Sintió que se movía, y abrió los ojos lentamente, observándolo ponerse de pie y caminar hasta unas ropas y toallas. El pelirrojo, despeinado le seguía con la mirada - …buenos días Tateki-kun – murmuró, casi robóticamente, como si lo tuviera configurado en la cabeza. Parecía no recordar nade de ayer, o no encontrarse enfadado por nada en especial. Movió sus hombros, sus brazos, sus piernas aún estando sobre la cama, para cerciorarse que todo estuviera bien. Absolutamente todo estaba en su lugar, al parecer se había sanado completamente. Puso ambos pies en el suelo, parándose con solo la ropa interior en el cuerpo y volviendo a observar al peliblanco que le miraba desde allí – Conmigo? – preguntó como si fuera normal. Peinándose hacia atrás con los dedos.

Disculpa la tardanza Cherry, ando mal con el internet u-u ya veremos si la semana que viene se cura entrarè màs seguido como antes T_T

…? – quedó observando el espacio vacío que el peliblanco había dejado en el lugar donde estaba mirándolo. Confundido por su reacción, casi de la misma forma que el ojipardo con semejante machina. Miró sus pies en el suelo, verse semidesnudo, confundido, alejando al a única persona que se había acercado a él con piedad y casi se podría decir que sin querer. Tomó un pantalón que el día de ayer el menor le había dejado para después del baño y se lo puso. Siendo esa la única prenda ya que la remera le quedaba demasiado chica. Camino hasta la cocina, conociendo ya un poco más la casa. Caminaba bien, no parecía tener problemas en el cuerpo ya. Abrió la heladera y y se dispuso a hacer algo de comer para Tateki y él, sería su forma de disculparse a pesar de no comprender porque se había comportado así. No sabía que había dicho mal en absoluto. Preparó tazones de arroz y algunos bocadillos en otros platos, acomodando la mesa y sirviéndola de modo que quedara ordenada y limpia. Servida y con la comida lista para cuando el peliblanco saliera del baño. Antes de ponerse a comer, había decidido esperarlo por lo que se había quedado parado en la mesada, cruzando sus brazos y mirando la nada. Exhaló por un momento, poniéndose algo más serio, llegando incluso a resultar preocupado. Su mirada plateada se difuminaba en la nada; esperando.

Le observó saliendo de sus pensamientos, mirando sus ojos - ..es un “perdóname” …una disculpa – murmuró
con tranquilidad después de haberlo oído justificarse. Movió su cabeza en señal de un “no” mientras volvía a
hablar con calma – no te culpo Tateki-kun… supongo que cualquiera reaccionaría así si no te agrada la persona
a la que gustas – murmuró, sus labios finos y sus ojos grises le observaban fijamente, intentando adivinar sus
pensamientos. Se puso bien de pie, lejos de apoyarse en la mesada donde se encontraba, para acercarse al
peliblanco tomando la silla ajena y corriéndola para que tome asiento - …espero que te guste – murmuró,
mirando sus ojos de forma profunda..

Se sentò frente a èl, moviendo la cabeza en señal de un "si" para responder su pregunta y comenzando
a comer tambien, trozos pequeños de todo un poco. Se mantuvo en silencio, aceptando el cumplido
de su opiniòn - aùn asì... - murmurò, sacando tema - ....aùn asì no te molestarìa cumplir uno de mis
deseos antes de irme? - hablò con tranquilidad, sus ojos pedìan atenciòn, aunque no cualquiera se
darìa cuenta pues siempre eran frios y calmos - ..si no es molestia - agregò, susurrante. Poniendose de
pie y poyando ambas manos sobre la mesa, inclinandose hacia el rostro de Tateki, rozando la punta
de su nariz - ....porfavor... - miraba sus ojos de forma impactante, casi profunda. Muy intensa.

tu boca.. - murmuró, dejando al pequeño Tateki sorprendido y quizàs.. asustado de lo que pudiese ocurrir. Mas sin embargo, la machina se arrimò a su boca con serenidad, antes de que pudiese negarse, y deslizó sus finos labios en los ajenos. Cerrando los ojos dispuesto a sentir el calor de su boca de forma intensa, y de hacerle sentir, tambièn, la majestuosidad de un beso bien dado. Un beso en la boca, en su boca... aquello serìa lo ùltimo que tendrìa del peliblanco antes de perder todas las oportunidades que restaran. Su lengua hùmeda abriò paso lentamente en el interior de la boca ajena, concibiéndose de su calor y compartiendo su aliento. Absorbiendo sus labios con intensidad pero sin hacerle daño. Permaneciendo en su boca... permaneciendo allì como si quisiese estar siempre…..

El perfume del cabello ajeno, albino, inundaba los sentidos del pelirrojo que lamia el interior de su boca, acariciando su lengua lenta y fervientemente. Sus labios ardientes fluían con calma en sus comisuras, acariciando sus labios con exquisitez. La delicadeza en sus modales para besar se estaba debilitando, pues él tampoco podía respirar… y aunque hubiese querido morirse allí, en su boca. Se deslizó fuera de sus labios para abrir sus ojos y poner frente con frente, mirándolo. Permaneciendo con los labios entreabiertos… serio, como de costumbre, pero jadeante. Sin sacarle los ojos de encima… una de sus manos se elevó, posando la yema de sus dedos en los labios de Tateki, con cuidado, acariciando muy superficialmente su boca y volviéndose a arrimar… tal vez sin poder controlar sus propias acciones.