Parte 23
Dios permite que poco a poco tengamos acceso al conocimiento de Dios y a la Mente de su Sabiduría para iniciarnos en el conocimiento acerca de la importancia que nuestro espíritu, nuestra alma y nuestro cuerpo deben de tener en la condición del ser humano hecho a imagen y semejanza de Dios, y a los que no les hemos dado el lugar exacto que les corresponde por la tradicional ignorancia que nos viene acompañando casi desde siempre, y esa misma ignorancia, se ha convertido en el puente para que por él pasen toda clase de personas que manipulan nuestra mente sorprendiéndonos con sus "vastos y abundantes conocimientos científicos, tecnológicos, religiosos o espirituales, esotéricos u ocultos" o con sus poderes psíquicos o mentales, mismos que no negamos o afirmamos, pero que a la mayoría de los que nos decimos creyentes de Jesús y que aún no hemos cimentado nuestra fe, nos confunden aún más de lo que pudiéramos estar, y por desgracia nos siguen manteniendo en esa ignorancia ancestral que nos ha vuelto ciegos, ciegos por esas vendas espirituales negras y gruesas colocadas en nuestra mente espiritual positiva, que no nos permiten disponernos a conocer, como verdaderos cristianos, lo que Dios a través de Jesús nos manifiesta en su Palabra, ni a darnos cabal cuenta de que lo único que quieren la mayoría de esas personas, es aprovecharse de esa confusión y de esa ignorancia para sus muy particulares intereses, ya sea de reconocimiento personal o aprovechamiento material y económico.
Recordemos que todo lo que aquí se está exponiendo, solo tendrá valor si es despertado en quien lo esté leyendo, el interés para leer, estudiar, reflexionar y meditar profundamente lo que la doctrina de Jesucristo nos revela en su Palabra contenida en el Nuevo Testamento.
Prosigamos: Deberíamos de tomar en cuenta, que todos los problemas que nos afectan a padres e hijos, se debe primordialmente a que desde un principio todo lo aplicamos con un sentido y un significado materialista en todas las cosas, es decir, la preparación y educación que recibimos y que después inculcamos en nuestros hijos, está enfocada y dirigida en ese sentido, puesto que nosotros como seres humanos nacemos, vivimos, crecemos, nos reproducimos, gozamos, sufrimos y morimos en este mundo en el que estamos inmersos desde que nacemos, y desde que la primera pareja se vio seducida en la mentira de que podrían ser autosuficientes al conocer de la ciencia, del bien y del mal. Esta situación es la que hace que nuestro cuerpo y nuestra mente en el alma se corrompan de tal manera, que hace que ignoremos, y por lo mismo no veamos, la enorme necesidad y la tremenda importancia de despertar a la consciencia, desde la mas tierna edad, a la más importante y desdeñada personalidad del ser humano, el espíritu, para que la preparación que se reciba empiece de forma correcta según el Nuevo Testamento, es decir, que cuando, en el ser humano se despierte la capacidad de razonar, es cuando nos deberíamos de ocupar por transmitir todo conocimiento en el orden de Dios y no en el orden de hombre.
En primer lugar, espiritual, para poder entender toda la enseñanza humana como algo que Dios tiene para nosotros y a quién deberíamos darle en primerísimo lugar la gloria, el honor y la alabanza, agradeciéndole y pidiéndole que utilice esos conocimientos para llevar a cabo su plan para el hombre.
En segundo lugar, mental, ya que el alma se encuentra en el mundo o dimensión espiritual donde se desarrolla la mente humana y el lugar en donde se recibe todo el conocimiento sin principio ni fin que mana de la Mente de Dios, y por añadidura, todo el conocimiento que mana de este mundo tradicional y materialista.
En tercer lugar, corporal, ya que nuestra mente transmite y siembra en nuestro cerebro la forma de conocer las profundas maravillas del Reino de Dios y las maravillas de este mundo material, para que, conociendo lo anterior, disfrutemos en armonía con todo lo que nos rodea para no continuar viviendo en el descuido, en la ambición, en la soberbia y en la violencia tradicional humana, todo lo cual podríamos evitar si en lugar de hacer las cosas con los mandamientos y enseñanzas de hombre en el Nombre de Dios, las hacemos con los mandamientos y enseñanzas de Dios a través de la Palabra de Jesús para que el cuerpo actúe de acuerdo al orden y para el propósito de Dios.
La preparación espiritual debería de ser la base primordial de todas las enseñanzas, ya que en ella se encierra el conocimiento total para encontrar la verdadera razón y el motivo fundamental de nuestra existencia.