Observó su mirada tan determinante y se dejó recostar. Mirándolo desde allí, permaneciendo en silencio hasta
que finalmente respondió. – Tateki – mecánicamente repitió su nombre, tal vez para memorizarlo. Sus partes
estaban recuperándose gracias a ese individuo, que ahora mismo cosía su piel como si fuera una herida
humana para que sus partes robóticas pasan desapercibidas. Cuando terminó, volvió a elevar su tórax para
sentarse en aquella mesa, tocándola con la yema de los dedos y llevando aquella mano a su vientre.. notándoseaparentemente sano. Miró los ojos de ese desconocido que le había salvado la vida - ...gracias, mi nombre es Teo –
se presentó aunque no estiró su mano para un saludo ni nada en particular solo se quedó mirándolo y estiró
el brazo, si, pero para tocar un mechón de su cabello y mirarlo atentamente – tu no eres machina – supo
– porque..me salvaste? - murmuró confuso, aunque permaneciendo casi inexpresivo.

“A punto de morir” pensó, como si recalculara las palabras y las repitiera para su propia seguridad. "A punto de morir? ..Tonterías, justo en el momento en el que ese Teufel había hundido sus dientes en su abdomen él ya estaba muerto". El chico parecía sincero, además de casi ser derrotado también le había dado lastima a un lebenrmaske que justo pasaba por allí. Como fuera, estaba agradecido de poder contarlo. Hizo una leve reverencia con la cabeza, manteniéndose inclinado en sinónimo de respeto y volvió a mirarlo a los ojos. Intentó ponerse de pie mientras escuchaba su pregunta - …estoy bien – respondió, pero a diferencia de lo que decía, sus pasos débiles no le pudieron sostener y tuvo que volver a sentarse antes de caerse. Dejó escapar el aire de sus labios y observó a Tateki - ….ahh… - frunció un poco el ceño – demonios.. – maldijo por lo bajo, observando el suelo. No podría caminar hoy mismo -  ..Puedo hacer algo por ti? – se sintió en deuda, no había sido cualquier favor. El chico realmente le había salvado lo que le había costado un descuido. Observó el lugar donde se encontraba – un taller… - murmuró – no acostumbras alejarte mucho de él, no es cierto? – pudo notar que todo estaba tan limpio como si el chico viviera allí y no saliera ni de casualidad. Tateki pudo notar a Teo como un muchacho extraño, si bien su pálida piel no se contrastaba con el gris casi blancuzco de sus ojos, tranquilamente podría pasar por muerto. Los aros en su nariz, sus oídos y su boca. El cabello rojo y estirado hacia atrás. No llevaba ropa en el tórax, lo único que parecía tener era un jean y unas botas. Sus dedos largos con las uñas pintadas de negro, acariciaron su propio cabello y sus ojos se volvieron al muchacho justo en el momento en el que le estaba observando.

“Siempre tira su cabello hacia atrás con su mano derecha cuando se pone nervioso…” notó cuando se sonrojó y escuchó su pregunta, se quedó un segundo en silencio antes de mascullar – la verdad, tengo hambre.. siento tener que pedirte comida – acarició su estómago con sus manos, sus dedos eran largos realmente. Se empujó de la mesa, nuevamente para ponerse de pie otra vez. Sus piernas temblaron pero se mantuvo parado, observando a Tateki, dio un paso, pesado y costoso. Uno más, otro, otro hasta tomar de los hombros al muchacho para ayudarse – también… comes aquí? – preguntó, refiriéndose al taller. Ya que no conocía la casa del muchacho. Sus expresiones siempre eran serias y desde que había llegado no sonreía, a pesar de sentirse cómodo. Su pecho estaba algo agitado, el esforzarse de más le cansaba, su parte robótica es fuerte pero su parte humana siempre había sido levemente débil. Estando parado justo frente a Tateki, tomando sus hombros para mantenerse de pie sin más esfuerzo, observándolo a los ojos abrió sus labios para hablar - …nunca tuve un lugar donde “volver a casa”, pero este taller… se siente como “en casa” – murmuró, tal vez algo trabado por sus pensamientos y confundido por sus emociones. Él quería decir que ahora ya sabría donde ir cuando se encuentre lastimado, herido. Como el perro callejero con la pierna quebrada, que regresa a la casa de la persona que le tiró algo de comida y sanó su dolencia, ese perro siempre regresa.

Parecía un juego de niños, el pelirrojo se ponía de pie y el peliblanco lo tomaba de las muñecas para guiarlo de espaldas a la mesa. Al ver que desistía de su decisión, volvió a sentarse en la mesa, obediente, no quería hacerlo discutir. Se quedó observando el agarre de sus muñecas y con lentitud arrimó su rostro a la mano de Tateki acariciándose aún con los ojos abiertos como si realmente se tratara de un perro, o más bien, de un gato. Dejó de hacer aquello de un momento a otro, a veces reaccionaba mecánicamente a lo que sentía la necesidad de hacer – Si, esperaré aquí – murmuró, respondiendo a su pregunta y posando sus manos sobre sus propias piernas que abiertas lucían a ese hombre sobre la mesa. Observando a ese niño que iría por comida de inmediato.

Gracias <3 no sabia lo de electricidad xD

Lo vio algo confundido antes de ir a por comida, sin embargo, no hizo caso a su reacción y se quedó quieto y callado en su lugar. Cuando Tateki volvió de la cocina y le entregó lo que podía comer, tan servicial como si se tratara de alguien especial y siendo que solo era una simple Machina sin historia, ni nada que contar. Tomó el agua y comió un trozo de pan con parsimonia, mirando a Tateki, no sacaba los ojos de él, y la mirada no cambiaba ni por un momento. Había acabado con el pan y con algunas frutas. Para ahora entonces estaba terminando de beber el agua por completo – gracias, llego días sin comer nada sano – se refirió a las frutas, como no tenía hogar para por las noches en algún lugar oculto y se dedicaba a dormir, comía lo encontraba en su recorrido y ahora al volver al Cardinal donde había nacido, se había topado con ese monstruoso Teufel - ….quieres que me vaya antes de que llegue la noche? – preguntó con tranquilidad, siendo que las luces del lugar comenzaban a prenderse y el pelirrojo lo había presentido – no quiero molestarte - agregó elevando un poco las cejas, con interés en lo que respondería y obstinado como siempre, volvió a bajar de la mesa. Y caminando hasta las sillas, rengueando un poco.. parecía que tenia una molestia en el estómago pero la realidad era que se estaba recuperando y no se quedaba quieto. Llegó hasta las sillas y tomó ambas, levantándolas con algo de esfuerzo y llevandolas hasta Tateki - ..... - se sentó en una de ellas, mirándolo... sonrió un poco de medio lado, apenas..pues enseguida su rostro volvió a la neutralidad.

- Puedo quedarme… - murmuró para sí mismo, pero en voz alta sin ningún problema. Observando al peliblanco y descansándose en el espaldar de la silla. “A-unque solo tengo una cama…” se mantuvo en silencio sin ningún pensamiento perverso en su cabeza, solo habló en un tono tranquilo – para los dos? – al parecer, no le molestaba el hecho de dormir con ese muchacho, aún así el chico llegó a una conclusión “Dormirás en la cama… Necesitas descansar para recuperarte bien.” Y lo observó seriamente esperando que no dijera nada. El pelirrojo entrecerró sus ojos, su mirada era filosa y parecía resultar insensible – está bien en cualquier parte… pero a tu lado estaría mejor – mencionó sin cuidado y con un tono tan normal como si estuviera hablando de salir a tomar un helado. Quién sabe con qué pensamiento o sentimiento se había atrevido a decir algo así, pero lo que estaba claro era que podía decirlo como si nada quizás sus sentimientos estuvieran regidos por su parte mecánica, o ambos juntos, o simplemente esa era su personalidad, seria y completamente antisocial. Permaneció un segundo más en silencio – está bien si me baño? – murmuró observando a Tateki, una vez más esa mirada fija en él - …una fuente con agua me bastaría, si me dejas usar tu patio podría ducharme sin ensuciarte nada – agregó los detalles, al parecer así se bañaba cuando se encontraba en la calle. Esperaba la respuesta, sacando pequeñas cuchillas de sus bolsillos y dejándolos sobre la mesa cerca de ellos, sin apartar jamás su mirada del muchacho.

Compartir calor humano era todo lo normal del mundo en lo que Teo imaginaba, poner espalda con espalda o simplemente abrazar a la otra persona para darle calor mientras la noche fuese fría. Porque después de todo, esa noche, estaba seguro que haría frío, pero al muchacho pareció parecerle extraño su comentario anteriormente dicho. Hizo caso omiso a lo que el otro pensaba, como era su costumbre. Cuando mencionó lo de la ducha, se mantuvo con los ojos fijos en Tateki “I-ré a prepararte el baño…”el pelirrojo se quedó en su lugar, ladeando su rostro para verlo irse y quedarse completamente solo durante un momento. Había soportado la soledad desde siempre, ya no podía hacerlo más mientras pudiera. Se puso de pie, tocándose el vientre, gracias a que era mitad machina su recuperación que como humano tardaría días, en él tardaba horas. Indispuesto a soportar un segundo solo caminó con tranquilidad y haciendo silenciosos sus pasos, tal y como cuando atacaba. Colocándose justo detrás de Tateki (...) apoyando su cuerpo en la espalda ajena sin darse cuenta y observando el lugar - …me bañaré aquí – afirmó para sí mismo, bajando su vista para dar con los ojos ajenos de frente – después descansaré, agradezco tu preocupación – musitó, realmente nadie se preocupaba por un perro callejero. Sin más comenzó a desprenderse los pantalones de jean gastados que usaba hasta las rodillas (...).

Le observó irse, siendo despojado por sí mismo de sus pantalones. Sacándose las botas también, la ropa estaba sucia y casi desecha por el uso, su ropa interior también aunque limpia, parecía nueva. Un bóxer ajustado, que parecía ser de una talla menos que el cuerpo del pelirrojo. Cuando ya se encontró completamente desnudo, se introdujo en la ducha. Dejándose empapar por el agua que caía y mojaba sus cabellos y se deslizaba en su piel. Ambas manos aplanaron su cabello peinándolo hacia atrás cuando ya se encontró lo suficiente húmedo. “Ese chico, Tateki, es demasiado amable” pensaba “Podría haberse tratado de un asesino y aún así me llevó a su casa y ahora estoy bañándome en su baño, lo más seguro es que insista en la cama” Aquello era cierto, podría matarlo cuando el peliblanco estuviese dormido, podría robarle todas y cada una de sus pertenencias. En medio de sus pensamientos, el color pardo de los ojos ajenos apareció como un flashback en su cabeza. Se quedó pensativo un momento más, hasta que decidió terminar el baño y salir. Caminó descalzo hasta fuera del baño, buscando a Tateki con la ropa que él le había dado en la mano.. no la necesitaría por ahora, de todas formas iba a dormir. Su cuerpo prácticamente desnudo, aunque tuviese los bóxers en su lugar, era lo único que tenía. Caminó tranquilamente observando los demás pasillos de la casa hasta finalmente encontrarlo - …gracias por la hospitalidad, me recostaré – murmuró como si nada.

Es su personalidad y a la vez es porque es machina <3 jajaja pobre Tateki confundido!