El mal solo es seguido cuando se ve su ejemplo.
Para Dios que es Espíritu de amor incomparable, la maldad era el único asunto inconcebible. Se compara al mayor en el reino de los cielos con la inocencia de los niños, puesto que ellos aún no tienen presente tanto como los adultos la contaminación del mundo, de allí que en la pureza de sus labios se perfeccionó la alabanza, y seguramente por eso los perversos sacrificaban niños incinerándolos vivos.
La inocencia de los bebés reflejan la pureza del Padre celestial, así los santos son como niños en el reino de los cielos.
Si Dios improvisara como piensa Berlin, no hubiera elaborado un plan mediante el cual la maldad será eliminada de una vez y para siempre.