La Ley del Evangelio es la única y verdadera Ley de Dios.

 

Los cristianos deben ser  fieles al Evangelio.  No deben llamar "Ley de Dios" a otros mandamientos diferentes a los mandamientos del Evangelio, pues Jesucristo dio su vida para enseñarnos los verdaderos mandamientos de Dios.

Los que siguen llamando "Ley de Dios" a todas las leyes del viejo testamento siguen otro "evangelio" diferente, pues sólo hay una verdadera Ley de Dios, y ésta es la Ley del Evangelio.

 

Jesucristo no vino a abolir la verdadera Ley de Dios pero sí abolió muchos mandamientos del viejo testamento porque no eran Ley de Dios (Mateo 5:17-48)

 

Jesucristo no abolió la verdadera Ley de Dios sino que vino a darla a conocer plenamente.  Lo que Él abolió del viejo testamento cuando predicó el Evangelio, fueron los mandamientos del viejo testamento que no eran Ley de Dios (Mateo 5:21-48 y todo el contexto del Evangelio) . Su discusión con los judíos por causa de la Ley fue muy amplia, pero muchas religiones siempre han querido dejar ahogada y olvidada esta importante discusión que mantuvo Jesucristo con los sacerdotes de su tiempo por causa de la ley.

 

Para poder conocer esta importante discusión que mantuvo Jesucristo con los judíos de su tiempo por causa de los mandamientos del viejo testamento, es necesario que  todo cristiano examine con detenimiento todo el contexto del Evangelio y también Hechos 15 (el concilio de Jerusalén donde se debatió qué Ley debían seguir los cristianos).  Los cristianos de los primeros siglos sólo seguían los mandamientos del Evangelio.

 

Los emperadores de Roma (siglo IV) impusieron los mandamientos del viejo testamento

Desde el siglo IV, los emperadores de Roma y su religión impusieron la creencia de que todos los mandamientos del viejo testamento eran mandamientos de Dios. Y luego impusieron la creencia de que nadie debía dudar de esta imposición porque, si no respetaba esa creencia, iría al infierno.  Desde entonces, son muchas las religiones que siguen esa misma creencia:  la creencia de que todos los mandamientos del viejo testamento son mandamientos de Dios.  

 

Dudar de esta imposición religiosa ha pasado a ser algo traumático para muchos cristianos por causa del temor que han infundido muchas religiones a los creyentes.  Algunas religiones sólo reconocen como "ley de Dios" los mandamientos del viejo testamento y hacen ver que el Evangelio vino a confirmar todos los mandamientos del viejo testamento.  Todo lo contrario de lo que nos enseña el Evangelio.

 

Los emperadores de Roma y su religión no querían los misericordiosos mandamientos de Jesucristo.  El Evangelio les ataba las manos para que no hicieran daño a las personas y no se creyeran más grandes que los humildes cristianos.  Por eso, se volvieron a las leyes del viejo testamento buscando allí apoyo para seguir imponiendo sus sistemas de terror. 

 

La gran confusión que ha invadido al mundo

Jesucristo abolió muchos mandamientos del viejo testamento, y los emperadores de Roma los volvieron a imponer como si todos fueran mandamientos de Dios.  Y de ahí ha venido al mundo la gran confusión religiosa.  Muchos cristianos se hacen llamar seguidores del Evangelio pero siguen imponiendo, como si fueran Ley de Dios, los mandamientos del viejo testamento que Jesucristo abolió y que eran tan contrarios a los mandamientos del Evangelio.

En el viejo testamento hay muchos mandamientos de guerras, de penas de muerte, de esclavitud y de sacrificios que Dios no mandó porque todos esos mandamientos son contrarios a los misericordiosos mandamientos del Evangelio. 

Llegará algún día en que los hombres se sientan libres para tener como única y verdadera Ley de Dios los mandamientos que nos enseña Jesucristo en el Evangelio.  Mientras ese día no amanezca, los hombres seguirán imponiendo guerras, desigualdad y penas de muerte como mandan los mandamientos del viejo testamento.

Y ésta es la gran confusión que ha invadido al mundo desde el siglo IV (emperador Constantino, sus descendientes y su religión del imperio romano).  Luego, estas enseñanzas las han seguido otras muchas religiones.

 

Los verdaderos cristianos que se llaman seguidores del Evangelio, deben tener como Ley de Dios solamente los mandamientos del Evangelio

Seguir a Jesucristo, es seguir solamente los mandamientos del Evangelio. Pero parece que el mundo no quiere seguir el camino de la misericordia que nos predicó Jesucristo.  Y por haber abandonado los mandamientos del Evangelio y haberse vuelto a los mandamientos del viejo testamento, el mundo va a su completa destrucción.

Jesucristo predicó el Evangelio y nos mandó predicar solamente el Evangelio

 

"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado". (Marcos 16,15-16).

 

"Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo". (Mateo 4,23).

 

"Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin". (Mateo 24,11-14).

"Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí". (Mateo 11, 5-6)

 

Fueron muchos hombres codiciosos de poder y riquezas los que encontraron tropiezo en el Evangelio de Jesucristo.  Por eso, dijo el Señor:  " bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí".  Y estos hombres codiciosos fueron los que hicieron otras religiones y volvieron a imponer, como si fueran mandamientos de Dios, los mandamientos del viejo testamento que Jesucristo había abolido.  

 

La causa principal de que muchos hombres abandonaran el Evangelio es la codicia de los bienes de la Tierra

 

Muchos hombres codiciosos abandonaron a Jesucristo e hicieron sus propias religiones llamadas "cristianas".  Y la causa de todo ello bien quedó aclarada en el Evangelio, que así nos dice:

 

"Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones." (Mateo 19:16-22)

 

Fueron muchos hombres ricos y poderosos los que se entristecieron y abandonaron a Jesucristo cuando conocieron lo que les decía el Evangelio.  Por eso, muchos de ellos se volvieron a las leyes del viejo testamento que Jesucristo había abolido y las volvieron a imponer como si todas ellas fueran "mandamientos de Dios".   Desde entonces ya no se volvieron a vivir los misericordiosos mandamientos del Evangelio, pues los hombres codiciosos de riquezas despreciaron el Evangelio:

 

"Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas". (Mateo 6:24)

 

Jesucristo nos enseñó los verdaderos mandamientos de Dios (Mateo 19:16-22), y también nos enseñó la verdadera Ley de Dios, que así nos dice:

 

"todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)

 

Los cristianos deben volver a los misericordiosos mandamientos del Evangelio.

 

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