, religioso (+ 1366)
Enrique
Suso es uno de los
principales representantes del movimiento místico que florece a las
orillas
del Rhin, a principios del cuatrocientos,
cuando
Juan XXII y Luis de Baviera luchaban por
el
predominio entre el Papado y el Imperio, en la famosa lucha de las
investiduras.
Había
varios intentos de reforma
en la Iglesia, que a veces degeneraban en herejías, como algunos de
los
"espirituales" franciscanos. Otros guardaban el equilibrio
conveniente y produjeron óptimos frutos en el pueblo cristiano, como
algunos
miembros de la Orden Dominicana.
El
maestro de este grupo es el
venerable Eckart. El dominico Eckart
era un alma mística de intuiciones extraordinarias. Sus expresiones no
siempre eran exactas, lo que se prestó a malentendidos y a la censura
de la
Iglesia. Sus discípulos Taulero y Suso,
también
dominicos, aprendieron mucho del maestro, pero fueron más cautos en
las
formulaciones. Junto a Taulero y Suso
podíamos
contar también al Beato Ruysbroek.
Suso
nació en Suabia, en la
villa de Constanza, junto al hermoso lago, hacia 1296. A los trece
años
entra ya en el convento dominicano de Constanza. Habla el Horologium
de su conversión, a los 18 años, y desde entonces se consagró a una
vida de
estudio, oración y gran austeridad.
Estudia
con Eckart
en Colonia. Escribe el Libro de la Verdad. Algunos ven sospechas en el
libro
y sufre persecución. Unido a los "amigos de Dios", se distingue por
su vida ferviente. Su gracia especial estuvo en la dirección de sus
hermanas
dominicas, entre las que destaca ElsbetStagel.
Escribió
también el Libro de la
Sabiduría eterna, con las cien consideraciones y oraciones para
recitarlas
todos los días. Y las Meditaciones sobre la agonía de Cristo y
Soliloquio con
la Virgen María.
Los
últimos años los pasó en
Ulm. Allí siguió su apostolado de dirección de almas, y revisaría sus
escritos. Ulm tiene la torre de iglesia más alta del mundo, 161 metros. Pero
más
alto voló el alma de Suso. Voló hasta "dar a la caza alcance". El
año 1366 fue a recibir el premio junto a Dios. Se fue calladamente,
sin poder
recoger sus últimas palabras ni su última mirada. Gregorio XVI lo declaró Beato en el año 1831.
Nos
cuenta en una de sus cartas
que un día que había tenido que sufrir mucho por penas interiores y
por
desprecios y humillaciones, vio desde la ventana de su celda a un
perro que
jugaba en el patio con un trapo. Lo mordía, lo babeaba, lo arrastraba,
lo
rasgaba. Así debes tú hacer, se dijo. Se te arroje en alto o se te
tire
abajo. Aunque se te escupa, tú debes aceptarlo todo alegremente, sin
protestar, como el trapo, si él tuviese conciencia...al leer esto
¿quién no
ve una influencia clara de la mística de Suso en la Historia de un
Alma de
Teresa de Lisieux?
Dentro
de la escuela mística
renana, Suso representa el ala de mayor suavidad y dulzura. Este
podría ser
su itinerario místico, según D. Baldomero Jiménez Duque: primero, la
conversión o invitación a la vida perfecta. Luego, la sabiduría
divina,
encarnada en Jesucristo. Un día hasta externamente marcará su pecho
con el
nombre de Jesús. Tienen lugar entonces estados infusos de elevación y
muy
frecuentes éxtasis.
Pero
la unión mística exige las
purificaciones. Suso ha padecido intensamente esas pruebas del amor.
Pruebas
internas y externas. Fue un alma crucificada. El ha "soportado" a
Dios, según su expresión, entre lágrimas y sonrisas, entregado para
siempre a
su misericordia y a su amor.
Santoral preparado por la Parroquia de la
Sagrada Familia de Vigo
1.LA
“INCOMPRENSIÓN” Y EL “ASOMBRO” ESTABAN AÚN EN ELLOS
Mientras Jesús subía a Jerusalén, llevó
consigo a los Doce, y en el camino les predice su pasión y muerte,
esta es la
tercera predicción y está descrita muy minuciosamente. Cristo está
consciente
de su muerte y de su resurrección. En cambio, los apóstoles aparecen
en una
situación semejante a la que tuvieron en las dos primeras
predicciones, las
cuales tuvieron lugar antes y después de la transfiguración, que debía
iluminar, como vértice, la grandeza de Cristo. Pero la “incomprensión”
y el
“asombro” estaban aún en ellos por no poder compaginar el medio
ambiente de
un Mesías terreno y triunfador con la perspectiva de muerte que Cristo
les
ponía de su mesianismo.
Jesús quería que sus discípulos
entendieran que éste era el fin por el cual El había venido al mundo,
para
padecer y morir pos los hombres, a fin de salvarlos y volverlos al
Padre.
2.MANDA
QUE MIS DOS HIJOS SE SIENTEN EN TU REINO, UNO A TU DERECHA Y EL OTRO A
TU
IZQUIERDA”
Luego la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y
se
postró ante él para pedirle algo. La ambición que reflejan aquí los
dos
apóstoles está en la misma línea de incomprensión de un Mesías
doliente y de
su reino espiritual. En este fragmento de san Mateo, la petición la
hace
Salome, la madre de Santiago y Juan. Para ellos se pide los dos
primeros
puestos en su reino. Se lo concibe como terreno. La petición no miraba
sólo a
los puestos de honor, sino también a los de ejercicio y poder. Estos
dos
puestos correlativos de su derecha e izquierda eran los dos primeros
puestos
de una serie. Santiago y Juan, son primo de Jesús y quieren hacer
prevalecer
este parentesco.
3.¿PODRÁN
ELLOS
“BEBER EL CÁLIZ” QUE A EL LE AGUARDA DE SU PASIÓN?,
En la respuesta de Cristo les corrige el
enfoque de su concepción terrena del reino. Este es de dolor. ¿Podrán
ellos
“beber el cáliz” que a El le aguarda de su pasión?, la pregunta es un
contexto lógico, para precisarles bien la naturaleza del reino. El
martirio —
testimonio — estaba bien experimentado en la Iglesia a esta hora.
En la literatura judía se presenta
frecuentemente el “cáliz” como imagen de alegría y fortuna, derivando
acaso
su uso de los festines, pero luego, por influjo de la copa de la
venganza
divina, que usaron los profetas, vino a significar también, y
preferentemente, el sufrimiento y la desgracia El mismo sentido tiene
en la
literatura rabínica. El “cáliz” que Cristo bebería era el de su pasión
y
muerte.
4.EL
ERRÓNEO
ENFOQUE SOBRE LA NATURALEZA DE SU REINO
A la pregunta que les hace Jesucristo si
estarían dispuestos a beber este “cáliz” y a sumergirse, como El en
este
dolor, le respondieron que sí. No era una respuesta de fácil
inconsciencia. Y
Cristo les confirma, con vaticinio, este martirio de dolor. De hecho,
Santiago el Mayor sufrió el martirio sobre el año 44, por orden de
Agripa I (Act 12:2), siendo decapitado. Juan
murió en edad muy
avanzada (Jn 21:23), de muerte natural.
Pero, antes
de ser desterrado a la isla de Patmos, sufrió el martirio, pues fue
sumergido
en una caldera de aceite hirviendo, de la que Dios le libró
milagrosamente.
Quedaba con ello corregido el erróneo
enfoque sobre la naturaleza de su reino. Y les aprobaba su coraje
cristiano,
cuyo ímpetu se refleja en otras ocasiones. Pero había en esta petición
un
plan más profundo del Padre que no competía a Jesucristo el cambiarlo;
había
en todo ello una “predestinación”: Dios dispone libremente de sus
dones: de
la donación gratuita de su reino y de los puestos del mismo.
5.AL
VER AQUELLA
DISPUTA, JESÚS “LOS LLAMÓ.
Al oír esto, los otros diez se indignaron
contra los dos hermanos por esta pretensión y proposición de los hijos
del Zebedeo. Al ver aquella disputa, Jesús
“los llamó.” Y va
a restablecer la armonía con una gran lección de humildad, dada
especialmente
para los que van a tener puestos jerárquicos, para ellos, que son
apóstoles y
se sentarán en tronos en su reino (Lc
22:30). Les
va a dar una lección por capítulo doble, primero con la verdadera
doctrina
del mando, y luego con su mismo ejemplo.
En el mundo, algunos de los que gobiernan
las naciones, abusan de su poder, y, en lugar de ser en servicio
benéfico del
bien común, lo es en provecho propio, y así oprimen a los pueblos. Los
apóstoles comprendieron y asumieron como misión el hecho político y
social
desigual de su época. Eran galileos y habían oído hablar de los abusos
de
Herodes el Grande, de Arquelao y Antipas, lo mismo que de los abusos
de algunos
de los procuradores romanos.
6.“EL
QUE QUIERA
SER GRANDE, QUE SE HAGA SERVIDOR DE USTEDES
Pero, si esto sucede de hecho, ya que no
es ésa la misión del poder entre gobernantes de pueblos, no ha de ser
así
“entre ustedes,” que son apóstoles y se sentarán en tronos del reino
para
“juzgar” a las doce tribus de Israel, Jesús le dice; “El que quiera
ser
grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el
primero, que
se haga su esclavo”. Porque que éstos no son para honor ni provecho
propio,
sino para ministerio, servicio y provecho directo del bien común. No
siendo
para provecho propio, en lugar de tener esos sentimientos de ambición,
si
alguno pensase en ello, que piense que ha de tener sentimientos, en
este
orden, de “servidor” y de “esclavo.” Pues ha de tener los sentimientos
de
servicio. Deberá ser “esclavo de todos” (Mc).
Así
enfocados, los puestos jerárquicos y de mando cobran su auténtica
proyección
y excluyen automáticamente las apetencias en el Reino terreno. Pues
nadie
tiene apetencia por egoísmo de ser “esclavo.”
7.NO
VINO A “SER
SERVIDO.
Y luego de la doctrina, pone el gran
ejemplo de su vida, que es el Rey-Mesías. No vino a “ser servido.” Sus
sufrimientos, su pobreza, las intrigas armadas contra El, la
perspectiva de
su pasión y muerte, hacían ver bien que no “vino a ser servido,” sino a
“servir”; al contrario, vino a “dar su vida como rescate de muchos.”
Esta
enseñanza de Cristo tiene responde a la idea de la liberación por
rescate,
una liberación mediante un sacrificio, es decir “dar su vida” por
salvar a
los hombres.
Hay que saber beber a tiempo el cáliz
amargo de la Pasión, las contradicciones, las penas, las amarguras,
las
tristezas y enfermedades, las persecuciones y las malas
interpretaciones,
pero todo esto nos ayudará a purificar nuestros corazones y lo
preparará la
gloria de la resurrección y luego, para la alegría del triunfo en
unión con
Jesucristo, nuestro Señor.
Jesús nos da en este fragmento del
Evangelio una gran lección de humildad, algo que para nosotros es
necesario
comprender, nos llega a nuestro amor propio, o por que sufrimos si
otros nos
aventajan, o porque queremos ser los primeros en todas partes,
sobresaliendo
en todo y sin importar si estamos relegando a los demás. El tratar de
ser
primeros, sin importar como y a costa de quien, no esta conforme al
espíritu
cristiano. Jesús no enseño a ser humildes por amor a El.
El que tiene que sobresalir siempre, es
Jesús y nosotros no se notado.
El
Señor les Bendiga
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
SANTOS EMETERIO Y CELEDONIO + 295
Los
Santos Emeterio y Celedonio
son la honra y gloria más limpia que tiene Calahorra. No hay muchos
datos
exactos sobre su vida, pues, como dice el historiador Eusebio, y
confirma el
vate cristiano Prudencio, Diocleciano mandó destruir las Actas de los
mártires para que no quedase ningún recuerdo de su heroicidad y de su
ejemplo
para los cristianos.
No
se sabe bien dónde nacieron
ni cómo crecieron en la fe de Cristo. Bien pudo ser en la misma
Calahorra,
pues allí se reclutaban soldados para el Imperio. Suetonio lo confirma
cuando
escribe que el mismo Augusto había elegido calagurritanos para su
propia
guardia personal.
Parece
que ambos pertenecían a
la Legión VII Gemina Pía Félix que estuvo acampada cerca de lo que
actualmente es León, tal vez eran hermanos, aunque no nos consta tal
hecho, y
lo que sí es indudable es que fueron degollados en el antiguo arenal
que
bañaba el río Cidacos.
Pero,
si no se conoce
exactamente el lugar del nacimiento, sí que conocemos datos de su
vida, y
sobre todo de su martirio, tan bellamente cantado por Aurelio
Prudencio en su
primer himno de las Coronas de los Mártires. En el mismo baptisterio
de la
catedral de Calahorra proclama un dístico de Prudencio: "Aquí dos
varones, por el nombre del Señor sufrieron martirio sangriento, en una
muerte
gloriosa".
"Sucedió
entonces, prosigue
el poeta, que el cruel emperador del mundo ordenó que todos los
cristianos se
llegaran a los altares a sacrificar a los negros ídolos y dejaran a
Cristo". Tenían pues ante sí, o la apostasía o abandonar el ejército.
Nuestros
santos no lo dudaron.
Seguirían,
como era costumbre,
los interrogatorios de los jueces, con sus insidiosas promesas de
regalos y
pingues beneficios y cargos honoríficos para conseguir la apostasía, y
si no
la conseguían, les amenazaban con crueles sufrimientos, torturas y el
martirio. "Dulce cosa parece a los Santos el ser quemados vivos, dulce
el ser atravesados por el hierro".
Prudencio
pone en boca de los
Santos hermosas reflexiones: "¿Por ventura hemos de ser entregados al
demonio, nosotros que somos creados para Cristo, y llevando la imagen
de Dios
hemos de servir al mundo? No, el alma celestial no puede mezclarse con
las
tinieblas. Ya es tiempo de dar a Dios lo que es propio de Dios",
exclaman a coro, haciendo alusión a la vida que habían llevado antes
en la
milicia, al servicio del César.
Entonces
llovieron sobre ellos
mil tormentos, y el rigor airado del tirano ata con ligaduras ambas
manos y
una cadena rodea con pesados círculos los cuellos ensangrentados de
los
mártires de Cristo.
El
verdugo, airado, levanta su
criminal brazo para sacrificarlos con la espada. La tierra, por donde
hoy
está la bella catedral, se tiñó de sangre, y las almas de Emeterio y
Celedonio "volaron como dos regalos enviados al cielo e indicaron con
sus fulgores que tenían abierto el camino de la gloria". Así narra
Prudencio su gloriosa muerte.
Santoral preparado por la Parroquia de la
Sagrada Familia de Vigo
Jesús nos enseñas a través de narraciones
de sucesos sencillos, “La Parábolas”, con ellas aprendemos enseñanzas de
alguna verdad importante, especialmente en el aspecto moral, estos relatos
fáciles de comprender generalmente llegan al corazón de los hombres.
Los ejemplos que nos pone Jesús, están
siempre vivos en nosotros, especialmente porque nos exige a nosotros mismos
tomar conciencia de lo que es ser cristiano, es así, como no solo debemos
tener oídos atentos a las parábolas, además debemos tener preparado el
corazón para comprender la sensibilidad de la enseñanza y alejar toda
soberbia en nosotros para aceptarla.
2.SEPAMOS
DESCUBRIR EN ELLA EL LLAMADO DE SALVACIÓN Y CONVERSIÓN A DIOS.
La sutileza de la parábola, y me refiero a
la delicada, suave e interesante forma que utiliza Jesús para penetrar en
nuestro corazón, nos invita a rechazar los estilos de vida conducentes al
pecado, especialmente a aquellos que son productos de la soberbia, la
envidia, la ira, la vanidad, el egoísmo, sentimientos que nutren la forma mas
desvergonzada de vida del hombre.
Es entonces en consecuencia, la parábola,
una perfecta enseñanza de moral cristiana, sepamos descubrir en ella el
llamado de salvación y conversión a Dios.
Sin embargo, esta parábola, necesita un
análisis distinto a otras para lograr comprender los que nos quiere decir, en
este caso, nos narra una historia, en la cual no hay que entender que
existieron los personajes, el rico y el mendigo, Lázaro, sino que en ellos se
personifican dos posturas ante la vida, que luego se cambian en el juicio de
Dios.
3.UN HOMBRE RICO
QUE SE VESTÍA DE PÚRPURA Y LINO FINÍSIMO
Jesús dijo a los fariseos: Había un hombre
rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos
banquetes. Esta parábola es exclusiva de san Lucas, donde el habla del tema
de la “riqueza”, así es, como inserta aquí la parábola del rico y de Lázaro
el pobre. Se trata de una versión libre de un cuento egipcio, traído a
Palestina por judíos de Alejandría, donde era muy apreciado. Jesús lo utiliza
para hacer un análisis comparativo.
La descripción es minuciosa, con algunos
elementos que están creados para mejorar la finalidad del tema. El relato es
una parábola de dos temas que se unen en un solo punto. La finalidad de la
misma está expresada por el contraste de dos personas, por una parte, un
pobre y por otra un rico con dos suertes distintas, así observamos como el
rico aquí goza y después sufre y, en cambio, el pobre, aquí sufre y después
tiene su felicidad. El otro tema, es el rechazo de la súplica del rico y
urgencia de la conversión oyendo a los profetas.
4.UNA CONDENA Y
UNA SALVACIÓN
Hasta este punto, la parábola nos deja dos
posibilidades de interpretación, primero podemos pensar que se trata de expresar
sólo la posibilidad de que el rico, aunque tenga riquezas como premio a su
buena conducta, puede condenarse, puesto que las riquezas no garantizan su
salvación, mientras que los pobres, que viven como sino fueran bendecidos por
Dios, pueden salvarse. La segunda interpretación, puede ser, que se trata del
hecho de un mal uso de las riquezas, y es por lo que se condenan, mientras
que el pobre, por ser pobre religioso, sometido en todo a la voluntad de
Dios, se salva.
En la parábola no se habla de una sola
posibilidad; se trata de un hecho: una condena y una salvación. Pero esto
supone un uso malo de las riquezas, ya que éstas, de suyo, ni son buenas ni
malas; todo depende del uso que se haga de ellas. Igualmente, la pobreza ni
es buena ni es mala; depende de la actitud religiosa que se tenga ante ella.
Por eso, en esta parábola no se habla sólo de la posibilidad de que en la
otra vida, se cambie la suerte de ricos y pobres, como es valorado esto en la
mentalidad del Antiguo Testamento, sino que esta posibilidad se ve, porque se
expone como un hecho este mal uso de las riquezas y la resignación religiosa
ante la pobreza. Esta parábola es el más bello comentario a las palabras del
Señor: “¡Bienaventurados los pobres!” (Lc 6:20).
5.“EL POBRE MURIÓ
Y FUE LLEVADO POR LOS ÁNGELES AL SENO DE ABRAHAM”
Dice el Evangelio: “El pobre murió y fue
llevado por los ángeles al seno de Abraham”. Esto expresa en la literatura extrabíblica, más que el lugar donde estaban las almas de
los justos, el estado de afección en que estarán con el padre de los
creyentes. A él fue llevado por los ángeles. En la literatura rabínica se
dice en diversos pasajes que al paraíso no se va si no es llevado por los
ángeles.
Dice también el Evangelio; “El rico
también murió y fue sepultado”, luego agrega: “En la morada de los muertos,
en medio de los tormentos”, es decir en el infierno. “En el infierno” levanta
él los ojos y ve a Abraham. Se habla de estos lugares como estados próximos,
por lo que pueden verse; lo que aumenta más el sufrir de los condenados. Así
es, como lo que reflejan los elementos descriptivos de esta parábola. Estas
regiones son infranqueables. Hay entre ellas un “gran abismo.” No pueden ir
de un lugar a otro. Es la eternidad de destinos.
6.ELLOS CREEN EN
LO QUE DIOS DICE PARA SALVARSE
El “rico” condenado — la parábola desea
extender su doctrina — pide a Abraham, que preside la mansión de los justos,
judíos, que envíe a Lázaro a sus hermanos para que se corrijan y no vayan al
infierno. Pero la respuesta es negativa: tienen a “Moisés y a los profetas,”
que oyen en las sinagogas; con ellos saben lo que han de hacer para no venir
al infierno. Un texto de Is (58:7) le decía
concretamente lo que debía hacer en este caso; como, en general, los
profetas. Tampoco harían caso a un muerto que les fuese a avisar. ¿No
pensarían en un fantasma? ¿Qué pensaron tantos ante la resurrección de
Cristo? Es que, en el fondo, no es cuestión de avisos extraordinarios, sino
de la recta actitud moral para ello. Si ésta existe, basta, pues entonces
ellos creen en lo que Dios dice para salvarse por “Moisés y los profetas.”
7.LA POBREZA NOS
ACERCA MÁS A DIOS
Cuando leemos el Antiguo Testamento, vemos
como la riqueza era considerada como una bendición de Dios, sin embargo en el
Nuevo Testamento, la pobreza nos acerca más a Dios, porque la súplica del
pobre llega más al corazón del Señor. Así es, como la enseñanza que nos deja
este fragmento de Evangelio, nos dice que no debemos poner la confianza en la
riquezas, las que muchas veces son causa de vicios que nos condenaran a no ir
al Reino de los Cielos, sin embargo, los pobres, tal como lo expresaba SS Juan Pablo II, “los pobres
son los predilecto de Dios”.
Así es, como es mejor reconocer que la
riqueza y la pobreza son cosas pasajeras, pero la vida eterna permanece por
siempre. De este modo, parece más lógico y prudente, hacer en esta vida, una
vida que nos asegure la eternidad en los cielos.
El
Señor les Bendiga
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
Santoral 4 de Marzo
SAN CASIMIRO 1458-1484
San Casimiro, hijo de Casimiro IV, rey de Polonia y duque de Rutenia y de Lituania,
nació en el castillo de Wawel, en Cracovia en 1458,. Era de la dinastía de los Jaguellones,
ambiciosos y violentos. Casimiro en cambio era un eslavo dulce y sensitivo.
Vivía en un ambiente de lujo, propio de la corte, pero él no se dejaba
encadenar. Sabía montar a caballo y manejar la espada, pero encontraba más
gusto en escuchar a su madre, la reina Isabel, las piadosas historias de San
Ladislao y Santa Eduwigis.
Pasó su infancia en los
castillos de Cracovia y Vilna. Allí se aplicó sobre todo a las lenguas
clásicas, a la historia y a la filosofía. Su gran maestro fue el canónigo
Juan Dlugloss y otros humanistas italianos.
A los 15 años le ofrecen el
reino de Hungría. No le atraían las glorias humanas. Pero se resigna y se
dirige hacia Hungría con un poderoso ejército. Había otro competidor, Matías
Corvino, con más ambiciones que él. Casimiro, enemigo de intrigas y luchas,
abandona la contienda.
Al marchar su padre a Lituania,
se hace cargo, a sus 21 años, del gobierno de Polonia, de 1479 a 1483; y es llamado
"el padre y defensor de los necesitados".
Era devotísimo de la Pasión de
Cristo, del Santísimo Sacramento y de la Virgen María. Era también muy
desprendido y socorría a manos llenas a todos los necesitados.
Las gentes querían con pasión a
su príncipe. Sabía comprender sus necesidades y secar sus lágrimas. Cuando
Casimiro recorría las iglesias, todos le bendecían y los pobres le rodeaban,
pidiendo limosna y justicia contra los atropellos de los nobles. No caían sus
palabras en vano. Casimiro las escuchaba con interés y pronto veían los
resultados.
Pero un día ya no volvieron a
verle por la calle. ¿Se habría olvidado de ellos? El príncipe estaba enfermo
de tuberculosis. Los pobres rezaban y lloraban. Los galenos no encontraban
remedio.
Conforme a sus deseos, es
enterrado dentro de la capilla de la Virgen, en la catedral de Vilna
Lituania; apretando entre los dedos el texto de sus plegarias a la Virgen,
titulado: Cada día, invoca a María. Será el Patrono de Lituania y de Polonia.
Santoral preparado por la Parroquia de la
Sagrada Familia de Vigo
¿No
han leído nunca en las Escrituras: "La piedra que los constructores
rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: ésta es la obra del Señor,
admirable a nuestros ojos?
Mt
21, 33-46
Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Jesús, nuevamente no habla a través de una
parábola, esta es toda una alegoría, con un carácter muy didáctico y
moralizante.
Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los
ancianos del pueblo: "Escuchen otra parábola”, luego mas adelante dice
el evangelio, “Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas,
comprendieron que se refería a ellos”. “Un hombre poseía una tierra y allí
plantó una viña”. La descripción de la viña es costumbrista, era algo común
en Galilea, que ciertos dueños arrendasen sus tierras y ellos se marchasen a
vivir a tierras lejanas
Esta parábola, el dueño de la viña es
Dios, la viña es Israel, así es como una de las expresiones más
características para simbolizar a Israel desde Isaías, era la viña. En el
templo herodiano de Jerusalén, una gran vid de oro macizo y de proporciones
colosales, colocada encima de la entrada del santuario, significaba a Israel.
Los elementos descriptivos de la viña no tienen valor independiente: es sólo
el cuadro y el esmero con que Dios la puso. Los viñadores a quienes se
arrienda es Israel, destacándose a los dirigentes espirituales, que son los
principales “cultivadores” espirituales de la misma. Los siervos que envían a
su viña para recoger los frutos de aquella etapa y acelerar la fructificación
de esta viña son los profetas. Basta recordar a Elías injuriado por Jezabel; Isaías, según la tradición judía, fue aserrado;
Jeremías, lapidado en Egipto; Miqueas, aprisionado por Acab;
Zacarías, apedreado por orden del rey Joás; el
Bautista, decapitado por orden de Antipas; Jesucristo y los apóstoles,
perseguidos y martirizados.
El dueño que, después de arrendar la viña,
marchó a otro país por mucho tiempo, como se trata de Dios, es una ficción
literaria para dar lugar al desarrollo histórico de la alegoría. Los
viñadores maltratadores y homicidas es la conducta de Israel con los profetas
y enviados de Dios para ver el estado de Israel en que aparecen y
fructificarlo en santidad: que diese fruto. El fruto que van a buscar y
alentar es el progresivo fructificación religioso y moral de Israel para irse
así preparando a recibir al Mesías. La actitud del dueño que envía,
sucesivamente, nuevos mensajeros para ver el rendimiento de su viña es la
paciencia de Dios, atenta al desenvolvimiento del plan de su providencia. La
conducta deliberativa del dueño en enviar a su “hijo” está expresada antropomórficamente, es decir por la tendencia a atribuir
rasgos y cualidades humanas a las divinidades. Es una forma de reconocer que
es el “heredero” de la viña, es decir, de las promesas mesiánicas. Su hijo se
lo envía “por último”. Se indica veladamente, máxime a la hora de la
redacción, que, si es Hijo, es de la misma naturaleza divina de su Padre.
Dice el Evangelio: “Finalmente, les envió
a su propio hijo, pensando: "Respetarán a mi hijo". Pero, al verlo,
los viñadores se dijeron: "Éste es el heredero: vamos a matarlo para
quedarnos con su herencia". Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de
la viña y lo mataron.”
Los viñadores, las autoridades judías y la
parte del pueblo seducido acuerdan matarlo. Es el propósito de su muerte. “Y
apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.” Se refiere
aquí a Jerusalén. Cristo “padeció” su muerte fuera de la puerta de la ciudad.
El Calvario, en los días de Cristo, estaba fuera de los muros de Jerusalén,
ya que este muro fue edificado por Agripa I.
El castigo que se anuncia a los viñadores,
al Israel de esta época histórica, es doble: “Por eso les digo que el Reino
de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le
hará producir sus frutos". Este anuncio profético de Cristo tuvo un
cumplimiento histórico trágico: castigo a Palestina por Vespasiano, que
culminó con la destrucción de Jerusalén el año 70 por Tito. El Israel étnico
terminó como transmisor de la revelación y de las promesas mesiánicas y pasó
al “Israel de Dios” (Gal 6:16), la Iglesia.
Dios el propietario, la viña el pueblo
elegido de Israel, los siervos los profetas, el hijo el mismo Jesús, muerto
fuera de las murallas de Jerusalén, los viñadores los homicidas, los judíos
los infieles y a quienes se les confiara la viña, el nuevo pueblo que le hará
producir sus frutos. Los frutos que exige el Señor en esta nueva viña, son
las buenas obras, la justicia, el amor al prójimo, la caridad y el camino
hacia la santidad de la vida.
Dios, dueño de la viña, cuido a su Pueblo
Israel, hoy cuida a su pueblo cristiano con gran cariño y solicitud.
El
Señor les Bendiga
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
SAN JUAN JOSÉ DE LA CRUZ 1654-1734
San Juan José de la Cruz, de la
Orden Franciscana de San Pedro de Alcántara. Nace en 1654 en la isla de
Ischia, frente a Nápoles, de una familia cristianísima, cuyos cinco hijos se
consagran a Dios en la vida religiosa.
Lo mismo de maestro de novicios
que de superior provincial y director de almas, San Juan José de la Cruz hace
de su vida una Cuaresma de oración y penitencia, con ayunos, y cilicios en
cruz, rigurosísimos.
Sobresaliente por su austeridad,
insistió en una austeridad igual de estricta para los novicios a su cargo.
Incluso tuvo la idea de edificar eremitorios fuera del edificio principal del
monasterio, de modo que pudiese practicar una autodisciplina aún mayor. A
pesar de su exacta observancia de las reglas de su orden, puso también un
especial cuidado en que los novicios tuvieran tiempos regulares de recreo.
Entendió, que lejos de ser un lujo, el recreo es una necesidad del espíritu
humano.
En su amor a la pobreza, llega a
ser llamado "el Padre Cien Remiendos". A su hábito lo considera
como la túnica de Cristo, signo de su consagración a él.
Y hasta su muerte en Nápoles,
con 80 años, el 5 de marzo de 1734, acata siempre la Providencia de Dios;
persuadido de que un ser como el hombre, con poco más de tres dedos de
frente, no puede abarcar los insondables designios divinos.
Santoral preparado por la Parroquia de la
Sagrada Familia de Vigo
"su
padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro"
Lc
15, 1-3. 11b-32
Autor:
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1.EL AMOR DE DIOS
Y LA INGRATITUD DEL PECADOR
Es de común acuerdo, que la parábola del
hijo pródigo es una de las más bellas del Evangelio, algunos dicen que es un
“clásico” de Lucas, porque ha entrado a formar parte de la tradición por su
importancia y por su calidad en los Evangelios y, porque expresa más
efusivamente la misericordia de Dios sobre el pecador arrepentido. No hay
otra parábola que muestre tan hermosamente el amor de Dios y al mismo tiempo
la ingratitud del pecador y la indigencia en la que cae por el pecado. Todos
los elementos de su desarrollo están mostrando esta solicitud de Dios por el
pecador para perdonarlo. Los detalles de esta solicitud son acusadísimos.
2.¿A QUIÉNES
REPRESENTAN LOS HIJOS “MAYOR” Y “MENOR”?
Es evidente que este “padre” de la
parábola es Dios. Pero ¿a quiénes representan los hijos “mayor” y “menor”?
Es seguro que el “hijo menor” estaba
alegóricamente por los “publícanos y pecadores,” ya que éstos eran gentes que
no se preocupaban gran cosa de no incurrir en la impureza “legal,” o acaso,
máxime en la proyección de Lucas “moralizante,” que mira a la gentilidad, a
los pecadores en general, sin estas especificaciones judías.
El hijo menor se marchó a un país lejano.
Se separó de Dios, no por el lugar, pues Dios está en todas partes, sino por
el afecto; así huye el pecador de Dios y se pone lejos de El.
Pero el “hijo mayor,” ¿a quién representa?
Algunos piensan que a los fariseos, esto no es posible, porque en esta
parábola el “hijo mayor,” que está siempre en la casa de su padre y en todo
le obedece, por eso, resulta más lógico identificarlo con “los justos,” que
en esta redacción de Lucas se extiende a los cristianos. Podrá extrañar que
éstos protesten, personificados en el “hijo mayor,” de la conducta
misericordiosa de Dios con el pecador. No olvidemos que es un rasgo
pedagógico de la parábola para más resaltar estos planes de Dios. El “hijo
mayor” está “por los justos que, al modo humano, muestran no comprender los
misterios de la divina misericordia”. En esto, puede haber una cierta ironía
contra los cristianos. Pero también, los dos hijos pueden estar, sin más
matices de ambiente judío, por justos y pecadores.
3.EL QUE VUELVE A
EL, (DIOS) EN BUSCA DEL PERDÓN, ENCONTRARA LO QUE BUSCA.
Así es, como esta parábola, nos muestra el
modo y la forma que siguen los hombres al caer en el pecado. También nos hace
ver con mucha claridad, la vida miserable que alcanza el pecador. Pero hay
algo muy importante, que debe destacarse, esto es, el regreso del pecador a
Dios, y cuando así sucede, nos encontramos con la infinita bondad y con la
mayor de todas las misericordias, con la que Dios recibe a los arrepentidos
de sus faltas y pecados. El que vuelve a EL, (Dios) en busca del perdón, encontrara lo que
busca.
El hijo menor había despreciado a su padre
marchándose de su lado y había disipado su patrimonio; pero cuando hubo
pasado tiempo y se vio abrumado por los trabajos, viéndose convertido en un
criado y alimentándose de lo mismo que los cerdos, volvió castigado a la casa
de su padre. Al haberse alejado de su padre, se encontró consigo mismo, pero
con su propio yo vacío y se sometió a los sufrimientos de la indigencia
material y espiritual que lo humilló, entonces se desespero y sintió la
necesidad del regreso a casa.
4.SU PADRE LO VIO
Y SE CONMOVIÓ PROFUNDAMENTE
Dice Jesús; “Cuando todavía estaba lejos,
su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó
y lo besó”, sale su padre, y, lo compadecido, corrió a él, llenándole de
cariño, es alegoría de la providencia misericordiosa de Dios. El beso es
signo de perdón. La misericordia de Dios, no solamente no castiga al pecador,
sino que lo espera, le ofrece el perdón. Cuando vuelve al Padre, este, lo
recibe brazos abiertos y no le pregunta nada, no le echa en cara su mala
conducta anterior, no le recuerda que fue ingrato, al contrario, siente
compasión y lo hace antes del arrepentimiento de su hijo.
Sigue el Evangelio; "El padre dijo a
sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un
anillo en el dedo y sandalias en los pies. El mandar ponerle el vestido, el
anillo y las sandalias, expresa, probablemente y globalmente, su restitución
al estado de hijo en la casa, pero con atuendo festivo y de honor.
5.SU PADRE LO VIO
Y SE CONMOVIÓ PROFUNDAMENTE
El hijo mayor estaba en el campo. Al
volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la
danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó qué significaba eso.
Él le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el
ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo". Él se enojó y
no quiso entrar. El hermano mayor, que era el pueblo de Israel, tuvo envidia
del hijo menor (esto es, del pueblo gentil), por el beneficio de la bendición
paterna, lo mismo que los judíos cuando Jesucristo comía con los gentiles.
Pero su padre salió para rogarle que
entrara, pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo, sin haber
desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito
para hacer una fiesta con mis amigos. Todavía sigue indignándose y no quiere
entrar. Pero cuando haya entrado la totalidad de los gentiles, saldrá
oportunamente su Padre para la salvación de todo el pueblo de Israel. Esto
sucederá cuando sean llamados abiertamente los judíos a la salvación del
Evangelio, cuya manifiesta vocación está figurada por la salida del padre a
rogar al hijo mayor.
6.HIJO MÍO, TÚ
ESTÁS SIEMPRE CONMIGO
¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto,
después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el
ternero engordado!" Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás
siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque
tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido
encontrado"".
La bondad de Dios, con los pecadores es
inmensa, — sin distinción de gravedades — tiene sobre sí el perdón de Dios,
“su Padre.” Así como el tema central es “el hijo pródigo,” es también el
permanente perdón de Dios.
Siempre que nos alejemos de Dios, nos
estamos alejando de la felicidad, de la fuente del amor, entonces luego
caemos.
Cuantas veces Dios, nuestro Padre, nos ha
recibido como el hijo pródigo, con los brazos abiertos a la reconciliación,
al perdón, a la paz y a su bondad. En verdad, no podemos hacer esperar más
tiempo a Dios, dejemos abrazarnos por sus brazos, pidamos perdón con
sencillez, humildad y confianza.
El
Señor les Bendiga
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
SAN OLEGARIO1060-1136
"Guardián celosísimo y
maestro de castidad, afable para con todos, generoso con los pobres, esquivo
de la vanagloria, despegado de la pompa mundanal y amante fidelísimo de la
paz no fingida." Debió de ser así, como le describe su primer biógrafo.
San Olegario - en catalán Oleguer
- nació en Barcelona, hijo de noble familia, el año 1060. Su padre, Olegario,
era gran valido del Conde de Barcelona, Ramón Berenguer I. Su madre, Guilia, descendía de la nobleza goda. Crecía el niño y
crecían a la par sus virtudes. Tanto las teologales como las cardinales. En
todas sobresalía. Era muy asiduo en la oración, muy devoto en la Misa.
Tenía el Conde de Barcelona tres
hijos y, queriendo el mejor ejemplo para ellos, consiguió que Olegario
estudiase en su compañía para que les sirviese de estímulo y no se dejasen
llevar por la molicie de la corte.
A los diez años entró Olegario
en el gremio de los canónigos de la catedral de Barcelona. Muy joven era en
la edad, pero muy dispuesto para adelantar en toda obra buena. Se distinguió
por la piedad, por la austeridad, por el adelantamiento en los estudios. Era
sobre todo muy aficionado a la lectura de los Santos Padres, por lo que se
convirtió en una gran maestro, doctor y predicador
famosísimo. De todas partes acudían a oírle.
D. Beltrán, obispo de la ciudad
condal, fundó, no lejos de la ciudad, en San Adrián, junto al río Besós, un convento de canónigos regulares de San Agustín.
Conociendo Olegario la vida ejemplar de aquellos santos varones, sintió una
santa emulación y deseo de imitarles. Rompió con los lazos que le ataban a
vanidades y prebendas y entró como miembro de la comunidad.
Al comprobar sus compañeros su
virtud y discreción, pronto lo hicieron prior de la comunidad. Él prefería
practicar la obediencia en el anonimato. Marchó a un convento de la Provenza,
pero también lo hicieron abad.
Faltó entonces el obispo de
Barcelona. Doña Dulce, esposa de Ramón Berenguer III,
que conocía muy bien las virtudes de Olegario, instó para que fuera elegido
sucesor. El clero y el pueblo así lo deseaba y de muchas
maneras lo manifestó. Olegario, asustado, logró huir y se escondió. El papa
Pascual II envió un legado con la orden expresa de
que Olegario aceptase la sede de Barcelona. Por fin Olegario, viendo la
voluntad de Dios aceptó.
Como obispo, fue el pastor solícito
de la grey que se le había encomendado. Predicaba continuamente con
oportunidad y sin ella, imponía justicia, reconciliaba a los enemistados,
reedificaba iglesias, levantaba centros para atender a los necesitados,
repartía grandes limosnas.
Dirige espiritualmente y sin
discriminaciones: al hombre del campo y de la ciudad; al conde Ramón
Berenguer III, a quien asiste el año 1131 en la
última hora; y a sus sacerdotes, con quienes convive en sínodo los últimos
días de su vida.
Acudió a Roma a prestar obediencia
al nuevo papa Gelasio II, como entonces era
costumbre. De nuevo contra su resistencia, fue trasladado a la sede de
Tarragona. Asistió a los concilios de Tolosa, Reims, y al Lateranense I,
noveno de los ecuménicos. Enviado por el papa Inocencio II
al concilio de Clermont, coincidió allí con San Bernardo y San Buenaventura.
La elocuencia de sus argumentos logró la excomunión del antipapa Anacleto.
Buscando siempre la paz entre los príncipes cristianos, fue a Zaragoza y
reconcilió a D. Alfonso VII, rey de Castilla, y a Ramiro II,
rey de Aragón.
Fue toda su vida muy piadoso y devoto. Le gustaba visitar los sepulcros de los
santos. En sus últimos años tuvo el consuelo de visitar en Tierra Santa los
lugares principales donde se había desarrollado la vida de Jesús. Viendo ya
muy cercana la hora de su muerte, de lo que había tenido una premonición,
intensificó su vida de piedad y se desprendió de todos sus bienes. Rezando a
la Virgen María, de quien era muy devoto, y pronunciando las palabras de
Jesús en la cruz: "A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu",
entregó su alma a Dios el 6 de marzo del año 1137.
Santoral preparado por la Parroquia de la
Sagrada Familia de Vigo
“Les aseguro que no, y si ustedes no se
convierten, todos acabarán de la misma manera”.
Lc 13, 1-9:
Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant
1.EL RECHAZO QUE LE PRODUCE A JESÚS ALGUNAS CREENCIAS
Narra san
Lucas, que algunos hombres fueron a ver a Jesús, pero no dice quienes eran
y, solo que le contaron que Pilato había mandado matar a unos galileos
mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. El relato de este Evangelio
pertenece a Lucas, no lo narran los otros evangelistas. El sentido que
manifiesta es mostrarnos el rechazo que le produce a Jesús algunas creencias
sobre casos circunstanciales especiales como pensar las desgracias le
llegan a las personas como castigo por sus pecados. Por eso es que Jesús
les responde a modo de comentario: “¿Piensan ustedes que aquellos galileos,
porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos?
Jesús
finaliza su comentario diciendo; “Ciertamente que no; y si ustedes no se
convierten, perecerán de manera semejante
2.DOS CASOS, CONOCIDOS SÓLO POR LOS EVANGELIOS
Si leemos el
Evangelio de San Juan 9, 1-3, encontramos el texto siguiente: “Pasando, vio
a un hombre ciego de nacimiento, y sus discípulos le preguntaron diciendo:
Rabí, ¿quién pecó: éste o sus padres, para que naciera ciego? Contestó
Jesús: Ni pecó éste ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las
obras de Dios”.”
En este
fragmento de Lucas, se cita dos casos, conocidos sólo por los evangelios.
Uno fue una matanza de galileos que hizo Pilato en el templo mientras
ofrecían sacrificios. Este tipo de brutalidades cometidas por los procuradores
romanos en el templo, lo mismo que por Arquelao o por otros, no eran
situaciones raras. Se conocen por Josefo (historiador judío de esa época)
varios casos afines. En todo caso, Pilato era capaz de hacer estas y otras
barbaridades.
En el segundo
caso, Jesús expone el asunto de los dieciocho hombres que murieron
aplastados por la torre de Siloé, y les hace una
pregunta ¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás
habitantes de Jerusalén? Como información aparte, durante el año 1914, se
ejecutaron excavaciones arqueológicas donde Weil descubrió los cimientos de
una torre en esta zona y se pensó que era una de las torres para guardar el
acueducto de Siloé, este era una canal que
construyó el rey Ezequías y conducía aguas a la piscina de Siloé.
3.EN EL PLAN DE DIOS HAY HORAS SEÑALADAS
Era una
creencia popular, que enseñaban los mismos rabinos, que todo padecimiento
físico o moral era castigo al pecado y la respuesta de Cristo hace suponer
que la pregunta venía con esta mentalidad ambiental .Pero les dice que eso
no es verdad: que su muerte no significa culpa, sino planes de Dios (Jn 9:3). No por morir éstos eran más culpables que los
demás galileos o gentes de Jerusalén. Pero les hace una gran advertencia:
en el plan de Dios hay horas señaladas para el ejercicio de castigos o
desgracias colectivas. Por eso, si no hacen penitencia - galileos y
jerosolimitanos -, todos perecerán de la misma manera que estos casos que
le contaron.
4.LA PALABRA PENITENCIA COMO CONVERSIÓN
Hoy día, esta
palabra penitencia suena un poco improcedente, como si estuviera desubicada
en el tiempo y fuese de otra época. Talvez sea así, porque el mundo dedica
muchos esfuerzos para evitar el sufrimiento. Pero debemos interpretar la
palabra penitencia como conversión ya que estamos viviendo hasta la segunda
venida de Cristo, la parusía, un tiempo de conversión por nuestras faltas y
así gozar también de un período de misericordia, que es algo que nos regala
el Señor si hacemos un cambio de actitud de vida de pecadores, algo que
podemos hacer haciendo el bien.
5.SI USTEDES NO SE ARREPIENTEN
Básico es
arrepentirse, así lo manifiesta Jesús al decir: “Ciertamente que no; y si
ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante”. Si hemos pecado,
primordial es entonces la penitencia y la conversión para gozar de la vida
eterna.
6.UNA HIGUERA INFRUCTUOSA
En la segunda
parte, el Señor nos hace un anuncio explicado con una parábola. Una higuera
infructuosa, que sistemáticamente no daba fruto. La higuera simboliza a
Israel (Os 9:10) e incluso al que no da fruto (Jer
8:13). Se la pensó cortar pronto, pero aún hubo paciencia, y se la cultivó
con esmero por otro año. Mas no dio fruto. Y hubo que cortarla. Así se
trató a Israel, cultivándolo repetidamente con avisos y profetas; luego el
Bautista, y, por último, Cristo con su obra de enseñanzas y milagros. Pero
Israel, los dirigentes, no le reconocieron por Mesías. Sólo fructificó, la
muerte del Mesías. Y sucedió que los Israelitas perecieron en la
destrucción de Jerusalén, catástrofe del año 70.
Dice la
parábola: Dijo entonces al viñador; Mira, durante tres años seguidos he
venido a buscar higos en esta higuera y no los he encontrado. Córtala.
¿Para qué ocupa la tierra inútilmente? Volvemos entonces a interpretar que los
frutos de este tiempo de conversión es el arrepentimiento apremiado por la
misericordia de Dios. Esto se hace patente en el relato cuando el viñador
le contestó: Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra
alrededor y a echarle abono para ver si da fruto; si no, el año que viene
la cortaré”. Vemos que Dios tiene derecho a exigirnos frutos de santidad y
buenas obras, lo triste es que cuando viene por ellos no los encuentra.
7.EL SEÑOR ESPERA DE NUESTRA PARTE OBRAS DE SANTIDAD
Si Dios nos
da la gracia, esta la debemos corresponder, el Señor espera de nuestra
parte obras de santidad, tareas de perfección, y en cualquier minuto viene
a buscar si hemos dado frutos. Debemos vivir en el santo temor de Dios, el
temor de no rendir lo que Dios espera de nosotros.
Las órdenes de Septimio Severo
contra los cristianos--contra los convertidos y contra los prosélitos--se
extendían a todo el Imperio. También a Turba, muy cerca de Cartago. Allí
fueron detenidas dos jóvenes casadas, Perpetua y Felicidad, y otros tres
jóvenes, Revocato, Saturnino y Secúndulo. El diácono Saturio,
su catequista, se unió a ellos para seguir su misma suerte.
El padre de Perpetua, que era
pagano, intentaba convencer a su hija para que sacrificara a los ídolos. Si
no, él y toda la familia quedarían deshonrados. "Hija mía, ten
compasión de mis cabellos blancos, acuérdate de que has sido siempre mi
preferida. Piensa en tu madre, en tus hermanos, en tu tía, en tu niño
pequeño, tu tesoro, que no podrá vivir sin tus cuidados".
Estas palabras taladraban las
entrañas de Perpetua. Pero, con temple inconcebible para el que no tenga
una gran fe, le tranquilizaba a su padre diciéndole que no nos pertenecemos
a nosotros mismos, sino a Dios. Tomando un vaso en la mano, le pregunta:
"¿Puedes darle a este vaso otro nombre que el que tiene? Pues yo
tampoco puedo llamarme más que cristiana".
Y como no cediese ni ella ni
sus compañeros, fueron encerrados en un hediondo calabozo, sometidos a las
humillaciones y caprichos de los carceleros, esperando el día en que habían
de ser lanzados a las fieras.
Felicidad estaba en el octavo
mes de su embarazo. Esto preocupaba a los demás, por si no podría
mantenerse fiel. Le llegaron entonces los dolores del parto, y como diese
grandes alaridos, un carcelero le dijo: "Si ahora no puedes soportar
los sufrimientos ¿qué será cuando seas echada a las bestias?"-
"Ahora, respondió la mártir, soy yo quien sufro, pero en el momento
del suplicio otro sufrirá por mí, porque yo sufriré por Él".
Los Jueces, verdugos y
espectadores quedaban asombrados ante la actitud serena, segura e incluso
irónica a veces de los mártires. Mirad nuestros rostros, les decían, para
que nos conozcáis en el día del juicio. Tú nos juzgas a nosotros, pero Dios
te juzgará a ti, le decían al juez.
Con Perpetua y Felicidad
habían sido encarcelados los catecúmenos Saturnino, Revocato
y Secúndolo. Así logran ser bautizados los cinco
por el diácono Saturio.
Secúndulo
muere en la misma cárcel. A los demás, después de azotados. los llevan al circo del Castro, por celebrarse allí el 7
de marzo con juegos el cumpleaños del Emperador.
Revocato
y Saturnino aguantan los zarpazos de un oso. Saturio,
las dentelladas sangrientas de un leopardo.
El martirio de Perpetua y
Felicidad fue más lento. Soltaron contra ellas una vaca furiosa. Zarandeó
primero a Perpetua que cayó a tierra. Ella, noble y digna, recogió los
pliegues de la túnica y se arregló los cabellos, para morir con decoro
"más preocupada del pudor que del dolor". Vio a Felicidad en el
suelo, y olvidándose de sí misma, se acercó, le dio la mano y la levantó.
El pueblo estaba conmovido.
Perpetua, olvidada de sus heridas, decía a los cristianos que contemplaban
la escena: "Permaneced firmes en la fe. Amaos los unos a los otros. No
os escandalicéis de nuestros sufrimientos".
Pronto el pueblo, ebrio de
sangre, se olvidó de la compasión hacia las mártires, y quería ver terminar
el sangriento espectáculo. Las mártires se dieron el beso de paz y
aguardaban el golpe final serenamente. Era primerizo el gladiador, y
temblaba más que las mártires, de inexperiencia o de emoción. Falló el
primer golpe. Perpetua se recogió el cabello con noble dignidad, y le
dirigió la mano al verdugo para que no fallara otra vez. Pronto van a
recibir la corona.
Según San Agustín, que tanto
gustaba de los ingeniosos Juegos de palabras, iban a realizar su nombre: la
perpetua felicidad, pues se llamaban aquello a lo
que todos somos llamados.
Las actas de este martirio
tienen el encanto de una autobiografía. La novela más ingeniosa no se la
podría comparar. Es uno de los documentos más luminosos y emocionantes de
la antigüedad cristiana.
Santoral preparado por la Parroquia de
la Sagrada Familia de Vigo.
" Pero Jesús,
pasando en medio de
ellos, continuó su camino”
Lc
4, 24-30
Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant
1."LES
ASEGURO QUE NINGÚN PROFETA ES BIEN RECIBIDO EN SU TIERRA.”
En este Evangelio, las palabras de
Jesús, advierten la incomprensión y la no aceptación de sus palabras
y sus
enseñanzas. El Evangelio, comienza “Cuando Jesús llegó a Nazaret”,
Ya había
corrido mucho su fama de persona que hace milagros y actos
extraordinarios,
hasta se debió de hablar pensando en su mesianismo. Esto es lo que
hace
extrañarse a la gente de Nazaret, que le escuchaba en la sinagoga.
Las
gentes veían en Jesús sabiduría y prodigios. Pero ¿de dónde le
venían,
puesto que ellos conocían a sus padres y familiares? Acaso flotase
ya en
ellos no sólo la extrañeza aldeana de no concebir a uno de los suyos
superior a ellos, sino que latiesen rumores de su mesianismo. Como
el
Mesías debería ser de origen desconocido, no podía conciliarse con
el
conocimiento que ellos tenían de sus padres.
Sin embargo, los milagros están en
primer plano, se habían divulgado mucho. La cita de haber hecho
muchos
milagros en Cafarnaúm pudiera llevar
agregado el
celo de pueblos rivales. Pero en el fondo de aquella argumentación
late
estrechez. Es lo que les responde con el proverbio, "Les aseguro que
ningún profeta es bien recibido en su tierra.”
2.“PERO
JESÚS,
PASANDO EN MEDIO DE ELLOS, CONTINUÓ SU CAMINO”.
Además va a notificarles el porqué de
esto. El profeta obra en nombre de Dios los prodigios, sin que esté,
por lo
mismo, sujeto a las exigencias de los hombres. Tal fue el doble caso
bíblico que les cita de Elías (1 Re 17:18ss) y de Elíseo (2 Re
5:1ss).
Ambos profetas fueron a realizar milagros fuera del mismo Israel:
uno para
remediar un hambre devastadora va a casa de una viuda en Sarepta, en la región de Sidón,
y el otro, para curar de lepra a Naamán,
de
Siria, a pesar de que la lepra era ordinaria en Israel.
Dice el Evangelio: “Al oír estas
palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron”.
Ante esto,
la reacción de los oyentes fue de un hostil tumulto. Veían a Israel
pospuesto a gentes no judías, por profetas. Y este rechazo del
pueblo
escogido, que posiblemente interpretaron como una censura a ellos,
les hizo
abalanzarse sobre El y sacarle del pueblo. “Y, levantándose, lo
empujaron
fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la
que se
levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo” “Pero Jesús,
pasando en
medio de ellos, continuó su camino”.
Podemos observar en este relato del
Evangelio, que la actuación de Jesús desagradó sumamente a los
oyentes que
no querían oír hablar de la buena noticia de su liberación dirigida a
los
pobres, a los cautivos, a los ciegos y a los oprimidos, de una
amnistía
general de Dios, del perdón otorgado a la humanidad entera,
cancelando para
siempre el léxico de la venganza de las relaciones humanas, por eso
al oír
esto, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron; aún más,
se
levantaron, y lo echaron fuera de la ciudad y lo llevaron hasta un
barranco
de la montaña sobre la cual estaba construida la ciudad, con ánimo
de
despeñarlo.
3.“PERO
ÉL,
PASANDO POR EN MEDIO DE ELLOS, SE ALEJÓ DE ALLÍ”.
Jesús, resucitado, continúa hoy
caminando en medio de la humanidad, especialmente entre los pobres
con la
buena noticia, anunciando la liberación a los cautivos y en la
curación de
los ciegos, como luz del mundo, dando libertad a los oprimidos y a
proclamando el año de gracia del Señor
"Les aseguro que ningún profeta es
bien recibido en su tierra”, Jesús se había puesto a enseñar a la
gente en
la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados, sin
embargo de
entre sus mismos coterráneos, celosas palabras de admiración
escandalosa
brotan de ellos, recordemos también que en una ocasión ellos le
decían;
"¿De dónde le vienen, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer
milagros?. Esto que sucede en esta escena
sigue
siendo habitual, no concebimos posible que alguien que convive con
nosotros
pueda ser mejor o que tenga cualidades extraordinarias.
Siempre habrá grandes cualidades que
admirar en las personas que nos rodean, y no tiene sentido
escandalizarse y
entristecerse porque son mejores, ya que no podemos ser nosotros los
mejores en todos los aspectos, admirar cualidades de los demás es un
hermoso sentimiento, y para los envidiosos una amargura.
Entonces, hagamos un esfuerzo por captar
lo bueno y positivo que hay en quienes nos rodean, y así, buscar que
en
nosotros haya capacidad de admiración por la gente a la que
conocemos.
4.JESÚS
NOS HACE
VER COMO NUESTRA CEGUERA ESPIRITUAL NO NOS DEJA VER
Pero no podemos amar al Señor, si
sentimos desprecio por algún hermano, especialmente, si en el
miramos su
condición social, económica o racial. Hagamos un esfuerzo para no
juzgar a
los demás por las apariencias, y sepamos ver en otros su coherencia
de
vida, la rectitud de su espíritu, su calidad humana, capacidad de
justicia,
su sabiduría y que sea para nosotros un ejemplo su camino de
santidad.
Cuando estamos falto de fe, Jesús nos
hace ver como nuestra ceguera espiritual no nos deja ver su obras
salvadora, El nos esta mostrando su voluntad y no somos capaces de
verla,
¿será porque esta contrariando nuestros gustos?, ¿o nos esta
delatando
nuestra soberbia? Muchas veces el hombre busca a Jesucristo para
servirse
de El, especialmente de su nombre, y cuando no le es útil, lo
rechaza.
Jesús rompe todos lo esquemas de esta vida temporal. “Jesús, paso
por medio
de ellos”, porque prefirió la antipatía antes que ceder en su
mensaje de
salvación, y reprende a todo el que anda falto de fe.
Así, con la actitud de Jesús, aprendemos
y nos animamos hoy, porque encontraremos oposición en nuestro
apostolado,
pero no debemos desistir ni desanimarnos, al contrario, con amor y
gran
caridad, mantengamos la adhesión incondicional a Cristo, sin dejar
de
mantener la verdad del mensaje de Jesús, manteniendo integro su
mensaje,
dejando de lado los halagos y complacencia a los que nos escuchan,
pero
siendo firme con sus enseñanzas.
El
Señor les Bendiga
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
SAN JUAN DE DIOS 1495-1550
La presencia de los Hermanos
de San Juan deen tantos hospitales
o centros psiquiátricos ha difundido por el mundo entero el nombre
de aquel
que les confirió el impulso de su caridad, sin haber imaginado nunca
él
mismo que fundaba una Orden religiosa.
«Si se perdiese la
misericordia, se hallaría en vos», le dijo alguien cierta vez, y el
comentario le define, pero antes de descubrirse a sí mismo Juan
Ciudad,
porque éste era su nombre, iba a vivir en el aturdimiento de quien
busca lo
que no sabe que anda buscando.
Nacido de padres menestrales
en la población portuguesa de Montemayor el Nuevo, en la diócesis de
Évora, a los ocho años dejó a los suyos
para ver mundo,
es pastor en Oropesa, provincia de Toledo, quieren casarle con la
hija del
amo, y él vuelve a echarse a los caminos prefiriendo la aventura de
la
guerra.
Aunque triunfa su Tercio, él
se ve a punto de ser ahorcado por no haber sabido guardar un
depósito
militar. Y vuelve a Oropesa.
Cuatro años después se alista
en otro Tercio que acude a rechazar de Austria y Hungría al gran
turco
Solimán II.
Regresa por mar a la Coruña y
peregrina a Santiago de Compostela. Llega a Montemor,
pero sus padres han muerto. En Ayamonte, atiende a los enfermos del
Santo
Hospital. Trabaja una temporada en un cortijo de Sevilla y después
en la
fortificación de Ceuta como peón albañil para ayudar a una familia
necesitada.
Finalmente se hace vendedor de
libros piadosos y estampas desde Gibraltar y Algeciras a Granada.
¿Será el
fin de tanto ir y venir? Sus padres han muerto, y ese hombre
inquieto y sin
arraigo continúa sus vagabundeos cada vez más movido por la piedad y
la
caridad.
A los 42 años llega a Granada.
Allí se realizó su conversión. "Granada será tu cruz", le dice el
Señor. Desde ahora se llamará Juan de Dios. Predicaba en Granada San
Juan
de Ávila, y con tales colores y tonos predicó sobre la belleza de la
virtud
y sobre la fealdad del pecado, con tantos ardores habló sobre el
amor de
Dios, que Juan se sintió como herido por un rayo. Se tiraba por el
suelo,
mientras repetía: "Misericordia, Señor, misericordia". Quemó los
libros que vendía de caballería, repartió los piadosos, lo dio todo,
y
corrió por las calles de la ciudad descalzo y gritando sus pecados y
su
arrepentimiento como uno que ha perdido el juicio.
Los niños le seguían
burlándose: ¡Al loco, al loco! Nadie entendía aquella divina locura y
llegan a internarle en un manicomio. Sólo Juan de Ávila que le animó
a
encauzar aquellos arrebatos en alguna obra permanente de caridad. Y
Juan
concentró ahora todo su entusiasmo en una nueva Orden: La Orden de
los
Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios.
Sus primeros compañeros los
reclutó el fundador entre la gente más desarrapada: un alcahuete, un
asesino, un espía y un usurero. Esa es la fuerza del amor. Un
converso que
saca del fango a cuatro truhanes y los hace héroes cristianos. Sobre
estas
cuatro columnas apoyará su obra.
Peregrina a Guadalupe. Vuelve
a Granada y con la ayuda del arzobispo de Granada recoge en un asilo
a los
desesperados de todas clases: enfermos, viudas, huérfanos, ancianos,
inválidos, locos, hambrientos, vagabundos, prostitutas, y va a pedir
limosna por las calles con una espuerta y dos marmitas colgadas al
cuello,
andrajoso y gritando: «Hermanos, haced bien para vosotros mismos»,
recoge
los primeros enfermos. Es el precursor de la beneficencia moderna.
Acoge a
los enfermos, los cura, los limpia, los consuela, les da de comer.
Todo es
limpieza, orden y paz en la casa. Por la noche mendiga por la ciudad
para
los enfermos.
Todos se le abren. Todos le
ayudan. Es muy expresivo el cuadro de Murillo: va el Santo con el
cesto
lleno por la ciudad, carga con un enfermo ulceroso que representa a
Jesucristo
y un ángel le sostiene y le guía.
Un día se declaró un incendio
en el Hospital. Había peligro de que todos los enfermos quedaran
abrasados.
Juan de Dios, desoyendo a los prudentes, se metió en el fuego,
dispuesto a
dar la vida, cogió uno a uno sobre sus espaldas y los salvó a todos.
A él
únicamente se le chamuscaron los vestidos. Las llamas de su amor
fueron más
fuertes que el fuego.
Los enfermos crecían. Salió
Juan a colectar por Andalucía, y por Toledo hasta Valladolid. Felipe
II le favoreció regiamente. Al volver
enfermó. Se
enteró que el Genil arrastraba mucha madera. Bien le vendría para
sus
enfermos. Se levanto y se lanzó al río. Vio además que un joven se
ahogaba.
El esfuerzo supremo que hizo por salvarle acabó de agotar sus
fuerzas.
Su lecho fue un desfile
continuo de gentes que querían ver a su padre y bienhechor, hasta
los
gitanos del Sacromonte y del Albaicín.
Esperó la muerte de rodillas, y mirando al crucifijo dejó de latir
su
ardiente corazón.
Santoral preparado por la Parroquia
de
la Sagrada Familia de Vigo.
1.¿CÓMO
PUEDE UN
HOMBRE GUARDAR RENCOR A OTRO Y PEDIR LA SALUD AL SEÑOR?
¡Necesito que me pida perdón!, ¡Yo a
este no lo perdono!, ¿Perdonar?, parece que esto es algo que no
resulta
fácil, en especial cuando las heridas son profundas y más aún,
cuando el
que ofende, no muestra arrepentimiento o revela una soberbia. Pero
ante
todo parece que lo que más necesitamos, es que se haga justicia, y
lo mas
grave, es cuando nos tienta la venganza, y a toda costa queremos una
reparación del mal causado.
¿Y donde queda la misericordia? Decimos
con gran alegría que Dios es rico en misericordia, además que es
infinita,
pero y la nuestra, ¿Hasta dónde llega?
La Sagradas Escrituras, a través del
libro del Eclesiástico (Eclo 27, 30-
28,7), no
muestra el vínculo que une el perdón otorgado por el hombre a su
semejante,
con el perdón que él mismo pide a Dios y nos dice que “El rencor y
la ira
son abominables, y ambas cosas son patrimonio del pecador”. Y nos
preguntamos ¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la
salud al
Señor? ¡No tiene piedad de un hombre semejante a él y se atreve a
implorar
por sus pecados! El punto esta en si somos capaces de aceptar de
esta
lectura: “Perdona el agravio a tu prójimo y entonces, cuando ores,
serán
absueltos tus pecados.”o “y no guardes
rencor a tu
prójimo; piensa en la Alianza del Altísimo, y pasa por alto la
ofensa.”
2.“EL
SEÑOR ES
BONDADOSO Y COMPASIVO.”
Si miramos la cruz, resonarán la
enseñanzas de Jesucristo, Nuestro Señor, el antes de expirar,
implora
perdón para sus verdugos.
Ciertamente, la “ley del talión”, fue
abolida y el mensaje del Eclesiástico no es otro que: si los hombres
no
olvidan los agravios recibidos de sus prójimos, tampoco Dios les
perdonará
las ofensas que han cometido contra Él. Inversamente, quien perdona a
su
prójimo, se verá a su vez perdonado por Dios.
En respuesta a la infinita misericordia
de Dios, el salmo (Sal 102, 1-4.9-12), nos recuerda su bondad y
compasión,
“El Señor es bondadoso y compasivo.”, Él perdona todas tus culpas y
cura
todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor
y de
ternura. No acusa de manera inapelable ni guarda rencor eternamente;
no nos
trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas.
Jesús, es nuestro Maestro y de El son
todas las buenas enseñanzas, el perfeccionó la ley del perdón
ampliándola
para todos los hijos de su Padre y cualquier tipo de ofensa, ¡Señor
Perdónalos porque no saben lo que hacen!, y con su sangre nos ha
hecho a
todos los hombres hermanos, y a saldado los pecados de los hombres.
3."SEÑOR,
¿CUÁNTAS VECES TENDRÉ QUE PERDONAR A MI HERMANO LAS OFENSAS QUE ME
HAGA?
En el Evangelio de Mt
18, 21-35, Pedro, parece convencido de que leplantea
al Señor algo exagerado, y se
acerca a Jesús le preguntó a Jesús: "Señor, ¿cuántas veces tendré
que
perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces? Y
el
Señor le responde: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta
veces
siete”. Esta expresión oriental que significa un número ilimitado de
veces.
Jesús emplea la misma expresión, para enseñar así que el mal ha de
ser
vencido por la bondad ilimitada que se manifiesta en el perdón
incansable
de las ofensas. Pensándolo bien resulta una obligación
desconcertante, casi
impresionante.
¿Por qué poner límites?, la caridad, el
amor no tiene limites, como ya he comentado, siete es un número
indefinido,
Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta
setenta
veces siete”, esto es, un rechazo de plano a la limitación
agregándole un
número simbólico aún más indefinido.
¿Cuál ha de ser la actitud cristiana
ante las faltas reiteradas del prójimo? La vida está llena de
reincidencias
en culpas perdonadas, entonces, entonces, ¿vamos estar sometidos al
un
número de indefinidos perdones? nuestros perdones, ¿consideran una
actitud
sincera de perdón ante Dios?
Pedro, que plantea el problema, lo lleva
al extremo de preguntar si incluso ha de perdonar “siete veces,”
número
muchas veces simbólico de lo universal (Gen 4:24). La pregunta de
Pedro es
equivalente a saber si tiene que perdonar siempre. El judaísmo
discutía el
número legal de veces a perdonar; generalmente eran cuatro. Pero era
un
perdón externo. La respuesta de Jesús es afirmativa, con el grafismo
oriental, de perdonar no sólo “siete veces,” sino “setenta veces
siete.” Y
para hacer más gráfica la enseñanza se expone una parábola.
4.LA
DEUDA
INFINITA DEL PERDÓN DE DIOS A LOS SERES HUMANOS, Y LA PEQUEÑEZ DE
PERDÓN DE
LOS SERES HUMANOS ENTRE SÍ.
Dice Jesús: “Por eso, el Reino de los
Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus
servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez
mil
talentos.” El “talento” era una unidad fundamental de peso; indicaba
un
peso determinado de dinero. El “talento” comprendía 60 “minas” =
6.000
“dracmas áticas.” La “dracma ática” era equivalente al “denario.” Y
éste
era la paga diaria de un jornalero (Mt
20:1). Por
eso la deuda de 10.000 “talentos” era equivalente a 60 millones de
"denarios.” La deuda era, pues, fabulosa. Entonces, la escena,
utiliza
deliberadamente datos supuestos, para una finalidad pedagógica.
Dice la parábola; “Como no podía pagar,
el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo
lo que
tenía, para saldar la deuda.” Se manda, para compensar en parte,
vender a
su mujer, hijos y propiedades. En los contratos de entonces entraba
la
responsabilidad familiar. Sin embargo, no es posible, con esta
venta,
lograr pagar una cantidad respetable de la deuda de los 10.000
“talentos.”
Sin embargo se acusa la misericordia de su señor con él. Por lo que,
no
pudiendo pagar, el dueño se lo perdona todo.
Pero se contrapone la conducta de este
siervo perdonado con lo que exige a su otro compañero para que le
pague,
inmediatamente, una pequeña deuda: 100 ”denarios.”
Y al no pagarlos, lo mete en la cárcel. Enterado el rey, lo manda
encarcelar hasta que pague la deuda. La parábola se alegoriza en
parte. Se
destacan algunas situaciones especiales, como el motivo por el que
el compañero
del siervo debía haber perdonado, porque el rey — Dios — le había
perdonado
a él. “Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial” (Mt 5:43-48; cf. Col
3:12-15;
Sant 2:13). También se percibe, alegorizada, la distancia entre el
perdón
del rey al siervo (60.millones de denarios”) y lo que no quería
perdonar
aquel otro compañero (100 “denarios”). Esto habla de la deuda
infinita del
perdón de Dios a los seres humanos, y la pequeñez de perdón de los
seres
humanos entre sí.
5.PERO
EL PUNTO
CENTRAL ES LA NECESIDAD DE PERDONAR PARA QUE DIOS PERDONE.
Pablo nos recuerda: “Sean mutuamente
buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros, como Dios
los
perdonó en Cristo” (Ef 4,32). Esto es
los
cristianos debemos perdonarnos siempre, no algunas veces. Ser
buenos, como
dice Pablo, es saber emplear bien esta palabra, porque cuando
queremos
decir que aprobamos algo y estamos conforme decimos esta bueno, y
cuando
queremos indicar que algo que ya es suficiente y debe terminar, como
el
rencor, decimos bueno, ya esta bien, aún mas cuando recibimos una
agradable
noticia decimos que bueno, y cuando pecamos o ofendemos y nos
arrepentimos
o vemos a alguien arrepentido, hay sentimientos de pena y lástima
por la
desgracia o por el sufrimiento ajeno, por eso debemos ser buenos y
compasivos. Es así, como perdonamos siempre, como Dios nos perdona a
nosotros, como Dios es bueno con nosotros.
Para que la caridad siempre este viva y
reine entre nosotros, es indispensable el perdón de las injurias, es
así
como Jesús rechaza las limitaciones que quiso poner Pedro, para
destacar
aún más la necesidad de perdonar y sin límites, además que hay que
perdonar
y siempre hacerlo de corazón, a igual que el amor, cuando uno ama,
ama de
verdad, de todo corazón, sin límite y siempre. Así es, nuestro Dios
Padre
con nosotros, así nos ha enseñado, y así debemos ser y actuar,
perdonar a
nuestro prójimo de corazón, rogar por él, desearle todo bien y hacer
que
llegue la paz, por sobre cualquier dificultad.
6.DIOS
NO NOS
PERDONARÁ, SI NOSOTROS NO PERDONAMOS
La parábola que nos deja hoy Jesús, nos
llega al corazón, porque nos damos cuenta de la falta de generosidad
de
aquel que había recibido la benevolencia y la comprensión y luego el
se la
niega a un hermano. Es así como luego al enterarse el rey lo mandó
llamar y
le dijo: "¡Miserable!" e indignado, lo entregó en manos de los
verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Esa es la gran
diferencia que
quiere destacar Jesús y nos pone en contrastes la generosidad de
Dios, que
nos perdona grandes deudas, contra la mezquindad de los hombres, el
cual
muchas veces ni siquiera quiere perdonar pequeñísimas cosas. No deja
de se
cierto la gran diferencia de nuestros pecados contra Dios y la de
algunos
contra nosotros que comete nuestro prójimo o nosotros contra ellos,
por eso
Jesús destaca que el servidor debía diez mil y a el tan solo cien.
Pero debemos tener muy en cuenta, que al
final de este Evangelio, Jesús nos dice “Lo mismo hará también mi
Padre
celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos".
Esta
deducción es muy clara, Dios no nos perdonará, si nosotros no
perdonamos.
¿Es justo esto?, lo que no es justo es que nosotros pidamos perdón,
Dios
nos conceda misericordia y nosotros no seamos capaces de perdonar
(“perdona
nuestras deudas…así como nosotros perdonamos a los que nos
ofenden...)
El
Señor les Bendiga
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
SANTA FRANCISCA ROMANA, religiosa
1384-1440
Desde los lejanos días de
Inés, Cecilia, Sabina, Prisca y Balbina,
Roma no
había visto crecer entre sus muros a ninguna santa.
Por eso la Ciudad Eterna de la
que es patrona, venera con gran honor a Santa Francisca, cuya vida
entera
discurrió entre la localidad de Navona -
en la
que fue bautizada (1384) --, el Transtevere
- en
donde vivió durante treinta y siete años con su marido.
Pertenecía a una familia de
las aristocracia feudal, casó con un noble, un Ponziani,
a los doce años. Tuvo tres hijos,dos murieron de corta edad, y tal herida nunca se cicatrizó
en su
corazón. La familia conoció los azares de la política, sufriendo en
gran
manera con tal motivo; mas Francisca, estrechamente unida a su
marido, lo
soportaba todo con entusiasmo y tras muchas penalidades debidas a la
guerra
con Nápoles (destierro del marido, confiscación de sus bienes),
fundó la
congregación de las oblatas de Tor'de'Specchi,
la
Torre de los Espejos, aprobado en 1433 por el Papa Eugenio IV, agrupando a unas piadosas mujeres que se
consagraban
a Dios sin abandonar del todo el mundo.
Singular experiencia la suya,
la vida monástica dentro del matrimonio, siguiendo la regla
benedictina;
permaneció casada durante cuarenta años y enviudó muy poco antes de
su
muerte.
Antes de ofrecer «un modelo de
vida monástica», según el espíritu de San Benito, como madre de las
Oblatas, Santa Francisca presentó durante la mayor parte de su vida
«un
modelo de vida matrimonial». Tal fue la vida de esta mujer rica, que
tomó
en serio las Bienaventuranzas.
Pasaba sus días dirigiendo su
casa, y después, en compañía de su cuñada Vanozza
- que era a la vez su amiga -, visitando las iglesias y atendiendo a
los
pobres.
Santa de visiones, éxtasis y
prodigios, contemplativa que ejerció influencia sobre el papa
Eugenio IV.
Su afán de caridad
especialmente en el Hospital del Santo Espíritu, admira y arrastra.
Destacó por sus dones de
oración, poco a poco el Señor la fue adornando con gracias
excepcionales,
hasta vivir en constante intimidad con su ángel de la guarda.
¿Os habéis encontrado alguna
vez con gente tan atareada trabajando para la Iglesia que descuida
las
necesidades de su propia familia? Se pasan horas sirviendo en este
comité y
presidiendo aquel proyecto. Organizan excursiones y viajes de comida
y
dirigen servicios de oración. Ayudan a cualquiera que viene pidiendo
ayuda.
Mientras tanto, sus propias familias se sienten descuidadas y
olvidadas. Lo
más triste de tales personas es que a menudo creen estar haciendo
justamente lo que Dios espera que hagan.
Santa Francisca de Roma nos da
un consejo diferente. Aunque dedicó mucha de su vida a la oración,
la
penitencia, y las buenas obras, fue también una esposa y madre
ejemplar.
Parte de los motivos para que fuera tan querida por su familia fue
que
mantuvo claras sus prioridades. «Una mujer casada debe, cuando se la
requiere, abandonar sus devociones a Dios en el altar, para
encontrarlo en
sus asuntos caseros», dijo.
Su vida queda como un ejemplo,
para la mujer, en todos los estados.
Muere en Tor de Especchi rodeada
de sus hijas, las Oblatas (1440).
“Yo no he venido a
abolir, sino a dar
cumplimiento”
Mt
5, 17-19
Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant
Jesús dijo a sus discípulos: No piensen
que vine para abolir la Ley o los Profetas: Yo no he venido a
abolir, sino
a dar cumplimiento. Jesús hace una declaración de mucha importancia
para
todo el cristianismo, en la que fija su actitud doctrinal frente al
judaísmo. Por otra parte, no parecen encontrar armonía con otras
actitudes
de Jesús, aunque acaso se refieran a casos concretos y no a esta
actitud
doctrinal, que era lógico que tomarse, desde el punto de vista del
reino,
ante el fariseísmo y la Ley.
Jesús no vino a abolir la Ley y los
Profetas, las dos secciones principales de la Biblia. La Ley era la
primera. Se la consideraba en la época neotestamentaria
como revelación divina, eterna, irrevocable. Los demás libros,
incluso los
Profetas, que son explicadores de la Ley, no tienen tal carácter; se
los
dieron a Israel a causa de sus pecados, y cuando llegasen los días
mesiánicos,
aquéllos no tendrían razón de ser.
Jesucristo proclama que no vino a abolir
ni la Ley ni los Profetas. El sentido del verbo usado es claro:
destruir,
desatar, abrogar. Por el contrario, Cristo vino a llenarla a cumplir
y
perfeccionar; cumplir la Ley con las obras, y llevar lo imperfecto a
lo
perfecto, Jesucristo no viene a destruir la ley, pero tampoco viene a
consagrarla como algo que no se puede tocar, al contrario viene a
darle con
su enseñanza y su actitud, una nueva forma, más definitiva, en la
cual
ahora se realiza en plenitud aquello hacia donde la ley conducía.
¿En qué sentido perfecciona Jesucristo
la Ley antigua? Aunque aquí sólo se trata de cuestiones morales, el
término
Ley y Profetas es algo técnico por todo
el Antiguo
Testamento. Por tanto, la afirmación de Cristo abarca a todo el
Antiguo
Testamento. Por eso hay aquí dos cuestiones a precisar, considerando
el
amor en el que se resumía la ley antigua, que pasará a ser un
mandamiento
nuevo de Jesús, (Juan 13; 34), y cumple toda la ley.
Jesús no vino a anular los valores
normativos del Antiguo Testamento, sino que hacer posible su total
efectividad y realización en la novedad del Evangelio. ¿Entonces,
qué
sentido conviene aquí al verbo Cumplir o perfeccionar El sentido que
aquí
le corresponde es el de “perfeccionar”? El sentido que aquí le
corresponde
es el de perfeccionar. Se ve esto porque Jesús cumple con su
práctica
muchas cosas del Antiguo Testamento, pero perfecciona ésta con su
doctrina
al interpretar el sentido recto de muchas cosas del Antiguo
Testamento
deformadas por el leguleyismo farisaico y
añade
otras muchas como la nueva revelación, lo mismo que por el espíritu
evangélico que ha de informarla.
Jesús perfecciona la Ley del Antiguo
Testamento, al interpretar el verdadero sentido de prescripciones
deformadas del Antiguo Testamento y al añadir nuevas enseñanzas,
revelaciones, prescripciones, La Ley de Moisés y la evangélica no
son
opuestas, son una sola, es la Ley de Dios a los hombres, eso si, en
dos
etapas, entonces la segunda es complemento y perfeccionamiento de la
primera.
Jesús dice: Les aseguro que no quedarán
ni una i ni una coma de la Ley sin cumplirse, antes que desaparezcan
el
cielo y la tierra.
Jesús introduce la fórmula con un amén.
El significado judío de esta palabra y su finalidad era unirse,
mediante
ella, con deseo de aprobación a lo dicho por otros, pero en boca de
Jesucristo cobra un sentido única,
desconocido aún
por los rabinos, y con el que garantiza enfáticamente la verdad de
lo que
dice.
Los elementos expresivos de esta
afirmación son los siguientes: antes que desaparezcan el cielo y la
tierra,
término con que se expresa el fin de los tiempos y, por tanto, se
expresa
también con ello la duración de una cosa o la firmeza de la misma.
Dice Jesús; El que no cumpla el más
pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo
mismo, será
considerado el menor en el Reino de los Cielos.
Este perfecto cumplimiento de la Ley es
doble, ya que es el cumplimiento material de todo lo en ella
prescrito y lo
que hay de valor permanente, que en ella existe como en germen y
cuya
permanencia es definitiva en la nueva Ley.
Cabe destacar que Jesús dice El que no
cumpla el más pequeño, no habla explícitamente de preceptos mayores,
es
algo lógico, porque cuando dice; Les aseguro que no quedarán ni una y
ni
una coma de la Ley sin cumplirse, ha de cumplirse.
El que no cumpla, o el que quebrantase
o, por el contexto, mejor, descuidase cumplir uno de estos preceptos
pequeños o mínimos y además enseñase así a los hombres, será el
menor en el
reino de los cielos, es decir no esta excluido de él. Y la
contraposición
se hace con los preceptos grandes y su premio correspondiente. En
cambio,
el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de
los
Cielos.
Precisamente grande y pequeño son los
términos usados frecuentemente para significar la diversa suerte de
las
personas en el futuro reino mesiánico, en otras palabras es como
usar los
términos de preceptos graves y leves. Jesús se refiera a que esto se
le
aplicará a todos por igual, sin embargo, la frase el que enseñe a
los otros
a hacer lo mismo parecía dirigirse a apóstoles y discípulos.
Así es, como Jesús nos afirmo que la Ley
la deberemos cumplir en todos sus aspectos, hasta en los mas
insignificantes preceptos, haciendo estos llegaremos hacer grande en
el
Reino de los Cielos. Entonces, la perfección evangélica, consistirá
en la
observancia de los Evangelios, un modo de hacerlo, es cumplir hasta
en sus
más pequeñísimos detalles, con gran cuidado, con un gran espíritu de
amor,
con aceptación y entrega a la voluntad del Padre.
Ahora, nos hacemos una pregunta, ¿somos
fieles en el cumplimiento de los que el Evangelio se nos propone
cumplir? o
bien, ¿cumplimos todo lo que Jesucristo nos ha enseñado como norma
de vida?. También es bueno preguntarse, ¿sino
cumplimos, aparte
de no cumplir, estamos enseñando o incentivando a otros a no
cumplir?
Ser cristiano, tener fe en Cristo, se
resume en ser incondicional a El, es decir, esforzarte para ser como
El nos
ha enseñado, y trabajar por implementar el Reino de Dios en todo
lugar, y
ese Reino, es la justicia, la paz, el amor por los hombres, el ser
solidario y la inclinación natural por hacer el bien.
El
Señor les Bendiga
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
SAN JUAN DE OGILVIE
1579-1615
Es la Inglaterra de
Shakespeare, entre los reinados de Isabel la Grande y Jacobo I,
cuando el
teatro es una fiesta inmortal, la corte resplandece y a golpes de
audacia y
de aventura nace un gran imperio. Una Inglaterra brillante y
despótica que
rebosa sangrientas intrigas y que
persigue a los
católicos.
Escocia, a la que el
calvinista Knox ha hecho adusta y
férreamente
presbiteriana, se distingue por su odio al papismo, y el señor de Ogilvie, noble escocés adherido a la Reforma,
teme que
su esposa, que es católica en secreto, pueda influir en las
convicciones de
su hijo John y decide que lo mejor es que a partir de los trece años
se
eduque en el continente, rodeado de hugonotes franceses.
Allí es precisamente donde
conoce el catolicismo, en Lovaina abraza lo que ahora se llama en su
país
«la antigua fe», luego se hace novicio jesuita, en 1601 ya pertenece
a la
orden y en 1610 es ordenado en París. Su primer destino será Ruán, pero él sueña con volver a su tierra
desafiando
la persecución, y en 1613 desembarca en Edimburgo bajo el nombre
supuesto
de Watson y fingiéndose capitán.
Pronto se hace un nombre de
heroísmo, entre los católicos de Escocia, "el capitán Watson"; lo
mismo en el norte, que en Edimburgo, o en Glasgow.
Su trabajo fructifica.
Sigue un período breve pero
muy intenso de disfraces, escondrijos, misas en la clandestinidad y
arriesgadísimos auxilios espirituales a los diezmados fieles, hasta
que una
traición le pone en manos de su mayor enemigo, el arzobispo Spottiswood, quien recurre a todos los medios para
hacerle apostatar.
Amenazas, halagos, torturas
(que le dejan cojo), privarle del sueño durante más de una semana y
hasta
ofrecerle a su hija en matrimonio, además de una sustanciosa
prebenda, si
renunciaba al catolicismo.
Estaba haciendo oración cuando
se le comunica que le ha llegado el momento de ser ahorcado. Saluda,
anima
y perdona al verdugo; y se deja atar las manos.
Alegre y en oración, se dirige
a la horca; la besa.
Si se aparta de la fidelidad
al Papa, se le promete finalmente un importante cargo; y además la
hija del
arzobispo presbiteriano. Ogilvie replica
sonriente: Prefiero la horca.
Vuelve a orar de rodillas, se
levanta, y proclama ante todo el pueblo: "Muero únicamente por causa
de mi religión católica; y por ella, yo daría muy a gusto cien
vidas;
quitadme la única que tengo; ya que mi religión jamás me la podréis
quitar".
Se le canonizó en 1976.
Muere en Tor de Especchi rodeada
de sus hijas, las Oblatas (1440).
Santoral preparado por la Parroquia
de
la Sagrada Familia de Vigo.
Jesús expulsaba un demonio mudo, es
decir, un enfermo al que su posesión le produce mudez. Pero según
Mateo,
este también era sordo. Ante este hecho, realizado con autoridad
propia, en
Mateo surge en las gentes la pregunta de si no será el Mesías. Aquí
Lucas
sólo lo expresa con la “admiración” de las muchedumbres. Pero, ante
esto,
los “fariseos” (Mt), no negando los
hechos
evidentes, lo atribuyen a que Jesús tiene pacto con Beelzebul,
príncipe de los demonios.
2.LA
ARGUMENTACIÓN DE JESÚS FUE DEFINITIVA.
“Un reino donde hay luchas internas va a
la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí
mismo,
¿cómo podrá subsistir su reino?
Si así fuese, Satanás destruiría su
reino. Además, los exorcistas judíos condenaban esta insidia al
expulsar
los demonios. Pero, si es verdad que El los expulsaba en nombre de
Dios,
entonces que saquen la consecuencia: llegó el Reino de Dios. Pues ya
está entablada
la lucha entre el poder del Mesías y el poder de Satán. Por eso
dice: si El
los expulsa; no porque los expulsen ciertos exorcistas judíos. Y
Lucas
añade otra consecuencia: si él es el Mesías, hay que “recoger” con
él — su
enseñanza — para entrar en el reino; si no, se “desparrama” fuera
del
mismo.
3.LUEGO
JESÚS
PONE LA COMPARACIÓN DEL DEMONIO ERRANTE
Cuando el espíritu impuro sale de un
hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no
encontrarlo,
piensa: ‘Volveré a mi casa, de donde salí’.
Luego Jesús pone la comparación del
demonio errante que sale de un hombre y busca morada en lugares
“secos,” es
decir, desiertos, morada, según la creencia popular, de demonios. Al
no
hallar reposo, vuelve al lugar de donde partió, pero, al verlo bien
preparado, sale en busca de otros siete espíritus peores que él —
número de
plenitud —, y así logran conquistarla y habitarla. “Con lo que al
final,
ese hombre se encuentra peor que al principio”.
4.ATAR
A SATANÁS
ES IDEA ESCATOLÓGICA
El sentido de esta comparación es
discutido, por querer hacerlo alegoría, cuando es una simple
comparación,
aunque con algunos elementos alegorizantes.
Mateo
la aplica expresamente a “esta generación mala.” Lucas no, pero,
aunque el
contexto en que lo trae es literariamente distinto, conceptualmente
es el
mismo. Por eso ha de ser interpretada de la generación judía
contemporánea
de Jesús. Atar a Satanás es idea escatológica (Is
24:22; Tob 8:3; Ap
20:2ss).
5.JESÚS
PRUEBA,
COMO ÉL DICE, SU MESIANISMO
“Pero si yo expulso a los demonios con
la fuerza de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a
ustedes.”
La expulsión de los demonios por Jesús
prueba, como él dice, su mesianismo. El demonio desea no perder sus
viejas
conquistas, al ver los progresos que Jesús comienza a hacer en el
pueblo, y
toma la revancha. Por obra de los fariseos, que boicoteaban la obra
de
Jesús, viene a desorientar y apartar del ingreso en el reino de
Cristo a
gran parte de esta generación. Esto es, dentro de la imagen
demoníaca
comparativa, hacer que peores poderes demoníacos vuelvan a su casa, a
esa
“generación” de la que salieron. Y así elocaso de esa generación judía, separándose de Jesús, no
ingresando
en su reino y llevándole a la cruz, vinieron a ser peores que sus
principios, que comenzaban con la luz de Cristo expulsando los
demonios.
6.“EL
QUE NO
ESTÁ CONMIGO ESTÁ CONTRA MÍ; Y EL QUE NO RECOGE CONMIGO DESPARRAMA.”
Jesús ha venido a instaurar en el mundo
el reino de Dios, pero en el mundo esta instaurado el reino de mal,
es así,
como estos dos reinos están en pugna. Esto nos pone a nosotros en la
opción
de las dos alternativas, optamos por el Reino de Jesucristo o por el
del
mal. Pero en nuestro Reino tenemos que vivir sin división, porque si
somos
agentes o elementos de división, estamos destruyendo el Reino de
Jesucristo
en el mundo y así, damos facilidad para que se instaure el reino de
Satanás.
Por esos dice Jesús, “El que no está
conmigo está contra mí; y el que no recoge conmigo desparrama.”,
esto es el
que no produce la unidad entre nosotros los cristianos, produce
división,
para estar con Jesús, se necesita amor y caridad, por que el amor
une, para
no estar con El y desparramar, solo se requiere ir por el camino de
odio y
la soberbia, elementos que desunen a los hombres.
Hagamos prevalecer en nosotros a Jesús,
estrechémoslo en nuestro corazón, unidos, fuertemente a El. “Mas
vale
conocer el camino de la verdad que separase de el”
El
Señor les Bendiga
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
SANTOS VICENTE, RAMIRO Y COMPAÑEROS,
mártires S. VI
Jesús había prevenido a sus
discípulos que nunca faltaría en la Iglesia la persecución. "Si a mí
me han perseguido, también a vosotros os perseguirán. Si fuerais del
mundo,
el mundo no os odiaría. Pero, como no sois del mundo, el mundo os
perseguirá". Así se ha cumplido siempre. Después de las
persecuciones
romanas, los herejes persiguieron a los católicos.
En el siglo VI dominaban en
Galicia los suevos, que se habían
inficionado de la herejía arriana. San Vicente era abad del
monasterio de
San Clodio, en la ciudad de León, y acérrimo defensor de la
divinidad de
Jesucristo. Este era el punto cardinal de la reñida controversia
entre
católicos y arrianos.
Reunieron un conciliábulo los
herejes en la ciudad y citaron a Vicente con el ánimo de obligarle a
abrazar la herejía. El abad se presentó, pero después de proclamar
su fe y
atacar la herejía, afirmó que no creía en otra fe que en la definida
en el
concilio de Nicea, y por ella estaba dispuesto a derramar su sangre,
si
fuera necesario.
Irritados los arrianos que no
esperaban tanta valentía, descargaron contra él todo su furor y
violencia,
lo azotaron horriblemente y lo encerraron en un hediondo calabozo.
Vicente,
como ya les sucedió a los apóstoles y a tantos mártires, se sentía
dichoso
de sufrir por Jesucristo.
Lo sacaron del calabozo para
ver si después de los tormentos cedía y se adhería al arrianismo.
Pero al
ver aquella invencible fortaleza, lo condenaron a muerte, que se
ejecutaría
a la puerta del monasterio, para que vieran los monjes lo que a
ellos les
esperaba si seguían aquella conducta. Así lo cumplieron puntualmente
sus
verdugos. El santo abad murió confesando valientemente su fe en la
divinidad de Jesucristo.
No había quedado satisfecha la
sed de sangre de aquellos herejes, sino que resolvieron acabar con
todos
los monjes del monasterio de San Clodio. Ramiro había quedado como
superior
del monasterio y estaba dispuesto a seguir los pasos de su santo
abad. Pero
no sabía la disposición de los demás monjes. Había notado diversas
actitudes y estaba preocupado.
Ramiro, en tan críticas
circunstancias, les habló de una doble posibilidad. Los que se
sintieran
fuertes, habían de prepararse para el martirio, los pusilánimes
podían
retirarse a las montañas.
Pero yo os ruego, les dijo,
que no perdáis la corona que se nos presenta ni os prive de la
visita del
Señor respeto alguno del mundo. No os acobarde, hermanos, el furor
de los
herejes, ni os aterren las crueldades que ejecutan con los
defensores de la
divinidad de Jesucristo, puesto que está con nosotros el mismo
Señor, que
nos eligió para combatir contra los enemigos de la fe católica, para
que,
triunfando de ellos con su divina asistencia, reinemos por todas las
eternidades en las moradas del Señor.
Se retiraron los demás monjes
a las montañas de Galicia, y Ramiro con doce intrépidos religiosos
se
pusieron en oración, dispuestos a dar la vida por su fe en
Jesucristo. No
se hicieron esperar los herejes. Bien armados y con sed de sangre y
llenos
de violencia, se presentaron en el monasterio. Los monjes se
pusieron a
cantar con fervor el símbolo niceno, poniendo especial fervor y
entusiasmo
en las palabras que afirman la divinidad de Jesucristo. El Señor les
fortalecía interiormente a todos ellos. Esto exasperó más aún a los
arrianos. Arremetieron furiosos contra ellos y los mataron a
cuchilladas.
Así, rezando y cantando, marcharon Jubilosos al paraíso a recoger la
gloriosa corona del martirio.
Santoral preparado por la Parroquia
de
la Sagrada Familia de Vigo.
Escucha, Israel: el
Señor nuestro Dios es el
único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios
Mc
12, 28-34
Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant
Un escriba que oyó discutir a Jesús con
los saduceos, al ver que les había respondido bien, se acercó y le
preguntó: ¿Cuál es el primero de los mandamientos? En San Marcos la
pregunta se la hace en un tono de respeto. En San Mateo, y más en
San
Lucas, en un sentido hostil. Es cuestión redaccional. Los fariseos
se
caracterizaban por su rigor y austeridad en el cumplimiento de la
letra de
la ley y en la atención a los aspectos externos de los preceptos
religiosos
y los saduceos eran ciertas personas, que pertenecían a la
aristocracia
sacerdotal judía que negaban la inmortalidad del alma, aquí en este
Evangelio,
el escriba quiere probar la opinión de Jesús, con habilidad y
astucia,
quizás para conseguir algo con oscuros propósitos y así
comprometerlo, en
otras palabras, mediante una treta, busca perjudicar a Jesús.
El tema del primer mandamiento era muy
discutido en las escuelas rabínicas. Pero San Marcos es el que
destaca la
argumentación basándose en que Dios es único; luego exige la
plenitud de
amor y servicio. La repetición de corazón, alma y mente es el
procedimiento
semita de prueba por acumulación.
Pero en el amor a Dios va incluido el
amor al prójimo, todo ser humano, que es lo que destaca
especialmente San
Lucas en este pasaje (Lc 10:29ss). Para
el judío,
el prójimo era sólo el judío.
Dice Jesús, el primero es: Escucha,
Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al
Señor, tu
Dios. El ha querido ver la intención, resaltada, de una cuestión
apologética contra el politeísmo del medio ambiente al que se dirige
el
evangelio de San Marcos. Jesús luego añade; con todo tu corazón y
con toda
tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas'. El segundo
es:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Este es nuestro deber,
Amarás, y con
todo el corazón, sin ninguna restricción y con todo lo que te da la
vida,
con toda el alma, esto con el primer principio de nuestra vida, lo
mas
importante, la parte espiritual e inmortal, capaz de entender,
querer y
sentir, y que, junto con el cuerpo, constituye su esencia humana,
con toda
la mente, con la capacidad intelectual humana, con el pensamiento,
mas allá
de toda imaginación y voluntad. Esto es amar con todo lo que hemos
recibido
de Dios, por tanto con todo lo que podemos acercarnos a Dios y estar
con
El.
Así es como Jesús, nos exige un amor
total, El no aceptas un amor parcial o limitado, y lo mismo nos
enseña y
nos exige, la entrega y el amor, tanto a Dios como al prójimo. Eso
quizás
fue sorprendente para el escriba, Jesús puso al mismo nivel los dos
mandamientos, y así lo aclara el evangelio cuando en san Mateo
22,34-40,
dice; De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.
Para nosotros, cristianos, seguidores de
Jesús, debemos ser absolutamente contrarios a cualquier sentimiento
acentuado de hostilidad, antipatía, rechazo y odio a los hombres,
sin
embargo es algo con lo que convivimos a diario, esta a la vista de
cualquiera en la familia, en la amistad, con los vecinos, con los
que
piensan diferente, entre los políticos, entre las naciones y
pueblos.
Esto es los que nos enseña Jesús, el
hombre es imagen de Dios, y si tu amas a tu prójimo, amas a Dios, y
si amas
a Dios, lo amas en también en el prójimo.
Estos preceptos son nuestros fundamentos
de la vida cristiana, ambos basados en el amor, y por amor a Dios y
al
prójimo, juntos el mandamiento más grande de la Ley
El escriba le dijo: Muy bien, Maestro,
tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él,
y que
amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las
fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los
holocaustos y todos los sacrificios. Jesús, al ver que había
respondido tan
acertadamente, le dijo: Tú no estás lejos del Reino de Dios. Estos
Versículos son propios de San Marcos. En ellos se hace ver que el
amor al
prójimo es mejor que todos los holocaustos y sacrificios. En esto
San Marcos
se enlaza con la línea de los profetas sobre la autenticidad del
culto y la
misericordia (1 Re 15:22; Os 6:6). A esta valoración del escriba que
le
preguntó, Cristo le responde que su rectitud moral le está
aproximando al
reino de Dios
El compromiso con nuestro prójimo, es
impactante, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu
espíritu y
con todas tus fuerzas, porque si aceptamos esta responsabilidad,
tengamos
presente que cuando decimos con todo el corazón, es con todo lo
nuestro,
sin reservas, con todo tipo de sacrificios, con todo lo que nos hace
vivir,
cuando decimos con toda el alma, es con toda la sensibilidad del
amor
divino, y cuando dice con todas tus fuerzas es ardientemente y no
con
tibieza, y añadimos para que no falte nada, con todo nuestro
entendimiento,
con toda nuestra mente, con la inteligencia y la reflexión
Pero el amor divino no se aprende. En
efecto, no aprendemos de otro a amar la vida, ni amar a nuestros
padres, ni
a nuestros amigos, ni mucho menos podemos aprender las reglas del
amor
divino. Hay en nosotros cierto sentimiento íntimo que nos inclina a
amar a
Dios. Todo el que obedece este sentimiento y practica la doctrina de
los
divinos preceptos y llega a la perfección de la divina gracia. Así
entonces, amamos naturalmente el bien; amamos también a nuestros
prójimos y
parientes, y además damos espontáneamente a los hombres de bien,
todo
nuestro afecto.
Así es, como Dios es bueno, y todos
deseamos lo bueno, lo que se perfecciona por nuestra voluntad reside
naturalmente en nosotros. A El, aunque no le conozcamos por su
bondad, pero
porque procedemos de El, tenemos obligación de amarle sobre todo,
este es
nuestro principio. Es también mayor bien de todos los que se aman
naturalmente. El primero y principal mandamiento es, por
consiguiente, el
del amor a Dios. El segundo, que completa al primero y es completado
por
El, nos manda amar al prójimo. Por eso decimos Y a tu prójimo como a
ti
mismo. Recibimos de Dios las fuerzas necesarias para cumplir este
precepto.
Nada hay tan conforme con nuestra naturaleza como el comunicarse con
los
demás, favorecerse mutuamente y amar a los parientes y amigos.
Y a tu prójimo como a ti mismo, lo mas
prójimo, es decir lo más próximo que tenemos, es quien habita en
nuestro
corazón, morada de Dios, a El todo nuestro amor.
“Y
adonde no hay amor, ponga amor, y sacará amor” (San Juan de la Cruz)
El
Señor les Bendiga
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
SAN INOCENCIO I+ 417
Nacido en Albano (Italia) abre
el catálogo de los Papas de ese nombre, desde el año 401 al 417.
Este papa, que es el número
cuarenta de los sucesores de Pedro y que debió de ser elegido
pontífice en
el año 401. Era quizás un monje basilio natural de Albano, y se le
recuerda
sobre todo por su enérgica actitud en dos polémicas sonadas.
En primer lugar, condenando a
los perseguidores de san Juan Crisóstomo y enfrentándose al
emperador
Arcadio, ydespués haciendo frente
a la mayor herejía de su tiempo, el pelagianismo, que negaba la
necesidad
de la gracia, atendiendo así las peticiones que le había hecho san
Agustín.
Pero el gran acontecimiento de
su pontificado fue la tragedia del 24 de agosto del 410, cuando las
hordas
del bárbaro Alarico entraron en Roma por la Puerta Salaria y
saquearon la
ciudad destruyéndola por completo.
El desastre sacudió los
cimientos del mundo cristiano. Desde su retiro de Belén, san
Jerónimo se
declara anonadado, «la tierra entera ha recibido un golpe mortal»,
«la
antorcha más brillante de la humanidad acaba de apagarse», y no es
menor el
efecto que la noticia causa en África a san Agustín, quien escribe
el más
profundo y ambicioso de sus libros, La ciudad de Dios, para explicar
a la
luz de la fe un hecho de tanta magnitud.
Para los contemporáneos la
destrucción de Roma es algo casi apocalíptico, inconcebible. ¿Cómo
ha
permitido Dios una cosa semejante? ¿Por qué ha entregado a sus
enemigos
para que lo pisotearan el mismo corazón de su Iglesia? ¿Cómo
interpretar un
misterio de la historia tan doloroso y humillante?.
La historia, tejida de
fracasos y contradicciones que desmienten nuestras certezas humanas,
sigue,
san Agustín nos da La ciudad de Dios, e Inocencio, después de la
catástrofe, vuelve a Roma, porque la vida y la Iglesia continúan su
misterioso camino hacia el Absoluto.
Defendió siempre la paz y la
unidad: "Por todos debe guardarse lo que por el príncipe de los
apóstoles, Pedro, fue entregado a la Iglesia Romana, y hasta ahora
se ha
custodiado".
Los Sínodos Provinciales
proponen siempre "sin prejuzgar a la Iglesia Romana, a la que en
todas
las causas se debe guardar reverencia".
Su mano firme y el heroísmo
del monje Telémaco que fue muerto tumultuariamente por oponerse a
los
combates de los gladiadores contribuyeron a terminar con los
espectáculos
sangrientos.
Santoral preparado por la Parroquia
de
la Sagrada Familia de Vigo.
Dos hombres suben al
templo a orar.La soberbia versus la humildad
Lc
18, 9-14
Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant
1.PORQUE
TODO EL
QUE SE ELEVA SERÁ HUMILLADO, Y EL QUE SE HUMILLA SERÁ ELEVADO.
La finalidad de esta parábola, es
enseñar el valor de la oración, pero con una condición esencial de
la
misma: la humildad. Es condición esencial, pues todo el que pide ha
de
reconocer lo que no tiene. Jesús, según Lucas, dijo esta parábola “a
algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás.” En la
oración, pues, la actitud humilde es lo que hace a Dios aceptarla,
mientras
que la actitud soberbia del que pide con exigencia, más o menos
camuflada,
Dios no la escucha. Así termina la parábola con una sentencia,
citada
varias veces, pero que insertada aquí comenta el sentido del
intento:
“Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla
será
elevado.”
Dos hombres suben al templo a orar. La
escena presenta más bien una oración privada. Uno fariseo: soberbio,
engreído por la práctica material de la Ley; despreciador de los
demás, por
considerarlos pecadores. El fariseo se consideraba siempre “el
justo.” El
publicano, al servicio de Roma y predispuesto a negocios ilícitos,
era
considerado como gente “pecadora,” odiada y despreciable.
“El fariseo, de pie,” La oración de pie
era normal. No ora: relata sus necedades, porque sólo lo que
refiere,
aunque fuese verdad, no evitaba el orgullo. Además alega obras de
supererogación. Ayuna “dos veces” por semana. No había más
obligación que
el ayuno anual del día de Kippur, en el
del mes
de abril. Pero los fariseos ayunaban los días segundo y quinto de la
semana. Pagaba, además, el diezmo de todo lo que vendía o adquiría.
"¡Dios mío, ten piedad de mí, que
soy un pecador!" La oración del publicano, por su humildad, por
reconocer lo que era ante Dios, pecador, sin levantar los ojos ni
las manos
al cielo, como era normal, y pedirle misericordia, era válida y
adecuada.
En cambio, la exhibición del fariseo, que alegaba ante Dios sus
obras como
si fuesen suyas, Infunde soberbia, vanidad y presunción en su
complacencia,
no le trajo la “justificación,” que es el único término que aquí se
compara
No le justifican sus obras solas.
2.LA
SOBERBIA
La parábola que expone Jesús, nos
presenta dos posiciones opuestas del hombre frente a Dios, una es
simbolizada por el fariseo, “la soberbia”.
Hablamos de soberbia y nos referimos a
una actitud de arrogancia, y los soberbios se auto califican en sus
hechos
de grandiosos, magníficos, o estupendos, y disfrutan placenteramente
en la
contemplación de sus cualidades propias, con menosprecio a los
demás.
El soberbio es orgulloso, se cree
superior, por lo que trata de forma despectiva y desconsiderada a
los
demás, es decir es altanero, con actitud despreciativa hacia los
demás en
palabras, gestos y miradas. Además es vanidoso, aparenta lo que no
es, todo
lo que hace es una actuación para quedar bien, a costa de todo
incluso de
la verdad.
El soberbio no trepida y no tiene
vergüenza para hacerse dueño de los meritos que no le corresponden,
se
apropia del éxito ajeno, y acomoda y adapta las cosas para sacar
provecho
de las iniciativas que no le pertenecen. Además pone todo su
esfuerzo para
vanagloriarse y presumir llamado la atención y arrogarse ventajas y
beneficios, incluso derechos especiales que no goza todo el mundo.
El soberbio es aquel que desea imponer
su propio juicio y gusto personal. Pero aún más, el quiere a toda
costa que
todos aprueben, acepten y apoyen sus opiniones, sus gusto e
iniciativas,
pero sin aceptar la de los demás. Además impone su orgullo, con
cierta
rebeldía, para que todo se haga como él quiere, y se molesta y
muestra
enojo si le contradicen.
El soberbio mira con malos ojos
cualidades y éxitos de otros, entonces es envidioso y busca
desanimar al
que va bien, manifiesta su deseo de fracaso a otro que no es él.
Pero
además es egoísta, y busca ser el punto central, interesado solo por
si
mismo y sus bienes y cosas.
El soberbio es desconfiado, sospecha de
todo, complica todo lo que puede, enreda las expresiones de los
demás, es
burlón e irónico, lastima y ridiculiza a otros. También su juicio es
duro,
terco, juzga despreciativamente al que puede e interpreta siempre
mal los
actos de las personas. Además vive cavilando, le da vuelta una y
otra vez a
las cosas y complicándola mucho mas de lo que es.
El soberbio es ambicioso, se empeña a
toda costa en triunfar, pasa por encima de cualquiera que se oponga a
su
éxito, busca todas las formas para sentirse bien consigo mismo. Es
poderoso
y mejor que los demás. Es calculador y para tener beneficios,
reflexiona
con cuidado y atención si va a tener perjuicios. Todo lo hace por
conveniencia.
3.LA
HUMILDAD
La otra posición opuesta, simbolizada
por el publicano, es la de una profunda humildad.
La humildad, es una actitud derivada del
conocimiento de las propias limitaciones y que lleva a obrar sin
orgullo:
La humildad permite reconocer los propios errores. Así es, como el
publicano, que con esta actitud de profunda humildad, hace un
reconocimiento sincero de sus faltas, el se mira interiormente a sí
mismo y
lo hace con verdad y honestidad, entonces se sabe pecador, y por lo
mismo,
se reconoce necesitado del perdón de Dios.
El sentimiento de humildad del
publicano, lo hace abrirse a sí mismo, y busca apoyarse en la
infinita
misericordia de Dios, así es como dice: "¡Dios mío, ten piedad de
mí,
que soy un pecador!". La suplica es con ahínco.
Somos humildes, cuando no nos fijamos en
los demás y no los juzgamos, sino que los hacemos a sí mismo.
Finalmente Jesús, pronuncia una
sentencia sobre la actitud de soberbia del fariseo y la humilde del
publicano. El fariseo, llenos de si, se vuelve vacío de Dios, el
publicano,
vacío de sí mismo y se ve envuelto por el amor y la misericordia de
Dios.
Es decir la oración humilde justifica, es decir, nos hace aceptables
a
Dios, y la soberbia nos cierra las puertas de su misericordia.
Mantengámonos humildes, Dios nos va a
enriquecer con lo beneficios de su gracia y de su amor.
El
Señor les Bendiga
Pedro
Sergio Antonio Donoso Brant
SANTA EUFRASIA382-412
Santa Eufrasia, más ilustre
por su virtud que por su nobleza, nació en Constantinopla, hacia el
380, en
tiempos del emperador Teodosio el Grande, con quien estaba
emparentada. Sus
padres, Antígono y Eufrasia, eran
dechado de
virtudes en la corte.
Todo el esmero de la virtuosa
madre fue la educación cristiana de su hija. Le hablaba del amor a
Jesucristo, de la salvación eterna, del horror al pecado, del santo
temor
de Dios. La niña Eufrasia aprendió tan bien la lección que a la
tierna edad
de cinco años era la admiración de todos.
Perdió a los cinco años a su
padre.Madre e hija marcharon a
Egiptobuscando un retiro para
dedicarse a Dios el resto de su vida.
Allí encontraron un convento
de religiosas de perpetua clausura de vida muy santa y de mucha
austeridad,
según el espíritu eliano. Al convento
acudían con
frecuencia madre e hija para aprovecharse del ejemplo de sus
virtudes y
para cantar con ellas gozosamente las alabanzas del Señor.
La deliciosa niña, con una
inteligencia superior a su edad, pues apenas tenía diez años, como
inspirada por Dios, decidió quedarse en aquel convento para siempre.
Se
hincó de rodillas ante un Crucifijo, lo abrazó tiernamente, y
exclamó:
"Yo me consagro a Vos para siempre, dulce Jesús mío. No saldré de
este
convento, porque no quiero otro esposo que a Vos".
La madre, deshecha en lágrimas
de alegría, al ver la precoz generosidad de su hija, la abrazó con
ternura,
y ella misma ofreció también a Dios aquella inocente víctima. Poco
después,
la madre, debilitada por sus muchas austeridades, se durmió en el
Señor.
Ella y su esposo están canonizados.
Su hija la lloró con lágrimas
de consuelo y esperanza. Y unida ya con más estrechos lazos al cielo
que a
la tierra, redobló sus fervores, aumentó sus penitencias y buscaba
los
oficios más humildes.
Para probar su virtud,
permitió el Señor que fuera acosada por la envidia y celos de alguna
religiosa, sobre todo por una que se llamaba Germania, que la trató
de
hipócrita y ambiciosa. La respuesta de nuestra dulce Eufrasia fue
arrojarse
a sus pies, y con la mayor humildad le pidió perdón, a la vez que le
suplicaba por amor de Dios que rogase por ella.
El Señor se había prendado de
su fiel esposa, y hacia el año 410, ocupando la silla de San Pedro
el papa
Inocencio I, cuando Eufrasia frisaba los treinta años de edad,
coronó su
vida santa con una preciosa muerte. Todo el mundo decía que había
sido un
ángel desterrado del cielo.
Santoral preparado por la Parroquia
de
la Sagrada Familia de Vigo.
"su padre lo
vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro"
Lc 15, 1-3. 11b-32
Autor: Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant
1. EL AMOR DE DIOS Y LA INGRATITUD
DEL PECADOR
Es de común
acuerdo, que la parábola del hijo pródigo es una de las más bellas
del
Evangelio, algunos dicen que es un “clásico” de Lucas, porque ha
entrado a
formar parte de la tradición por su importancia y por su calidad en
los
Evangelios y, porque expresa más efusivamente la misericordia de
Dios sobre
el pecador arrepentido. No hay otra parábola que muestre tan
hermosamente
el amor de Dios y al mismo tiempo la ingratitud del pecador y la
indigencia
en la que cae por el pecado. Todos los elementos de su desarrollo
están
mostrando esta solicitud de Dios por el pecador para perdonarlo. Los
detalles de esta solicitud son acusadísimos.
2. ¿A QUIÉNES REPRESENTAN LOS HIJOS
“MAYOR” Y
“MENOR”?
Es evidente
que este “padre” de la parábola es Dios. Pero ¿a quiénes representan
los
hijos “mayor” y “menor”?
Es seguro que
el “hijo menor” estaba alegóricamente por los “publícanos y
pecadores,” ya
que éstos eran gentes que no se preocupaban gran cosa de no incurrir
en la
impureza “legal,” o acaso, máxime en la proyección de Lucas
“moralizante,”
que mira a la gentilidad, a los pecadores en general, sin estas
especificaciones judías.
El hijo menor
se marchó a un país lejano. Se separó de Dios, no por el lugar, pues
Dios
está en todas partes, sino por el afecto; así huye el pecador de
Dios y se
pone lejos de El.
Pero el “hijo
mayor,” ¿a quién representa? Algunos piensan que a los fariseos,
esto no es
posible, porque en esta parábola el “hijo mayor,” que está siempre
en la
casa de su padre y en todo le obedece, por eso, resulta más lógico
identificarlo con “los justos,” que en esta redacción de Lucas se
extiende
a los cristianos. Podrá extrañar que éstos protesten, personificados en el
“hijo mayor,” de la conducta misericordiosa de Dios con el pecador.
No
olvidemos que es un rasgo pedagógico de la parábola para más
resaltar estos
planes de Dios. El “hijo mayor” está “por los justos que, al modo
humano,
muestran no comprender los misterios de la divina misericordia”. En
esto,
puede haber una cierta ironía contra los cristianos. Pero también,
los dos
hijos pueden estar, sin más matices de ambiente judío, por justos y
pecadores.
3. EL QUE
VUELVE A EL, (DIOS) EN BUSCA DEL PERDÓN, ENCONTRARA LO QUE BUSCA.
Así es, como esta parábola, nos
muestra
el modo y la forma que siguen los hombres al caer en el pecado.
También nos
hace ver con mucha claridad, la vida miserable que alcanza el
pecador. Pero
hay algo muy importante, que debe destacarse, esto es, el regreso
del
pecador a Dios, y cuando así sucede, nos encontramos con la infinita
bondad
y con la mayor de todas las misericordias, con la que Dios recibe a
los
arrepentidos de sus faltas y pecados. El que vuelve a EL, (Dios) en
busca
del perdón, encontrara lo que busca.
El hijo menor había despreciado a
su
padre marchándose de su lado y había disipado su patrimonio; pero
cuando
hubo pasado tiempo y se vio abrumado por los trabajos, viéndose
convertido
en un criado y alimentándose de lo mismo que los cerdos, volvió
castigado a
la casa de su padre. Al haberse alejado de su padre, se encontró
consigo
mismo, pero con su propio yo vacío y se sometió a los sufrimientos
de la
indigencia material y espiritual que lo humilló, entonces se
desespero y
sintió la necesidad del regreso a casa.
4. SU PADRE LO
VIO Y SE CONMOVIÓ PROFUNDAMENTE
Dice Jesús; “Cuando todavía
estaba
lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su
encuentro,
lo abrazó y lo besó”, sale su padre, y, lo compadecido, corrió a él,
llenándole de cariño, es alegoría de la providencia misericordiosa
de Dios.
El beso es signo de perdón. La misericordia de Dios, no solamente no
castiga al pecador, sino que lo espera, le ofrece el perdón. Cuando
vuelve
al Padre, este, lo recibe brazos abiertos y no le pregunta nada, no
le echa
en cara su mala conducta anterior, no le recuerda que fue ingrato,
al
contrario, siente compasión y lo hace antes del arrepentimiento de
su hijo.
Sigue el Evangelio; "El padre
dijo
a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo,
pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. El mandar
ponerle el
vestido, el anillo y las sandalias, expresa, probablemente y
globalmente,
su restitución al estado de hijo en la casa, pero con atuendo
festivo y de
honor.
5. SU PADRE LO
VIO Y SE CONMOVIÓ PROFUNDAMENTE
El hijo mayor estaba en el
campo. Al
volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que
acompañaban la
danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó qué
significaba eso.
Él le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el
ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo". Él se enojó
y
no quiso entrar. El hermano mayor, que era el pueblo de Israel, tuvo
envidia del hijo menor (esto es, del pueblo gentil), por el
beneficio de la
bendición paterna, lo mismo que los judíos cuando Jesucristo comía
con los
gentiles.
Pero su padre salió para rogarle
que
entrara, pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo, sin
haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me
diste un
cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. Todavía sigue
indignándose y
no quiere entrar. Pero cuando haya entrado la totalidad de los
gentiles,
saldrá oportunamente su Padre para la salvación de todo el pueblo de
Israel. Esto sucederá cuando sean llamados abiertamente los judíos a
la
salvación del Evangelio, cuya manifiesta vocación está figurada por
la
salida del padre a rogar al hijo mayor.
6. HIJO MÍO, TÚ
ESTÁS SIEMPRE CONMIGO
¡Y ahora que ese hijo tuyo ha
vuelto,
después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él
el
ternero engordado!" Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás
siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y
alegría,
porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba
perdido y ha
sido encontrado"".
La bondad de Dios, con los
pecadores es
inmensa, — sin distinción de gravedades — tiene sobre sí el perdón
de Dios,
“su Padre.” Así como el tema central es “el hijo pródigo,” es
también el
permanente perdón de Dios.
Siempre que nos alejemos de
Dios, nos
estamos alejando de la felicidad, de la fuente del amor, entonces
luego
caemos.
Cuantas veces Dios, nuestro
Padre, nos
ha recibido como el hijo pródigo, con los brazos abiertos a la
reconciliación, al perdón, a la paz y a su bondad. En verdad, no
podemos
hacer esperar más tiempo a Dios, dejemos abrazarnos por sus brazos,
pidamos
perdón con sencillez, humildad y confianza.
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant
SANTORAL
SANTA MATILDE895-968
Reina y matrona, hija de los
condes Teodorico y Reinhilda, nació en
la
Westfalia y se educó en el monasterio de Herford, del que salió en
el año
909 para contraer matrimonio con el duque de Sajonia, Enrique "el
Pajarero",tan buen cristiano
como buen cazador. Según los cronistas, fue de una belleza
deslumbrante.
Ella fue su mejor guía y
consejero.
En sus victorias, Matilde
ponía el contrapeso de su dulzura y moderación; en sus pesares, ella
le
daba ánimos para seguir adelante. La joven princesa perfumaba toda
la corte
con sus virtudes y su dulzura inefable. Dedicaba mucho tiempo a la
oración
y su mayor consuelo era socorrer a los pobres, quela
llamaban madre.
Serán sus hijos: Otón el
Grande, emperador de Alemania; Enrique, duque de Baviera; Bruno,
arzobispo
de Colonia; Gerberga, esposa de Luis de Outremer; y Eduvigis, la madre de Hugo Capeto.
Matilde y Enrique eran un solo
corazón. "En ambos, dice el biógrafo, reinaba el mismo amor a
Cristo,
una misma unión para el bien, una voluntad igual para la virtud, la
misma
compasión para los súbditos y el mismo afecto entrañable para todos.
Los
dos merecieron las alabanzas del pueblo".
Diez años después del
matrimonio Enrique se convertía en rey de Germania.
Matilde influyó en suavizar el
violento talante del monarca ("Tú mitigaste mis cóleras y me
apartaste
a menudo de la iniquidad", le dijo en el lecho de muerte) y en
inclinarle a hacer limosna a los necesitados.
Pero el período más largo de
su vida fue el de sus treinta y cinco años de viudez, durante los
cuales no
le faltaron humillaciones y enfrentamientos con dos de sus cinco
hijos, el
que fue emperador con el nombre de Otón I y Enrique.
Retirada al monasterio de san
Gervasio de Quedlinburg que había
fundado, murió
“llena de días y de honores”, “colmada de buenas obras, penitencias,
oraciones, profecías, limosnas e infinitas virtudes”.Era el 14 de marzo del año del Señor 968,
Sábado de Gloria. Dispuso que se la sepultase al lado de su esposo.
Santoral preparado por la Parroquia
de
la Sagrada Familia de Vigo.
Jesús partió hacia Galilea, cuando
llegó, los galileos lo recibieron bien. Había en Galilea un
funcionario
real, un cortesano o empleado de palacio, que residía en Cafarnaún, se dice que posiblemente era un
administrativo
o militar, adscrito a la corte de Herodes Antipas. Este cortesano
tenía un
hijo, un muchacho, aún muy joven, acaso hijo único, que tenía una
enfermedad caracterizada por una fiebre, y su estado era tan grave,
que
estaba en peligro de muerte.
Al oír este cortesano, el rumor de la
llegada de Jesús a Cana, salió a su encuentro, sin duda en Cana. Si
este
funcionario residía en Cafarnaúm, habría
hecho un
viaje de seis a siete horas, unos 33 kilómetros,
para venir a Cana. Encontrándose con Jesús, le rogaba
insistentemente que
bajase a su casa, "Señor, baja antes que mi hijo se muera", pues
de Cana a Cafarnaúm hay un descenso de
unos 800 metros,
y curase
a su hijo, que estaba para morir.
Talvez este funcionario tenía recientes
las noticias de los milagros que Jesús había hecho en Jerusalén en
las
últimas fiestas. La respuesta que va a dar Jesús no deja de
extrañar:
"Si no ven signos y prodigios, ustedes no creen". Pero la
extrañeza de esta respuesta está en que se le diga a este
funcionario lo
que era ambiente judío común: fe que se garantiza con milagros,
cuando
precisamente, si él pide milagros, es que cree en el poder de
hacerlos que
tiene Jesús.
Esta reflexión de Jesús, no esta
dirigida directa y exclusivamente a este funcionario real, como se
ve, por
razón de la fe que tiene y la censura que se hace, y por la forma
plural en
que está relatada, pues Jesús dice “Ustedes no creen” Tiene entonces
una
perspectiva mucho mayor, en efecto con ocasión de la petición de
este
funcionario, Jesús hace esta reflexión, dirigida al judaísmo
contemporáneo.
Lo que Jesús censura, algo que utiliza
en otras ocasiones, son las ansias de los milagros propias de los
galileos
y su débil fe, la cual recusa, es decir no quiere admitir, aceptar o
recibir el Evangelio si no ve de continuo nuevos signos. Jesús
quiere que
se atienda también a Él, a sus palabras, puesto que habla el Verbo
de Dios;
que se atienda a Él, a su enseñanza, porque la dice Él. Pues “¿quién
puede
argüirme de pecado? Si os digo la verdad, ¿por qué no me creéis?” (Jn 8:46).
Pero, aunque Jesús hace esta reflexión
de crítica al judaísmo contemporáneo, no se excluye de esta
oportunidad el
que intente también, como en otra situación análoga, el excitar más
aún en
él su confianza y su fe: “probarle” (Jn
6:6).
Y así probado, la confianza surgió más
vigorosa, aunque dentro del concepto imperfecto que tenía de Jesús,
“Señor,
baja antes que mi hijo muera.” Creía que Jesús era un gran profeta,
pero no
sabía el pleno alcance de su poder milagroso; porque no necesitaba
“bajar”
para curar a su hijo, ni tenía por qué temer a la urgencia dé la
muerte, ya
que podía resucitarle.
A esta buena disposición fue a la que
atendió Jesús para decirle: "Vuelve a tu casa, tu hijo vive" Y
aquel funcionario creyó en la palabra de Jesús, con lo que el
milagro se
hizo al punto, al tiempo que se elevaba su fe: creyó en aquella
curación a
distancia, cosa que poco antes no sabía, pues le rogaba que “bajase”
a Cafarnaúm a curar a su hijo. Y Jesús
apareció ante él
con dos milagros: el de una curación y el de una revelación al
anunciarle
la curación.
Y, con la certeza de la curación de su
hijo, partió en seguida a Cafarnaúm. Y
cuando él
bajaba, le encontraron sus siervos, que le traen el anuncio de la
curación
de su hijo. Sus siervos le traen la noticia de que su hijo “vive”;
no sólo
no había llegado la desesperada muerte, sino que había curado
instantáneamente. Él les preguntó a qué hora se había sentido mejor.
"Ayer, a la una de la tarde, se le fue la fiebre" Y supo también
que esta curación se había realizado “ayer” y a la “hora séptima.”
La “hora
séptima,” en el cómputo de Jn, es una
hora
después del mediodía (Jn 1:4; 4:5;
1:39). Por
tanto, como al ponerse el sol comienza el día judío, por poco que
haya
retardado la partida, sobre todo por evitar las fuertes horas de
calor,
cuando se encontró con sus siervos, ya después de la puesta del sol,
éstos
tuvieron que decirle que la curación de su hijo fue “ayer,” puesto
que fue
a la “hora séptima,” que es la una de la tarde. Como ya dije de Cana
a Cafarnaúm hay 33 kilómetros.
La reacción ante este milagro
vivificador fue que “creyó él y toda su familia.” El y su casa
creían en
Jesús como alguien que posee una cualidad en grado extraordinario y
que
hace milagros. Por eso, esta fe que aquí se consigna no debe ser el
confirmarse
más en Jesús el que hace prodigios, sino en Jesús Enviado (Mesías).
Es lo
que parece más lógico, máxime dentro de la unión de temas mesiánicos
—
Jesús vivificador de cuerpos y almas.
El buen Jesús, vio y sintió que el
corazón del funcionario real, talvez con cuota de poder, no estaba
libre de
las costumbres adquiridas de su poder, esas que se llevan siempre en
toda
actitud de quien ostenta algún mando, por eso, antes de conceder su
gracia
y su prodigio, quiere purificar el corazón de este cortesano. Así
es, como
él le hace un llamado de atención. Jesús, honesto al extremo,
sincero con
todos, no hace ningún privilegio, si debe reprender a alguien con
poder lo
hace del mismo modo que a cualquiera, pero lo hace para sanarlo.
Jesús, impacta en el corazón de
cualquier hombre, por eso este cortesano acepto el llamado de
atención del
Señor y creyó en su palabra. Jesús infunde tranquilidad en el
corazón,
entrega paz, sana los corazones, atrapa y penetra el corazón, su
palabra es
de amor, empapada de bondad. Sin embargo, para que nos llegue la
salvación,
tenemos que decir SI, aceptarla, creer en ella, porque Jesús mismo,
es
Palabra de Dios, si la aceptamos, nos adherimos a El.
Podemos decir que la fe del funcionario
fue imperfecta, porque el pensaba que era necesario la presencia
directa de
Jesús para hacer sus milagros, pero rescatamos que no tuvo orgullo
ni
desconfianza para ir donde Jesús y fue humilde. “le suplicó que
bajara a
sanar a su hijo moribundo” La humildad, es un espontáneo olvido de
uno mismo.
Para acercarse más a la humildad, debemos acercarnos cada vez más a
Dios y
sabernos sentir hijos de Dios. Limpiando de orgullo nuestro corazón,
encontraremos a Jesús con más facilidad y podremos aceptar su
Palabra sin
reservas.
El Señor les
Bendiga
Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant
SANTORAL
SANTA LUISA DE MARILLAC
1591-1660
Santa Luisa, nacida el año
1591, era hija de una familia noble. Huérfana de madre muy pronto,
su padre
le proporcionó una formación extraordinaria en todas las ramas del
saber.
Era también sumamente piadosa y ejemplar.
A los quince años quiso entrar
en un convento de capuchinas, pero la disuadieron por su delicada
salud.
Muere entonces su padre, y a instancias de sus parientes se casó con
el
señor Le Gras. Se lee en el proceso de beatificación: "Fue un
dechado
de esposa cristiana. Con su bondad y dulzura logró ablandar a su
marido,
que era de carácter poco llevadero, dando el ejemplo de un
matrimonio ideal
en que todo era común, hasta la oración".
Tuvieron un hijo al que Luisa
le tenía un amor sin límites. Esta experiencia maternal le serviría
mucho
para la futura fundación. Quedó viuda a los treinta y cuatro años.
El señor
Le Gras murió santamente en sus brazos. Desde entonces decidió
entregarse
totalmente a Dios y a las buenas obras.
Francia estaba enredada en
guerras de religión en el siglo XVI.
Pero en el XVII surge con fuerza una pléyade
de santos, que
realizan una gran tarea: Francisco de Sales, Juana Francisca,
Vicente de
Paúl, Luisa de Marillac.
Luisa se dirigía con Francisco
de Sales, que la encaminó a Vicente de Paúl. Vicente había empezado
ya sus
ingentes obras de misericordia, como las Caridades, asociaciones al
servicio de los pobres. Luisa pondrá en ellas el toque maternal y
femenino,
todo su corazón. Recorría los pueblos, reanimaba las cofradías,
visitaba a
los enfermos y todo quedaba renovado.
Hacían falta más brazos para
atender a tantas necesidades. La miseria imperaba en ciertas
regiones, donde,
según informe al Parlamento "los aldeanos se ven obligados a pacer
la
hierba a manera de las bestias".
Vicente y Luisa no descansan.
Amplían su radio de acción. Otras muchas jóvenes se unen a Luisa
para
atender a tantos necesitados. Después de un tiempo de noviciado,
Luisa y
sus compañeras pronuncian sus votos, en la fiesta de la Anunciación
de
1634, fecha en que luego renovarán sus votos en todo el mundo las
Hijas de
la Caridad de San Vicente de Paúl.
A partir de entonces la bola
de nieve se convierte en alud arrollador. Se multiplican las obras
en favor
de "sus señores los pobres", como gustan
llamarlos. Visitas a hospitales. Acogida de niños expósitos.
Atención a las
regiones en guerra. Se extienden a Flandes y Polonia, y luego a todo
el
mundo. Asilos para pobres. Establecimientos para locos y enfermos
mentales.
No hay dolencia sin remedio para Luisa y sus compañeras.
A principios de 1655 quedaba
canónicamente erigida la Congregación de las Hijas de la Caridad.
San
Vicente les leyó las Reglas y les dijo: "De hoy en adelante,
llevaréis
el nombre de Hijas de la Caridad. Conservad este título, que es el
más
hermoso que podéis tener". Contrariamente a lo que ha ocurrido a
otras
comunidades, también nacidas para atender a los pobres, las Hijas de
la
Caridad han permanecido fieles a su carisma.
La actividad desarrollada por
Santa Luisa era sobrehumana, a pesar de su débil constitución. Cayó
agotada
en el surco del trabajo el 15 de marzo de 1660. Vicente, también
enfermo,
no pudo acompañarla a la hora de la muerte. Le envió este recado:
"Usted va delante, pronto la volveré a ver en el cielo". Vicente,
cargado de buenas obras, no tardaría en acompañarla.
Los venerables restos de Santa
Luisa de Marillac reposan en París, en
la casa
madre de la Congregación, en la misma capilla de las apariciones de
la
Virgen de la Medalla Milagrosa a Santa CatalinaLabouré.
El papa Juan XXIII la proclamó en
1960 santa patrona de los
asistentes sociales.
Una de las pocas cosas que
preocuparon a Luisa fue el bienestar espiritual de su único hijo,
Miguel.
Su biógrafo dice: «Pese a todas sus ocupaciones, nunca lo olvidó.»
¿Podrían nuestras familias
decir lo mismo respecto a nosotros? Es demasiado fácil olvidarse de
los que
tenemos más próximos cuando estamos presionados por el tiempo. Santa
Luisa
podría haber tenido razones legítimas para permitir que su hijo
adulto se
las arreglase por sí mismo, pero no lo hizo. El permaneció próximo a
su
corazón, y en su lecho de muerte, una de las últimas acciones de
Luisa fue
bendecirlo a él, a su esposa y a su nieto.
Por atareados que lleguemos a
estar, no olvidemos el ejemplo de Santa Luisa. Aunque trabajemos
para traer
bendiciones a otros, recordemos también ser una bendición para
nuestra
propia familia.
Santoral preparado por la Parroquia
de
la Sagrada Familia de Vigo.
Se celebraba una fiesta de los judíos y
Jesús subió a Jerusalén. Jesús “subió” a Jerusalén dado que está a
unos
750-800 metros
de altura, de cualquier parte que se vaya hay que “subir.” Además,
este
término se vino a hacer usual para indicar los viajes a la Ciudad
Santa en
las tres grandes fiestas de peregrinación preceptuadas en la Ley.Se trataría, en esta lectura, de una
“fiesta” de las tres principales que se celebraban en Jerusalén:
Pascua,
Pentecostés o Tabernáculos, y a las que todo varón israelita debía
presentarse en el templo (Ex 23:14-17; 34:23ss; Dt
16:16). En todo caso no se precisa cual,porque dice “una fiesta de los judíos”.
San Juan, describe un baño público o
piscina llamada en hebreo “Betsata”, que
estaba
situada “junto a la (puerta) Probática,” y cuya piscina “tenía cinco
pórticos,” es decir, lugar cubierto, cuya techumbre está sostenida
por
columnas, dejando el resto descubierto. En estos pórticos yacía
habitualmente
una “multitud” de enfermos, dice el Evangelio; “Bajo estos pórticos
yacía
una multitud de enfermos, ciegos, lisiados y paralíticos” Esta
multitud de
enfermos no iba allí como a un lugar de cita o entretenimiento: los
llevaba
una esperanza de curación. “Esperaban el movimiento del agua.”Pensemos que eran aguas termales, que se
agitaban porque el chorro produjese ebullición y movimiento del
agua, y al
ingreso a ella, tuviese propiedades curativas.
Nos imaginamos la escena de aquella
piscina pública llena de enfermos. Era una verdadera “multitud” de
ellos la
que estaba allí expectante ante el movimiento de aquellas aguas.
Había
entre ellos un hombre que llevaba enfermo treinta y ocho años. No
dice el
texto que estuviese allí los treinta y ocho años, aunque será lo más
probable suponer que llevase allí, en las horas permitidas, ya mucho
tiempo. La esperanza de su curación había de llevarle casi
instintivamente
allí, como a tantos otros.
No dice el evangelista la enfermedad que
padeciese. Sólo dice que estaba allí en una camilla. Parece, pues,
que se
trataba de una forma más o menos acentuada de parálisis, pues no
podía
valerse totalmente, sino con gran dificultad, acaso arrastrándose.
Jesús le
ve, le mira en su camilla, y Al verlo tendido, y supoque hacía mucho tiempo que estaba así
enfermo. Esto pudo saberlo Jesús por una información directa del
enfermo.
No obstante, la impresión del texto parece ser que se trata del
conocimiento natural de Jesús de los hombres,y
es lo que parece sugerir cuando Jesús
le encuentra, después de curado, en el templo y le dice que no
vuelva a
pecar para que no le suceda cosa peor.
Entonces Jesús,descubre
entre la multitud a un enfermo
se para ante él, lo ve desamparado y necesitado de auxilio. Esto es
algo
natural en Jesús, se fija en los desamparados, en los más
necesitados, en
los imposibilitados y amorosamente los socorre. Conoce por su
ciencia
sobrenatural el origen de su enfermedad, la duración de la misma,
porque la
mirada de Jesús, penetra en lo más íntimo del corazón y lo descubre
todo.
Así, fija en él los ojos de su misericordia y le pregunta si quiere
ser
curado. Es una frase que iba cargada de sentido. Todo enfermo desea
curar;
su simple presencia en aquella piscina prodigiosa era una prueba de
su
deseo. Pero era esta pregunta un modo de despertar su fe y
levantarle la
esperanza. Mas el paralítico no piensa en una posibilidad de
curación
milagrosa por obra de su interlocutor. Entendió, por la pregunta que
le
hizo, si ponía los medios necesarios para obtener su curación en
aquella
piscina. Era su obsesión. Es lo que le responde el paralítico.
A este enfermo, así impedido para
ensayar aquellos medios de hidroterapia, le había llegado el turno
de los
prodigios de Dios. Estaba estancado en su enfermedad para que en él
se
manifieste la gloria de Dios (Jn 9:3;
11:4). Por
eso le dijo Jesús: "Levántate, toma tu camilla y camina". En
seguida el hombre se sanó, tomó su camilla y empezó a caminar.”
Esta curación va a traer un conflicto
con los fariseos, porque, cuando Jesús hizo este milagro, “era día
de
sábado.” La enseñanza del Génesis sobre el séptimo día (Gen 2:2.3)
fue la
base de la prescripción del descanso de toda obra en el día del
sábado.
Pero luego los rabinos añadieron a esta legislación una serie tal de
interpretaciones,
prescripciones y prevenciones tan casuísticas, que resultaban
ridículas e
inhumanas, yendo así contra el mismo espíritu de la legislación.
Así, entre otras muchas cosas, se
prohibía frotar las manos (Mt 12:2),
saltar,
encender la lámpara; se había limitado el número de pasos que se
podían
andar (“camino de sábado”).; hasta se debía dudar en visitar a los
enfermos, y, llegándose al caso, hasta prohibir las curas que
supusieran
algún movimiento de miembros;si se
desencajaba un pie, no se lo podía articular por nadie; ni estaba
permitido
por su propio movimiento meterlos en agua; sólo se permitía lavarlos
por
fuera, con lavado ordinarioY entre
los trabajos claves prohibidos en sábado estaba expresamente citado
el
transportar un objeto de un lugar a otro.
Por eso, cuando los “judíos,” que en San
Juan son frecuentemente los enemigos de Jesús, y que aquí deben de
ser los
dirigentes, estrechos y mal intencionadosven aquel enfermo curado, y posiblemente rodeado de gentes
que
presenciaron el milagro, o que él mismo lo proclamaba con gestos y
gritos
de alegría, le decían insistentemente y conminaban que no le era
lícito
llevar la “camilla” en que había estado echado tanto tiempo.
Pero la respuesta del paralítico curado
fue contundente: "El que me sanó me dijo: “Toma tu camilla y
camina" No era una salida para librarse de responsabilidades con los
fariseos, disculpándose con la orden recibida; era el buen sentido
el que
le hacía concluir, con lógica, la licitud de aquella acción.
Jesús no sólo lo cura, sino que además
le manda llevarse su camilla, esto era para que el milagro fuese
patente y
para salir por los fueros de la caridad, contra la seca e inhumana
casuística de los rabinos. También una camilla para un pobre era un
factor
de sus bienes. Para la sutileza rabínica era lícito transportar en
sábado
un enfermo acostado en una camilla, pero no la camilla sola.
Ellos le preguntaron: "¿Quién es
ese hombre que te dijo: “Toma tu camilla y camina”? Pero el enfermo
lo
ignoraba, no conocía su fisonomía, porque estabahabitualmente
encerrado en los pórticos
de la piscina Probática yporque
Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí. Después,
Jesús
lo encontró en el Templo y le dijo: "Has sido sanado; no vuelvas a
pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía". El
milagro
causó fuerte conmoción. El paralítico curado debió de ir a los
suyos,
aunque algún celoso fariseo le hubiese impedido ir con su camilla a
cuestas. Después pasó un tiempo indeterminado, que no debió de ser
mucho. Y
de una manera al parecer casual, pero que era providencial, Jesús
encontró
en el templo al paralítico curado, que había ido a la casa de Dios
para
agradecer el beneficio. El curado no conocía a Jesús; es éste quien
le
encuentra y se da a conocer.
El hombre fue a decir a los judíos que
era Jesús el que lo había sanado. Ellos atacaban a Jesús, porque
hacía esas
cosas en sábado. Él les respondió: "Mi Padre trabaja siempre, y yo
también trabajo".
Jesús,garantiza la autoridad que tiene para obrar así yexpone cómo el Hijo tiene toda su
actuación en íntima unión con el Padre. Pero para los judíos ésta
era una
razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que,
además,
se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre.
Jesús, nos ha demostrado que el quiere
curarnos, pero no lo hace hasta que nosotros lo deseemos y se lo
pidamos.
¿Cómo?, con la oración, porque el que reza y le cuenta sus
necesidades, con
confianza y honestidad, recibirá su ayuda. Es en ese minuto cuandonos damos cuenta como el Señor se
preocupa por nosotros. Muchos nos podrán abandonar y no nos
prestaran
auxilio, pero Jesúsestará ahí con
nosotros, a nuestro lado, con toda su bondad.
El Señor les
Bendiga
Pedro Sergio
Antonio Donoso Brant
SANTORAL
SAN ABRAHAM+ 360
Debió de nacer en Edesa, en la
Mesopotamia del norte, y el primer episodio que conocemos de su vida
es
extraño y escandaloso: en su noche de bodas abandonó a la novia y
huyó muy
lejos, hasta la región del Helesponto, lo que hoy llamamos estrecho
de los
Dardanelos, para convertirse en penitente ermitaño.
Allí, en una gruta vivió diez
años en la más completa soledad, sin más que un manto y un cilicio
para
vestirse, una estera para dormir, un vaso para beber un poco de agua
y
hierbas crudas del campo por todo alimento.
El obispo de Lampsaco (ahora la
ciudad turca de Lapseki)
le suplicó que accediera a evangelizar a un pueblo de aquellos
contornos
cuya barbarie era proverbial y que se distinguía también por su
tenacidad
en el paganismo. El eremita, muy a pesar suyo, acabó aceptando tal
misión,
y después de ser ordenado de sacerdote, se dirigió hacia allí.
Lo primero que hizo fue
levantar una suntuosa iglesia, para que el verdadero Dios tuviese
una casa
digna de Él, y luego destruyó los ídolos a los que tan apegados
estaban los
indígenas; éstos, como era previsible, montaron en cólera, le dieron
una
soberana paliza y le echaron. Al día siguiente volvió para predicar,
y se
repitió la misma escena, con palos e injurias hasta darle por
muerto.
Así una y otra vez Abraham
insistía siempre lleno de mansedumbre y caridad, recibiendo los
malos
tratos con una sonrisa, hasta que al cabo de tres años su ejemplo
inaudito
conmovió a los idólatras, que pidieron hacerse cristianos. El les
instruyó
en la fe, bautizó a un millar de personas y en seguida huyó a su
gruta para
seguir viviendo hasta su muerte en la bendita soledad con Dios.
Santoral preparado por la Parroquia
de
la Sagrada Familia de Vigo.