JESUCRISTO NO CUMPLIÓ CON TODOS LOS PRECEPTOS DEL VIEJO TESTAMENTO, SINO QUE ABOLIÓ MUCHOS DE ELLOS.
SEGUNDA PARTE
OTRAS LEYES DEL VIEJO TESTAMENTO ABOLIDAS POR JESUCRISTO
"Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede". (Mateo 5,33-37).
Los judíos tenían costumbre de jurar en muchos casos, y así lo dejan escrito en las leyes del viejo testamento... El Señor deja abolidos estos preceptos.
LA LEY DEL TALIÓN:
"Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses". (Mateo 5,38-42).
Los judíos tenían la costumbre de aplicar la ley del Talión en sus juicios (ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura..., etc.), y así lo dejan escrito en las leyes del viejo testamento (Éxodo 21,24-25), pero esta ley faltaba a la misericordia y no contemplaba tampoco el perdón que debemos a los hermanos... El Señor deja abolida la ley del Talión.
UNA CLARA CONTRADICCIÓN EN EL MISMO VIEJO TESTAMENTO:
"No seas sin causa testigo contra tu pròjimo y no lisonjees con tus labios. No digas: Como me hizo asì le harè, darè el pago al hombre segùn sus obras. Prov. 24: 28,29"
Esta cita de Proverbios es una contradicción con lo que dicen las leyes del viejo testamento, pues esta cita nos dice: "No digas: Como me hizo asì le harè", y la ley del Talión escrita en el viejo testamento dice: "ojo por ojo, diente por diente....":
"Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe". (Éxodo 21:23-25)
¿En qué quedamos? ¿En la Biblia es todo palabra de Dios? ¿En el viejo testamento es todo palabra de Dios? Son muchos los que dicen que toda la Biblia es palabra de Dios; entonces, ¿por qué hay contradicciones?
Esta ley del Talión es una ley cruel que no contempla el perdón y la misericordia; entonces, si esta ley no comtempla el perdón ni la misericordia... ¿cómo va a ser palabra de Dios? Jesucristo dejó abolida esa ley, como nos dice el Evangelio.
Jesucristo, que es Dios, nos dice: "ni una jota ni una tilde pasará de la Ley hasta que todo se cumpla" (Mateo 5,18)... Entonces, las leyes del viejo testamento que Jesucristo deja abolidas, no eran Ley de Dios, porque de la verdadera Ley de Dios, que es a la que se refiere Jesucristo, ni una jota ni una tilde pasará hasta que todo se cumpla.
El viejo testamento contenía, y sigue conteniendo, muchos preceptos de hombres y por eso fue abolido por Jesucristo... El pacto verdadero que guarda la palabra de Dios no es imperfecto, es eterno y nunca será abolido:
"Redención ha enviado a su pueblo; Para siempre ha ordenado su pacto" (Salmos 111,9)
Entonces, todo precepto del viejo testamento que Jesucristo deja abolido, no era palabra de Dios..., porque el Pacto de Dios es para siempre.
El amor que debemos a todos los hombres:
"Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen" (Mateo 5,43-44).
Los judíos, siguiendo las tradiciones de los pueblos vecinos, habían endurecido sus corazones con las guerras y las penas de muerte, y en muchos casos no tenían compasión con los enemigos vencidos, pues en muchos casos los degollaban o los ahorcaban, y no solamente a ellos, sino que luego entraban en los pueblos vencidos y en muchos casos también degollaban a los niños y a las mujeres..., diciendo que era mandato de Dios; y así lo dejan escrito en el viejo testamento.
Jesucristo deja abolidos los preceptos que mandan matar o aborrecer al enemigo. Y si los deja abolidos es que no eran palabra de Dios, porque la verdadera Ley de Dios nunca será abolida:
"Redención ha enviado a su pueblo; Para siempre ha ordenado su pacto" (Salmos 111,9)
Sobre las penas de muerte que aplicaban los judíos:
Nos dice el Viejo testamento:
Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos. (Levítico 20:10)
"Y la hija del sacerdote, si comenzare a fornicar, a su padre deshonra; quemada será al fuego". (LEVITICO 21:9)
No es eso lo que hizo Jesucristo con la mujer adultera en el ejemplo del Evangelio, sino que la perdonó:
"Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. (Juan 8:3-7).
Entonces, si Jesucristo es Dios y Él nos dice que el que no haya pecado nunca, que tire la primera piedra..., como todos los hombres somos pecadores, nadie tiene autoridad ni nunca la tuvo para matar a sus semejantes. Las leyes del viejo testamento que mandan torturar y matar a las personas quedaron abolidas, y quedaron abolidas porque no eran verdadera Ley de Dios, pues Jesucristo no vino a abolir la verdadera Ley de Dios sino los preceptos crueles de los hombres, que mandaban cosas contrarias a la misericordiosa Ley de Dios. Jesucristo era Dios, y Él no vino a abolir su propia Ley, sino a darla a conocer plenamente.
Sigue en la tercera parte...