Este es el ejemplar que tenemos de “Así es Cuba” por Alberto Boix Comas. Aparentemente editado a principios de la década de 1950. Lo presentamos lo más fiel posible a como aparece en nuestro ejemplar.
En el salón de actividades de la Embajada de Cuba en Ottawa será inaugurada este viernes 26 de mayo la muestra fotográfica “Comandante”, que reúne fotografías del Comandante en Jefe Fidel Castro, líder histórico de la Revolución Cubana. En un total de 31 instantáneas, este homenaje póstumo abarca diferentes facetas de la vida de Fidel, en imágenes tomadas por los fotógrafos cubanos Alberto Korda, Liborio Noval y Roberto Chile, éste último presente en Canadá para la inauguración.
Estuvo entre los fundadores de la Sociedad Cubana de Historia Natural Felipe Poey, en 1914, y dirigió el Departamento de Plantas Medicinales del Instituto de Agronomía de la Academia de Ciencias de Cuba
Por Nayda Sanzo Romero
Juan Tomás Roig Mesa. Su mayor trabajo lo lleva a cabo en la Estación Experimental Agronómica de Santiago de las Vegas. (Foto: ruthtienda.com)
El 31 de mayo de 1877 nace en Santiago de las Vegas el sabio y naturalista Juan Tomás Roig Mesa, quien en 1928 publica la primera edición del Diccionario Botánico de Nombres Vulgares Cubanos.
Roig supo apreciar lo que representaban la flora nacional y exótica, como base de riqueza y de salud. Su mayor aporte lo constituyen sus estudios acerca de plantas medicinales.
Fue Doctor en Ciencias Naturales y en Farmacia, Perito Químico Agrónomo, Ingeniero Agrónomo Honoris Causa de la Universidad de La Habana.
Estuvo entre los fundadores de la Sociedad Cubana de Historia Natural Felipe Poey, en 1914, y dirigió el Departamento de Plantas Medicinales del Instituto de Agronomía de la Academia de Ciencias de Cuba.
Plantas medicinales aromáticoas o venenosas de Cuba (Foto: ruthtienda.com)
Notable cuidado en Cuba de animales donados por Namibia
Según Martín Zordán Langsam, director ejecutivo de la ALPZA, para su cuidado en el Parque Zoológico Nacional se han creado condiciones de simulación muy realistas de su hábitat natural, en una superficie de 340 hectáreas en las que hay sembradas miles de plantas y es considerada la quinta zona cubana con mayor grupo de aves
El donativo comprendió elefantes, rinocerontes, buitres, avestruces, hienas manchadas y pardas; leones, leopardos, chacales de lomo negro, guepardos o chitas, linces, puerco espines, zorros de Oreja de Murciélago y antílopes, uno de los cuales es el “oryx”, en la gráfica. (Foto: granma.cu).
Por LINO LUBEN PÉREZ
La Asociación Latinoamericana de Parques Zoológicos y Acuarios (ALPZA) calificó hoy, en La Habana, de notable la labor de mantenimiento y conservación en Cuba de los animales donados por Namibia.
La preservación de las especies se ha hecho de la mejor manera posible, lo que ha permitido exhibirlas en condiciones muy similares a su propio hábitat, comentó en exclusiva a la ACN Martín Zordán Langsam, director ejecutivo de esa organización, con sede en Chile.
Ejemplificó con el hecho de que constituye una simulación muy realista de su hábitat natural en el Parque Zoológico Nacional, con una superficie de 340 hectáreas en las que hay sembradas miles de plantas y considerada la quinta zona cubana con mayor grupo de aves observadas.
Sus apreciaciones las amplió Miguel Luis Abud Soto, director de la Empresa Cubana de Zoológicos, el único orador de la jornada inaugural hoy del XXIV Congreso de ALPZA, en el Palacio de Convenciones de La Habana, y con la asistencia de representantes de 12 naciones, entre ellas Argentina, Brasil, Cuba, Chile, Panamá, Perú y México, así como también de otras regiones del mundo.
Abud Soto definió como muy compleja la operación Arca de Noé II, de 2012 a 2013, que trajo a La Habana y al citado parque 144 animales de 22 especies por aire, en dos vuelos con una duración de 14 horas y media sin escalas técnicas desde la capital de Namibia, procedentes del Parque Nacional Etosha, en una maniobra transoceánica sin antecedentes.
Desde entonces, añadió, se ha logrado una alta supervivencia y más de 170 nacimientos que incrementaron las colecciones en una cifra superior a las dos mil 250 y que aumentaron la cantidad de visitantes a la instalación: solo de enero a abril pasado recorrieron las áreas 399 mil personas.
La entidad en cuestión surgió hace apenas dos años por el interés estatal de mejorar las instalaciones de ese tipo y hasta el momento cuenta con el propio Parque, el de La Habana, el más antiguo de ellos, y el de la provincia de Ciego de Ávila, aunque de manera paulatina se incorporarán los restantes hasta llegar a 15, según el directivo.
El primer conferencista de este martes fue Vicente Berovides Álvarez, investigador titular y profesor de la Facultad de Biología, de la Universidad de la Habana, quien se refirió a la conservación de la fauna nacional, caracterizada por un índice de endemismo alto entre las plantas y la fauna de vertebrados.
Solo en el primer grupo alcanza una cifra superior al 50 por ciento y en el segundo sobrepasa el 32 por ciento, según expertos de la Agencia de Medio Ambiente.
Aclararon, sin embargo, que en este último caso la herpetofauna (reptiles y anfibios), insectos y moluscos oscila del 80 al 90, mientras que los moluscos terrestres llegan al 90 por ciento.
Por lo menos 300 profesionales asisten a las deliberaciones del XXIV Congreso de la ALPZA hasta el próximo dos de junio sobre la promoción, principalmente, de acciones regionales de cooperación inter institucionales sobre conservación, sostenibilidad, desarrollo de tecnologías modernas y formación de capital humano.
Además, compartir experiencias y contribuir a la actualización e intercambio de conocimientos, que estimulen el bienestar animal y el desarrollo de estrategias educativas en las instituciones.
Sus temas centrales son el manejo de la fauna silvestre (terrestre y acuática) en cautiverio y el bienestar y salud animal, administración y mantenimiento, conducta, nutrición, educación ambiental, gestión ambiental, diseño de exhibiciones y ética.
Paralelamente al congreso, una feria expositiva en salones del Palacio de Convenciones de La Habana muestra productos, literatura y otros servicios. (ACN).
La Empresa Siderúrgica José Martí es de gran importancia para la economía del país, debido a que esta sustituye importaciones en cuanto a cabillas y acero líquido
En la actualidad esta importante industria además de producir acero líquido y cabillas, fabrica palanquillas.Foto:Yander Zamora
Elevar la producción es la palabra de orden de la Empresa Siderúrgica José Martí. Creada en 1957, Antillana de Acero, como es conocida popularmente, comenzó como una productora de cabillas a las órdenes de algunos oligarcas cubanos, que contaban también con capital norteamericano.
Miguel Ángeles Solarana Reyes, director de la empresa siderúrgica José Martí, destaca la importancia de esa industria para la economía nacional.Foto: Yander Zamora
Al triunfo de la Revolución, puesta ya en beneficio del pueblo, se realiza la primera colada de acero con la tecnología más moderna de la época. A partir de ese hecho se firman acuerdos con la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y comienza el desarrollo de cinco hornos Martin-Siemens.
Estos acuerdos contaban con varias etapas en las que se desarrollaron laminadores (usados para convertir los metales en planchas), una tecnología desarrollada por la entonces URSS y la desaparecida República Democrática Alemana, siendo esto lo primero que se desarmó y se retiró al desaparecer el campo socialista.
En los años 90 se comienza la producción de acero en hornos eléctricos motivado por dos razones fundamentales: los hornos utilizados hasta el momento, Martin-Siemens, desaparecían por la actualización tecnológica, y además las reparaciones que exigían eran muy costosas.
A partir de 2004-2005 surgen problemas en la industria debido al desgaste ocasionado por las serias dificultades económicas que vivía Cuba en aquel momento, y debido a esto, las producciones en Antillana de Acero cayeron en picada.
Sin embargo, en el año 2014 se detuvo esta caída y desde el 2015 la fábrica comienza a revitalizarse.
REVITALIZACIÓN DE ANTILLANA DE ACERO
Con la introducción de un crédito ruso se garantizará una remodelación y modernización completa de la fábrica. Esta renovación abarcará todas las unidades empresariales de base. Además se repararán las líneas férreas con las que cuenta Antillana, aproximadamente unos 50 kilómetros.
Se introducirán mejoras en el sistema de transporte del acero. Se remodelará todo el sistema de redes, de aire, nitrógeno y oxígeno.
La Empresa Siderúrgica José Martí cuenta con una plantilla de 1 700 trabajadores. El esfuerzo y sacrificio de cada persona que labora allí es alto.Foto: Yander Zamora
Además, como Antillana es la mayor consumidora de agua y electricidad de la provincia de La Habana, todos los sistemas de enfriamiento y electro automáticos serán reparados en su totalidad para un mejor uso de los mismos.
Miguel Ángeles Solarana Reyes, director de la empresa siderúrgica José Martí, explica que estos cambios se realizarán en dos etapas del proceso inversionista. En una primera fase, con una duración de cuatro a cinco años, se pasará a producir el doble de lo que se hace actualmente.
«Debemos empezar por 140 mil toneladas e ir sumando, año a año, una cantidad determinada hasta llegar a 250 mil toneladas de acero liquido. En el caso de la cabilla empezaríamos a trabajar el año que viene con unas 70 mil toneladas e iríamos subiendo hasta 160 mil toneladas», aclaró Solarana.
En la segunda etapa se montaría otro horno eléctrico y otra máquina de vaciado continuo, garantizando el incremento de 250 mil a 420 mil toneladas de acero líquido.
FORTALECER LA PRODUCCIÓN
En la actualidad, además de la producción de acero líquido y cabillas, Antillana fabrica palanquillas, que no es más que un cuadrado grande de acero que es el semiproducto para producir cabillas y barras. De este artículo se exporta cada año de 40 mil a 50 mil toneladas principalmente a una empresa llamada Axa de capital cubano-hondureño, perteneciente al Ministerio de Industria y al Grupo Gesime y ubicada en Honduras.
«La otra parte que producimos la dedicamos a los laminadores para la producción nacional. Nosotros y nuestros hermanos acereros de Las Tunas, somos la combinación de la producción de cabillas para el país», agregó Solarana.
La fábrica provee cabillas a toda Cuba a través de una comercializadora. Estas están presentes en cada construcción que se realice, incluido todo el sistema hotelero.
Por su importancia para el país, Antillana de Acero es una industria de producción continua, sus máquinas solo paran unos pocos días en el año.Foto: Yander Zamora
«Ahora tenemos que empezar a exportar a otros lugares porque al favorecernos de la inversión rusa se incrementa la producción y por tanto hay que vender más», añadió Solarana.
El mercado principal de esta industria es América Latina y el Caribe debido sobre todo, a la infraestructura y logística con la que cuenta la fábrica.
Para la segunda etapa de este proceso inversionista se dejará un laminador para la producción de cabillas y el otro se concentrará en hacer perfiles, angulares y planchuelas, hasta el momento no fabricados en Antillana.
Sin embargo, aun el objetivo fundamental es la producción de cabillas.
TRABAJADORES PRINCIPAL ESLABÓN DE LA PRODUCCIÓN
La Empresa Siderúrgica José Martí cuenta con una plantilla de 1 700 trabajadores. El esfuerzo y sacrificio de cada persona que labora allí es alto. «Aquí se comienza a trabajar el día tres o cuatro de enero y se detiene la producción el día 29 o 30 de diciembre. Diariamente se hacen tres turnos de trabajo y se descansa uno, sin parar. Es un trabajo muy comprometido y muy peligroso. Se está logrando, a partir de los sistemas de pagos, que el personal cobre más con mejores beneficios salariales», continuó Solarana.
Debido al alto riesgo que corren los trabajadores en la fábrica, dentro de su estructura se cuenta con un policlínico y una sala de urgencias. Además, el país importa todos los equipos de protección.
«La lucha aquí no es si tenemos o no tenemos sistemas de protección, es si los trabajadores se los ponen o no. Pero además, en la acería hay que ponérselos, sin discusión o andas con los equipos o puedes pasar un aprieto fuerte», especificó.
Antillana de Acero es de gran importancia para la economía del país, debido a que esta sustituye importaciones en cuanto a cabillas y acero líquido.
«Eso es muy importante porque la importación de cabillas se hace a través de la bolsa de valores, es decir, no es un precio pactado y los precios de la bolsa suben y bajan de acuerdo a como esté el mercado en ese momento. Además exportamos palanquillas, entramos dinero fresco a la economía nacional.
«Un país que produzca acero es un país que está en desarrollo, entonces mejorar la producción de acero en Cuba mejorará evidentemente nuestras posibilidades sin lugar a dudas», concluyó Solarana.
ARTES VISUALES: Remembranzas cubanas de Agnès Varda
Aproximaciones a la muestra de la cineasta belga asentada en Francia, que se exhibe en el Edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes
Asistentes a la muestra.
Por SAHILY TABARES
Fotos de la muestra: LEYVA BENÍTEZ
La imagen fotográfica nunca deja de transformar el instante en eternidad, es un instrumento fundamental en la construcción de la identidad de una nación mediante las diferentes formas en que se imagina y representa al otro ser humano.
No por casualidad esta mujer vive intensamente tres vidas, como fotógrafa –la menos conocida-, cineasta y artista de la plástica. Deja constancia de la memoria, redescubre el fluir natural de la existencia, el implacable paso del tiempo mientras desata la curiosidad innata para poner en evidencia las relaciones entre imágenes y sonidos desde un enfoque personal, creativo, provocador.
Su amplia filmografía incluye documentales, video instalaciones y más de 40 películas, entre las que descuellan, Cléo de 5 a 7 (1962), La felicidad (1965), Daguerrotipos (1975), Sin techo ni ley (1985), y Jacquot de Nantes (1991).
Fidel Castro, una foto inusual.
Agnès Varda (Bruselas, 1928) regresa a La Habana mediante la exhibición de 110 fotografías que captó durante su visita a la capital cubana en las últimas semanas de 1962. Estas piezas le permitieron construir la narración animada del documental de 30 minutos, Saludos, cubanos (1963), premiado en el Festival de Leipzig, y tras varias décadas se presentan por primera vez en nuestro país en la muestra Varda/Cuba/Cine, con la curaduría de Clément Chéroux y Karolina Ziebinska-Lewandoeska,
Tras una exitosa exhibición en el Centro Pompidou del Museo Nacional de Arte Moderno, en París, entre diciembre de 2015 y febrero de 2016, las instantáneas dialogan en el mismo espacio con Saludos, cubanos. Ninguna de ellas es inocente, revelan el contexto político, social e histórico de una época que la fotógrafa apresa con originalidad en el punto de vista y hábil posicionamiento ante sujetos, atmósferas, situaciones.
La mirada de Varda se desplaza por calles y espacios rurales; más que mirar, ve, capta a Fidel Castro en una pose inusual, el gozo de alfabetizados en la campaña nacional de 1961, los cortadores de caña en plena labor, personajes anónimos y célebres.
Detrás del lente de una pequeña cámara Leica con película en blanco y negro, se revela la intuición de la cineasta, quien busca el efecto visual del enfoque selectivo; desde otra perspectiva narra gestualidades de Benny Moré, encuentra metáforas en la confluencia entre contenido y forma.
Secuencia de Benny Moré.
De ningún modo escapan a su intencionalidad las relaciones complejas, dialógicas, de imágenes que cumplen una función socio-comunicativa, forman parte de la memoria colectiva, generan múltiples significados en mensajes dirigidos a públicos diferentes.
En un espacio contiguo a la exposición se exhiben documentales de Sara Gómez, notable cineasta cubana que participó en el equipo de realización de Saludos…y mantuvo una entrañable relación artística con Varda.
Los vasos comunicantes entre ambas artistas tuvieron bases antropológicas, etnográficas, e intereses comunes que en ellas motivaron la búsqueda de dispositivos y lenguajes, los cuales permitieron mostrar la energía de las personas, sus conflictos, situaciones, angustias, alegrías.
La muestra Varda/Cuba/Cine propicia redescubrir la visualidad como dinámica de la cultura en movimiento, esta fluye con toda su fuerza de condicionamientos sociales y remembranzas indispensables para seguir nutriendo el conocimiento sobre nosotros mismos.
Con el enfoque selectivo queda nítido el sujeto fotográfico.
Venezuela: colaboradores cubanos continúan labor junto al pueblo
Cuba está y estará al lado de ese pueblo y de la unión cívico-militar que encabeza el presidente Nicolás Maduro Moros
Por Jorge Legañoa Alonso
Rogelio Polanco, embajador de Cuba en Venezuela. (Foto: Reportero24)
La Habana, 31 may (ACN) Los colaboradores cubanos en Venezuela continúan su labor junto al pueblo bolivariano y prestan servicios con normalidad, a pesar de las acciones violentas de la oposición en esa nación suramericana, aseguró Rogelio Polanco Fuentes, embajador de la Isla en ese país.
A una pregunta de la Agencia Cubana de Noticias, el representante diplomático antillano dijo que hay comunicación permanente con cada uno de los colaboradores de la Isla, quienes presentan servicios en todos los Estados de Venezuela, en los ámbitos de la salud, el deporte, la cultura y otras esferas de la sociedad.
Se encuentran bien, junto al pueblo y laborando de manera normal, cumpliendo con cada una de las tareas y responsabilidades, significó el Embajador.
Aseguró que la actitud de los colaboradores cubanos en la tierra de Simón Bolívar está en correspondencia con la tradición de la Revolución y la ayuda internacionalista de la Isla, que en cada momento, ante cualquier circunstancia, se ha mantenido firme y solidaria.
Sobre las acciones desestabilizadoras de la oposición, con mayor intensidad y violencia en las últimas semanas, destacó que en Venezuela hoy se decide el futuro de América Latina y el Caribe, y la consolidación de un proceso revolucionario que busca seguir adelante en la lucha por el bienestar.
Dijo que a la Revolución bolivariana se le hace una guerra no convencional de dimensiones extraordinarias, con el objetivo de derrocarla y borrar las transformaciones sociales.
Rogelio Polanco reafirmó en sus declaraciones a la prensa la solidaridad de Cuba con el pueblo chavista, durante las sesiones de la Asamblea Nacional extraordinaria del Poder Popular que tiene lugar en el Palacio de Convenciones de la capital.
Colaboradores cubanos en Venezuela (Foto: EmbaCuba Venezuela)
La Isla ha demostrado todo su apoyo a la Revolución bolivariana y en estos momentos en que se intenta aislar y agredir a los chavistas, Cuba está y estará al lado de ese pueblo y de la unión cívico-militar que encabeza el presidente Nicolás Maduro Moros.
Significó que las organizaciones políticas y de masas de la Mayor de las Antillas y el Gobierno revolucionario han expresado sistemáticamente esa solidaridad, máxime en este momento en que arrecian los intentos por aislarlos.
Son numerosos los ámbitos de la agresión contra ese país, apuntó, y particularizó en la postura de voceros y transnacionales de la comunicación que mienten y tergiversan sobre lo que realmente ocurre en ese país.
Resaltó la importancia de sumar voces para multiplicar la verdad sobre la realidad venezolana.
Agregó que ese país requiere la solidaridad y el apoyo del mundo entero ante las amenazas internacionales de organismos y gobiernos de derecha.
El gobierno de Nicolás Maduro llamó hace un mes, según lo establecido en la Constitución de esa nación, a una Asamblea Nacional Constituyente ante el fracaso del diálogo con los principales partidos de la oposición.
La constituyente busca consenso directo con el pueblo para lograr la paz en la nación suramericana, sometida a una intensa guerra económica, así como también a la desestabilización mediante acciones terroristas en la calle que han costado valiosas vidas.
Los centenarios representan uno de los segmentos de más rápido crecimiento dentro de la población cubana, con implicaciones socioeconómicas y de salud muy especiales que el país asume
Dice que su hermano Marcelino —fallecido a los 102 años— le enseñó a tener edad, pero Andrés Ulacia Pino encontró su propia receta. Cuando este 17 de mayo el almanaque le indicó su cumpleaños número cien, aseguró a estas reporteras: «Quien no oye consejos no llega. En la vida hay que ser buen oyente».
No beber, no fumar, alimentarse bien y mantener una correcta armonía en el hogar son sus secretos para arribar bien al siglo de vida. Para él, proveniente de una familia de seis hermanos y con siete hijos, nueve nietos y siete bisnietos, la familia unida es otro elemento clave en la ecuación, «porque alimenta y fortalece. Y no solo la sanguínea, sino también la que conforman los amigos que se cultivan con los años, en el día a día, codo a codo».
Sus orígenes humildes y campesinos sin dudas tributaron a su longevidad. En Real Campiña, Aguada de Pasajeros, aprendió desde muy joven a trabajar, primero como cantinero y luego como «azucarero al pie de la calle», como define sus labores como cortador de caña. Desde entonces nunca paró de trabajar; ni siquiera ahora.
La construcción, y más específicamente la albañilería aprendida en la capital, a donde llegó huyendo de la represión ejercida en su pueblo natal contra los militantes del Partido Socialista Popular, lo acompañó desde los 29 años. Nunca le tuvo miedo al trabajo fuerte, y esta es una realidad que no solo reflejan sus gastadas manos, sino la fortaleza de su cuerpo centenario.
Mantener la mente siempre activa ha sido otra virtud clave. Desde sus labores clandestinas aprendió que la memoria es la mejor herramienta del hombre. Más escuchador que lector, como se define, recuerda cada pequeño fragmento de su vida o de la historia patria a lo largo de este siglo de existencia.
Cuesta sacarle los recuerdos a Andrés. «El hombre no debe ir por ahí alardeando de sus hazañas», pero ahí están, agolpadas todas en su incansable mente. ¡Quién pudiera ser cómo él!
Para vivir más y mejor
Ya el ser humano no sueña con la quimera de la inmortalidad, sino que se ha centrado en conseguir una existencia más larga y saludable. La esperanza de vida se ha duplicado en los últimos cien años gracias al mejoramiento de las condiciones, los avances médicos y científicos en el diagnóstico precoz de numerosas enfermedades y el tratamiento de muchas de estas.
En la región de las Américas, Cuba se encuentra entre los países de mayor índice de envejecimiento poblacional con el 19,8 por ciento de su población con 60 años y más, para un total de 2 219 784 personas, precisó el doctor Alberto Fernández Seco, jefe del Departamento de Adulto Mayor, Asistencia Social y Salud Mental del Ministerio de Salud Pública (Minsap).
«En la actualidad los centenarios representan uno de los segmentos de más rápido crecimiento dentro de la población, con implicaciones socioeconómicas y de salud muy especiales. Son un ejemplo de envejecimiento poblacional exitoso, porque más que víctimas son sobrevivientes y la mayoría ha desarrollado mecanismos que le ha permitido alcanzar el extremo de la vida humana. Los estudios realizados demuestran que la mayoría no son dementes, discapacitados o dependientes en su totalidad, pues aún pueden realizar actividades de la cotidianidad».
Agregó el funcionario que el incremento de la proporción de personas mayores en nuestro país no es solo un resultado de la disminución de la fecundidad, sino también de la disminución de la mortalidad para todas las edades. «En Cuba, además, se garantiza el acceso a los servicios de salud de manera gratuita y una suficiente cobertura de los programas de seguridad social».
Otro indicador que demuestra la magnitud y la rapidez del crecimiento de la longevidad de los cubanos es el rango de supervivencia: más del 87 por ciento de los cubanos sobreviven a los 60 años y en la próxima década lo hará el 90 por ciento, precisó.
La doctora Lilian Rodríguez publicó Centenarios en Cuba: secretos de la longevidad, el primer estudio sobre este sector poblacional en el país. La investigación se realizó a partir de los resultados del Censo de Población y Vivienda de 2002, el cual reflejaba que en el país existían 6 415 personas con 96 años y más, sin contar a los de 98 años y más que se registraron en las entonces provincias de La Habana y Ciudad de La Habana. El total de la muestra fue de 7 549 posibles centenarios.
Los resultados más significativos arrojaron que la mayoría de estas personas tienen entre cien y 104 años, son de piel blanca, de sexo femenino y habitan en la región oriental del país. Predominaron la escolaridad primaria, la viudez y la convivencia con otros familiares, siendo los hombres los que en algunos casos viven solos.
El estudio demostró, además, que la mayoría tuvo padres longevos, lo que ratifica el vínculo de la herencia con la longevidad. No obstante, Rodríguez precisa que si bien la longevidad está relacionada en el 35 por ciento con la genética, el mayor porcentaje corresponde a la interacción con el ambiente.
En sentido general el estado cognitivo de los ancianos entrevistados fue favorable, solo se registraron algunos casos de deterioro leve de la memoria. Ellos no presentaron signos de depresión, tenían buena autopercepción de salud y una favorable actitud ante la vida.
Refiriéndose a los resultados del estudio de los Centenarios en Cuba..., el único que se ha hecho en el país, el doctor Fernández Seco puntualizó que el optimismo, las ganas de vivir y el trazado de proyectos son los denominadores comunes de las vidas de aquellas personas que han vivido tanto. «Lo importante es cómo enfrentamos las diferentes situaciones de la vida, cómo superamos las dificultades y cómo nos motivamos».
Que Andrés (al centro) llegara este 17 de mayo a un siglo de vida constituye motivo de orgullo para su familia. Foto: Roberto Garaicoa Martínez
Preparar el país
Según las estadísticas registradas en el Departamento de Adulto Mayor, Asistencia Social y Salud Mental del Minsap, en el primer trimestre del presente año en Cuba vivían 2 153 centenarios, de los cuales más de 1 200 eran mujeres. En Santiago de Cuba, Sancti Spíritus y Mayabeque se reportaron los ancianos de más edad, con 115 y 113 años.
Según explicó a JR el doctor Fernández Seco, los centenarios conforman un grupo poblacional muy vulnerable, por lo que se les garantiza una atención médica con seguimiento trimestral por el médico y la enfermera de la familia, con el objetivo de mejorar sus condiciones de salud.
La indicación número dos del Minsap, para la atención integral a personas centenarias, fechada en septiembre de 2015, establece el proceder que se debe seguir por parte de los trabajadores sociales:
«Los trabajadores sociales del Grupo Básico de Trabajo deben reportar a toda persona que cumpla cien años al Departamento de Trabajo Social del área de salud, donde la inscriben en el Registro Nominal Anexo 1. Se realiza una historia social para el anciano que se actualiza trimestralmente y en la que se recogen todas las necesidades no satisfechas, relacionadas con el sector de la salud y con otros, para tramitarlas y darles solución en el menor tiempo posible. En los casos más críticos, las visitas se realizan con una frecuencia mensual.
«La disposición agrega que los trabajadores sociales garantizan las soluciones no satisfechas de salud y aquellas relacionadas con otros organismos se tramitan en las comisiones de Prevención, Asistencia y Trabajo Social del territorio correspondiente. Se envía el informe a la Sección Provincial de Adulto Mayor y Asistencia Social, y cada tres meses al Departamento de Adulto Mayor y Asistencia Social del Minsap».
Aseguró el especialista que al cierre del primer trimestre de este año fueron satisfechas al ciento por ciento las necesidades de salud solicitadas, entre estas 370 culeros desechables, 38 camas Fowler, 74 sillas de ruedas y 53 colchones, de estos tres antiescaras.
Para el sistema de salud cubano es una prioridad la atención a los adultos mayores y de manera especial a los centenarios, añadió. «Afortunadamente son personas bien cuidadas por su familia y hasta por la comunidad, pues el orgullo de que hayan arribado a esa edad los motiva a atenderlos y a garantizarles su bienestar. No obstante, se ha estructurado cómo proporcionarles la ayuda y el apoyo que requieren».
—Es creciente la población envejecida en el país, ¿cómo continúa preparándose el sistema de salud para asumir ese reto demográfico?
—Disponemos de 149 hogares de ancianos con capacidad para 11 801 camas, y 289 casas de abuelos con 9 563 plazas. Este año tenemos previsto intervenir en 131 casas de abuelos con 361 objetos de obra y en 89 hogares de ancianos con 329 objetos de obra.
«Mejorar las condiciones de vida en estas instituciones es una de las preocupaciones de nuestro sistema. En este año, por ejemplo, se han destinado 4 491 888 pesos en moneda libremente convertible (CUC) para el mobiliario, el calzado, la ropa, los utensilios de menaje y cocina y juegos didácticos que se necesitan en estas entidades.
«También se han extendido las capacidades en los 50 servicios de Geriatría en el país, disciplina en la que se desempeñan 305 profesionales y que estudian 132 residentes. A medida que aumenta la población de adultos mayores en el país, debemos incrementar también los médicos geriatras en los servicios de salud.
«Ha sido vital la iniciativa desplegada en 1 511 de las farmacias del país con mensajeros que atienden a 49 495 personas, de tal manera que aquellos ancianos con dificultades para desplazarse también reciben sus medicamentos».
Entre las ayudas técnicas más crecientes está la relacionada con las prótesis auditivas, demanda que se ha satisfecho paulatinamente. Para este año la compra arribará a 7 000, incluyendo insumos y baterías, afirmó.
Fernández Seco puntualizó que las 401 escuelas de cuidadores existentes en el país cumplen con una función fundamental. «En cada policlínico debe existir una para garantizar la capacitación de aquellas personas que asumen el cuidado de los adultos mayores de la familia. Explotar ideas que favorezcan este proceso de aprendizaje en cada territorio, como sucede en la radio en Las Tunas, asegurará mejores resultados».
El especialista insistió en que el sistema de Salud Pública forma parte de la red de organismos que de manera intersectorial asume el reto del envejecimiento poblacional.
«Solo la justicia, la igualdad y el sentido humanista de nuestro proyecto social ha posibilitado transformar el privilegio de vivir muchos años no en derecho divino de algunos, sino en una oportunidad para un mayor número de cubanos.
«Sin embargo, es importante que la población se prepare para la vejez desde edades tempranas y no desde el día antes de cumplir los 60 años. Debe entenderse también la importancia de la responsabilidad del autocuidado y la familia debe asumir su función vital en la salud y bienestar de sus adultos mayores».
Fuente: Departamento de Adulto Mayor, Asistencia Social y Salud Mental del Ministerio de Salud Pública (Minsap).
Maíta, la de San Pedrito
A menos de un mes de cumplir 101 años, Paula Cupull Reyes, Maíta para los habitantes de San Pedrito en Santiago de Cuba, sigue teniendo el ímpetu de los años mozos.
El mismo de cuando allá en el pueblito rural de Palo Pica’o, donde nació, apoyó a su madre en el cuidado de sus nueve hermanos; o de cuando, hastiada de tanto crimen e injusticia, decidió sumarse a la lucha clandestina en las calles santiagueras y terminó siendo mensajera de la guerrilla en el Tercer Frente; o de cuando fundó en su casa de la calle Guardado, número 60, el 23 de agosto de 1960, la primera delegación de base de la FMC de Santiago de Cuba.
Una fractura de cadera limita desde hace algunos años sus movimientos, —aunque no le impide desplazarse sola por la casa, ayudada de su andador—; la vista y el oído no son ya los mismos, pero la mente sigue frondosa y el deseo de hacer, intacto.
Así nos recibió en su espaciosa casa, todavía de la calle Guardado No. 60, en el reparto San Pedrito, donde vive desde 1949 y de donde no se va, porque se siente como en una gran familia: «Aquí todo el mundo me conoce, todo el mundo me quiere, dan ganas de seguir viviendo para seguir recibiendo tanto cariño».
Haber sobrepasado el siglo de existencia, es para ella más que el fruto de una fórmula, cuestión de suerte. «No tomo, nunca he estado ingresada, pero he luchado tanto en la vida... trabajar es lo único que he hecho, desde niña. Creo que salí a mi papá, Francisco, que estuvo haciendo cosas hasta el final».
Con la tenacidad como el mejor vestido que exhibe, coqueta, aún hoy, ha andado por la vida esta mujer, pequeña de estatura, pero inmensa en el coraje. Así, crió sola a sus tres hijos e hizo de ellos hombres y mujeres que aportan a la sociedad.
Con el cariño de madre ha apoyado y apoya también Maíta, apócope de madre, mamita, que «me gusta mucho», la formación de sus 12 nietos, 17 biznietos y cinco tataranietos, entre los que hay abogados, profesores, diplomáticos. A punto de cumplir 99 años, enamorada de la investigación histórica tanto como del gusto por la cocina y la costura que heredó de su madre, y como la mejor muestra del empeño personal de superación que la llevó a vincularse a la Universidad del Adulto Mayor y al proyecto sociocultural De la ciudad, las calles y sus nombres, vio sus memorias, escritas en una libreta, convertirse, con ayuda de su hija, en el libro Testimonio, de Paula Cupull Reyes.
«Nunca pensé convertirme en cronista de San Pedrito, ni mucho menos escribir la historia de esta comunidad. Mi mente ha despertado muy tarde; de joven llegué escasamente al 6to. grado. Con la Revolución fue que pude superarme, de manera que tenía 80 años y no me sentía vieja y todavía tengo deseos de trabajar.
«De hecho, en estos momentos, junto con mis compañeros del proyecto, indagando, tocando a mucha gente nacida y criada aquí, tenemos la meta de terminar y entregar la historia de San Pedrito el 22 de junio, día de mi cumpleaños».
Y de nuevo la tenacidad se impone. La misma que todavía lleva a Paula a lavar su ropa, cocinar a escondidas de sus nietas e intentar doblegar una máquina de coser que se le insubordina, pero llena sus días. «He vivido tanto, dice, como si viera un siglo desfilar entre mis ojos, pero también me he realizado y aún me quedan sueños».
Paula Cupull Reyes, el día de su cumpleaños cien, uno de los momentos más gratos de su intensa vida. Foto: Roberto Garaicoa Martínez
Longevos en el mundo
Científicos y demógrafos han identificado los lugares en los que, con características específicas y conductas comunes en su población, viven las personas más longevas del mundo. Los denominaron zonas azules y hasta el momento son cinco: Las islas de Cerdeña (Italia), Okinawa (Japón) e Icaria (Grecia); la península de Nicoya, en Costa Rica, y la ciudad Loma Linda, en California (Estados Unidos).
Hasta estos lugares llegó el equipo de investigadores liderado por el periodista de National Geographic, Dan Buettner, autor del libro El secreto de las zonas azules. Se dedicaron a estudiar los misterios de la longevidad que comparten los habitantes de las zonas azules, pues piensan que la ancianidad se basa en una combinación compleja de factores ambientales y genéticos.
Buettner concluyó que mantener una actividad física estable a diario, dejar de comer cuando el estómago esté lleno al 80 por ciento, privilegiar el consumo de vegetales, frutas y carne en cantidades limitadas, ingerir bebidas alcohólicas de manera moderada y evitar el estrés y sus efectos son denominadores comunes de todos los pobladores que arriban a los cien años. La esperanza de vida se eleva en quienes siempre tienen un propósito para vivir cada día, comparten prácticas espirituales, viven en un entorno familiar amoroso y eligen círculos sociales que apoyan y alientan los buenos hábitos de vida.
Nuevos datos sobre la descuartizada de la calle de Monte, en La Habana
1939
Ocho de marzo. El horror rodeaba a aquel muslo sin pierna, ni tronco, ni cabeza, y sin su par derecho. La pieza, que un transeúnte halló casualmente envuelta en un saco de yute dentro de una alcantarilla, yacía descubierta sobre el pavimento de una calle del barrio periférico de Buenavista, en Marianao, ciudad satélite de La Habana. Desde el semicírculo donde la policía los había confinado, los espectadores trataban de imaginar la forma y el rostro del cuerpo al que le desprendieron ese muslo ahora tumefacto, con manchas sanguinolentas. Parejamente se condensaban en la solemnidad del ambiente ciertos impulsos de compasión hacia la persona descuartizada, o trucidada, pues aún era muy prematuro determinar si la víctima había sido troceada antes o después de morir. En aquella zona todavía se espaciaban espacios para el misterio y la impunidad, y para que una imaginación impresionable decidiera convertir el descampado en un cruce de terrores y de sacudimientos involuntarios.
Ante el estupor, los comentarios y las preguntas del público allí aglomerado, el oficial investigador mantenía las manos empalmadas a la cintura, y los brazos, formando un triángulo, simulaban las asas de un ánfora. Miró el corte fino, sutil, como trazado con bisturí de cirujano o cuchillo hábil de carnicero. Enseguida, calculando con los ojos la sutil curva de la evidencia, supo que perteneció a una mujer. Saberlo facilitaría elucubrar probables móviles del hecho, porque el detective sabía que la muerte con desmembramiento posterior al deceso indica, más que crueldad, una intención de ocultar el crimen, de estorbar la identidad de la víctima y por tanto del ejecutor, que ha matado presumiblemente en un envión de cólera atizada por los celos.
El oficial se acuclilló. Observaba. Ante un cadáver completo la memoria del policía, como una reacción intuitiva, repasaría decenas de rostros que giran como piezas de un rompecabezas y que aguardan dónde engarzarse. Ahora el rompecabezas era real: este muslo es su primera pieza. Pronto descansará sobre una mesa metálica en una nevera mientras el gabinete nacional de identificación esperará por la próxima pieza. El investigador Rodolfo Ortiz estará atento. ¿Hasta cuándo? Tal vez, pronto; quizás demore. Todo dependerá de qué persiga el descuartizador y de hasta dónde sus actos sean cálculos inteligentes o respondan a la ansiedad del miedo. Los periodistas anotan mientras los fotógrafos desatan los relámpagos de sus cámaras. El policía ordena el traslado de aquel despojo y se despide de la prensa.
En los días siguientes aparecieron como en episodios resto de las extremidades, y el torso. Sobre la mesa metálica, una forma humana mostraba sus partes inflamadas. Ante el cuerpo incompleto, las preguntas surgían espontáneamente. ¿Quién es? ¿Por qué esa muerte? ¿Cuándo sabremos la verdad? ¿Será un asesino en serie? Y detrás la conminación de los periodistas. La opinión pública exige una explicación.
-Señores, en carnavales quién reconoce un rostro detrás de su máscara. La occisa lleva la máscara de la incógnita; le falta la cara…
Ocho meses más tarde, apareció la cabeza sin carnes, en una letrina doméstica del Surgidero de Batabanó, litoral sureño de la provincia de La Habana, donde más tarde se sabría que habitaba un pariente del presunto criminal. Con la calavera, podrá comprenderse que el mercurio morboso de la curiosidad pública ascendió unos números más. Y lo que parecía hallazgo macabro y componía un elemento a favor de extender el suspenso, resultó propicio para los forenses, porque los doctores Jorge Castroverde y Carlos Criner García establecieron la identidad de la descuartizada mediante el estudio de sus arcos dentales y el análisis del trabajo previo en la boca de la mujer por un dentista, cuyo nombre no ha trascendido. De acuerdo con el doctor Castroverde, el expediente de Celia Margarita Mena inaugura la estomatología legal en Cuba.
Determinado el nombre de la víctima, apareció el primer y único sospechoso: René Hidalgo Ramos, el amante. Ambos residían en el edificio Larrea, calle de Monte número 969, entre Pila y Matadero, en la habitación marcada con la letra D, en la azotea. Los alcanzaba el ruido y el olor de fruta y vegetales podridos del Mercado Único, en Cuatro Caminos, una de las encrucijadas principales de La Habana, antiguo sitio de manglares, caseríos de ex esclavos, y todavía ámbito de putas desahuciadas que proponían dos platos por un peso, y aun menos dinero, y de arteras puñaladas, y tiros imprevistos que ajustaban cuenta en la sien de cualquier ex presidario en alguna ciudadela cercanas a esas cuatro esquinas donde confluía el tráfico motorizado desde barrios sitos en el sur, o el sureste, o el suroeste de la capital.
Los vecinos de la pareja pudieron haber hecho verosímil esta historia, tal como la presentó la prensa en los diversos momentos en que desgarró la mortaja de papel que la envuelve.
Vecino Uno: Ana Margarita estaba obsesionada por los productos Mac Factor; se conocieron en una academia de baile; sí, en Marte y Belona; era del campo, de Guantánamo, pero suelta, presumida…
Vecino Dos: Claro, no nos consta que engañara al hombre.
Vecino Tres: Pero la mató por celos. Una tarde, no encontró en el cuarto a Celia Margarita y la buscó en un apartamiento vecino. Se encerraron, y de inmediato oímos una de las habituales peleas de la pareja. Dicen, que yo no lo oí, que en medio del escándalo ella exigía dinero para comprar sus cosméticos…
Vecino Cuatro: Como Celia Margarita no sabía escribir, Hidalgo era quien habitualmente escribía a los familiares de la mujer, y por eso pudo engañarlos dándole noticias falsas de su amante.
Vecino Cinco: El asesinocompró el papel y la cabuya para envolver los pedazos de la muerta, en la ferretería García del Río, frente al edificio Larrea.
Esos datos empezaron a construir la historia criminal de René Hidalgo Ramos, hasta definirlo hasta hoy como uno de esos lombrosianos ejemplares de sangre fría, cruel, inexorable. Los periodistas coincidieron en describir el acto y la escena con la certeza propia de los testigos. Ciego por los celos, según la frase ritual en los crímenes pasionales, golpeó a la mujer; la víctima se tambaleó y al caer se fracturó la base del cráneo. Pretendió reanimarla. Fue inútil. Supuso que estaba muerta. El miedo lo ofuscó y decidió hacer desaparecer el cadáver. Arrastró a Celia Margarita hasta el baño, la desnudó y la metió en la bañera. Con una navaja de rasurar le trazó un corte profundo en la parte superior de la rodilla. La mujer se quejó del dolor. Y al saber que estaba viva, la degolló.
1940
El 3 de febrero. Los voceadores del periódico El Mundo intentan avivar el interés de los transeúntes gritando el titular básico de la primera plana: ¡Vaya, vaya, miren por qué la mató! Ávidos, los lectores se encontraban con este titular: “Parece que fueron los celos el móvil del crimen de Hidalgo”. Una foto de reportero Fernando Lezcano presentaba al presunto criminal, al Jefe de la policía, al Jefe del 5to. Distrito Militar, y al fiscal José Manuel Fuentes.
El sospechoso desde el momento de su detención, y conectado a los cables del detector de mentiras -usado por primera en Cuba-, guardó el fondo de su historia, admitió su culpabilidad y describió las circunstancias en que murió Celia Margarita la noche del 2 de marzo de 1939. Sin embargo, las 38 pruebas con el detector no arrojaron datos confiables.
-La maté sin querer-dijo también.
Años después, encanecido y encorvado a sus 40 años, Hidalgo confesó como en una confidencia: Yo no maté a Celia Margarita Mena. El porqué no lo declaró así, tan rotundamente, durante el proceso penal y en cambio aceptó su condena resignadamente, es todavía un secreto o una verdad sólo sugerida. Podría pensarse que actuó como un criminal arrepentido, y que en lo más secreto de sí mismo vivió para exculparse mediante el castigo. Haberse preguntado el porqué de tal proceder, de tanto interés por parecer culpable hubiera sido un punto de partida, una clave para sospechar que las apariencias podrían estar encubriendo la verdad…
Durante más de trece años de reclusión no se defendió. Y lo más que alcanzó a decir, dentro de su paciente y callada estancia en el presidio, como un monje desasido de cualquier ilusión mundana, fue una frase con la que reconocía que los pueblos eran muy injustos, porque aun después de condenado se persigue al preso, se le niegan sus derechos y se le entierra en vida. Fue, quizás, un instante en que traqueó el granito bajo el cual protegía aquella tozuda forma de vivir en el silencio.
1954
El detective Rodolfo Ortiz conservaba sospechas sobre la verdadera culpabilidad de René Hidalgo Ramos. Después de aquel crimen en cuya investigación Ortiz participó con el doctor Israel Castellanos, director general del Gabinete Nacional de Investigaciones, más de una vez se había preguntado por qué el presunto asesino había actuado de manera tan opuesta a la lógica del culpable, que suele intentar protegerse. A Ortiz le reconocían inteligencia y sagacidad. Y tanto era su crédito policial que seis años después del escandaloso proceso de la descuartizada revaluó su pericia presentando la ponencia Medios represivos del crimen en uno de los primeros encuentros latinoamericanos de criminología (1). Sin embargo, no pudo penetrar en los móviles secretos del aparente culpable tan empeñado en no actuar como suele indicar la psicología del delincuente.
Ahora, en 1954, Ortiz explicita sus dudas. No había olvidado los detalles de un caso tan difundido y recargado por los periódicos, la radio y las cintas cinematográficas de Manolo Alonso (2) en LaNoticia del día, y luego legitimado por los tribunales. A una pregunta de un reportero de la revista Bohemia, respondió precisando las características criminales del caso y la incapacidad de los jueces para tenerlas en cuenta.
Oigamos a Ortiz; pero con la atención que en aquellos días no tuvo…
“René Hidalgo Ramos fue juzgado prematuramente por la opinión pública, ya que sin estar identificado como autor del hecho se concibió un personaje repulsivo, de instintos sádicos, perversos y carente de sentimientos humanos. La opinión pública sancionó colectivamente al autor del hecho sin analizar las circunstancias que habían concurrido en el suceso, ni los antecedentes personales que necesariamente debían de tenerse en cuenta, para hacer un juicio sobre la personalidad criminal de mayor o menor peligrosidad de René Hidalgo”.
Preguntemos, como tal vez le preguntó el periodista: ¿No valora usted el acto tan primitivo de descuartizarla?
“El hecho de desmembrar el cadáver de la víctima con el aparente propósito de ocultar su ulterior identificación y transportarlo desde la casa habitada por numerosos vecinos, no refleja la personalidad criminal depravada y repulsiva del sujeto. Cualquier persona, sin distinción de clase social, gozando de buen concepto público, en un caso similar bien por accidente o por acción dolosa, sin la intención de ocasionar la muerte de un semejante, puede intentar, a posteriori, encubrir u ocultar el delito por ese medio u otros, de acuerdo con el estado psíquico alterado del individuo. Antes del crimen, Hidalgo Ramos tenía prestigio de hombre afable, respetuoso, sin manifestaciones violentas…”.
Tras un silencio en que el policía espero una pregunta, un reparo del reportero de Bohemia, añadió:
“Hidalgo no pensó en la coartada, pues de haberlo hecho hubiera trasladado el cuerpo de Celia Margarita Mena a la casa de socorros más próxima, quedando su versión única como relativa a un accidente, sin otras pruebas en contrario, que a mi entender serían de muy difícil obtención”.
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Uno de los pocos periodistas que no sucumbieron al escándalo aventado tras el hallazgo sucesivo del cadáver descuartizado de Celia Margarita Mena, aparecía en el directorio periodístico como Manuel de Jesús Hernández González, nacido en Cienfuegos, 1901. Treinta años más tarde, integró allí la plantilla del periódico El Comercio. Fue corresponsal de El Mundo. Y en 1943 recibió certificado de aptitud profesional de la escuela Manuel Márquez Sterling. Ahora, en 1954, sentado a su máquina, concibió esta declaración para un reportero de Bohemia:
“El proceso fue largo y hasta escribí un folleto, donde hacía resaltar los juicios más notables de hombres de leyes, de ciencia e investigadores policíacos. El caso puede resumirse en pocas palabras. René, Celia Margarita y posiblemente dos personas más, estaban en una fiesta íntima en la casa de apartamentos de la calzada de Monte. Celia, bajo los efectos de drogas narcóticas -según la prueba científica de las vísceras, tenía en su organismo sales de cocaína- sufrió en el baño un accidente y murió a consecuencia de un golpe. Los asistentes sufrieron un espantoso pánico. Uno de los amigos de Hidalgo no quiso dejarlo solo y ambos trucidaron el cadáver.
“Cuando se hizo público unos opinaban que era un homicidio; otros, un asesinato, y se fueron ensañando con el ex policía, hasta que llegó al banquillo de los acusados. La Audiencia lo condenó por asesinato –con tesis equivalente a 26 años de presidio. Se presentó recurso ante el Supremo y este máximo organismo judicial calificó el delito por homicidio, pero mantuvo la misma pena, cosa que hizo promover otra vez comentarios de los juristas más distinguidos de la época. René Hidalgo ha sido condenado por dos delitos distintos a la misma pena, de una base que desde su inicio resultaba contraproducente.
“Soy periodista y el periodista debe ceñirse a los hechos probados, y contra René Hidalgo el único delito probado fue repartir los paquetes de una mujer trucidada cuando ya estaba muerta. Una infracción justificada, nunca un asesinato”.
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En esos días de 1954, luego de tantos años de encierro, René Hidalgo, el presunto descuartizador, podía aspirar al perdón presidencial tras haber cumplido la mitad de su condena. Pero la prensa recurría a su caja de hipérboles, tensaba su furia y añadía nuevas fórmulas descriptivas que parecían renovar el listado de monstruosidades, tan lozanas en su capacidad de conmover como en aquellas jornadas de 1939.
¿Cómo los periodistas lograron conocer tantos detalles de la muerte de Celia Margarita Mena, sin que hubiese espacio para sospechar que cada uno de sus elementos se montaba sobre una armadura de truculencias? ¿Por confesión del propio Hidalgo? ¿Por una investigación desprejuiciada? La instrucción de Ortiz, ya vimos, no fue atendida por los tribunales.
Enrique Fernández Parajón, jefe entonces de la policía secreta, confirmó, también en 1954, la índole mansa, juiciosa del condenado. Siendo muy jóvenes, ambos estudiaron en los Estados Unidos. “Allí lo apodaban El Patato. Su conducta en el colegio fue ejemplar. No recuerdo ninguna bronca suya. Era un muchacho normal y estimo que de recobrar la libertad será un buen ciudadano. Tuvo una gran educación y pertenece a una familia honrada”.
Al mismo tiempo, el doctor Waldo Medina lo definió como el “recluso modelo, hombre superior, recluso excepcional, no lastimado en su dignidad por la prisión”. El poeta José Lezama Lima, que había ejercido como funcionario en la cárcel de La Habana, y que evaluaba a Hidalgo “por su conducta uniformemente buena, como el preso número uno”. Manuel Rojas Figueroa, trabajador durante 17 años en el presidio de Isla de Pinos, lo recordó como “hombre culto que en la cárcel se superó más. Por si fuera poco, se hizo delineante en el departamento de ingeniería”. Como recurso definitivo, quienes proponían el perdón presidencial se apoyaban en una especie de axioma: “Más de trece años de prisión son suficientes para desenmascarar a un simulador”.
Ante estos argumentos, habrá que cambiar las preguntas para empezar a redimir la memoria de este hombre cuya tumba se oscurece con una fama criminal que parece ser injusta. Y mientras los archivos cubanos conserven los periódicos y revistas de 1939 en lo adelante, ofrecerán a periodistas y narradores páginas, notas y reportajes que seguirán mayoritariamente repitiendo cuanto entonces se publicó sobre este expediente criminal aparentemente tan nutrido por el enigma.
Si Hidalgo era una persona culta, inteligente, sin tendencia a la violencia, incluso con experiencia policial, por qué actuó de modo que al final, como en retrospectiva, el descuartizamiento y el escamoteo del cadáver de Celia Margarita lo buscarían a él, amante de la mujer. ¿O es que el homicidio resultó accidental y el desmembramiento encubridor de la víctima fue obra de un personaje nunca incluido en la causa: cómplice o allegado experto?
Invoquemos nuevamente al doctor Waldo Medina, cuya conducta lo recomendaba como inmune al soborno u otras flaquezas. Baste contar cómo a inicios de su faena judicial como juez de Corralillo, el mandamás de esa región villareña, viendo que a ese “juececito” no se le podía amarrar como un perro o un cerdo, ordenó eliminarlo. Lo balearon y lo dejaron como un guayo, o un queso gruyere, aunque sobrevivió. En la década de los 1950, empezó a ser reconocido como “juez del pueblo”. En el caso de René Hidalgo, el doctor Medina se puso a favor del condenado y fue uno de los defensores del indulto. Su cercanía del presidio como juez de Nueva Gerona, lo ubicó en una posición apropiada para conquistar la confianza del recluso y valorarlo. En 1952, Hidalgo se casó en la prisión con una mujer de Pinar del Río. Años después del indulto, el ex juez y colaborador de Bohemia y El Mundo, le confesó al autor de este reportaje, que había sido el padrino de la boda de la hija de Hidalgo. Esa familiaridad vale por una absolución.
El 19 de diciembre de 1948, el doctor medina publicó en Bohemia un extenso artículo titulado “Tumbas sin nombres”. Y menciona a Hidalgo y la hoja clínica que le había cerrado una prensa ansiosa de episodios truculentos. El doctor Medina admite que Hidalgo mató a su amante sin propósito de hacerlo y que la causa de la muerte podría haber sido “un puñetazo que desencadenó la epilepsia que la mujer padecía (…) o fea práctica maltusiana fallida en manos de un médico muy amigo (¿quién sabe?)”.
¿Por qué sugirió la posibilidad de un aborto que terminó con la muerte de la mujer? ¿Qué sabía? Algo conocía de la historia que René Hidalgo, contra toda lógica, pretendía callar, y por ello el juez solo hacía asomar un ápice de la presunción que podría insinuar la verdad probable. Más de 20 años después, Waldo Medina me reveló que, en efecto, René Hidalgo quiso proteger el crédito de un amigo médico. Y el investigador puede deducir que aunque el aborto era legal desde 1936, es presumible que el especialista lo hubiera practicado en el apartamiento del edificio Larrea y ello, al saberse, habría dañado por lo mínimo el prestigio del médico o tal vez hubiera incurrido en responsabilidad penal.
Desde esa perspectiva, el descuartizamiento resalta como un modo de escamotear el cadáver para ocultar el aborto fatídico. ¿No habló acaso el periodista Manuel de Jesús Hernández González de que en el análisis de las vísceras de Celia Margarita Mena, los forenses habían encontrado rastros de sales de cocaína? Y este alcaloide, más que sugerir una adicción en la mujer –que hubiera servido a Hidalgo para justificar una caída y un golpe mortal de haber sido cierta esa versión-, ¿no pudo ser utilizado como anestésico para realizar la intervención quirúrgica? Según criterios médicos, era entonces un anestésico, antes de que el opio lo sustituyera. ¿No encaja también en la hipótesis del aborto, el amigo que, en la historia del reportero Hernández González, se queda con Hidalgo para ayudarlo a desmembrar el cadáver? ¿No pudo ser el médico?
Las autoridades y la prensa repararon en que los cortes perfectos de la trucidada correspondían a un sujeto familiarizado con las habilidades de los cirujanos. Décadas después del suceso, Ignacio Cárdenas Acuña, novelista policial, autor de Enigma para un domingo, contó durante una edición de la Semana Negra de Gijón, en España, que él, en edad juvenil, presenció casualmente el hallazgo del tronco de Celia Margarita. “Por la forma en que estaba seccionado el cuerpo” se supo que el criminal poseía conocimientos de cirugía, dijo. Pero René Hidalgo no era carnicero, que saben manejar hachuela y cuchillo, ni había estudiado medicina o veterinaria. En el archivo central de la Universidad de La Habana su nombre no figura como matriculado alguna vez en esa casa de estudios. Y en los Estados Unidos, según Fernández Parajón, ambos estudiaron en un colegio, no en una universidad.
Antes de su muerte en 1986, Waldo Medina me reveló que aquella suposición de 1948, era la verdad que Hidalgo ocultaba asumiendo el presidió de manera tan abnegada y silenciosa para salvaguardar a un amigo. Pero las palabras del ex juez son solo verdad para mí. Fui el único que las oyó ese día. Si los lectores dudaran de mi testimonio, dejo, en cambio, las preguntas y los argumentos desarrollados en este reportaje: todavía están aptos para cuestionar la crónica de monstruosa perversidad engendrada por una prensa irresponsable, simple mal negocio en un país donde, en 1940, según la revista Cine-Gráfico, nadie podía esperar que “las noticias que originen verdaderos estremecimientos de curiosidad en los espectadores, se sucedan ininterrumpidamente” (3). Es decir, no abundaban. Y ente esa carencia de interés en los periódicos, las noticias tenían que inventarse. O adulterarse.
2015
Ciertas madrugadas en la calle de Puerta Cerrada, número 64, altos, en el barrio de Jesús María se oían gritos de Yo no la maté, no la maté. Luego la voz cuarteada del hombre callaba, y a la mañana este salía hacia la bodega con paso lento, como arrastrando los pies, caída la cabeza blanca.
El cronista anduvo por aquel tramo de casas antiquísimas, algunas derruidas, cuya data se concentra en el siglo XIX y primeros años del XX. Ya el piso alto del número 64 se había derrumbado. Preguntó a la vecina de enfrente, en el número 65; mujer anciana, viuda del doctor Rigoberto Huesa, médico. Repitió varias veces que ella no se acordaba de ese señor. Quizás no lo había conocido, porque no pudo asegurar que vivió en los altos de enfrente.
Sin embargo, el viejo Felipe Fidalgo confiesa que lo vio varias veces. Era de mediana estatura, de físico trabado; pelo trigueño abundante, más bien lacio. Lo conoció sobre 1964. La calle estrecha encima unas a otras a las casas de ambas aceras, difundiendo sin recato, sobre todo desde lo alto, ruidos y voces. Un día lo oyó cantar, y le preguntó al doctor Huesa: Quién es esa persona que canta. Y el doctor le dijo que ni el mismo sabe lo que canta: está desquiciado. Fidalgo se acordó que se decía entonces que había trabajado en la funeraria Mauline, en 10 de Octubre y María Auxiliadora, cerca de la que fue hasta 1959 la decimocuarta estación de policía, en Arroyo Apolo, y casi frente a la calle Arnao en cuya esquina con 10 de Octubre se mezclaba en una sucesión sin intermedios, uno de los más célebres batidos de La Habana, en una destartalada cafetería llamada “Los guajiros. Cerca, una parada de la ruta 4, de frecuencia entonces casi minutera, le suministraba clientes al batido de mamey o de fruta bomba.
En la funeraria -fundada en 1958-, le informaron al cronista que nunca habían oído hablar de René Hidalgo. Ni los más antiguos lo recordaban, algunos de los cuales laboraron hasta hacía poco, porque comenzaron con 17 ó 18 años. Pudo trabajar allí. Pero no les habría dicho a sus compañeros de trabajo quién era, o de qué se le había acusado y condenado. Con esa fama a nadie hubiera contado su historia.
En 1992, René Hidalgo Ramos falleció. En silencio discurrió su deceso.
Un nuevo libro. Comentario difundido en la sección Al pie de las letras, de Radio Progreso, La Habana
Del golpe de Estado del diez de marzo de 1952 nos separan 64 años. ¿Será tiempo suficiente para determinar los móviles, los intereses, los fines, y los promotores que en la oscuridad pudieron estar condicionando y conduciendo aquel cuartelazo que, si en sus efectos inmediatos, parecía retrasar el proceso histórico de Cuba, en un plazo mayor fue un impulso para la superación de la república neocolonial? Posiblemente la respuesta hoy no quedaría definitivamente completa con un sí o con un no. Todavía habrá personas e intereses empeñados en protegerse o proteger a sus parientes y amigos de un juicio definitivo. Pero me parece que este libro titulado Batista, el golpe, de los escritores José Luis Padrón y Luis Adrián Betancourt, nos entrega una investigación cuyas sugerencias nos permiten sacar alguna conclusión parcial.
Por lo tanto, en Batista, el golpe, publicado por Ediciones Unión en 2012, más que un empeño por escribir la historia, uno percibe un propósito de aproximarse a un hecho aparentemente único, pero colmado de matices sombríos. Visto así, este comentarista aprecia, ante todo, un proyecto de índole periodística que habrá de servir para precisar la historia. José Luis Padrón y Luis Adrián Betancourt han escrito un libro para leerse, es decir, para leerse como un gran reportaje. La técnica de investigación y la estructura del relato acusan el método de los periodistas que revuelven el estercolero. Penetran hasta donde las paredes se convierten en cajas fuertes. Esto es, llegaron lejos en su investigación, una investigación que revisa documentos, periódicos, y particularmente hallan testimonios y testimoniantes que los conducen a lugares nunca tenidos en cuenta para delinear la crónica global del golpe de Estado de 1952.
Por ejemplo, no se limitaron a citar los rumores que exponían que el entonces presidente Carlos Prío había concertado el cuartelazo con Batista. Padron y Betancourt fueron más allá: hasta La Altura, finca que Prío poseía en Bahía Honda, a orillas de la costa norte, y allí comprobaron que el rumor había tenido ojos que recordaban a Batista descender una noche de un yate, y reunirse unas dos horas con el presidente Prío. El propio presidente ante la suspicacia de su época y las siguientes alegó en su descargo que él había sido un defensor de la constitución, y que para defenderla había ido a Matanzas para resistir a los golpistas con el apoyo del todavía leal regimiento de esa ciudad. Los autores de Batista, el golpe, averiguaron que no existe ninguna fuente, ningún dato documental que confirme la coartada de Prío. A la ciudad del Yumurí no llegó.
Podría decir más de este libro. Podría decir la fluidez con que discurren sus capítulos. Encomiar podría lo inteligente de su estructura que va guiando al lector en una especie de suspenso, revelando un dato desconocido o poco mencionado aquí, o haciendo una pregunta allá, para ofrecernos una visión nueva, incluso opuesta, de lo que otros libros y la prensa de aquella época y años subsiguientes han trasmitido. Por ejemplo, preguntemos: ¿Fue Fulgencio Batista el jefe de la conspiración de los militares? ¿Fue él, o a fin de cuentas impuso su astucia, sus virtudes camaleónicas, para apoderarse del golpe y defenestrar también al jefe del movimiento conspirativo? ¿Dónde estaban los americanos en este episodio? Mucho más pudiera decir. Busque a Batista, el golpe. Y encontrarán informaciones como esta: “La idea del golpe militar del 10 de marzo no nació ni en los cuarteles castrenses ni en la embajada americana. Los primeros indicios de que existía una corriente de pensamiento y propósito de acción en la búsqueda de una solución para el problema cubano, por la vía de un golpe de Estado militar, surgieron en los dominios de la Escuela Superior de Guerra, donde se educaban en el arte militar los oficiales de alto rango de las fuerzas armadas”.
El 10 de diciembre de 1898 los comisionados españoles y estadounidenses firmaron el denominado Tratado de Paz entre Estados Unidos y España con el que se ponía fin, de manera oficial, al estado de guerra entre ambos países, que había tenido su inicio cuando el gobierno norteamericano intervino militarmente en la contienda que los cubanos sostenían contra el régimen colonial español.
Con el acto de la firma concluía un proceso de negociaciones diplomáticas comenzado mucho antes. Más que un convenio el mencionado Tratado era un dikta del vencedor. En efecto, las hostilidades entre ambos adversarios no se habían suspendido por un simple "alto el fuego" sino cuando el gobierno de Madrid aceptó un conjunto de exigencias norteamericanas que, firmadas el 12 de agosto de 1898, condicionaron las negociaciones del Tratado de Paz definitivo en las cuales, por acuerdo entre españoles y estadounidenses quedó excluida cualquier representación de los patriotas cubanos y filipinos.
El gobierno de Washington no quería ninguna interferencia en sus planes imperialistas y el de Madrid se plegaba a sus designios. Desde la primera reunión de la Conferencia de Paz, la delegación estadounidense dio a conocer su posición inflexible respecto a la ocupación de Cuba y la cesión de Puerto Rico. La representación española dirigió entonces sus esfuerzos a traspasar a Estados Unidos, junto a la soberanía sobre Cuba, la denominada "deuda cubana" (obligaciones financieras que el gobierno español había suscrito con particulares para financiar la administración colonial de Cuba, lo que incluía los gastos de guerra) que ascendía a la suma de 456 millones de dólares. Esa propuesta fue rechazada rotundamente por la parte norteamericana.
El siguiente problema planteado fue el destino de las Filipinas. El protocolo del armisticio firmado el 12 de agosto había aplazado la decisión sobre el futuro del archipiélago hasta la firma del Tratado de Paz. El 31 de octubre la delegación estadounidense dio a conocer que reclamaba la totalidad del conjunto insular. La alternativa era la reanudación de las hostilidades. Los veinte millones de dólares ofrecidos como compensación permitieron "salvar la cara" de los representantes de Madrid. Las peticiones españolas relativas a opción de nacionalidad, reconocimiento de contratos y obligaciones y designación de una comisión internacional que investigara el hundimiento del acorazado Maine fueron rechazadas de plano.
De esa manera, el primer artículo del documento expresó la renuncia de España a todo derecho de soberanía y propiedad sobre Cuba, que pasaría a ser ocupada por los Estados Unidos; de acuerdo al artículo segundo cedió la isla de Puerto Rico y las demás bajo su jurisdicción en las Antillas, y la de Guam en el Océano Pacífico; y por el tercero España traspasó a Estados Unidos a las Islas Filipinas, a cambio de los 20 millones de dólares ya mencionados.
Así fue como quedó marcado el porvenir de nuestros países y pueblos que tendrían que seguir luchando por su independencia y soberanía. Puerto Rico, ciento diez años después, sigue siendo una colonia estadounidense; Filipinas no vería reconocida su independencia sino en 1946.
En cuanto a Cuba, el Tratado de París echaba por tierra el sacrificio de su pueblo, durante 30 años de cruenta guerra que llevó aparejada la inmolación de varias decenas de miles de patriotas y la destrucción de gran parte de sus riquezas materiales. Un conjunto de factores condujo poco después a Estados Unidos al establecimiento en Cuba del modelo de dominación neocolonial y los vicios consecuentes a la administración foránea. La "república" salida de la ocupación norteamericana sancionada por el Tratado de París fue convertida en un protectorado.
Muchos años de lucha y sacrificio costaría a nuestro pueblo librarse para siempre de aquella ignominia. (Tomado de Granma, el autor de este texto es doctor en Ciencias Históricas.)
El agua se despedazaba contra los arrecifes destellando puntos de estaño frío. Llegué a pie bordeando el muro del Malecón hasta el muelle de Caballería donde ya no atraca la lancha que nos pasaba al otro lado del canal de la bahía; ahora finaliza su travesía cuatro o cinco cuadras más al sur, en el de Luz Miré al norte. Contemplé el Cristo que desde la colina de Casa Blanca asume el gesto impertérrito de la bondad de una mano que se alzaba para bendecir. Luego aspiré el aire salitroso que mece, como un santo y seña de la hora, el aroma del café. Olor genital de La Habana Vieja, destilado de mañanita al vapor de diversos y variados establecimientos para turistas. Más allá de la superficie del aire inmediato, detecté el olor único e indestructible, mezcla de mariscos, pescado, gas, basura descompuesta, que se adelanta a los ojos de quienes arriban a la ciudad por ferrocarril.
La Habana penetra, sorprende primeramente por la nariz, en la atomizada bienvenida de sus efluvios más profundos provenientes de los intestinos de la bahía y el barrio industrial de Luyanó. Reinstalado en el olor predominante en derredor, tuve deseos de probar aquella infusión que seducía con un gusto original, irrepetible en las cafeteras domésticas. Me recomendaron el restaurante situado junto a la Catedral. Bebí el expreso. Fuerte. Oscuro. Rizado con el oro de la espuma. Y luego entré en el templo. Oré sin recitar. Mi oración fue una mirada fija, quejumbrosa, hacia el altar atestado de dorados barroquismos.
Mientras caminaba hacia la restablecida plaza del convento de San Francisco de Asís, reflexionaba en la mezcla de contradicciones de La Habana. En las celdas de este peñón pío y humilladero de la calle de Oficios, quizás el más antiguo de la villa, habitó durante un tiempo San Francisco Solano. La Habana era entonces más proclive a los aspavientos religiosos que a la íntima sinceridad de la fe, según hacían notar los libros que ciertos viajeros publicaron después de haberla recorrido desde el puerto –crucero de todas las ambiciones y maldades de las Américas- hasta los barrios periféricos donde crepitaban la opulencia y el vicio.
La Habana se originó en la contradicción. Ni aun el elogio de cuantos la visitaron en el siglo XIX, época de esplendor, esquivó ese destino que unce la ciudad a lo paradójico Y entre adjetivos de bella, plástica, incomparable, animada, bulliciosa, o títulos de émula de París y Londres, paño de lágrimas, las impresiones extranjeras anotaron que La Habana era festival de la muerte, asamblea de malos olores, puerto carísimo para comer e incómodo para dormir, donde se encontraba mucho de sorprendente y poco de admirable.
El viajero entonces desembarcaba en una villa donde la abundancia del dinero y del lujo le impactaba, y luego topaba con la fiebre amarilla o el cólera anidados en basureros y charcos; o en medio de la exquisita confusión de casas y edificios pintados de amarillo, verde, azul, contrastando con las luces y la sombras, tenía que “saber maromas” para andar por las escuetas aceras de intramuros; o seguro de que había llegado a un puerto de los de más alta civilización, debía pernoctar en el buque, pues no conseguía albergue en tierra, y en otros momentos no hallaba hotel montado a la europea para estar en compañía del confort. O no había agua. Porque ubicada tentativamente en dos sitios previos, en el sur y en el norte, se asentó la tercera vez junto a una bahía de bolsa, con un angosto canal de acceso, refugio providencial contra huracanes y propicia a las opciones defensivas de la ciudad, pero sin fuentes de abasto.
Quizás en ese revoltijo de contradicciones radica el hechizo de La Habana. En esa presencia impresentable, en ese abigarrado desorden, depositó su dechado de seducción. O se cobijó en sus habitantes, contradictorios también, indisciplinados desde los días liminares de la villa. Eran, según las quejas de los gobernadores, opuestos a cuanto se les mandaba y tan modelados a su arbitrio que todo costaba no poca dificultad. Gente por lo demás amorosa y hospitalaria, capaz de partirse en reverencias de cumplimientos, pero irrespetuosa hasta humedecer con sus escupitajos cualquier conversación y virar al revés el estómago de su interlocutor. Gente denodada para defender su ciudad del pirata o del corsario, y a la vez remolona para cumplir la vigilancia miliciana en las costas.
La Habana no se ciñó a nacer y progresar entre la paradoja. Trasmitió esa circunstancia a las sucesivas imágenes que de sí misma fueron forjándose en el hilo de los siglos. Haciéndose distinta continuó igual; se guardó fidelidad como en un matrimonio de un solo miembro. Y por ello para entenderla y explicarla, uno precisa leer en ruta inversa: del hoy al ayer. Sus problemas básicos no cuentan 30, ni 50, ni 100 años. El solar, la ciudadela, la periferia de cinc y cartón, el hacinamiento se multiplicaron por el imán infinito de la tradición cuando, luego de desaparecer la esclavitud, los recién entrenados proletarios negros asumieron a La Habana como la regenadora de las injusticias y angustias vitales que los habían bestializado. Y La Habana, que nunca construyó para la masividad, ni creó abasto propio, continuó recibiendo como a través de un viaducto promisorio, el éxodo provinciano en una república rutilante en su cabeza y opaca en el resto del cuerpo. Porque para el cubano, la capital no ha sido la urbe de las paradojas, sino la ciudad de las esperanzas...
En los últimos años del siglo XX, retomó su pervertido oficio de escandalizar. Ruido y provocaciones cortan el paso del transeúnte. Con apetito de alguna emoción rara, autoricé que me sedujeran mediante un españolizado sí, hombre. Y aquel cicerone sin mangas me llevó por el Malecón. Sobre el muro recitó una frase copiada quizás de Alejo Carpentier. Las gotas de una de las recientes marejadas le encristalaban la piel; de lejos hubiese parecido que sudaba el centavoque proyectaba quitarme. Este muro -decía- es la quintaesencia de las ensoñaciones habaneras. Eso pasaba como justo y bueno. Pero todavía me pregunto qué tipo de español se habría figurado él que soy, porque frente a la farola del Morro me informó que en ese castillo había peleado contra los ingleses el General... Elpidio Valdés*.
*Héroe de una célebre historieta infantil cubana de Juan padrón
CONSOLACIÓN DEL SUR, Pinar del Río.— María Izquierdo Martínez volvió a su tierra el año pasado con el título de ingeniera agrónoma en la mano. Los años universitarios y la ciudad no le hicieron cambiar la idea de regresar a El Palenque, el campo que la vio nacer.
Ahora, cuando labora como fitosanitaria en la cooperativa de producción y servicios (CCS) 26 de Julio en el vueltabajero municipio de Consolación del Sur, específicamente en el poblado de Puerta de Golpe, María no solo cumple con un plan de trabajo que incluye visitas a los productores de la cooperativa, sino que se desempeña como secretaria de su Comité UJC.
Pero nunca su satisfacción fue mayor que cuando le anunciaron que el centro tendría la posibilidad de elegir a un delegado directo al 19no. Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Y este martes fue ella la seleccionada por sus compañeros.
«Tendré la oportunidad no solo de representar a los jóvenes de la CCS, sino a los campesinos de toda Cuba, fundamentalmente a los del sector tabacalero», aseguró.
«Al graduarme la gente me decía: “¡Tú estás loca con eso de irte para el campo!”, pero mi carrera es de la tierra, y esto es lo que me gusta. En la actualidad ocupo la plaza de fitosanitaria. Aquí soy como la “doctora” de las plantas. Estoy pendiente de los que necesitan fertilizantes o algún herbicida.
«Hacer ese trabajo me facilita el intercambio con los jóvenes, porque tengo que ir hasta donde ellos están. A los muchachos hay que atenderlos, escucharlos. Cualquiera de nosotros está bien preparado y puede enaltecer los principios de la Revolución en el Festival. Es el fruto del trabajo hecho en la CCS».
En cuanto a los jóvenes campesinos que la rodean, María consideró que son humildes y sanos. «Desde el amanecer están trabajando. Tienen un sentido muy profundo de lo que es la Revolución, porque a ellos fue a los primeros que la Revolución les dio todo lo que tenemos hoy», apuntó.
María Izquierdo Martínez es ingeniera agrónoma. Foto: Jaliosky Ajete
La ingeniera metalúrgica Yannelis Favier Trueba tuvo el voto mayoritario de sus compañeros en la Empresa Ernesto Che Guevara, que le confió la alta responsabilidad de representarlos en el venidero 19no. Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Asimismo el joven constructor Yunieski Noa Hinojosa, quien apuesta por el desarrollo del turismo en nuestro país, fue elegido en el nuevo hotel en construcción Internacional de Varadero
MOA, Holguín.— La ingeniera metalúrgica Yannelis Favier Trueba es expresión genuina de la juventud cubana, y sobre todo de su singular terruño industrial, curtido en los secretos de convertir el rojizo polvo del monte en granos de níquel, hierro y cobalto.
No lo afirma solo JR, sino el voto mayoritario de sus compañeros en la Empresa Ernesto Che Guevara, que le confió la alta responsabilidad de representarlos en el venidero 19no. Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes (FMJE), que se celebará en octubre próximo en la ciudad rusa de Sochi.
A sus 26 años de edad, y con vivencias que ya deberían haberla «inmunizado», dice que sintió hervir sus mejillas ante la masa, un frío sudor deslizándose por su espalda y, los nervios, «esos me dieron por asentir con la mirada a comprometerme bien adentro».
Yannelis, expresión genuina de la juventud cubana. Foto: Kegnar Pereira
Graduada en 2014 en el Instituto Superior Minero Metalúrgico Antonio Núñez Jiménez, realizó luego su período de adiestramiento en la planta de recuperación de amoníaco, perteneciente a la misma empresa, como tecnóloga de procesos industriales.
Sus resultados fueron satisfactorios, y ello favoreció, después, su aprobación para desempeñarse de lleno en la planta de recepción y suministros, donde actualmente está encargada de supervisar la potabilización, almacenamiento y distribución de casi toda el agua empleada en el municipio.
«Mi carrera es muy abarcadora; me fascinan no solo los procesos metalúrgicos, sino el procesamiento de metales, materiales y productos químicos. Son campos para el futuro de Cuba, y quiero contribuir».
Sobre ella, como también se dice de los buenos moenses, señalaron algunos que se puede parafrasear un dicho, porque «siempre tirará para Moa». Durante sus años de adolescente, la delegada moense cursó estudios en la Escuela Vocacional de Arte Raúl Gómez García, de la ciudad de Holguín, donde se graduó de nivel medio en la especialidad de ballet.
«Mi destino habría sido el escenario. Sin embargo, me decidí por mi “fuerte”: las ciencias exactas. Matriculé en la Escuela Vocacional José Martí, de Holguín. Allí obtuve la carrera de Ingeniería, y regresé a estudiarla a Moa. Tal vez por eso lo del refrán va conmigo», sentenció Yannelis.
Ella tiene muchas ideas y expectativas sobre su participación en el magno evento juvenil, pero asegura que si algún objetivo se ha planteado es el de compartir con otros jóvenes del mundo el legado de Fidel, a través de su universal concepto de Revolución.
En mi familia casi todos estamos incorporados a funciones en la industria del níquel. De ellos, quien más orgulloso se siente hoy por esta elección es mi papá. Aunque no viajó en aquella ocasión, él fue igualmente seleccionado entre los delegados al Festival juvenil de Pyongyang en 1989.
«No permito las chapucerías»
VARADERO, Matanzas.— De estatura baja, complexión relativamente fuerte y manos ásperas, Yunieski Noa Hinojosa se nos presenta con la sencillez de los grandes, los que anónimamente lo dan todo por el país en la cotidianidad de su labor.
«Haber sido electo como delegado al 19no. Festival es un honor y me siento orgulloso de representar a mis compañeros, que confiaron en mí para hacerlo», dijo.
«Asistiré no solo en representación de los jóvenes de la construcción del contingente Lenin; mi voz se alzará en nombre de todos los jóvenes de este sector en el país, por la paz y la solidaridad entre los pueblos».
En su colectivo del contingente de la construcción Vladimir Ilich Lenin lo respetan y lo quieren, y la espontaneidad de los abrazos de felicitación de sus compañeros decían más que mil palabras.
Yunieski, con la sencillez de los grandes.
Foto: Hugo García
Yunieski, con la sencillez de los grandes. Foto: Hugo García
Con 29 años de edad ostenta desde hace cuatro la categoría de Maestro constructor, la cual está precedida de denodados esfuerzos en un sector difícil. Integra la brigada 26 del contingente, al que pertenece desde 2012. Sus manos han dejado huellas en numerosas obras del polo turístico de Varadero, como la moderna marina y varios hoteles.
Se refiere a la calidad de las obras como si de eso dependiera su respiración: «No permito las chapucerías; hay que respetar los contratos y la calidad en la terminación», asiente. Trabaja diariamente ocho horas, pero cuando hay algún atraso o necesidad sigue hasta la noche en horarios extendidos.
Cada tres meses y 20 días viaja a su hogar en Moa, provincia de Holguín, y comenta que antes el salario era de 500 pesos y 75 CUC mensuales, pero que ahora gana alrededor de 6 000 pesos, según el cumplimiento de las normas.
«Estudié en la Universidad de Ciencias Pedagógicas José de la Luz y Caballero, de Holguín, y tras una licencia no me reincorporé y vine para este contingente, donde me he destacado en mi trabajo, he enseñado a muchos compañeros para laborar con calidad en las obras del turismo y estoy satisfecho y alegre de cumplir el compromiso con la Revolución de desarrollar esta industria», agregó Yunieski.
«Con la juventud cubana se puede contar y en el Festival le demostraremos al mundo que nuestros principios éticos y el pensamiento legado por nuestro Comandante en Jefe conviven en cada acción de la juventud», refirió el joven constructor.
Muchos de sus compañeros lo catalogaron de honesto, responsable, disciplinado y muy trabajador, con 13 años como militante de la Unión de Jóvenes Comunistas, organización a la que le ha aportado todo su entusiasmo y compromiso.
Ronald Hidalgo, segundo secretario del comité nacional de la UJC, junto a Yannara Concepción Domínguez, primera secretaria de la organización juvenil en Matanzas, entregaron a Yunieski la credencial de delegado y otros reconocimientos. Foto: Hugo García