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Cuando un nuevo ser humano nace, normalmente es un evento grandioso y maravilloso, tanto, que le damos gracias a Dios efusivamente, ya que por lo regular este evento nos llena de un auténtico orgullo a los que somos sus progenitores, puesto que en la gran mayoría de los casos se vislumbra la hermosa oportunidad que la vida nos da, de alcanzar, por medio de esa nueva y maravillosa criatura, las aspiraciones y los sueños que no pudimos realizar o los logros que no pudimos obtener por diversas razones o motivos, y estos pensamientos son los que nos impulsan a querer por todos los medios a nuestro alcance, de facilitar en ese hijo o hija, en esa nueva y tierna vida, en sus tiempos debidos, su desarrollo intelectual, para que la carne de nuestra carne, y sangre de nuestra sangre, tenga una visión y una preparación adecuada, que lo lleve, a través del tiempo, a alcanzar esos objetivos que nosotros, si ese es el caso, no pudimos alcanzar completamente. O por el contrario, si fuimos capaces de lograr lo que nos propusimos y la " suerte " nos ha sonreído, queremos que a esa nueva vida procreada por nosotros le sea más fácil alcanzar lo mismo, por lo que tratamos de poner mayor empeño a ese pensamiento que inunda nuestra mente para que se haga una hermosa realidad en nuestro heredero, para que tenga, inclusive, mayores logros que los que estamos obteniendo nosotros, por lo que también en este caso, trataremos de facilitarle el camino para la realización de esos objetivos.
Como podemos observar en cualquiera de los ejemplos antes descritos, nuestro interés primordial es el bienestar, más que nada, material, de ese pedacito de nuestra vida, y deseamos con fervor que todo lo que él emprenda se vea siempre coronado con el éxito, y para que esto suceda, trataremos de esforzarnos, de acuerdo a nuestras posibilidades económicas y sociales, para que él reciba una educación y una preparación familiar, social y académica adecuada, para que poco a poco y con la mayor facilidad posible, logre sobresalir en este mundo tan competitivo nuestro sobre la mayoría de la gente y se coloque en un lugar privilegiado que le de cierto poder sobre esa mayoría.
Así las cosas, empezamos a notar al correr del tiempo, que todos esos buenos deseos, que todos esos magníficos pensamientos que en nosotros renacieron junto con el nacimiento de esa nueva vida, se han ido modificando poco a poco, y tal vez sin que nos demos cuenta de ello, por situaciones y agentes extraños fuera de nuestro alcance, y esto se empieza a hacer notorio cuando vamos perdiendo el control en el comportamiento en ciertas áreas de la vida de nuestro hijo que se van presentando de diversas maneras. Esto comienza a suceder en cuanto nuestro hijo se encuentra de repente envuelto en ambientes notoriamente extraños y diferentes al entorno familiar o natural que le es conocido, lo que le va provocando poco a poco cambios en su conducta, lo que hace muy difícil que le demos a esa situación la importancia debida.
Cuando nosotros empezamos a notar; si es que estamos en condiciones de hacerlo, de que algo no está funcionando de acuerdo a como lo habíamos pensado, trataremos de corregir esas situaciones de cambios de conducta en nuestros hijos, que más que nada dificultan la comunicación que debería haber entre padres e hijos. Estas situaciones se dan por nuestra ignorancia con respecto a esos cambios hasta cierto punto naturales en el ser humano, que traen como consecuencia, que nuestras propias fallas como padres de familia se vean aumentadas, ya que el diario acontecer en nuestras vidas nos va colocando repetidas veces en situaciones de angustia, de desesperación, de frustración, de contienda, y de todo lo demás que nos preocupa, y somos distraídos, de tal manera, de esos nuestros primeros pensamientos tan positivos de todo lo que deseamos para nuestro hijo cuando nació, que inconscientemente dejamos al garete y sin control a esa nueva vida que en su momento fue lo más maravilloso e importante para nosotros. Esos momentos en los que tratamos de retomar el control en nuestro hijo para corregir su rumbo, son de una fuerte y terrible angustia, ya que esas situaciones por las que atravesamos hacen preguntarnos, ¿que pasó?, ¿en que fallé?, sin darnos cabal cuenta, de que la actitud hacia nuestro hijo, avalado por las situaciones negativas en que nos vimos y nos vemos expuestos a cada momento en nuestras vidas, no ha sido congruente con nuestros buenos deseos, con esos maravillosos pensamientos que surgieron incontenibles ya desde antes y que se reforzaron en ese preciso momento de su nacimiento, y, de repente, despertamos y caemos en la cuenta de que lo que está sucediendo en esa vida, de la cual tenemos que responder ante Dios, ante la sociedad, y ante la familia, se debe primordialmente a un descuido sin duda tradicional y por lo mismo inconsciente, pero al fin descuido, que hace que la situación por la que atravesamos regularmente los padres de familia, se torne más difícil de lo que realmente hubiera sido si hubiéramos tenido la capacidad espiritual de prevenirlo.
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De: Hermano Cristiano (Mensaje original)
Cuando un nuevo ser humano nace, normalmente es un evento grandioso y maravilloso, tanto, que le damos gracias a Dios efusivamente, ya que por lo regular este evento nos llena de un auténtico orgullo a los que somos sus progenitores, puesto que en la gran mayoría de los casos se vislumbra la hermosa oportunidad que la vida nos da, de alcanzar, por medio de esa nueva y maravillosa criatura, las aspiraciones y los sueños que no pudimos realizar o los logros que no pudimos obtener por diversas razones o motivos, y estos pensamientos son los que nos impulsan a querer por todos los medios a nuestro alcance, de facilitar en ese hijo o hija, en esa nueva y tierna vida
Y QUIEN AMA DE ESA FORMA A LOS MILES DE NIÑOS QUE CADA DÍA SON ABORTADOS POR SUS MADRES... la vida de los niños debe ser respetada por todos porque el mandamientos de Jesucristo dice: NO MATARÁS...
Jesucristo es Dios ... Y punto..............
Y la ley de Jesucristo es la ley de Dios....... y punto.....................................................
Y la Ley de Dios así nos dice:
"todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)
Jesús también enseña los verdaderos mandamientos de la Ley de Dios que debemos guardar para entrar en la vida y que así nos dicen: "Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios" (Mateo 19:16-24) A los hombres codiciosos que se hacen dueños de muchas posesiones les cuesta muchísimo respetar la vida de Los indefensos (NO MATARÁS), y también les cuesta muchísimo entregar sus bienes a los pobres. Ellos no quieren el camino de la misericordia y prefieren imponer penas de muerte, sacrificios, esclavitud y "FALSAS RELIGIONES" a los pobres. Por eso, Jesucristo también les dijo a aquellos judíos y a las falsas religiones que aparecerían despees de Él: "... si hubierais comprendido lo qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7 "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo". (Mateo 22:34-40) El Señor no mandó que se mate a las personas que cometen faltas, sino que se les perdone, pues el Evangelio así nos dice: "Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete". (Mateo18:21-22) "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas". (Mateo 6:14)..
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Cuando un nuevo ser humano nace, normalmente es un evento grandioso y maravilloso, tanto, que le damos gracias a Dios efusivamente, ya que por lo regular este evento nos llena de un auténtico orgullo a los que somos sus progenitores, puesto que en la gran mayoría de los casos se vislumbra la hermosa oportunidad que la vida nos da, de alcanzar, por medio de esa nueva y maravillosa criatura, las aspiraciones y los sueños que no pudimos realizar o los logros que no pudimos obtener por diversas razones o motivos, (.......)
Cuando nosotros empezamos a notar; si es que estamos en condiciones de hacerlo, de que algo no está funcionando de acuerdo a como lo habíamos pensado, trataremos de corregir esas situaciones de cambios de conducta en nuestros hijos, que más que nada dificultan la comunicación que debería haber entre padres e hijos. Estas situaciones se dan por nuestra ignorancia con respecto a esos cambios (.......)
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Jesucristo dijo:
Marcos 16:15-16 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.
Y esto es lo que debemos hacer los cristianos, predicar el Evangelio a TODA CRIATURA. Unos lo recibirán y otros no lo recibirán, pero lo cierto es que todo mal que sucede en el mundo, sucede porque los hombres no son fieles al Evangelio, no predican fielmente el Evangelio a TODA CRIATURA y no guardan los mandamientos que Jesús mandó guardar cuando predicó al Evangelio. Muchos enseñan muchas cosas a los hijos y se afanan por muchas cosas, pero lo más importante y necesario es enseñarles el Evangelio, porque Jesucristo dijo que buscáramos el reino de Dios y todas las cosas que necesitamos para vivir nos serían añadidas: Lucas 12:29 Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. 12:30 Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. 12:31 Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
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