“No hubo intervención de terceras personas”, fue la conclusión central de la autopsia. La incorporación de los peritos de parte buscará controvertir las pruebas que acumula el expediente. Toxicología, balística y la escena de la muerte en el menú. Los usos políticos.
“En la muerte del doctor Nisman no hubo intervención de terceras personas”, es la conclusión central de la autopsia según el texto elaborado por los médicos forenses. Pero a pesar de que ninguno de los peritajes o pruebas disponibles en el expediente consiguieron poner en crisis esa afirmación, la causa aparece empantanada en torno de las pericias y medidas de prueba todavía en marcha, y a los ruidos producidos tanto por los intentos de sacar rédito político de la muerte del fiscal como por la instalación mediática de falsas polémicas y extraños personajes que enturbiaron el normal desarrollo de la investigación.
En los próximos días se buscará conmover el encuadre que desde el principio mantiene la fiscal Viviana Fein: en la causa judicial, al menos hasta ahora, todo indica que Nisman se disparó a sí mismo. Los peritos designados por la ex esposa del fiscal, la jueza Sandra Arroyo Salgado, podrían empezar a cuestionar la autopsia. Sus argumentos giran alrededor de que “es poco exhaustiva”, que el balazo fue arriba de la oreja, algo poco habitual en suicidas, y otras objeciones de esa naturaleza. Los peritos de la querella también estudian desde el viernes las fotos que muestran el cuerpo de Nisman tirado en el baño de su departamento y, a partir de mañana, se hace en Salta la contraprueba del barrido electrónico en la mano del fiscal, en el que no aparecieron rastros del fulminante.
Esta semana también declarará el ex jefe de Inteligencia, Antonio “Jaime” Stiuso, tras la detección de llamadas con el fiscal, el día anterior a su muerte. Y, además, con la presencia del perito Gustavo Pressman –en nombre de Arroyo Salgado– se hará una copia espejo de los archivos de los celulares y las computadoras de Nisman, lo que permitirá avanzar con los esperados peritajes sobre las comunicaciones que mantuvo el fiscal los días anteriores a su muerte.
Morgue
El viernes pasado, en la Morgue, se trabajó sobre la histopatología, el estudio de las vísceras y el orificio del disparo que produjo la muerte del fiscal. Intervinieron los profesionales del Cuerpo Médico Forense, que depende de la Corte Suprema, y tres de los especialistas designados por Arroyo Salgado: Osvaldo Raffo, Julio Ravioli y Daniel Salcedo. Los dos primeros, prestigiosos médicos forenses, el último, especialista en balística, ex titular de la Policía Científica bonaerense y de la propia fuerza.
El objetivo principal de ese estudio es reafirmar o rectificar la distancia del disparo, un elemento clave para consolidar la conclusión actual de la autopsia. En principio, a primera vista, no habría mayores objeciones en ese aspecto: el disparo fue con el arma casi apoyada. En uno de los intentos por embarrar la cancha, algunos medios sacaron de la galera un inexistente estudio que afirmaba que el disparo había sido hecho a 15 o 20 centímetros, algo que tuvo que desmentir la fiscal. Pero es una muestra de las operaciones que se intentan en la causa.
En el informe de la autopsia se consigna también que Nisman no tenía rastros de lesiones defensivas y que había espasmo cadavérico, lo que significa que, en vez de un relajamiento, por la cercanía del disparo el cuerpo adquirió rigidez inmediata. Es por eso que el dedo quedó doblado, en la posición en que efectuó el disparo.
El punto en el que tal vez se concentre la objeción a las conclusiones de la autopsia es que el lugar del disparo, por encima de la oreja, es inhabitual en suicidas. De todas maneras, hay casos en que el suicidio se concretó de esa manera. Como ya señaló el propio doctor Raffo, la autopsia no se puede analizar por separado de la escena de la muerte, en este caso el baño. De manera que verificarán si las piezas encajan o no.
Toxicología
A diferencia de la histopatología, que es un proceso más complejo, el estudio toxicológico es sencillo. Hoy en día se rastrea en forma bastante automática lo que tenía en la sangre la persona fallecida.
Pese a lo simple del estudio, la fiscal Fein anunció extrañamente que los resultados recién estarán el miércoles 18 de febrero.
La toxicología tiene importancia porque podría indicar si a Nisman lo durmieron y, en ese caso, si se pudo simular un suicidio estando él inconsciente. Sería prácticamente la única forma de acercarle una pistola a menos de un centímetro, en un baño, sin que hubiera resistencia.
Aun así, tampoco sería sencillo armar el escenario en que se encontró el cadáver, con el cuerpo obstruyendo la puerta del baño.
Pistola
Hay otro elemento de importancia: si se tratara de un homicidio, el asesino usó un arma que el propio Nisman pidió prestada. Y, de acuerdo al expediente, el fiscal no sólo se la pidió prestada a Diego Lagomarsino sino que intentó conseguirla a través de su custodio de mayor confianza, Rubén Benítez. Este contó en su declaración judicial que el fiscal le insistió en conseguir una pistola.
De manera que el supuesto homicida –si se trabaja esa hipótesis– tendría tanta intimidad que sabía que Nisman contaba con un arma que había pedido prestada y que, además, era tan de su entorno que se acercó hasta casi apoyarle el arma en la cabeza.
La otra alternativa, nuevamente, es que se haya hecho con Nisman inconsciente, algo que se verá en la toxicología, pero que también será motivo de trabajo –de parte de la querella– de Daniel Salcedo –experto en rastros–, para ver si se puede armar la escena del baño tal y como la encontraron el custodio Alberto Niz y la madre de Nisman, Sara Garfunkel, los primeros en entrar al departamento. Al menos hasta ahora, no hay vestigios de arrastre, pero sin dudas éste será un punto en que trabajarán los peritos.
Barrido
A partir de mañana, en Salta, se realizará una especie de contraprueba del barrido electrónico hecho en la mano de Nisman. Hasta ahora, es la única evidencia que no encaja, aunque varios especialistas anticiparon –Luis Olavarría, Raúl Torre– que era una prueba que podía dar negativo.
En concreto, el barrido electrónico busca detectar una combinación precisa de plomo, bario y antimonio, componentes del fulminante que dejan rastros después de un disparo. Sin embargo, no es siempre así. La Bersa modelo 62, calibre 22, es una pistola muy cerrada y, además, en este caso era vieja. Lo mismo sucede con los proyectiles: comprados y guardados hace muchos años.
Lo que decidió la fiscal es realizar el estudio con un equipo más sofisticado, el que tiene el Ministerio Público de Salta, comprado en 2010. La pericia, con presencia de la querella, consistirá en que con la pistola que Lagomarsino le prestó a Nisman, se efectuará un disparo y se estudiarán los rastros que deja.
Olavarría, con largos años de experiencia, cree que es una pericia de relativo valor, porque cada cartucho es distinto, la carga que tiene podría ser distinta y hay que considerar los efectos de la humedad por los largos años en que el arma y los proyectiles estuvieron guardados.
Baño
Desde el jueves, los peritos de Arroyo Salgado cuentan con las fotografías y los videos que se corresponden con el hallazgo del cuerpo. El día anterior se les entregaron la documentación, fotos y videos de la autopsia. El doctor Raffo insistió en la idea de que “autopsia y escena” no se pueden analizar por separado, un concepto forense y criminalístico básico.
Hoy por hoy, para la fiscalía la hipótesis inicial –que surge de la autopsia– es que Nisman se sentó sobre la tapa del inodoro, se disparó y cayó hacia adelante bloqueando la puerta con su cabeza. Raúl Torre, que también fue titular de Policía Científica, sostiene que no son inhabituales los suicidios en baños. “Hay mucha literatura y casos”, remarcó Torre.
Niz, el custodio, declaró que cuando entraron al departamento aquel domingo no encontraban a Nisman hasta que la madre del fiscal, Sara, le indicó que se fijara en el baño porque allí había luz. La puerta estaba entreabierta, pero no la pudo abrir porque el cuerpo lo impedía. Sin embargo desde allí vio un charco de sangre –de unos 70 centímetros– y en ese momento le advirtió a la madre. Ella también se acercó y ambos miraron, por el lado de la bisagra de la puerta. Desde allí pudieron ver el cuerpo del fiscal.
Con las fotos y videos, Salcedo verá si hay incongruencias en la escena. Además, hará una inspección ocular directamente en el departamento del edificio Le Parc.
En todo este terreno se pretendió empantanar el cuadro sosteniendo que el secretario de Seguridad, Sergio Berni, llegó a Le Parc antes que nadie. Esto ya quedó desvirtuado. Berni estaba en Zárate cuando le avisaron y llegó cuando ya estaba el juez De Campos.
Puertas
El acceso al departamento y al edificio mismo son parte de la escena de la muerte. En principio, para la fiscal el departamento estaba cerrado por dentro. Está basada en la declaración de la madre de Nisman, que contó que ella abrió la cerradura de arriba, tipo Trabex, de la puerta de servicio y que luego no pudo con la cerradura de abajo, por lo que hubo que llamar al cerrajero. La puerta principal directamente no se pudo abrir porque las llaves estaban puestas del lado de adentro.
Es cierto que alguien podría haberse hecho una copia de la llave tipo Trabex y que luego de salir del departamento cerró desde afuera. Es una especulación sobre la que habrá que trabajar, aunque parezca improbable. La hipótesis del asesino operando de esa manera combinaría dos formas de moverse a primera vista discordantes. Por un lado, no hubo planificación porque no se usó un arma de sicario, sino una pistola que Nisman pidió prestada el día anterior y que el supuesto asesino debía saber que estaba en su poder. Por el otro, esa hipótesis presupone bastante planificación porque se hizo una copia de esa llave previendo que tendría que escapar por ahí. Parece difícil, pero igual requiere de estudio y análisis.
Cámaras
Como señaló la fiscal Fein, el ingreso y egreso de Le Parc es una especie de agujero negro en el expediente. La funcionaria consideró que se puede entrar o salir del edificio sin ser registrado por las cámaras. Y los datos que surgen de las computadoras de la empresa de seguridad tampoco tienen confiabilidad, algo que se aprecia nítidamente cuando se toma el caso del técnico informático Lagomarsino. Parece claro que entró a las 20 del sábado, pero la salida no está registrada. El dato de la computadora es que salió el lunes a las 0.53, lo que lo hubiera llevado a cruzarse con los médicos, el juez subrogante, Manuel de Campos, la fiscal Fein, y los efectivos y jefes de la Policía Federal que a esa hora ya estaban en el lugar, porque dos horas antes se había encontrado el cuerpo.
Los peritos presentados por Arroyo Salgado seguramente mirarán este aspecto de la investigación, que es muy probable que no pueda ser cerrado. De todas maneras, es necesario que las piezas encastren: es difícil que haya entrado en forma oculta alguien de confianza de Nisman, que se le acercó tanto que le habría pegado un tiro desde menos de un centímetro o que haya tenido la cercanía para darle un estupefaciente que lo duerma.
La política
Resulta asombrosa la forma en que quienes quieren sacar rédito político pasan por encima de las conclusiones que hasta ahora registra la causa judicial y que ni se preocupan en buscarle alguna vuelta a la escena de la muerte. La declamada denuncia de Elisa Carrió, por ejemplo, es por “encubrimiento del crimen del fiscal”, cuando por ahora en el expediente no se llegó, ni por asomo, a la conclusión de que hubo un homicidio. Para colmo, la diputada no hace ni siquiera el esfuerzo de explicar sobre qué bases considera que se trató de un asesinato.
“Esto de ninguna manera fue un suicidio”, se afirma sin más elementos que diagnosticar que “estaba lleno de vida y decisión” o “no mostraba ningún estado de ánimo que hiciera suponer que se iba a quitar la vida”. Lo mismo afirmaba la familia del financista Mariano Benedit, que apareció muerto por un disparo de su propia pistola en la Costanera Sur.
Hay un dato de importancia: Arroyo Salgado designó, en el equipo de forenses, un psiquiatra de larga trayectoria, el doctor Ricardo Ernesto Risso. La jueza tiene vasta experiencia, revisó el expediente y ve que, tarde o temprano, será imprescindible abordar la situación psíquica en la que se encontraba su ex esposo. En ese sentido, el viernes cayó otra de las operaciones creadas en los medios alrededor de las pruebas. La supuesta nota de Nisman a su mucama, difundida por el ex presidente de la DAIA Jorge Kirszenbaum como muestra de que un hombre que encarga compras no pudo haberse suicidado, resultó en realidad ser un pedido de mercaderías de la mucama a Nisman.
A tres semanas de la muerte de Nisman hay dos andariveles:
n El primero, cuestionar o aceptar el núcleo de las conclusiones de la autopsia y de lo que por ahora es la hipótesis del expediente: que Nisman se disparó a sí mismo. Habrá que esperar que se terminen los trabajos sobre los hechos objetivos. Y en cualquier caso, quienes cuestionen lo que hoy es la hipótesis dominante en la causa, necesitarán una alternativa: cómo se movió el supuesto homicida para concretar el asesinato. En este caso, crece la figura de Lagomarsino que reúne muchos elementos problemáticos: tenía una relación estrecha con el fiscal, entraba y salía de su casa sin horarios preconcebidos, hubiera podido acceder a información privilegiada y, lo más importante, es hasta ahora el último que lo vio y el dueño del arma que terminó con su vida.
n El segundo andarivel irá por el lado de que Nisman fue presionado o que hubo una inducción al suicidio, algo que la fiscal Fein tiene obligación de investigar. La secuencia del regreso “intempestivo”, como él mismo lo calificó, de sus vacaciones en Europa (ver aparte); la presentación apresurada de la denuncia contra la Presidenta y el canciller; las graves dificultades de esa denuncia ya en los primeros días, el papel de Jaime Stiuso y Diego Lagomarsino y finalmente su muerte deberán seguir bajo la lupa en una investigación en serio.
Es algo muy distinto al festival de fuegos artificiales que se puso en marcha para sacar una miserable tajada de esta historia.
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