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General: Muere Gabriel García Márquez....Luto en la Tierra y en Macondo
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De: Ruben1919 (Mensagem original) |
Enviado: 17/04/2014 20:52 |
Muere Gabriel García Márquez: genio de la literatura universal
Uno de los grandes escritores de la literatura universal ha fallecido en México DF a la edad de 87 años
El narrador y periodista colombiano, ganador del Nobel en 1982, es el creador de obras clásicas como 'Cien años de soledad', 'El amor en los tiempos del cólera', 'El coronel no tiene quien le escriba', 'El otoño del patriarca' y 'Crónica de una muerte anunciada'.
Nació en Aracataca y fue el creador de un territorio eterno llamado Macondo donde conviven imaginación, realidad, mito, sueño y deseo.
Bajo un aguacero extraviado, el 6 de marzo de 1927, nació Gabriel José García Márquez. Hoy, jueves 17 de abril de 2014, a la edad de 87 años, ha muerto en México DF el periodista colombiano y uno de los más grandes escritores de la literatura universal. Autor de obras clásicas como Cien años de soledad, El amor en los tiempos del cólera, El coronel no tiene quien le escriba, El otoño del patriarca y Crónica de una muerte anunciada,fue el creador de un territorio eterno y maravilloso llamado Macondo.
Nació en la caribeña Aracataca, un poblado colombiano, un domingo novelable a partir del cual el niño viviría una infancia a la que volvió muchas veces. Entró a la literatura en 1947 con su cuento La tercera resignación; la gloria le llegó en 1967 con Cien años de soledad, y su confirmación en 1982 con el Nobel de Literatura. Ahora, el ahijado más prodigioso de Melquiades se ha ido, para quedarse entre nosotros un hombre que creó una nueva forma de narrar; un escritor que con un universo y un lenguaje propios corrió los linderos de la literatura; un periodista que amaba su profesión pero odiaba las preguntas; una persona que adoraba los silencios, y con un encanto que cautivó a intelectuales y políticos, y hechizó a millones de lectores en todo el mundo.
Libros inolvidables
García Márquez ha vendido más de 40 millones de ejemplares en más de 30 idiomas.
Novelas: La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1957), La mala hora (1961), Cien años de soledad (1967), El otoño del patriarca (1975), Crónica de una muerte anunciada (1981), El amor en los tiempos del cólera (1985), El general en su laberinto (1989), Del amor y otros demonios (1994), Memorias de mis putas tristes (2004).
Grandes reportajes: Relato de un náufrago (1970), Noticia de un secuestro (1996), Obra periodística completa (1999). Primer tomo de sus memorias, Vivir para contarla (2002).
Cuentos: Ojos de perro azul (1955), Los funerales de la Mamá grande (1962), La irresistible y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972), Doce cuentos peregrinos (1992).
Gabriel no iba a ser su nombre. Debió llamarse Olegario. Acababan de sonar las campanas dominicales de la misa de nueve de la mañana cuando los gritos de la tía Francisca se abrieron paso, entre el aguacero, por el corredor de las begonias: “¡Varón! ¡Varón! ¡Ron, que se ahoga!”. Y nuevos alaridos enmarañaron la casa. Una vez liberado del cordón umbilical enredado en el cuello, las mujeres corrieron a bautizar al niño con agua bendita. Lo primero que se les vino a la cabeza fue ponerle Gabriel, por el padre, y José, por ser el patrono de Aracataca. Nadie se acordó del santoral. De lo contrario, se habría llamado Olegario García Márquez.
Aquel domingo 6 de marzo de 1927, Aracataca celebró la llegada del primogénito de Luisa Santiaga y Gabriel Eligio. Fue el mayor de 11 hermanos, siete varones y cuatro mujeres. En realidad, para los cataqueros había nacido el nieto de Tranquilina Iguarán Cotes y el coronel Nicolás Ricardo Márquez Mejía, los abuelos maternos con quienes se crio hasta los diez años en una tierra de platanales bajo soles inmisericordes y vivencias fabulosas. Era un pelaíto en una casa-reino de mujeres, acorralado por el rosario de creencias de ultratumba de la abuela y los recuerdos de guerras del abuelo, el único hombre junto a él. ¡Ah! y un diccionario en el salón por el que entra y sale del mundo.
Diez años que le sirvieron para dar un gran fulgor a lo real maravilloso, al realismo mágico.
Los cuentos fueron para él ese primer amor que nunca se olvida, el cine los amores desencontrados y las novelas el amor pleno y correspondido.
De todos ellos, creía que la historia que no embolatará su nombre en el olvido es la de sus padres recreada en El amor en los tiempos del cólera.
Fue uno de los escritores más admirados y traducidos: más de 40 millones de libros vendidos en 36 idiomas
Son las vísperas de su vida.
Donde todo empieza... Amor y amores deseados, esquivos y de toda estirpe en sus escritos.
García Márquez, que será conocido por sus amigos como Gabo, vive un segundo tiempo cuando a los 16 años, en 1944, sus padres lo envían a estudiar a la fría, helada, Zipaquirá, cerca de Bogotá. Descubre sus primeros escritores tutelares, Kafka, Woolf y Faulkner.
El zumbido de la literatura y el periodismo lo rondan.
Como su Melquíades, Gabo creó un nuevo tiempo y espacio en el que coexisten en el mismo instante, y como uno solo, realidad e imaginación
Allí, en el frío del altiplano andino, lo sorprende el cambio de destino del país y el suyo. Estudia Derecho, cuando el 9 de abril de 1948 es asesinado el candidato presidencial Jorge Eliécer Gaitán. Un suceso conocido como El bogotazo. Fue el antepenúltimo germen de un rosario de conflictos políticos y sociales, conocido como La violencia que habrán de germinar en sus obras.
Después de El bogotazo volvió a sus tierras costeñas con una mala noticia para sus padres: deja la carrera de Derecho. A cambio empieza en el periodismo. Primero en el periódico El Heraldo, de Barranquilla, entre otras cosas como crítico de cine bajo el seudónimo de Séptimus; luego en El Universal, de Cartagena de Indias, hasta volver a Bogotá, en 1954, a El Espectador, el diario que en 1947 había publicado, un domingo, su primer cuento.
Además de crónicas y reportajes escribía para las páginas editoriales y la sección Día a Día, en la que se daba cuenta de los hechos más significativos de aquella Colombia donde la violencia corría en tropel. En 1955 escribe la serie sobre un suceso que terminará llamándose Relato de un náufrago.
Ryszard Kapuscinski aseguró que, aunque lo admiraba por sus novelas, consideraba que “la grandeza estriba en sus reportajes. Sus novelas provienen de sus textos periodísticos. Es un clásico del reportaje con dimensiones panorámicas que trata de mostrar y describir los grandes campos de la vida o los acontecimientos. Su gran mérito consiste en demostrar que el gran reportaje es también gran literatura”.
Mientras trabaja como periodista escribe cuentos y no se desprende de una novela en marcha que lleva a todos lados, titulada La casa.
Ese mismo año aparece su primera novela, La hojarasca. Después viaja a Europa como corresponsal del diario bogotano y recorre el continente, e incluso los países de la “cortina de hierro”. En 1958 vuelve y se casa con Mercedes Barcha. Hasta que se instala en México DF, en 1961, donde hace vida con sus amigos, las parejas Álvaro Mutis-Carmen Miracle y Jomí García Ascot-María Luisa Elío (dos españoles exiliados de la guerra). Un día Mutis le da dos libros y le dice: “Léase esa vaina para que aprenda cómo se escribe”. Eran Pedro Páramo y El llano en llamas, de Juan Rulfo. Ese año publica El coronel no tiene quién le escriba.
—“¿Fue tu abuela la que te permitió descubrir que ibas a ser escritor?”, le preguntó en los años setenta su amigo y colega Plinio Apuleyo Mendoza.
—“No, fue Kafka, que, en alemán, contaba las cosas de la misma manera que mi abuela. Cuando yo leí a los 17 años La metamorfosis, descubrí que iba a ser escritor. Al ver que Gregorio Samsa podía despertarse una mañana convertido en un gigantesco escarabajo, me dije: ‘Yo no sabía que esto era posible hacerlo. Pero si es así, escribir me interesa”.
La escritura no le da para comer y trabaja en cine y publicidad. Llega 1965. Pronto terminarán cuatro años de sequía literaria. El embrión es La casa. Páginas que no terminan de coger forma. Hasta que un día, mientras viaja en un Opel blanco con su esposa Mercedes y sus dos hijos de vacaciones a Acapulco, ve clara la manera en que debe escribirla: sucedería en un pueblo remoto, y descubre el tono: el de su abuela que contaba cosas prodigiosas con cara de palo, y la llenaría de historias: las contadas por su abuelo en la Guerra de los Mil Días de Colombia. Y el comienzo de la novela: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.
Ha sido el soplo divino de Kafka, Faulkner, Sherezada, Rulfo, Verne, Woolf, Hemingway, Homero… y sus abuelos Tranquilina y Nicolás.
Da media vuelta y regresa en el Opel blanco a su casa de San Ángel Inn, en México DF.
Una vez llega, coge sus ahorros, 5.000 dólares, y se los entrega a su esposa para el mantenimiento del hogar mientras se dedica a escribir. La Cueva de la Mafia es la habitación de su casa donde esa primavera se exilia con la enciclopedia británica, libros de toda índole, papel y una máquina Olivetti. Vive y disfruta ese rapto de inspiración al escribir hasta las ocho y media de la noche al ritmo de los Preludios de Debussy y Qué noche la de aquel día de los Beatles.
En otoño el dinero se acaba y las deudas acechan. García Márquez coge, entonces, el Opel y sube al Monte de Piedad a empeñarlo. Es una nueva tranquilidad para seguir escribiendo, aumentada por las visitas de sus amigos que les llevan mercaditos.
Al llegar el invierno de 1965-1966 pone un punto y aparte, y llora, llora como ni siquiera en sus novelas está escrito. Tenía 39 años Gabriel García Márquez cuando, esa mañana de 1966, salió de La Cueva de la Mafia, atravesó la casa y se derrumbó en lágrimas sobre la cama matrimonial como un niño huérfano. Su esposa, al verlo tan desamparado, supo de qué se trataba: el coronel Aureliano Buendía acababa de morir. Era el personaje inspirado en su abuelo Nicolás.
Muere orinando mientras trata de encontrar el recuerdo de un circo, después de una vida en la que se salvó de un pelotón de fusilamiento, participó en 32 guerras, tuvo 17 hijos con 17 mujeres y terminó sus días haciendo pescaditos de oro.
Un duelo perpetuo para el escritor que, el 5 de junio de 1967, ve recompensado al saber que esa historia comandada por el coronel, bajo el título de Cien años de soledad, inicia su universal parranda literaria en la editorial Sudamericana, de Francisco Porrúa, en Buenos Aires. Todos quieren conocer la saga de los Buendía.
La novela impulsa la universalización del boom de la literatura latinoamericana. “Verdaderamente fue a partir del triunfo escandalosamente sin precedentes de Cien años de soledad”, afirmaría José Donoso en Historia personal del boom.
En medio de la algarabía, García Márquez se va a vivir a Barcelona donde afianza su amistad con autores como Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Julio Cortázar. El éxito es rotundo y trasciende a otros idiomas. Luego empieza a escribir El otoño del patriarca (1975) como un ejercicio para quitarse de encima la sombra de su obra maestra. Para entonces ya es muy activo con la causa cubana y está más presente en Colombia. En 1981 publica Crónica de una muerte anunciada.
La noticia del Nobel lo sorprende en México en 1982. En la frontera del amanecer del 10 de octubre el teléfono lo despierta. Con 55 años se convierte en uno de los escritores más jóvenes en recibir el máximo galardón de la literatura. En diciembre rompe con la tradición al recibir el premio vestido con un liquiliqui, una manera de rendir homenaje a su tierra costeña y compartirlo con su abuelo Nicolás que usaba trajes así en el ejército. Una ausencia que acompañó al escritor desde los 10 años, cuando este murió, y convirtió en incompletas todas sus alegrías futuras, por el hecho de que el abuelo no las sabía, escribe Dasso Saldívar en la biografía Viaje a la semilla.
Tres años después culmina la historia de sus padres: El amor en los tiempos del cólera. Siguen El general en su laberinto (1989) y Del amor y otros demonios (1994).
Hace realidad uno de sus sueños, en Cartagena de Indias: la creación de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano y se une a otros proyectos informativos. Son los años de su vuelta al periodismo. Al principio de todo.
En 1999 le detectan un cáncer linfático. Todo ello mientras termina de escribir sus memorias, Vivir para contarla, a las que cuando puso punto final se topó con la muerte de su madre, Luisa Santiaga Márquez Iguarán. Un domingo lo trajo ella al mundo; y un domingo lo dejó ella. Fue la noche del 9 de junio de 2002. Dos años más tarde escribe su última creación: Memoria de mis putas tristes.
Sus recuerdos empiezan su peregrinación.
Hasta que se han ido del todo al encuentro de los Buendía.
Y de no haber sido escritor, lo que realmente hubiera querido ser Gabriel García Márquez también tiene que ver con el amor, presente en todas sus obras. Lo supo hace muchos en Zúrich cuando una tormenta de nieve tolstiana lo llevó a refugiarse en un bar. Su hermano Eligio recordaría cómo él se lo contó:
—“Todo estaba en penumbra, un hombre tocaba piano en la sombra, y los pocos clientes que había eran parejas de enamorados. Esa tarde supe que si no fuera escritor, hubiera querido ser el hombre que tocaba el piano sin que nadie le viera la cara, solo para que los enamorados se quisieran más”.
Entre realidades, deseos, sueños, alegrías, agradecimientos, imaginaciones y, sobre todo, por el paraíso irrepetible de su lectura, Gabriel García Márquez está ahora en el mismo lugar donde él llevó a Esteban en su inolvidable cuento El ahogado más hermoso del mundo, después de que a la gente del pueblo “se le abrieran las primeras grietas de lágrimas en el corazón”… Porque una vez comprobado que había muerto “no tuvieron necesidad de mirarse los unos a los otros para darse cuenta de que ya no estaban completos, ni volverían a estarlo jamás”… El rumor del mar trae la voz del capitán de aquel barco, que en 14 idiomas, dice señalando al mundo, por encima del promontorio de rosas amarillas en el horizonte del Caribe: “Miren allá, donde el viento es ahora tan manso que se queda a dormir debajo de las camas; allá, donde el sol brilla tanto que no saben hacia donde girar los girasoles; sí, allá, es el pueblo” de Gabriel García Márquez
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Literatura y periodismo, los amores de Gabo
Notimex| El Universal
15:37MÉXICO | Jueves 17 de abril de 2014
El autor consideraba al periodismo "el mejor oficio del mundo"
Aunque el mundo lo admira más por su vasta obra literaria, Gabriel García Márquez, quien falleció hoy a los 87 años, siempre ponderó su pasión por el periodismo, oficio al que consideraba "el mejor del mundo" y al que se entregó con pasión desde 1948, cuando publicó sus primeros textos en periódicos locales.
Con esa pasión fue reportero de la calle, cronista, columnista, corresponsal internacional y periodista que escribió en la prensa de otro país, independientemente de haber sido guionista de cine y de haber escrito una de las mejores obras de su siglo: "Cien años de soledad" , por la cual obtuvo el Premio Nobel de Literatura 1982.
"Fue el periodismo el que le soltó la muñeca y la imaginación" , dice Héctor Feliciano y coinciden con ello diversos autores reunidos en "Gabo Periodista" , una antología que hace un par de años coeditaron el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) , el Fondo de Cultura Económica (FCE) y la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) , que creó el propio "Gabo" en 1994.
El libro rinde un merecido tributo a la faceta periodística de un autor que siempre quiso demostrar que el periodismo también es literatura y que las virtudes de un gran escritor de relatos son también las de un gran periodista.
Gerald Martin, autor también de la biografía "Gabriel García Márquez. Una vida" , ofrece una perspectiva panorámica que abarca desde su juventud y periodo formativo (1948-1963) ; hasta el García Márquez, hombre de mundo, posterior a 1980, pasando por el periodismo militante que hizo de 1974 a 1980.
Ofreciendo una selección de textos en los que se da cuenta de la variedad de temas que era capaz de abordar y la conformación de un estilo que a la postre acabaría desbordándose en sus novelas.
De esa época sobresalen textos como "El bus de las nueve" , "Hay que tener mala ortografía" , "Una ciudad reclama a su bobo" , "Faulkner, Premio Nobel" y "El cuento más corto del mundo" , entre otros.
Héctor Abad Faciolince cuenta, por su parte, como "El Bogotazo" , una tragedia nacional en su país, fue realmente un momento liberador para García Márquez, quien por entonces luchaba para soltarse del yugo de su padre, quien quería un abogado en la familia mientras él sólo deseaba escribir de tiempo completo.
Un golpe de suerte lo lleva a conseguir su primer empleo en el diario "El Universal" , donde debuta como columnista el 21 de mayo de 1948. El espacio se llamaba Punto y aparte, lo firmaba con su nombre y se convirtió en una especie de laboratorio en el que gustaba de difuminar las barreras entre el periodismo y la literatura.
Uno de los textos más celebrados de ese comienzo, recuerda Faciolince, fue una "hondísima reflexión sobre la precariedad de algo que parece ser tan absoluto como definitivo como el amor" .
María Teresa Ronderos se interesó en disertar sobre "Ensayo sobre el paraguas" , "Fastidio del domingo" , "El hombre de la calle" , "Si yo fuera usted" , "Algo que se parece a un milagro" y "El hombre que no ríe" , que dan cuenta de los asuntos quizá mundanos a los que se acercaba a mirar con otros ojos; pero también de esa capacidad narrativa que va puliendo y que lo llevará a la cumbre.
"La literatura le ha enseñado a buscar, de una forma sutil, la vida en lo cotidiano...Con su mirada literaria, de carácter sensible y risueño, descubre noticias donde otro no las habría visto, porque observa con cuidado los matices de la vida cotidiana de la gente y los plasma con gran economía de frases" , señala Ronderos.
Uno a uno van desglosando sus comentarios Juan Villoro, quien exalta a "Relato de un náufrago" , como el mejor reportaje de "Gabo" ; José Salgar, para quien "La chispa que iluminó el lenguaje" , fue precisamente ese reportaje que elevó la circulación del periódico, permitió revelar secretos sobre el contrabando en el barco siniestrado y contribuyó al derrocamiento del gobierno en turno pero, sobre todo, puso la semilla que derivó en el Nobel de 1982.
También dedican sus plumas a la obra periodística de "Gabo" , sus colegas Jon Lee Anderson, Teodoro Petroff, Sergio Ramírez, Enrique Santos Calderón, María Jimena Duzán, Alex Grijelmo, Martín Caparrós, Antonio Muñoz Molina, Juan Cruz, Joaquín Estefanía, María Elvia Samper y Alma Guillermo Prieto, exaltando toda esa riqueza vertida en textos tan diversos y en coincidencia con lo que el propio autor ya había expresado en 1979.
"El periodismo me ha ayudado a establecer un estrecho contacto con la vida y me ha enseñado a escribir. La obra cautiva, de fantasía, ha dado valor literario a mis trabajos como periodista" .
Se añade una amplia entrevista hecha a su esposa Meche Barcha, quien perfila al compañero, al padre, al amigo y a todo lo cotidiano que dio vida a la figura literaria; el ingenio y buen humor de un escritor que en los últimos años se había retirado de la vida pública, que asistía a pocas actividades sociales, pero que siempre daba nota.
Al final del texto de poco más de 500 páginas, Jaime Abello, director de la Fundación García Márquez, habla de su virtud educadora y del interés en promover desde una institución imparcial e independiente, un proyector educativo internacional, enfocado a la reflexión, los debates y los experimentos de laboratorio sobre el oficio que tanto amó: El periodismo.
Y es que para el escritor "En la carrera en que andan los periodistas debe haber un minuto de silencio para reflexionar sobre la enorme responsabilidad que tienen" .
Gabriel García Márquez ha sido todo esto y mucho más, después de todo, como el mismo "Gabo" observa, "La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla" .
cvtp
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Sale carroza fúnebre con los restos de García Márquez
Notimex| El Universal
17:30MÉXICO | Jueves 17 de abril de 2014
Custodiado por tres patrullas, el vehículo partió de la casa del fallecido Nobel de Literatura rumbo a una funeraria de San Jerónimo
En medio del caos y el desconcierto que priva en la zona, y custodiado por tres patrullas, la carroza con los restos del escritor colombiano Gabriel García Márquez partió hacia una funeraria del rumbo de San Jerónimo, donde será velado por familiares y amigos.
En la camioneta fúnebre lo acompaña uno de sus hijos, el resto de la familia sigue al cortejo, y detrás de ellos, decenas de periodistas, fotógrafos y camarógrafos se aprestan al traslado.
La primera en salir fue la periodista Fernanda Familiar, quien consternada y entre empujones se abrió paso.
El escritor, icono del "Boom Latinoamericano" y "Padre del Realismo mágico", murió a las 14:00 horas, en su residencia de Paseos del Pedregal, en esta ciudad.
Desde ese momento, amigos, familiares, lectores y compañeros de lides literarias han arribado a la casa, que esta tarde, luce fría y poco luminosa.
A las 16:37 horas, la carrosa fúnebre, color gris claro, llegó hasta el portón del hogar que durante años cobijó al autor de "Cien años de soledad" y numerosas obras más.
Entró, abriéndose paso entre los numerosos representantes de medios de comunicación, nacionales e internacionales.
La primera en llegar fue Fernanda Familiar, periodista, escritora y conductora de programas de radio. Llegó apenas habían pasado las 15:00 horas y lo hizo con los ojos inundados por el llanto.
Tras ella, Guillermo Angulo, el escritor colombiano que ha sido uno de los grandes amigos del autor fallecido hoy.
León García Soler, escritor, recordó esta misma tarde que Gabriel García Márquez vino a México a hacerse de amigos y a alcanzar la gloria del Premio Nobel, en 1982.
"Recuerdo que en esa ocasión, ‘Gabo' mencionó que además del premio, había ganado nunca más volver a hacer cola en ninguna parte".
García Soler agregó que por su conciencia política y social, García Márquez siempre estuvo unido a las mejores causas alrededor del mundo entero y, por eso, también representa una gran pérdida para todos los colombianos y para los mexicanos. "Decidir, vivir y morir aquí, fue un honor para los mexicanos".
Por su parte, Jorge F. Hernandez, escritor, periodista, poeta y editor, se dijo devastado. "Deseo enmendar el lugar común que es decir que cuando se va alguien deja un hueco insalvable; él deja una literatura, más que libros, y nuestra responsabilidad es que hoy nazca el nuevo lector de su obra", dijo a los medios.
rqm
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Entérate Discurso de García Márquez al recibir Premio Nobel en 1982
El Universal
15:52Jueves 17 de abril de 2014
Estas fueron las palabras del escritor colombiano al recibir el Premio Nobel de Literatura el 8 de diciembre de 1982
La soledad de America latina
Antonio Pigafetta, un navegante florentino que acompañó a Magallanes en el primer viaje alrededor del mundo, escribió a su paso por nuestra América meridional una crónica rigurosa que sin embargo parece una aventura de la imaginación. Contó que había visto cerdos con el ombligo en el lomo, y unos pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho, y otros como alcatraces sin lengua cuyos picos parecían una cuchara. Contó que había visto un engendro animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y relincho de caballo. Contó que al primer nativo que encontraron en la Patagonia le pusieron enfrente un espejo, y que aquel gigante enardecido perdió el uso de la razón por el pavor de su propia imagen.
Este libro breve y fascinante, en el cual ya se vislumbran los gérmenes de nuestras novelas de hoy, no es ni mucho menos el testimonio más asombroso de nuestra realidad de aquellos tiempos. Los Cronistas de Indias nos legaron otros incontabels. Eldorado, nuestro país ilusorio tan codiciado, figuró en mapas numerosos durante largos años, cambiando de lugar y de forma según la fantasía de los cartógrafos. En busca de la fuente de la Eterna Juventud, el mítico Alvar Núñez Cabeza de Vaca exploró durante ocho años el norte de México, en una expedición venática cuyos miembros se comieron unos a otros, y sólo llegaron cinco de los 600 que la emprendieron. Uno de los tantos misterios que nunca fueron descifrados, es el de las once mil mulas cargadas con cien libras de oro cada una, que un día salieron del Cuzco para pagar el rescate de Atahualpa y nunca llegaron a su destino. Más tarde, durante la colonia, se vendían en Cartagena de Indias unas gallinas criadas en tierras de aluvión, en cuyas mollejas se encontraban piedrecitas de oro. Este delirio áureo de nuestros fundadores nos persiguió hasta hace poco tiempo. Apenas en el siglo pasado la misión alemana encargada de estudiar la construcción de un ferrocarril interoceánico en el istmo de Panamá, concluyó que el proyecto era viable con la condición de que los rieles no se hicieran de hierro, que era un metal escaso en la región, sino que se hicieran de oro.
La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia. El general Antonio López de Santana, que fué tres veces dictador de México, hizo enterrar con funerales magníficos la pierna derecha que había perdido en la llamada Guerra de los Pasteles. El general Gabriel García Morena gobernó al Ecuador durante 16 años como un monarca absoluto, y su cadáver fue velado con su uniforme de gala y su coraza de condecoraciones sentado en la silla presidencial. El general Maximiliano Hernández Martínez, el déspota teósofo de El Salvador que hizo exterminar en una matanza bárbara a 30 mil campesinos, había inventado un péndulo para averiguar si los alimentos estaban envenenados, e hizo cubrir con papel rojo el alumbrado público para combatir una epidemia de escarlatina. El monumento al general Francisco Morazán, erigido en la plaza mayor de Tegucigalpa, es en realidad una estatua del mariscal Ney comprada en Paris en un depósito de esculturas usadas.
Hace once años, uno de los poetas insignes de nuestro tiempo, el chileno Pablo Neruda, iluminó este ámbito con su palabra. En las buenas conciencias de Europa, y a veces también en las malas, han irrumpido desde entonces con más ímpetus que nunca las noticias fantasmales de la América Latina, esa patria inmensa de hombres alucinados y mujeres históricas, cuya terquedad sin fin se confunde con la leyenda. No hemos tenido un instante de sosiego. Un presidente prometeico atrincherado en su palacio en llamas murió peleando solo contra todo un ejército, y dos desastres aéros sospechosos y nunca esclarecidos segaron la vida de otro de corazón generoso, y la de un militar demócrata que había restaurado la dignidad de su pueblo. Ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo. Mientras tanto, 20 millones de niños latinoamericanos morían antes de cumplir dos años, que son más de cuantos han nacido en Europa desde 1970. Los desaparecidos por motivos de la represión son casi 120 mil, que es como si hoy no se supiera donde están todos los habitantes de la cuidad de Upsala. Numerosas mujeres encintas fueron arrestadas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aun se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares. Por no querer que las cosas siguieran así han muerto cerca de 200 mil mujeres y hombres en todo el continente, y más de 100 mil perecieron en tres pequeños y voluntariosos países de la América Central, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional sería de un millón 600 muertes violentas en cuatro años.
De Chile, pais de tradiciones hospitalarias, ha huído un millón de personas: el 12 % por ciento de su población. El Uruguay, una nación minúscula de dos y medio millones de habitantes que se consideraba como el pais más civilizado del continente, ha perdido en el destierro a uno de cada cinco ciudadanos. La guerra civil en El Salvador ha causado desde 1979 casi un refugiado cada 20 minutos. El país que se pudiera hacer con todos los exiliados y emigrados forzosos de América Latina, tendría una población más numerosa que Noruega.
Me atrevo a pensar, que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de las Letras. Una realidad que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza, del cual este colombiano errante y nostálgico no es más que una cifra más señalada por la suerte. Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudo de nuestra soledad.
Pues si estas dificultades nos entorpecen a nosotros, que somos de su esencia, no es difícil entender que los talentos racionales de este lado del mundo, extasiados en la contemplación de sus propias culturas, se hayan quedado sin un método válido para interpretarnos. Es comprensible que insistan en medirnos con la misma vara con que se miden a sí mismos, sin recordar que los estragos de la vida no son iguales para todos, y que la búsqueda de la identidad propia es tan ardua y sangrienta para nosotros como lo fué para ellos. La interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios. Tal vez la Europa venerable sería más comprensiva si tratara de vernos en su propio pasado. Si recordara que Londres necesitó 300 años para construirse su primera muralla y otros 300 para tener un obispo, que Roma se debatió en las tinieblas de la incertidumbre durante 20 siglos antes de que un rey etrusco la implantara en la historia, y que aun en el siglo XVI los pacíficos suizos de hoy, que nos deleitan con sus quesos mansos y sus relojes impávidos, ensangrentaron a Europa como soldados de fortuna. Aun en el apogeo del Renacimiento, 12 mil lansquenetes a sueldo de los ejércitos imperiales saquearon y devastaron a Roma, y pasaron a cuchillo a ocho mil de sus habitantes.
No pretendo encarnar las ilusiones de Tonio Kröger, cuyos sueños de unión entre un norte casto y un sur apasionado exaltaba Thomas Mann hace 53 años en este lugar. Pero creo que los europeos de espíritu clarificador, los que luchan también aquí por una patria grande más humana y más justa, podrían ayudarnos mejor si revisaran a fondo su manera de vernos. La solidaridad con nuestros sueños no nos hará sentir menos solos, mientras no se concrete con actos de respaldo legítimo a los pueblos que asuman la ilusión de tener una vida propia en el reparto del mundo.
América latina no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una aspiración occidental. No obstante, los progresos de la navegación que han reducido tantas distancias entre nuestras Américas y Europa, parecen haber aumentado en cambio nuestra distancia cultural. ¿Por qué la originalidad que se nos admite sin reservas en la literatura se nos niega con toda clase de suspicacias en nuestras tentativas tan difíciles de cambio social? ¿Por qué pensar que la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus países no puede ser también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en condiciones diferentes? No: la violencia y el dolor desmesurados de nuestra historia son el resultado de injusticias seculares y amarguras sin cuento, y no una confabulación urdida a 3 mil leguas de nuestra casa. Pero muchos dirigentes y pensadores europeos lo han creído, con el infantilismo de los abuelos que olvidaron las locuras fructíferas de su juventud, como si no fuera posible otro destino que vivir a merced de los dos grandes dueños del mundo. Este es, amigos, el tamaño de nuestra soledad.
Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte. Una ventaja que aumenta y se acelera: cada año hay 74 millones más de nacimientos que de defunciones, una cantidad de vivos nuevos como para aumentar siete veces cada año la población de Nueva York. La mayoría de ellos nacen en los países con menos recursos, y entre estos, por supuesto, los de América Latina. En cambio, los paises más prósperos han logrado acumular suficiente poder de destrucción como para aniquilar cien veces no sólo a todos los seres humanos que han existido hasta hoy, sino la totalidad de los seres vivos que han pasado por este planeta de infortunios.
Un día como el de hoy, mi maestro William Faulkner dijo en este lugar: "Me niego a admitir el fin del hombre". No me sentiría digno de ocupar este sitio que fue suyo si no tuviera la conciencia plena de que por primera vez desde los orígenes de la humanidad, el desastre colosal que él se negaba a admitir hace 32 años es ahora nada más que una simple posibilidad científica. Ante esta realidad sobrecogedora que a través de todo el tiempo humano debió de parecer una utopía, los inventores de fábulas que todo lo creemos nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra.
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La misteriosa mujer que le lleva rosas amarillas a Gabo
Por: JUAN CARLOS DÍAZ M. Y ALBERTO MARIO SUÁREZ D. |
12:24 a.m. | 26 de Mayo del 2013
Con su ramo de flores, a las cinco de la tarde, la extranjera se hace cerca de casa de Gabo.
Foto: Yomaira Grandett / EL TIEMPO
Desde hace más de un mes, una polaca se aposta todas las tardes a unos pocos metros de la casa.
Con un ramo de rosas amarillas en la mano, una mujer menuda de ojos azules y cabellos rubios desordenados se detiene a contemplar, todas las tardes y desde hace más de un mes, la casa de uno de los ciudadanos más ilustres de Cartagena: el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez.
Carga con un morral del que saca una cámara fotográfica que tiene lista por si ocurre alguna eventualidad –como que el autor de Cien años de soledad y El amor en los tiempos del cólera se asome a la puerta– y una libreta de apuntes que medio se asoma por la boca del maletín.
Las flores amarillas son su señal, su guiño para el escritor –Gabo las usó en Cien años de soledad: cuando murió José Arcadio Buendía cayó una llovizna de minúsculas flores amarillas, y las ve, en el plano personal, como un amuleto–. Pero nadie sabe a ciencia cierta qué persigue la paciente mujer. Ni siquiera Mercedes Barcha, la esposa de Gabo. Para ella, la ‘Polaca’, como la llama, se ha convertido en un dolor de cabeza.
Hay vecinos y trabajadores que creen que la extranjera está tras un trabajo periodístico o algo por el estilo, pues la han visto sin falta, y puntual, cerca de la puerta de la casa de Gabo o en un costado del hotel Santa Clara (que queda al frente). Pero eso ella no se lo ha negado ni confirmado a ninguno de ellos.
Cuando los reporteros de EL TIEMPO llegaron al lugar –donde se aposta todos los días a las cinco de la tarde– fue muy hermética. El español lo conoce muy poco –dice–, a duras penas para darse a entender.
De lo poco que se le logró sacar fue el nombre. Dijo que se llamaba Olga, que había venido de Polonia y que no era escritora, como alguien erróneamente había hecho circular por los alrededores del barrio San Diego. Dejó saber que era abogada y enfermera, y que le gustaba mucho la obra de García Márquez y que se había leído sus libros, pero no todos. Reveló que estaba alojada en un hotel del barrio Bocagrande, pero no dio más señas.
De ahí en adelante, la conversación fue un tira y afloje para que le concediera una entrevista a este diario y explicara cuál era, en realidad, el motivo de sus visitas vespertinas cerca de la casa del escritor. Pero la insistencia no tuvo efecto.
“En mi país una persona debe dar una autorización por escrito para que le hagan una entrevista, y cómo yo no sé casi español no puedo darla porque no sé si van a transmitir realmente lo que les cuente”, decía en un fluido inglés.
También aseguró que no confiaba en los periodistas, que no era de muchos amigos y que le sorprendía que la gente de la calle se hubiera fijado en su ritual. “Ustedes ya conocen mucho”, dijo algo preocupada.
Mercedes, que estalla
La presencia diaria de la ‘Polaca’ tiene al borde de un ataque de nervios a la esposa del Nobel, quien tampoco se explica qué es lo que hace la europea llevándole todos los días flores amarillas a su esposo.
“No sé qué hacer con la ‘Polaca’. Hasta la Policía ha estado preguntándole sobre su motivación para estar tan cerca de la casa, pero no responde nada en concreto”, le contó Mercedes Barcha a este diario.
La impaciencia de Mercedes, sin embargo, no se debe únicamente a lo que está ocurriendo en Cartagena desde que llegó Gabo, el pasado el 3 de abril. Esta mujer, de unos 35 años, y quien viste siempre de jean y camiseta, estuvo durante varias semanas rondando con sus flores la casa de los García-Barcha en Ciudad de México.
“La sorpresa de nosotros fue muy grande cuando la vimos frente a la casa a los pocos días de haber llegado. ¡Casi estallo!”, confiesa Mercedes, a quien la extranjera le ha dejado flores en cuatro oportunidades, pero rojas. A Mercedes aún no le cabe en la cabeza la travesía Polonia-México-Colombia, sin que diga qué es lo que busca.
Lo que más desesperación le ha causado a la familia es la actitud impávida de la menuda mujer, quien se limita a entregarles las flores a los empleados que salen a hacer cualquier cosa a la puerta.
Y como la vida de Gabo tiene que girar sobre su propio vértice, es decir Macondo, ya las flores llevadas por una desconocida que parece haber salido de una de sus novelas adornan la sala de recibo donde se sienta todas las tardes el Nobel. “Hasta nos harían falta el día que no las trajera”, afirma una de las trabajadoras.
Cuando EL TIEMPO le preguntó al Nobel su opinión sobre el comportamiento de la ‘Polaca’, soltó una frase de las suyas, que cerró con una sonrisa: “¡A mí nunca me han consultado nada!”.
La fan número uno
Lo cierto es que Olga se ha convertido en un verdadero personaje para quienes residen o trabajan cerca de la casa de Gabo.
Katherine, trabajadora de la pizzería Verona, dice que al principio algunos vecinos pensaban que la rubia estaba desquiciada. “No habla casi con nadie y se queda muchas horas esperando; a veces hasta las 10 de la noche”, señala la joven.
El policía Eduard Maldonado, quien trabaja en el cuadrante del sector, cuenta que, incluso, la ha visto desde temprano en la mañana rondando por la zona. Y el vigilante Luis Fernando Barrios, que lleva tres años cuidando una casa vecina, contó que nunca antes había presenciado algo así en los alrededores de la vivienda del escritor en la Heroica, una casona ocre que colinda con el hotel Santa Clara por un costado y con el cordón amurallado de la ciudad, por el otro.
Cuando empieza su turno, a las 5:00 p.m., ya encuentra a la silenciosa mujer en los alrededores. “Nunca se ha acercado a preguntar nada”, dice Barrios, quien también la ha visto sosteniendo flores blancas y rojas. “Llevo más de un mes viéndola por aquí todos los días; no hay un día en que esa mujer no venga con las flores. ¡Esa es la fan número uno de Gabriel García Márquez!”, comentó.
Lo que no tiene claro la joven de la pizzería es el porqué no se le ha acercado al Nobel cuando ha podido, como el sábado 18 de mayo, día en el que tuvo una oportunidad de oro.
Gabo y Mercedes asistieron esa noche a una monumental parranda vallenata con Leandro Díaz, Jorge Oñate e Iván Villazón, tres reyes a bordo, y más de cincuenta personas. Antes de salir para Bocagrande, donde iba a tener lugar la celebración, Gabo salió a la puerta. “El maestro demoró un buen rato esperando a que llegara un coche para dar un paseo por las calles de Cartagena. La ‘Polaca’, en lugar de acercarse, se alejó”, recuerda Katherine.
Se dice por ahí que Gabo tiene pensado durar dos meses más en Cartagena. Así que se esperan cientos de flores más en su puerta.
El escritor, entre tanto, continúa sus días de descanso en la Heroica, recibiendo desde expresidentes, compadres, ahijados, gobernadores y cantantes vallenatos, mientras que una mujer persistente –con la que quizá nunca se dirigirá una sola palabra– ronda a diario su nido, como lo hacía el Gavilán cebado de su compadre Rafael Escalona cuando estaba tras una presa.
Juan Carlos Díaz M. y Alberto Mario Suárez D. Corresponsales de EL TIEMPO
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Amistad de Gabo con Fidel Castro
Gabriel García Márquez conoció a Fidel Castro la primera vez en enero de 1959 pero su amistad se formó después, cuando García Márquez estaba trabajando con Prensa Latina, viviendo en La Habana y se vieron de nuevo varias veces. Después de conocer a Castro, «Gabo estaba convencido de que el líder cubano era diferente a los caudillos, héroes, dictadores o canallas que habían pululado por la historia de Latinoamérica desde el siglo XIX, e intuía que solo a través de él esa revolución, todavía joven, podría cosechar frutos en el resto de los países americanos».[8]
Según Panichelli y Esteban, «ejercer un poder es uno de los placeres más reconfortantes que el hombre puede sentir», y ellos piensan que eso es el caso con García Márquez «hasta una edad madura». Por eso, se ha cuestionado la amistad entre García Márquez y Castro y si es un resultado de la admiración de García Márquez por el poder.[8]
Jorge Ricardo Masetti, exguerrillero y periodista argentino, piensa que Gabriel García Márquez «es un hombre a quien le gusta estar en la cocina del poder».[8]
En opinión de César Leante, García Márquez tiene algo de obsesión con los caudillos latinoamericanos. También dice que «El apoyo incondicional de García Márquez a Fidel Castro cae en buena parte dentro del campo psicoanalítico […] cual es la admiración que el criador del Patriarca ha sentido, siempre y desmesuradamente, por los caudillos latinoamericanos brotados de las montoneras. Verbigracia, el coronel Aureliano Buendía, pero sobre todo el innominado dictador caribeño que como Fidel Castro envejece en el poder». Dice Leante que García Márquez «es considerado en Cuba como una especie de ministro de cultura, jefe de cinematografía y embajador plenipotenciario, no del Ministerio de Relaciones Exteriores, sino directamente de Castro, que lo emplea para misiones delicadas y confidenciales que no encarga a su diplomacia».[40]
Luis Cebrián ha llamado a Gabriel García Márquez «un mensajero político», debido a sus artículos.[37]
Según el británico Gerald Martin, quien publicó en 2008 la primera biografía autorizada del novelista, García Márquez siente una «enorme fascinación por el poder». Señala que «Él ha querido ser siempre testigo del poder y es justo decir que esa fascinación no es gratuita, sino que persigue determinados objetivos» y menciona que muchos consideran como excesiva su proximidad al líder cubano Fidel Castro.[10 "
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17 abril 2014 |
Casi 10 días después de ser dado de alta del hospital en la capital mexicana, ha muerto a la edad de 87 años el periodista colombiano y uno de los más grandes escritores de la literatura universal, Gabriel García Márquez. "Nuestra amistad fue fruto de una relación cultivada durante muchos años en que el número de conversaciones, siempre para mí amenas, sumaron centenares", escribió el líder de la Revolución cubana en una de sus Reflexiones. Hoy Cuba y Fidel despiden a un entrañable amigo: "Hasta siempre, Gabo".
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Consternación mundial por la muerte del Nobel colombiano
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Gabo, amigo íntimo de Fidel Castro
Fidel y García Márquez en La Habana.
Amigo íntimo de Fidel Castro, Gabriel García Márquez era “un hombre con bondad de niño y talento cósmico”, según el líder de la revolución cubana que lo ha evocado como “un hombre de mañana, al que agradecemos haber vivido esa vida para contarla”.
Los dos hombres -el cubano es siete meses mayor- se conocieron en los primeros días de la revolución, en enero de 1959, cuando Gabo llegó a la isla como periodista a cubrir la llegada al poder de los guerrilleros “barbudos” que comandaba Castro.
Siguieron decenios de amistad, con algunos desacuerdos entre dos hombres a quienes les gustaba tacharse mutuamente de “desmesurados” y “exagerados”.
Crítico de las dictaduras y los regímenes autoritarios de derecha de América Latina, García Márquez permaneció siempre fiel a esa amistad con Fidel Castro, incluso a veces a riesgo de ser criticado.
“Nuestra amistad fue fruto de una relación cultivada durante muchos años en que el número de conversaciones, siempre para mí amenas, sumaron centenares”, relató Castro en 2008 cuando recibió a Gabo y su esposa Mercedes, dos años después de la crisis de salud que lo llevó a dejar el poder en 2006.
García Márquez, quien fijaría largo tiempo su domicilio en La Habana, participó en 1959 en la formación de la agencia cubana Prensa Latina y en 1986 en la creación de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, 30 kilómetros al suroeste de La Habana, que ha formado a generaciones de cineastas.
Visitas nocturnas
Gabo, quien recibía en su hogar de La Habana frecuentes visitas nocturnas de Fidel, destacaba a su vez “su devoción por las palabras, su poder de seducción”. “Fatigado de conversar, descansa conversando”, escribió sobre el líder cubano.
Una de esas noches, contó el escritor colombiano en 1988, le preguntó qué era lo que más le gustaría hacer en el mundo. “Pararme en una esquina”, le respondió inmediatamente Fidel.
Su historia común pudo haber comenzado en Colombia en abril de 1948: al día siguiente del asesinato del político liberal Jorge Eliécer Gaitán, Fidel Castro y Gabriel García Márquez, ambos de 21 años, participaron en la revuelta que pasó a la historia con el nombre de “El Bogotazo”. “Ninguno tenía noticias del otro. No nos conocía nadie, ni siquiera nosotros mismos”, recordó Castro en un artículo publicado en 2002 con ocasión del lanzamiento del libro Vivir para contarla del Premio Nobel de Literatura.
Siempre fiel defensor de la revolución cubana, García Márquez sirvió de emisario especial del líder ante el presidente estadounidense Bill Clinton.
En 1994 participó en la solución de la crisis que culminó con un acuerdo migratorio entre La Habana y Washington.
En 1997, Gabo llevó a Bill Clinton -quien le había contado que Cien años de soledad era su novela favorita- un mensaje de Fidel Castro en el que proponía a Estados Unidos cooperación en la lucha contra el terrorismo.
La cooperación cubano-estadunidense fue efímera. Washington reaccionó apresando a los luchadores antiterroristas cubanos en septiembre de 1998 que alertaban desde la Florida los planes y atentados criminales que organizaba los extremistas de Miami.
Los amigos de Gabo
García Márquez fue amigo de escritores como Mario Vargas Llosa, Alvaro Mutis, Carlos Fuentes, Julio Cortázar y Pablo Neruda y también del director español Luis Buñuel.
Pero ninguna amistad lo marcó tanto como la que cultivó durante medio siglo con Fidel Castro. Eran tan cercanos que, dicen, García Márquez mandaba los borradores de sus novelas a Fidel para que los leyera antes de publicarlos.
“Soy amigo de Fidel y no soy enemigo de la revolución. Eso es todo”, dijo en una oportunidad García Márquez, según relata el libro Gabo y Fidel.
Su salud empezó a flaquear en 1999, cuando fue tratado de un cáncer linfático. En 2012 sus familiares explicaron que tenía problemas de memoria y había dejado de escribir.
García Márquez fue hospitalizado a fines marzo debido a una infección pulmonar. Y cuando le dieron de alta la semana pasada, los médicos advirtieron que su salud era delicada.
Casado desde hace cinco décadas y media con Mercedes Barcha, García Márquez tuvo dos hijos. El mayor, Rodrigo, dirigió varias películas de Hollywood como Nine Lives y Albert Nobbs.
En los últimos años regresaba de vez en cuando a Colombia, aunque para refugiarse en su residencia en la ciudad colonial de Cartagena de Indias.
Gabo apareció por última vez en público en la puerta de su casa de Ciudad de México el 6 de marzo, el día de su cumpleaños 87. No dijo ni una palabra, apenas regaló una sonrisa cansada a los periodistas que le cantaron las Mañanitas. En la solapa del traje llevaba una rosa amarilla.
(Tomado de La Jornada)
Fidel y García Márquez en La Habana






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Frases célebres de Gabriel García Márquez (+ Video)
Un momento de creación. Foto: La Jornada.
Irreverente, nostálgico, lúdico, único, así se lo recuerda a Gabriel García Márquez. El escritor colombiano y premio Nobel de Literatura (1982) falleció este jueves 17 de abril del 2014, a los 87 años.
Es considerado uno de los escritores más populares y leídos de habla hispana. Sus novelas más conocidas son Cien años de soledad (1967), El otoño del patriarca (1975), Crónica de una muerte anunciada (1981), El amor en los tiempos del cólera (1985), El general en su laberinto (1989), entre otros.
Frases célebres
Literatura:
- “Los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía, donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra.” (Discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura, Estocolmo, 1982).
- “Yo comencé a ser escritor de la misma forma en que me subí a este estrado: a la fuerza”. (“Yo no vengo a decir un discurso”, 2010).
- “Escribo para que quieran más. Creo que es una de las aspiraciones fundamentales del escritor” (Revista “Siesta”, España, 1977).
- “La música me ha gustado más que la literatura”. (“Juventud rebelde”, La Habana, 1988).
- “Una vez que hago en mis novelas la última lectura ya no me interesan, el libro es como un león muerto”. (Diario 16, Madrid, 1989).
- “Si uno no crea, es cuando le llega la muerte”. “Cuando no escribo, me muero; y cuando lo hago, también”. (Entrevista con Efe, Sevilla, 1994).
- “El gran reto de la novela es que te la creas línea por línea, pero lo que descubre uno es que ya en América Latina, la literatura, la ficción, la novela, es más fácil de hacer creer que la realidad” (La vida según…”, TVE, 1995).
- “La primera condición del realismo mágico, como su nombre lo indica, es que sea un hecho rigurosamente cierto que, sin embargo, parece fantástico”. (“Reforma”, México, 2000).
- “Como escritor me interesa el poder, porque resume toda la grandeza y miseria del ser humano” (Magazine-La Vanguardia, Barcelona, 2006).
Ortografía:
- “Hay que jubilar la ortografía, terror del ser humano desde la cuna”. Discurso de inauguración del I Congreso Internacional de la Lengua Española, Zacatecas (México), 1997).
Premios:
- “Todos los premios son muy interesantes pero si ya tuve el premio que se considera máximo en Literatura, es mejor dejar los otros galardones para los que vienen detrás o delante”. (Declaraciones realizadas en Oviedo en 1994 por la polémica generada tras decir que no quería recibir el premio Cervantes, al que fue candidato).
Medios de comunicación:
- “Si los intelectuales no despreciaran tanto la televisión, ésta no sería tan mala”. (“Juventud Rebelde”, La Habana, 1988).
- El periodismo es el oficio que le interesa “más en el mundo” y lo considera “como un género literario”. (“El espectador”, Colombia, 1991)
- “La crónica es la novela de la realidad”. (“El espectador”, Colombia, 1991)
- “La calidad de la noticia se ha perdido por culpa de la competencia, la rapidez y la magnificación de la primicia”.”A veces se olvida que la mejor noticia no es la que se da primero, sino la que se da mejor”. (Semanario “Radar”, Argentina, 1997)
- “En periodismo no se permiten los términos vagos o simples intentos. Hay que saber las palabras y los conceptos precisos”. (“El Colombiano”, Colombia, 1995)
Cine:
- “Mis relaciones con el cine son las de un matrimonio mal avenido, que no pueden vivir juntos ni separados”. (El País, Madrid, 1987)
- “No cabe ninguna duda acerca de que ya existe un cine latinoamericano, pero nosotros mismos no le hacemos caso. Hacemos las películas, pero no tenemos ni la distribución ni la exhibición, que son los dos elementos más importantes”. (“El Tiempo”, Colombia, 1991)
Fidel Castro:
- “Es el hombre más tierno que he conocido. Y es también el crítico más duro de la revolución y un autocrítico implacable” (Diario Pueblo, España, 1977)
- “Todos saben de mi amistad personal con Fidel Castro y que yo apoyo a la revolución cubana”. (Entrevista de radio. Hungría, 1992)
Política:
- “Ningún dirigente político, ningún jefe de Estado oye absolutamente a nadie. De manera que tener influencia en un jefe de Estado es lo más difícil que hay en este mundo, y finalmente ellos terminan teniendo mucha influencia sobre uno”. (“Juventud Rebelde”, Cuba, 1988)
- “El siglo XX se ha perdido por dos dogmas contrapuestos e igualmente extremos: el socialismo y el capitalismo. El dogma de la propiedad estatal contra el de la libre empresa”. (“La Repubblica”, Italia, 1992)
Colombia y América Latina:
- “El problema del narcotráfico es el problema de las drogas y que este problema se le está escapando, no solo a Colombia. Se le está escapando al mundo de las manos”. (Declaraciones tras mantener una reunión con el entonces presidente de EE.UU., Bll Clinton, en la Casa Blanca en 1997)
- “Para mí, lo fundamental es el ideal de Bolívar: la unidad de América Latina. Es la única causa por la que estaría dispuesto a morir”. (Semanario ”Newsweek”, EEUU, 1996)
- “Llevo conspirando por la paz en Colombia casi desde que nací” (“El País”, La Habana, 2005)
- “¡Por qué pensar que la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus países no puede ser también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en condiciones diferentes?”. (“Yo no vengo a decir un discurso”, 2010)
Familia:
- Sobre su esposa afirmó: “Yo pude escribir todas mis obras gracias a que Mercedes se hizo cargo de los asuntos de la vida diaria como mantener la casa y pagar las cuentas cuando no teníamos con qué hacerlo, y también cuando tuvimos mucho. Cuando me meto a algunos de esos asuntos ella me dice: ”No fastidies; lo único que tú sabes y debes hacer es escribir.” (Diario ”Haaretz”, Israel, 1996)
Personal:
- “Mi percepción de la mujer es mágica”. (Diario “Haaretz”, Israel, 1996).
- “La paz es como la felicidad. Se dispone solamente a plazos y se sabe lo que se tenía después de que se ha perdido”. (Diario “Die Welt”, Alemania, 1988).
- “La fama estuvo a punto de desbaratarme la vida, porque perturba tanto el sentido de la realidad como el poder” (Magazine La Vanguardia, Barcelona, 2006).
Obras
Vea la cronología completa de las obras que escribió:
1955.- “La hojarasca” 1961.- “El coronel no tiene quien le escriba” 1962.- “La mala hora” 1962.- “Los funerales de la Mamá Grande” 1967.- “Cien años de soledad” 1968.- “Isabel viendo llover en Macondo” 1968.- “La novela en América Latina: Diálogo” (junto a M. Vargas Llosa) 1970.- “Relato de un náufrago” 1972.- “La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada” 1972.- “Ojos de perro azul” 1972.- “El negro que hizo esperar a los ángeles” 1973.- “Cuando era feliz e indocumentado” 1974.- “Chile, el golpe y los gringos” 1975.- “El otoño del patriarca” 1975.- “Todos los cuentos de Gabriel García Márquez: 1947-1972” 1976.- “Crónicas y reportajes” 1977.- “Operación Carlota” 1978.- “Periodismo militante” 1978.- “De viaje por los países socialistas” 1978.- “La tigra” 1981.- “Crónica de una muerte anunciada” 1981.- “Obra periodística” 1981.- “El verano feliz de la señora Forbes” 1981.- “El rastro de tu sangre en la nieve” 1982.- “El secuestro: Guión cinematográfico” 1982.- “Viva Sandino” 1985.- “El amor en los tiempos del cólera” 1986.- “La aventura de Miguel Littín, clandestino en Chile” 1987.- “Diatriba de amor contra un hombre sentado: monólogo en un acto” 1989.- “El general en su laberinto” 1990.- “Notas de prensa, 1961-1984” 1992.- “Doce cuentos peregrinos” 1994.- “Del amor y otros demonios” 1995.- “Cómo se cuenta un cuento” 1995.- “Me alquilo para soñar” 1996.- “Noticia de un secuestro” 1996.- “Por un país al alcance de los niños” 1998.- “La bendita manía de contar” 1999.- “Por la libre: obra periodística (1974-1995)” 2002.- “Vivir para contarla” 2004.- “Memoria de mis putas tristes” 2010.- “Yo no vengo a decir un discurso”
Con Mercedes, su esposa, y sus hijos Gonzalo y Rodrigo. Foto: La Jornada.
Momento en que recibió el Premio Nobel de Literatura. Foto: La Jornada.
Con sus amigos y vestido con el traje térmico que usó para recibir el Nobel en Estocolmo. Foto: La Jornada.
La última aparición de Gabo, el pasado 6 de marzo
(Tomado de EFE)
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Cuba amará siempre a García Márquez: Miguel Barnet
17 abril 2014 |
El presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), Miguel Barnet, afirmó hoy que Cuba “amará siempre” al escritor colombiano Gabriel García Márquez, cuya pérdida calificó de “grande e “irremplazable”.
“Los escritores cubanos sufren esa pérdida grande e irremplazable. Gabo amó a Cuba y Cuba lo amará siempre”, declaró Barnet a EFE, tras conocer el fallecimiento de García Márquez hoy en Ciudad de México, donde residía.
El poeta y novelista cubano señaló que “pocos escritores de esta época como García Márquez han revelado en un espejo mágico los lados más preciosos de la mitología latinoamericana”.
“Con la poesía de José Lezama Lima y la obra de Juan Rulfo el Gabo trazó un arco luminoso de metáforas que identificaron esa dimensión de la compleja espiritualidad del continente”, resaltó.
Barnet señaló que García Márquez “habló desde las raíces, del cuentero y el fabulador, y recreó sus historias con prodigiosa alquimia”.
Y consideró que, además de todo eso, fue un periodista “atento a la convulsa realidad que vivió con una posición ventajosa sobre otros contemporáneos porque fue vocero del alma popular”.
La última aparición pública de García Márquez en Cuba fue en diciembre de 2010, cuando asistió al 32 Festival de Cine de La Habana donde su presencia era tradición hasta hace algunos años.
(Con información de AP)
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Red en Defensa de la Humanidad: Gabo será eterno
Gabriel García Márquez marca un hito en la historia de la cultura latinoamericana y caribeña. Pero no solo para nuestra región su partida significa un gran vacío; el mundo entero ha perdido a uno de sus más lúcidos y genuinos intelectuales.
Gabo, como también se le conoció, fue fundador de la Red En Defensa de la Humanidad, estuvo siempre en la primera línea de combate contra la injusticia y su voz se alzó en repetidas ocasiones para denunciar las violaciones de la soberanía y de los derechos de los pueblos y minorías en cualquier parte.Acompañó y defendió a Cuba en su lucha contra el terrorismo y en sus denodados esfuerzos por llevar salud y conocimiento a los humildes de la tierra.
Para los cubanos, la amistad de García Márquez con nuestro pueblo y, en particular con Fidel, es ejemplo de honestidad y hermandad. Sabemos cuánto dolor provoca su ausencia. Sin embargo, como expresara Martí: “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien con la obra de la vida”. Gabo será eterno.
Unimos nuestros sentimientos a la familia del entrañable amigo, en particular a Mercedes y a sus hijos Gonzalo y Rodrigo. Saben que en Cuba siempre tendrán su casa.
Red de Redes En Defensa de la Humanidad-Cuba.
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Murió García Márquez: Duelo de la Cultura mundial
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Llegan las crónicas de una pérdida anunciada
18 abril 2014 |
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Mensaje de Raúl a Mercedes, esposa de Gabo: Perdimos a un amigo entrañable
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Cuba amará siempre a García Márquez: Miguel Barnet
17 abril 2014 |
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